lunes, 18 de septiembre de 2017

Las primeras emisiones de las onzas de ocho escudos

Publicado en Oroinformación , 18 de septiembre de 2017

http://www.oroinformacion.com/es/OroInformacion/escuela/923/Las-onzas-de-ocho-escudos-el-inicio-del-dominio-del-oro-espa%C3%B1ol.htm


La Historia nos ha transmitido que España dominó económicamente el mundo durante unos cuantos siglos, gracias a sus emisiones monetarias acuñadas en oro y plata: onzas de 8 escudos y reales de a 8.

Como inicio del proceso de este dominio monetario, pongamos alguna equivalencia o comparación del valor de la moneda de antaño con algunos aspectos del índice de la vida de esa época, así el lector podrá comprobar el gran valor económico que tenían estas acuñaciones áureas que cruzaron continentes y surcaron mares y océanos.

Sirva como ejemplo que, con una onza, a finales del siglo XVIII, se alquilaba un piso en el centro de Madrid por un año. Y era bastante más de lo que cobraba al año un maestro carpintero. Piensen que una onza de 8 escudos equivalía a 320 reales de vellón (40 monedas de real de a 8), un Potosí, un valor superior a varios de los primeros billetes que emitió el Banco Nacional de San Carlos. Pero eso irá en otro artículo. 

Como vimos en un artículo anterior, el origen de la onza se sitúa en la adopción del patrón áureo del escudo en los reinos de Castilla a partir de 1537, si bien se tardó más de medio siglo en comenzar sus acuñaciones. La emisión de múltiplos de las unidades monetarias fue común en estos reinos, e incluso en la Pragmática de Medina del Campo de 1497 los Reyes Católicos afirmaban en relación a los particulares que llevaban sus metales preciosos a acuñar a las Casas de Moneda que,

…si alguno a este respecto quisiere labrar moneda de los dichos excelentes de la granada de cinco, e de diez, e de veynte, e de cincuenta por pieça que se pueda facere, poniendo al un cabo del escudo de las armas la suma de quantos excelentes ay en aquella pieça. 

Se conocen emisiones de este tipo de a diez, de a veinte e incluso una prueba en cobre dorado de cincuenta excelentes, como ha estudiado Anna María Balaguer.

En su obra clásica sobre la onza, Xavier Calicó recogía que un cronista había afirmado que en una visita que realizó al recién fundado Real Ingenio de Segovia en fecha 14 de junio de 1587 vio labrar moneda de oro en escudos sencillos, dobles, de a cuatro y de a ocho, si bien no se conservan ejemplares de estas emisiones. Este mismo autor recoge asimismo un ejemplar único batido bajo el reinado de este monarca en la Casa de Moneda de Sevilla de una pieza de módulo de cuatro escudos con el numeral VIII.

Las acuñaciones en moneda de este módulo, a pesar de  la posibilidad apuntada en el párrafo anterior, comenzaron en época de su hijo, Felipe III, habiendo un único ejemplar conocido de esta moneda batido en el Ingenio de Segovia con fecha 1611 sobre 1610, lo que parece indicar que en esta última fecha se habrían abierto ya cuños para este tipo de emisiones. Podrían existir, aunque no se conservan, onzas batidas en las Casas de Moneda de Sevilla y Toledo durante su reinado.

La normativa monetaria de la época, vigente desde la Edad Media, permitía a los particulares llevar sus metales nobles, oro y plata, a las Casas de Monedas para convertirlos en moneda. El alto valor nominal de esta nueva moneda hace suponer que su emisión, que necesitaba de una licencia especial, era llevada a cabo por cuenta de importantes comerciantes y mercaderes como una moneda de ostentación o para el pago de sumas elevadas. En este sentido, no podemos olvidar que su aparición coincide cronológicamente con la de otras monedas de ostentación, los cincuentines de plata y los centenes de oro.

Los centenes eran monedas de unas doce onzas de peso, y los cincuentines de cerca de seis onzas. Según Beltrán, los centenes se acuñaron como piezas de ostentación, requiriéndose autorización específica para su labra y casi siempre en provecho de los contratistas y proveedores de metales. Así, por ejemplo, en 1633 se concedió a unos mercaderes labrar moneda y que habían solicitado acuñar 150 marcos de oro en doblones de a ocho, cien en centenes y cien marcos de plata en reales de a cincuenta o cincuentines.

Otro de los destinos de esta moneda de tan dilatada vida posterior y amplia distribución en muchos lugares de todo el orbe debió de ser la de servir para los pagos en especie de importantes cantidades por la propia Corona, como pone de manifiesto el hecho de que el Real Servicio encargase a la ceca segoviana en ese mismo año de 1633 la acuñación de ciento cincuenta a doscientos marcos de oro en doblones de a ocho y centenes.

La adopción por parte del pueblo del nombre de onza para esta nueva moneda vino motivada por la similitud de su peso teórico, 27,09 gramos, con el de la onza, medida de peso vigente en Castilla para la medida de los metales preciosos equivalente a una octava parte del marco del oro y la plata, 28,7558 gramos.

Bibliografía:

BALAGUER, A.M., "La moneda y su historia en el reinado de los Reyes Católicos", NVMISMA, nº 233, julio-diciembre 1993, pp. 93-154.
CALICÓ, F. X., "Reales de a cincuenta de Felipe IV, del Ingenio de la Moneda de Segovia", NVMISMA, nº 23, noviembre-diciembre 1956, pp. 147-165.
CALICÓ, X. y F., El gran libro de la onza, Cecas peninsulares, Provincias Españolas de América y Repúblicas Independiente. Resellos y Falsificaciones. 1611-1873, Barcelona, 1968, p. 24.
BELTRÁN MARTÍNEZ, A., "El centén de Felipe IV, de 1623, en la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre", NVMISMA, nº 108-113, enero-diciembre 1971, pp. 161-165

jueves, 14 de septiembre de 2017

Dos reales de Pasto de 1822

Publicado en Panorama Numismático, 14 de septiembre de 2017



En el año 1821, y debido a la presencia de las tropas insurrectas comandadas por Simón Bolívar y Antonio José de Sucre, el director de la Casa de Moneda de Popayán recibió órdenes de retirarse hacia Quito con la maquinaria y los equipos de la ceca. Uno de los volantes de la misma acabó finalmente en Pasto, donde se batió moneda de dos reales a nombre de Fernando VII.
  
El mariscal Juan de la Cruz Mourgeon, nombrado Presidente de la Real Audiencia de Quito, reunió un ejército de ochocientos hombres para la recuperación de la Nueva Granada y desembarcó en la actual población ecuatoriana de Atacames el 28 de noviembre de 1821. El 26 de diciembre, y con la intención de evitar que la importante Casa de Moneda de Popayán cayese en manos de los insurrectos, ordenó a su director, José María Satisával, el traslado de la maquinaria y los utensilios a Quito.

El 1 de enero de 1822 Satisával informo a Mourgeon que los equipos habían salido ya de Popayán, si bien se había optado por no trasladar el volante grande y las máquinas de molino de esta ceca por su enorme peso y la dificultad en su transporte, si bien se llevaron el volante pequeño para hacer moneda menuda, aunque pesaba más de cuarenta arrobas. El día 15 de enero el director recibió la orden de dirigirse a Pasto, donde al parecer llegó el 22 de enero.

La elección de Pasto no parece haber sido casual, dado que fue un importante foco realista en el sur de la actual Colombia, y uno de los lugares donde Bolívar aplicó a fondo su ominosa Guerra a Muerte. El director Satisával había sido en esta ciudad capitán y superintendente en 1820. Gran parte de la resistencia contra la insurrección la llevó a cabo la población indígena y negra del área, siendo famosa la historia de Agustín Agualongo, único militar mestizo de América que alcanzó el rango militar de Brigadier General de los Ejércitos de Su Majestad.

Las acuñaciones, de dos reales de facial,  comenzaron inmediatamente, dado que dos días después, el 24 de enero,  informó a Mourgeon que había tenido que utilizar las matrices con el busto de Carlos IV, al carecer de los del monarca reinante por no haber llegado. En su anverso consta la fecha de emisión, 1822, y la leyenda FERDNAND. 7. D. G. ET. CONST, siendo la única moneda acuñada en el Nuevo Mundo en la que se hace referencia a Fernando VII como rey constitucional.  En su reverso porta el escudo de castillos y leones coronado entre Columnas de Hércules, y la leyenda HISPANIAR. REX. P. 2R. O, haciendo referencia la P a esta ceca provisional de Pasto, y la O es la sigla de ensayador.

Unos meses después, el 8 de junio, la ciudad fue ocupada por Simón Bolívar, aunque no definitivamente, dado que fue nuevamente tomada por las guerrillas de Benito Boves el 28 de octubre siguiente. Durante 15 años, Pasto fue un bastión realista casi inexpugnable, que resistió los envites de los ejércitos republicanos comandados por Simón Bolívar, y como afirma el Gobierno de Colombia en una página dedicada al bicentenario de su independencia, indígenas, mestizos y negros tomaron la bandera del Rey para defender sus derechos adquiridos en tres siglos de monarquía.


Para saber más:

Gutiérrez Ramos, Jairo, Los indios de Pasto contra la República (1809-1824), Instituto colombiano de Antropología e Historia, 2007.
Ortuño, Carlos, Historia Numismática del Ecuador, Quito, Banco Central del Ecuador, 1977
Áureo & Calicó, Subasta 267, Isabel de Trastámara, Parte 3º, 23 de abril de 2015, lote 531.
Jesús Vico, Subasta 8 de Junio de 2017, Lote 3417.