martes, 31 de marzo de 2020

El uso del platino en las más bellas obras de orfebrería prehispánica

Publicado en Oroinformación, 31 de marzo de 2020

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Si bien el conocimiento del platino como metal noble se relaciona actualmente con don Antonio de Ulloa a mediados del siglo XVIII, los pueblos prehispánicos de la cultura de La Tolita-Tumaco, en el área pacífica de los actuales países de Colombia y Ecuador, en las áreas del Chocó-Nariño y de Esmeraldas, utilizaron este metal para algunas de las más bellas obras de orfebrería de ella conservadas.

Los orígenes de esta cultura se vinculan con elementos provenientes de culturas de Mesoamérica, aunque también hunde sus raíces en culturas locales, especialmente la de Chorrera. Durante su desarrollo mantuvo contactos con culturas como Jama-Coaque, Bahía y otras de los actuales Ecuador y Colombia. La Tolita participó según algunos estudiosos activamente en la difusión de la metalurgia y técnicas de orfebrería hacia Centroamérica.

Los dos yacimientos más importantes de esta cultura, y que le dan nombre, son La Tolita, en la isla de la Tola, en la desembocadura del río Santiago, en el actual Ecuador, y en Tumaco, en los alrededores del río Mira, en la actual Colombia. Su cronología es bastante amplia, dado que abarca desde el año 700 a.C. al 90 d.C., con dos etapas: una Temprana, entre el 700 y el 200 a.C., y otra Clásica, entre esta fecha y el 90 d.C. La orfebrería comenzó a desarrollarse a finales de la primera época, y es en la época clásica cuando se encuentran sus rasgos culturales más importantes. Los primeros trabajos metalúrgicos se remontan al 400 a.C.

Esta cultura indígena consiguió, antes de la llegada de los españoles, aislar y utilizar el platino más o menos puro, o aleado con oro argentífero. Según Paul Bergsöe, el platino se obtenía mezclando pequeñas partículas de su mena en el oro fundido, mediante calentamiento y martilleo alternativos. Según Girolamo Benzoni, en su obra “Historia del Nuevo Mundo” publicada en Venecia en 1565, los orfebres indígenas del actual Ecuador hacían objetos maravillosos sin conocer ningún instrumento de hierro. El oro era trabajado en frío, en caliente o fundiéndolo en crisoles de cerámica, obteniendo la temperatura para ello soplando tubos de madera o cañas.

Una parte importante de la producción parece haberse dedicado a los enterramientos suntuosos. En esta área son abundantes estos enterramientos, que en la mayoría de los casos tienen ricos ajuares funerarios compuestos de adornos corporales de cuarzo, obsidiana y hueso, cerámica y excelentes piezas de orfebrería de oro y platino. Los hallazgos muestran cómo los orfebres destacaron del resto de los artesanos por su elaboración de gran cantidad de piezas de uso funerario y ritual.

El desarrollo técnico alcanzado permitió combinar diversos materiales, aleando varios metales como en el caso de la tumbaga, con oro y cobre, o el bronce arsénico, con cobre y arsénico. La mayor parte de las piezas de orfebrería conservadas fueron realizadas martilleando láminas de metal, pero también hay otras labradas con otros métodos sencillos, como el laminado, el pulido y bruñido, la soldadura o el repujado. También hay ejemplos de técnicas más complejas, como la cera perdida, la filigrana o el vaciado en moldes.

La mayoría de las piezas están relacionadas con la ornamentación personal. Entre ellos se encuentran narigueras, clavos faciales, orejeras, pendientes, collares, anillos, pezoneras, gargantillas, fundas dentales, brazaletes, pectorales, diademas o penachos. Para el uso ritual y para ser enterrados como ajuares de uso funerario se encuentran las máscaras, los cuencos, los cascabeles y las figuras antropológicas y zoomorfas.

Entre esta producción, las piezas maestras de orfebrería en platino encontradas se localizan en el yacimiento de la isla de La Tola, mientras que en Tumaco los objetos de platino encontrados son piezas pequeñas, principalmente orejeras y narigueras. Entre las piezas más importantes se encuentran las máscaras funerarias, naturalistas y normalmente de tamaño natural. En ellas se combinan habitualmente el oro y el platino, utilizándose este último metal para los ojos y algunos adornos complementarios. Las máscaras que representan a seres humanos muestran individuos de rostro amplio, ojos almendrados, labios finos, nariz ancha y un tocado que sugiere una deformación craneana, atribuida a un atributo de rango social. En ella se encuentran o se sabe que había elementos articulados y móviles unidos con grapas o alambres.

Para saber más:

Benzoni, G., La Historia del Mondo Nuovo, (Relatos de su viaje por el Ecuador, 1547-1550), Edición de Carlos Radicati di Primeglio, Guayaquil, 1985.
Bergsöe, P., The metallurgy and the technology of gold and platinum among the Pre-Columbian Indians, Copenhague, 1937.
Mejías Álvarez, Mª.J., “Algunas consideraciones sobre la orfebrería del platino en la América Prehispánica a través de la cultura La Tolita-Tumaco”, Laboratorio de Arte 10, 1997, pp. 47-61.
Scott, D.A., “The la Tolita-Tumaco Culture: Master Metalsmiths in Gold and Platinum”, Latin American Antiquity Vol. 22, No. 1 (March 2011), pp. 65-95.