Publicado en Crónica Numismática, 15 de julio de 2021
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Primera
reina que reclamó y obtuvo el trono de Inglaterra, la vida y el reinado de
María Tudor se ha visto frecuentemente ensombrecida por su defensa del
catolicismo en una Inglaterra predominantemente anglicana. En su corto reinado,
que coincidió con un periodo muy lluvioso y con graves inundaciones, comenzó
una serie de reformas económicas y monetarias que dieron sus frutos en el
reinado de su hermana y sucesora Isabel I. Tras su matrimonio con el príncipe y
posterior rey de España Felipe, único rey consorte de la historia de
Inglaterra, se llevaron a cabo emisiones a nombre de ambos soberanos, un
numerario que tuvo una larga vigencia y un continuado reflejo en la literatura
británica durante muchos años.
Tras
el breve y convulso reinado de Eduardo VI de Inglaterra (1547-1553), a su
muerte fue declarada heredera del trono Lady Jane Grey, sobrina del monarca, y
declaradas bastardas y excluidas de la sucesión María e Isabel Tudor, hijas de
Enrique VIII. La princesa María, hija de Catalina de Aragón y nieta de los
Reyes Católicos, envió una carta de protesta exigiendo sus derechos soberanos,
reunió con sus partidarios un ejército en el castillo de Framlingam e inició un
viaje hacia Londres aclamada en todas las ciudades por donde pasaba, acompañada
de su medio hermana Isabel, futura Isabel I, siendo coronada como primera Reina
de Inglaterra por derecho propio en la Abadía de Westminster el 1 de octubre de
1553.
Su
primo el emperador Carlos V le sugirió que se casase con su único hijo, Felipe.
Con ello, España aseguraría la ruta marítima a sus Países Bajos e Inglaterra
recibiría su apoyo contra la alianza de María I Estuardo, reina de Escocia, y
la Francia de Francisco I. A pesar de la oposición de buena parte de la clase
política inglesa a dicho enlace, María convocó al Parlamento el 16 de noviembre
de 1553, aprobando la Cámara de los Comunes la Ley de Matrimonio de la Reina María, unas capitulaciones basadas en
las firmadas por los ascendientes de ambos, Isabel y Fernando, los Reyes
Católicos.
Felipe
recibiría el título de Rey de Inglaterra, intitulándose todos los documentos a
nombre de ambos soberanos, apareciendo el nombre de Felipe antes que el de
María, si bien Inglaterra no venía obligada a proporcionar apoyo militar al
emperador, el rey no podría nombrar a extranjeros para ocupar cargos públicos ni
la reina ni su futura descendencia podrían abandonar Inglaterra sin el
consentimiento de la nobleza. Si tuviesen un hijo, el mismo heredaría la corona
de Inglaterra y los territorios españoles de los Países Bajos y Borgoña, y si
la reina sobreviviese a Felipe recibiría una pensión de 60.000 libras al año. La
actuación de don Felipe en el gobierno de Inglaterra, único rey consorte en la
historia de este reino, fue siempre muy escrupulosa y acorde a lo firmado en
las capitulaciones matrimoniales.
Un
día antes de su matrimonio, celebrado el 25 de julio de 1554, festividad de
Santiago Apóstol, Patrón de España, en la catedral de Winchester, Felipe fue
proclamado Rey de Nápoles y Duque de Milán. Con ello, Felipe y María se
convirtieron en Rey y Reina de
Inglaterra, Francia, Nápoles, Jerusalén, Irlanda, Defensores de la Fe,
Príncipes de España y Sicilia, Archiduques de Austria, Duques de Milán, Borgoña
y Brabante, y Condes de Habsburgo, Flandes y Tirol. Con este título emitió
moneda en Milán y en Nápoles, incluyendo entre los blasones representados junto
a los propios y los de este ducado y reino los de la reina María, el
contracuartelado de tres flores de Lis y los tres leopardos de la Casa
Plantagenet. Esta titulación sufrió una lógica modificación con el ascenso de
Felipe II a los tronos hispánicos en enero de 1556. Igualmente, su titulación
como rey de Inglaterra y sus armas aparecen en famoso Phillipus Daldre o thaler acuñado en los Países Bajos a partir de
1557, con magnífico retrato de Gianpaulo Poggini.
Como
rey, hasta la muerte de María el 17 de noviembre de 1558, Felipe fue
representado y reconocido como tal en numerosos retratos, construcciones
públicas, lápidas de edificios y, sobre todo, como vamos a estudiar, en las
monedas, medallas y sellos. Tanto en los retratos como en la colocación de los
escudos de armas de ambos monarcas, el busto y las armas de Felipe ocupaban la
parte izquierda, la más importante. Destacan especialmente los retratos
realizados durante la negociación de los esponsales, el de Felipe realizado por
Tiziano y el de María por Antonio Moro, ambos conservados en el madrileño Museo
del Prado.
De
entre las medallas, destaca fundamentalmente el par de ellas realizado por Giacomo
Nizzola da Trezzo, conservado por Carlos V hasta su muerte y posteriormente por
Felipe en un medallero con la representación de sus familiares. Mientras que la
de Felipe muestra al rey a derecha con armadura completa, leyenda que refiere su condición de rey y
príncipe de España y su edad, 28 años, en su reverso representa a apolo
surcando el cielo en su carro y la leyenda que será adoptada por el monarca
hasta su muerte, Ahora iluminará todas
las cosas. La que representa a María lo hace a izquierda, vestido de corte
y sus títulos como reina de Inglaterra, Francia e Irlanda, y el de defensora de
la Fe, el título otorgado por León X a Enrique VIII, y en su reverso se recoge
una alegoría de la Paz y el templo de Jano, y la leyenda A los ciegos la vista, a los tímidos el reposo.
Un
ejemplar de la de María labrado en oro
se encuentra en los fondos del Museo Británico de Londres. Trezzo llegó a
Londres a finales de 1554, y si bien se ha afirmado que el retrato utilizado
fue el realizado por Antonio Moro antes mencionado, es posible que el mismo
pudiese haber sido realizado por observación directa de la soberana. Es viable
que fuese asimismo el grabador de las monedas acuñadas a nombre de ambos
monarcas, dado que se conserva una carta suya en la que afirma que Felipe le
había encomendado realizar los grabados del reino. Los diseños de los bustos
enfrentados de estas emisiones, de hecho, son muy similares a las medallas
producidas por este escultor, lapidario, medallista y orfebre milanés al
servicio de Felipe II hasta su muerte en Madrid en 1589.
La política
monetaria de la reina María
Solamente
seis semanas después de su coronación la reina declaró, el 20 de agosto de
1553, su intención de acuñar moneda de oro y plata de ley ajustada al estándar
esterlino para ser utilizadas en sus dominios, salvo en Irlanda, con un sistema
especial. En la misma se detallan los derechos de braceaje a cobrar, la ley de
la moneda a acuñar y las marcas que debían incluir los ensayadores. Como
sucedió en el caso de Felipe II en los reinos hispánicos posteriormente,
también se ordenó la inclusión del año de emisión, y la inserción al azar entre
las letras de las leyendas de las marcas de ceca. Posteriormente, la marca de
ceca volvió a su situación habitual.
En
la misma manifestaba su intención de batir soberanos de treinta chelines,
reales o royal, de quince chelines, y
los ángeles de diez chelines en oro. Con ello, la piezas de oro se
revalorizaron en seis, dos y un chelín, respectivamente. En plata se preveía la
emisión de groats, con un valor de cuatro peniques, medios groats en
proporción, de una talla de 180 y 360 piezas por cada onza Troy, respectivamente,
y ley de 11 dineros, y peniques sencillos con una talla de 720.
Parte
de la plata acuñada procedía de la obtenida de antiguos objetos litúrgicos. En
cuanto a las emisiones áureas, se utilizaron coronas francesas y borgoñonas,
Philippus gilders y gilders de oro alemanes, monedas que fueron suministradas
por el famoso Sir Thomas Gresham, el agente de la reina en Flandes. El 2 de
octubre de 1554 se ingresaron en la Torre de Londres 20 carros cargados de
plata guardados por españoles, por un importe estimado de 50.000 libras
esterlinas. Con ellos se acuñaron en moneda inglesa un total de 17.592 libras
esterlinas entre 1554 y 1555, y en la nómina del personal de la ceca capitalina
aparecen como dietas las cantidades pagadas a trabajadores españoles durante la
acuñación de estos metales preciosos y bajo su real orden.
Las monedas del rey
Felipe como soberano consorte de Inglaterra
Si
bien la reina María acuñó a comienzos de su reinado moneda áurea en módulo de
soberano, real, ángel y medio ángel, así como en plata en groat, medio groat y
penique, tras su matrimonio se hubieron de modificar los cuños para incluir el
nombre de Felipe, siempre delante como antes se vio. Mientras que los tipos
utilizados para el oro se mantuvieron y la única modificación de los mismos fue
la inclusión del nombre del soberano en la leyenda, se incluyeron los bustos de
ambos monarcas en las emisiones más altas de las acuñadas en plata, en las
medias coronas, chelines y seis peniques.
En
cuanto a las emisiones en moneda de oro a nombre de ambos soberanos, solamente
se realizaron en módulo de ángel o medio ángel, con un valor de diez y cinco
chelines y peso la unidad de 5,11 gr., desde agosto de 1557 hasta el final del
reinado. Esta moneda mantiene los tipos anteriores, con la representación del
arcángel San Miguel alanceando a un dragón en su anverso y un barco portando el
escudo de la monarquía inglesa, con los cuarteles cambiados para que aparezca
el primero por la izquierda arriba el correspondiente a las tres flores de Lis
de Francia, sobre un barco, y las iniciales de los monarcas, P y M, bajo una
cruz.
En
la leyenda del anverso aparece la leyenda PHILIP; Z: MARIA: D; G; REX. Z.
REGINA. A, Felipe y María por la Gracia de Dios rey y reina, y en su reverso A'
D(omi)NO' FACTVM: EST: ISTVD: Z: EST. MIRABILE (in oculis nostris), Obra del Señor es esto; admirable a nuestros
ojos (Salmo 118, 23), la leyenda que aparece en todas las monedas acuñadas
en oro por esta monarca. De estos ángeles de oro a nombre de ambos soberanos se
conservan actualmente unos cincuenta ejemplares, tanto en instituciones
públicas y museos como en manos de coleccionistas privados.
En
plata se acuñaron groat y medios groat de dos peniques o dineros esterlinos,
con el busto de la reina a izquierda y las armas de Inglaterra en el reverso
cuarteladas en una cruz larga. En la leyenda del anverso se introdujo el nombre
de Felipe, PHILIP. ET MARIA D.G. REX ET REGINA, y en cuanto a la del reverso
reproduce la leyenda latina POSUIMUS DEUM ADIUTOREM NOSTRUM, Dios nos auxilia (Salmo 54.4), común en
las emisiones inglesas desde la época del monarca Eduardo III, en el siglo XIV.
En los peniques sencillos aparecen dos tipos diferentes, uno que mantiene el
diseño visto anteriormente y otro en el que el retrato de la monarca en el
anverso por la rosa, emblema de la Casa Tudor, y la leyenda ROSE SINE SPINA, y
en su reverso la leyenda hace referencia al lugar de acuñación, CIVITAS LONDON.
Las
medias coronas llevan los bustos de los soberanos bajo una corona cerrada, cada
uno en una cara, con la misma leyenda en ambos casos, alusiva a su titulación
como reyes de Inglaterra, Francia y Nápoles y Príncipes de España. En cuanto a
los chelines y seis peniques acuñados en el mismo metal, tienen grabado en su
reverso las armas cuarteladas y empaladas de ambos monarcas, las de Felipe en
los cuarteles de la izquierda y los de María en los de la derecha, bajo corona
cerrada, en la misma distribución vista anteriormente en las emisiones
milanesas y napolitanas, y la misma leyenda de los groat. En cuanto al anverso,
representa los bustos enfrentados de ambos monarcas, el de Felipe en la
izquierda mirando a derecha y el de María en sentido contrario, bajo una
corona.
Si
bien en las primeras emisiones realizadas en 1554 en la leyenda del anverso se
hacía referencia a los títulos de ambos, rápidamente se modificaron incluyendo
únicamente la referencia a su condición de reyes de Inglaterra. Hay acuñaciones
en las que aparece el año de emisión y el valor facial de las piezas a ambos
lados de las coronas del anverso y del reverso, respectivamente, y otros
ejemplares que están sin datar. Hay igualmente emisiones privativas para
Irlanda, con su emblema, la lira, en el reverso, rodeada de las iniciales de
los monarcas coronadas, de groats y chelines.
La larga vida de
estas emisiones y su reflejo en la literatura inglesa
La
moneda acuñada por ambos soberanos, y muy especialmente los chelines en los que
se reproducen sus bustos enfrentados, fueron lo suficientemente comunes en la
circulación para que, aún a finales del siglo XVII y antes de la gran
reacuñación llevada a cabo en 1696, abunden durante un siglo y medio las
referencias a los mismos en los textos literarios ingleses, de forma totalmente
inusual, como ha estudiado recientemente B.J. Cook.
Como
afirma este autor, la moneda en circulación fue a menudo mucho más variada que la
emitida por la autoridad emisora de cada momento. Su supervivencia literaria, a
su entender, puede deberse a su novedoso y nada común diseño en la moneda
inglesa, y puede rastrearse desde su primera función, la propagandística dentro
de un intenso conflicto político y religioso, hasta la representación de la
felicidad conyugal para unos poetas para los que los ideales de las reinas de
la Casa Tudor no significaban nada.
María
fue querida y respetada por su medio hermana Isabel I, a quien nombró su sucesora.
De hecho, ambas están enterradas juntas en la capilla mariana de Enrique VII de
la Abadía de Westminster, rezando la inscripción latina REGNO CONSORTES ET
URNA, HIC OBDORMIMUS ELIZABETHA ET MARIA SORORES, IN SPE RESURRECTIONIS, Compañeras en el trono y la tumba, aquí
descansan, Isabel y María, hermanas, en la esperanza de la resurrección.
Para saber más:
COOK, B.J, "Like Philip and Mary on a
Shilling": the Literary Legacy of a Tudor Coin”, The Numismatic Chronicle, Vol. 177, 2017, pp. 399-411.
FRANCISCO OLMOS, J.M. de, “Las primeras acuñaciones
del príncipe Felipe de España (1554-1556): Soberano de Milán, Nápoles e
Inglaterra”, Documenta & Instrumenta, 3,2005, pp.
155-186.
SEABY, P., Coins and Tokens of
Ireland, London, 1970,
SYMONDS, H., “The coinage of Queen Mary Tudor,
1553-1558; Illustrated from the public records”, British Numismatic Journal, 8, 1912, pp. 179-202.