miércoles, 2 de octubre de 2013

Y en Flandes se puso el Sol

Publicado en Numismático Digital, 2 de octubre de 2013

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Por el Tratado de Baden de 1711 Felipe V cedió a Maximiliano II Manuel de Baviera la soberanía de unos Países Bajos españoles que en la práctica habían quedado reducidos a Namur y Luxemburgo. Fue bajo su gobierno, a nombre de Felipe V y al suyo propio, en el que encontramos las últimas emisiones de los monarcas españoles en los territorios de la herencia borgoñona de Carlos V.
 
Descendiente tanto de Carlos V como de su hermano Fernando I de Habsburgo, y emparentado casas gobernantes de Francia,  Saboya y Polonia, Maximiliano estuvo casado en primeras nupcias con Maria Antonia de Austria, hija del Emperador Leopoldo I y de la infanta Margarita Teresa de España. Fue asimismo padre de José Fernando de Baviera, designado sucesor por Carlos II de España y muerto prematuramente en 1699, y de Carlos VIII Alberto, que será elegido emperador del Sacro Imperio en 1742.
 
Su carrera militar comenzó defendiendo Viena de los ataques otomanos, y en 1688 expulsó a los turcos de Belgrado. En 1692 fue nombrado Gobernador de los Países Bajos españoles, y en dicho puesto recibió y acató el testamento de Carlos II. Aliado con los Borbones contra los Habsburgo, a los que pretendía suplantar en el Sacro Imperio, perdió sus territorios bávaros tras las batallas de Friedlinger y Blenheim, por lo que en 1704 fue nuevamente nombrado gobernador del Flandes hispano.
 
Tras la batalla de Ramillies, el 23 de mayo de 1706, el ejército aliado bajo el mando de John Churchill, primer duque de Marlborough, tomó posesión de los Países Bajos españoles en muy poco tiempo en nombre del Archiduque Carlos de Habsburgo. Sólo quedaron en poder de Felipe V parte del Hainaut, a cuya capital Mons se trasladó el gobierno hasta su toma por los aliados en 1709, y las provincias de Namur y Luxemburgo.
 
 Con anterioridad a la invasión aliada se había batido moneda en las dos cecas que aún estaban operativas en Flandes, las de Bruselas y Amberes, a nombre de Felipe V y con su efigie, tanto en oro como en plata. El sistema monetario flamenco era heredero de su propia tradición medieval y había sido mantenido por la casa de Habsburgo, y estas primeras emisiones de Felipe V mantuvieron asimismo los tipos anteriores, con la novedad de la inclusión del escusón con las armas de Borbón en el escudo.
 
Las monedas de oro acuñadas lo fueron entre los años 1703 y 1706 en soberanos y medios soberanos, en Brujas solamente en el año 1704 y en Amberes en este intervalo de tiempo, con retrato del monarca coronado a derecha en su anverso y leyenda PHILIPPUS V D G HISP ET INDIAR REX, y escudo rodeado con el Toisón de Oro en el reverso y leyenda BURGUND DUX BRABANT. Estas leyendas se repiten en todas las piezas emitidas.  En metal áureo se batieron asimismo en Amberes entre 1703 y 1705 ducatones y medios ducatones de oro con busto con peluca en anverso, y escudo franqueado por leones en reverso, y en Brujas en 1704.
 
 En cuanto a las emisiones argénteas, la de menor valor facial fueron los escalines acuñados en Amberes en 1704 y 1705 y en Brujas el primero de estos años, con un león rampante con escudo y espada en alto en su anverso, y en su reverso las armas de la monarquía sobre la cruz de Borgoña y el año de emisión. Se batieron igualmente ducatones y medios ducatones con los mismos tipos vistos para las emisiones áureas, en 1703 y 1704. En la ceca de Brujas se acuñaron entre 1702 y 1705 patagones y medios patagones con cruz de Borgoña en su anverso con dos monogramas coronados del soberano rodeándola, y escudo del soberano rodeado del Toisón de Oro en su reverso.
 
 Tras la entrada de las tropas aliadas las mismas cecas que habían batido moneda a nombre de Felipe V lo siguieron haciendo a nombre de la nueva autoridad emisora, manteniendo los tipos, con los obvios cambios en los escudos del reverso, que volvieron a ser los tradicionales de la monarquía hispánica, la titulación de Carlos III como Rey de España y de las Indias y el cambio del busto.
 
 Entre 1707 y 1711 se batieron escalines, patagones y medios patagones de plata y soberanos, dobles soberanos y ducatones de oro a nombre de Carlos III. La mayor parte de las nuevas emisiones de oro y plata se realizaron en la ceca de Amberes, acuñándose en Brujas exclusivamente patagones y medios patagones en el año 1709.
 
Tras la pérdida de Amberes, Bruselas y Brujas se restableció por las autoridades borbónicas el taller de acuñación de la ciudad de Namur. Estas monedas son fácilmente reconocibles por el año de su acuñación, 1709, y por su marca de ceca, un leoncito. Los faciales batidos fueron escalines, así como liards sencillos y dobles. Estas emisiones mantienen las leyendas de anversos y reversos antes dichas, llevando los escalines como motivo en su anverso un león apoyado sobre un escudo redondo con las armas de Austria –o Lorena- y Borgoña antigua, y una de las emisiones de dobles liards un busto a derecha con peluca grande a lo Luis XIV y el Toisón de Oro.
 
Luis XIV convenció a su nieto Felipe V para que cediese sus derechos sobre los Países Bajos a Maximiliano Manuel, lo que se produjo en junio de 1711. En un primer momento Maximiliano mantuvo los tipos anteriores de Carlos II y Felipe V en las emisiones de los soberanos de oro, si bien en 1713 introdujo nuevos tipos de influencia gala, con su busto en anverso y sus armas en el reverso. En cuanto a las piezas batidas en plata, mantuvo asimismo los tipos de los monarcas españoles que le precedieron.
 
 El 7 de mayo de 1714 se ordenó la emisión de numerario en ambos metales en la cuantía de quinientos mil florines en soberanos y medios soberanos de oro y plata y escalines y medios escalines de este mismo metal, fijándose en la misma norma su ley y peso. La moneda se realizó a molino, dado que en un inventario fechado en Bruselas el 2 de diciembre de 1713 se citan cinco presas de volante con su utillaje y un balancín con dos bolas de plomo, así como laminadores y otras máquinas y muebles, y se encargaron de su fabricación mediante asiento Van Soest y Blommaerts.
 
 Ya a mediados del siglo siguiente Chalon afirmaba que las monedas a su nombre, salvo los escalines, eran difíciles de reunir, y no había conseguido encontrar documentación de las cifras de acuñación ni en Bruselas ni en Namur. Afirmaba que las de mayor facial conocidas estaban en conservación flor de cuño, por lo que no debían haber circulado. El grabado de su busto con peluca grande en las monedas fue obra de Thomas Bernard, con monograma TB, que realizó también en Paris monedas para Luis XIV. 
 
 La labra de liards tanto a nombre de Felipe V como al de Maximiliano Manuel en Namur dio lugar a gran número de reclamaciones por parte de los oficiales monetarios del gobierno de Bruselas y a la adopción de medidas represivas para evitar su entrada y circulación en las provincias controladas por los aliados. Asimismo, la documentación muestra la práctica de los monederos de Namur de acuñar liards a nombre del fenecido Carlos II, inundando las provincias vecinas de este numerario.
 
 La moneda de este tipo fue desmonetizada en 1712, reemplazándola por la de busto con peluca. Tanto los gobiernos enfrentados de Namur y Bruselas sufrieron las turbulencias monetarias producidas por las alteraciones monetarias llevadas a cabo por Luis XIV tras medio siglo de guerras.
 
 Por la Paz de Utrecht de 11 de abril de 1713 se garantizó al Emperador la soberanía de todos los Países Bajos españoles, si bien Maximiliano seguía en posesión de las provincias de Luxemburgo y Namur, y recuperaba sus estados hereditarios perdidos en el conflicto. El día 1 de diciembre de 1714 el elector hizo saber a las autoridades de Namur que en virtud de los tratados de Rastadt y Baden la soberanía del condado, de Beaumont y de Chimai pasaba al Emperador, a quien a partir de este momento debían fidelidad.
 
La última emisión de moneda de oro  de liards se llevó a cabo el 7 de diciembre de 1714. Si bien tras la proclamación de Carlos de Habsburgo el 14 de febrero de 1715 el Consejo de Namur ordenó la circulación de las monedas de Maximiliano exclusivamente en el condado, orden que fue ratificada el 12 de marzo siguiente, los liards a su nombre siguieron en circulación unos años más, como lo prueba la normativa que la toleraba de fechas 31 de marzo de 1718 y 20 de diciembre de 1719. 
 
 
Bibliografía
CHALON, R.H.G., Recherches sur les monnaies des comtes de Namur, Bruxelles, 1860.
ECHEVARRÍA, M.A., Flandes y la Monarquía Hispánica. 1500-1713, Madrid, 1998.
VICENTI, J.A., Catálogo General de la moneda española, Imperio español (Europa), I ed., Madrid, 1976.