domingo, 4 de junio de 2017

Una nueva ceca en la Nueva Granada del siglo XVIII: La Real Casa de Moneda de Popayán

Publicado en UNAN Numismática, nº 18, Mayo-Junio 2017, pp. 30-36




La Casa de Moneda de Popayán se creó con el objeto de acuñar la producción aurífera del Chocó y del área del mismo Popayán, dado que la Casa de Moneda de Santa Fe sólo podía batir el mineral procedente de Antioquía. Como afirma Pérez Sindreu, la ciudad de Popayán, en el distrito de Quito, estaba ubicada en el centro de una comarca rica en minas de oro, como las de Citará, Novitas, Tatama, Raposo, Barbacoas, Iscuadé y Quina Mayor.
Otra razón importante para elegir su establecimiento fue para evitar el contrabando de oro en polvo y en pasta. La misma se autorizó por Real Cédula el 29 de junio de 1729, pero tardó unos años en ponerse en funcionamiento, por privilegio otorgado a Pedro Agustín de Valencia.
La iniciativa había surgido en 1725, cuando el gobernador y el cabildo de la ciudad elevaron una petición al Consejo. A su juicio, en el territorio circulaba mucho oro en polvo y sin quintar, dando lugar a fraudes que podrían evitarse con su establecimiento en las inmediaciones de la cuenca del Chocó y de Popayán. Con ello se pondría fin asimismo a la evasión de impuestos y a las mermas sufridas por los comerciantes al tener que transportar el metal a Santa Fe.
Comenzó con ello una pugna que se dilató en el tiempo hasta la década de los setenta, y la ceca tuvo una vida efímera, en la que se alternaron periodos de inactividad con conflictos y rivalidades con la capital virreinal. Una nueva solicitud se produjo en 1726 por parte de los comerciantes y mineros de la ciudad, y dos años después la Audiencia de Quito informó al rey de las utilidades y conveniencias de la creación de una nueva Casa de Moneda.
Entre 1729 y 1766 se sucedieron hasta cuatro Reales Cédulas autorizando la fundación, para posteriormente suspenderse. El 29 de junio de 1729 se expidió una Real Cédula por la que se autorizaba la apertura de la ceca. Dado que los fondos eran escasos, un vecino de la ciudad, Martín de Arrechea, se ofreció a ponerla en funcionamiento. El intento de Martín de Arrechea para obtener el permiso necesario fue boicoteado por el tesorero de la ceca de Santa Fe, José Prieto Salazar.
Éste se abrogaba la autorización real para el establecimiento de cualquier ceca en el Nuevo Reino. Frente a su pretensión la Corona estimaba que dicha autorización no regía en ese momento, dado que Popayán pertenecía al distrito de la Audiencia de Quito, y no al de Santa Fe, y así era, dado que todavía no se había restablecido el Virreinato de Nueva Granada.
En 1734 el contador real de Cartagena, Bartolomé Tienda de Cuervo, propuso la fundación de una Casa de Moneda en una de las tres ciudades de la cuenca del río Magdalena, Mariquita, Honda o Mompós, para amonedar el metal producido en el área. A su juicio la mejor opción era Mompós, cruce de caminos, en especial para los arrieros de Antioquía y Loba.
Asimismo, solicitó el establecimiento de una gobernación independiente en el Chocó, con gobernador y ministros propios que previniesen los fraudes.  Seis años después se estableció esta gobernación independiente, y también se aprobó la creación de una nueva Casa de Moneda, pero se eligió finalmente Popayán. El 26 de noviembre de 1746 se constituyó una representación para exponer la necesidad de la misma.
En 1748  Pedro Agustín de Valencia se ofreció a fundar la ceca a su cargo, y para ello contaba con un importante respaldo, al ser el propietario de varias minas en Nóvita, Popayán y Dagua, en las que trabajaban 340 esclavos negros. Su hermano Andrés era el arcediano de la Catedral de la ciudad, y fue su apoderado en la Corte para la gestión de su pretensión.
Por fin, por Real Cédula de 2 de mayo de 1749, se autorizó su establecimiento por la corona en contestación a la oferta hecha por Pedro Agustín de Valencia, previo depósito de 850 pesos, nombrándole tesorero y administrador a perpetuidad y por juro de heredad para él y sus sucesores, con la facultad de nombrar al contador, al juez de balanza y al tallador. No deja de ser curioso que este nombramiento se produjese cinco años después de la emisión de las Reales Cédulas que ordenaban la cesación de la acuñación por parte de los particulares.  
La viuda de José Prieto, María Ana Ricaurte, se opuso al nombramiento, solicitando el cese de la labra al virrey Pizarro, alegando que la autorización real concedida a su difunto esposo era un privilegio que pertenecía a su familia. La Audiencia de Santa Fe, en voto consultivo, acordó la pretensión de la viuda.
En vista de lo anterior, el virrey ordenó a Valencia que suspendiese la obra el 2 de mayo de 1752, cuando la misma estaba prácticamente terminada, si bien el virrey ordenó dotar un depósito con la mitad de los beneficios producidos por la ceca de Santa Fe, en previsión de que se ordenase continuar con la construcción de la nueva Casa de Moneda.
Valencia recurrió en apelación a la Corte, lo que dio lugar a un nuevo debate. Para el fiscal del Consejo, Manuel Pablo de Salcedo, consultado en dos ocasiones, el lugar más idóneo para su establecimiento sería Mompós, como había indicado Tienda de Cuervo, y estimaba que debía prevalecer la de Santa Fe por estar al abrigo de las autoridades virreinales. Al final de su voluminoso informe, sugería volver a examinar de raíz su idoneidad.
Mientras tanto, Valencia trajo de la Casa de Moneda de Madrid al balanzario Sebastián Lancha de Estrada, al ensayador Juan Corchero de la ciudad de Cartagena, con un salario de mil pesos anuales, y posteriormente, como veremos,  a su sobrino Estanislao Delgado como tallador.  La maquinaria y el utillaje se transportaron desde Madrid y Sevilla, y el día 6 de mayo de 1752 fueron presentados a la Junta Real de Hacienda de Popayán para que fuesen reconocidos. Desde su apertura el 31 de enero de 1578 hasta el 20 de mayo de 1763 ejerció de superintendente Manuel de Sorribo Ruiz.  
Por Real Cédula de 27 de noviembre de 1756 se le reiteró, a pesar del informe de Salcedo, la autorización real para abrir la nueva Casa de Moneda. Al cabo de un año y poco la Casa de Moneda estaba lista para comenzar a batir moneda, el 31 de enero de 1758 comenzó a recibir metales y el 8 de febrero batió su primera pieza, una moneda de dos escudos, el día 6 de abril su primera onza, el 8 la media onza y el 24 del mismo mes su primer escudo.
Tanto el virrey Solís como Miguel de Santisteban, el nuevo tesorero de la Casa de Moneda de Santa Fe, se opusieron a su establecimiento. El motivo aducido por el virrey era la desventaja en la que quedaba la ceca capitalina, dado que en Popayán se adquiría a 133 pesos el marco de oro de 23 quilates, mientras que en Santa Fe se compraba a 128 y 32 maravedíes, además del 1% en concepto de derecho de Cobos.
La diferencia había hecho que varios mineros de Santa Fe solicitasen que se igualasen los precios de ambas cecas, u optarían por llevar sus metales a la de Popayán. Dado que la ceca de Santa Fe era de propiedad pública, al estar incorporada a la Corona, Solís estimaba que no era justo cerrarla para beneficiar un establecimiento con titularidad privada.
Por su parte Santisteban estimaba que en la ceca payanesa se producirían pérdidas para el Erario Público por un montante de más de 60.000 pesos. Su principal argumento era el comercio de las mercancías peninsulares, que llegaban a Cartagena, estando la ceca santafereña más cerca de este puerto, lo que convenía a los comerciantes y dueños de los metales.
Los comerciantes de Popayán estaban totalmente en desacuerdo con estos motivos. Siete de sus capitulares eran dueños de minas, a los que se unían otros propietarios de minas, como consta en un informe realizado por Francisco Bravo en 1749. Por el mismo informe sabemos que algunos mulatos y negros libres eran propietarios de minas en Novitá, Barbacoas y Citará, en las que se llegaban a contar hasta 240 trabajadores.
Los pleitos continuaron, y nuevamente por Real Cédula de 27 de octubre de 1761 se ordenó el cese de actividades. La misma se debió a las presiones llevadas a cabo por la ciudad de Santa Fe, por el mismo virrey de Nueva Granada, por el tesorero de la ceca capitalina del virreinato y por los comerciantes.  En 1762 fue nombrado tallador de la misma Estanislao Delgado. La fecha del cierre de la Casa de Moneda, en virtud de la Cédula antes vista, se produjo en fecha 20 de mayo de 1763. Pérez Sindreu recoge que tanto Valencia como el obispo de la ciudad,  los Cabildos, el Gremio de Mineros y la Audiencia de Quito no dejaron a pesar de dicho cierre de solicitar su reapertura mediante la presentación de memoriales y representaciones.
Ante la reclamación de Quito, que se abastecía de esta Casa de Moneda, el rey emitió una nueva Real Cédula en agosto de 1766, y el 28 febrero del año siguiente la ceca comenzó nuevamente a batir numerario. En fecha 10 de marzo de 1767 el Superintendente remitió una carta al monarca, dando cuenta de los trabajos.
      La incorporación de la ceca a la Corona se produjo el 30 de enero de 1771, y fue ordenada por Real Cédula de 12 de septiembre de 1770. El rey nombró a Valencia tesorero de la misma con un sueldo de 2.000 pesos anuales, aumentados posteriormente a 5.000, y le concedió asimismo el título de conde de Casa Valencia. Restrepo afirmaba que Pedro Agustín de Valencia recibió además posteriormente una asignación para él y sus sucesores de 5.000 pesos anuales como indemnización de la propiedad de la que se le había privado, gozando esa pensión sus herederos todavía en 1859.
Por una Real Orden de la misma fecha se comunicó al virrey de Nueva Granada la incorporación de la Casa de Moneda. Fue nombrado como superintendente el gobernador de Popayán, Juan Antonio de Zelaya y Vergara, que fue sustituido a su fallecimiento por José Jacott Ortiz Rojano. El día 10 de julio de 1772 se batió en esta ceca la primera moneda de plata.
Para fomentar el laboreo de las minas, en la providencia de incorporación de la ceca de Popayán se ordenó que se pagase en las Casas de Moneda el marco de oro a 130 pesos, en vez de los 128 que antes se satisfacía, lo que se sumaba al ½ peso de derecho de Cobos del que se exoneró a los mineros cuando se estableció esta ceca.
Ello privaba al Erario, según el virrey, de entre 18.000 y 20.000 pesos anuales, y no se había conseguido con estas medidas el fin perseguido, dado que los mineros no llevaban sus oros a la Casa de Moneda, sino que otros individuos dedicados al rescate tenían ya suplido con anticipos el oro aún antes de extraído, y obligaban a su entrega al precio acostumbrado de dos pesos por castellano.
Por ello Mesía estimaba que, dado que esos beneficios no revertían en los mineros, en vez de satisfacer los 130 pesos en la Casa de Moneda se hiciese con los dos pesos un fondo, para en poco tiempo fomentar la minería mediante medidas como limpiar y facilitar caminos para el acarreo de víveres y bastimentos, y suministrar las herramientas con el mismo a los mineros a principal y costos.
En Popayán se batían, según el virrey Guirior, los oros procedentes de la mayor parte del Chocó, y los de toda la provincia de Popayán. Según los estados remitidos por el superintendente, en el año 1778 se acuñaron 5.828 marcos 3 onzas, que produjeron en moneda 792.838 pesos, y las entradas se fueron incrementando hasta que en 1787 se acuñaron 7.301 marcos, 5 onzas y 4 octavas, que produjeron 992.613 pesos.
Afirmaba asimismo el virrey que por Real Orden se mandaba que no se remacharan en las cecas los oros con otros oros bajos, lo que no se había podido cumplir en  Popayán, dado que entraba una cantidad insuficiente de oros bajos para poder reducir a los quilates requeridos los oros de ley muy superior que se introducían. El virrey afirmaba que había remitido una consulta al rey en tal sentido.
Dado que la producción era ínfima, el virrey Manuel Antonio Flores y posteriormente, en 1782, Pedro Mesía de la Cerda, recomendaron su clausura, dado que a su entender la producción de la ceca de Bogotá era suficiente para las necesidades del Nuevo Reino. Dichas recomendaciones no fueron tenidas en cuenta, y Popayán siguió batiendo moneda de oro ininterrumpidamente hasta 1820, siendo la producción de plata muy escasa.

Ensayadores

En el año 1732 encontramos moneda de oro con sigla de ensaye SA, de José Sánchez de la Torre y Armas. Dasí referencia en su obra dos Reales Cédulas, de fechas 11 de septiembre de 1729 y de 27 de abril de 1731, en las que se encargaba que se averiguasen los fraudes, faltas y excesos que al parecer se habían producido en el ensaye de la Casa de Moneda de Popayán.
Vicente Díez de la Fuente fue nombrado por real título el 20 de junio de 1749, concediéndosele licencia para su embarque con su familia para ejercer el oficio de ensayador en esta ceca. Esta licencia fue tramitada por Andrés de Valencia, hermano de Pedro Agustín de Valencia y arcediano de la catedral de Popayán.
Del año 1749 se conservan monedas de cuatro escudos con siglas de ensayador, o ensayadores, SJ, a nombre de Fernando VI. Entre los años 1755 y 1771 fue ensayador de esta ceca Juan Corchero, conservándose piezas de oro de la misma con su sigla, J. Este ensayador se mantuvo como director y ensayador en Popayán hasta su muerte, y fue sucedido por su sobrino, Estanislao Delgado, que había ejercido el oficio de tallador.
Pérez Sindreu recoge que para que supliese las bajas y enfermedades de Juan Corchero el superintendente Manuel de Sorribo Ruiz  ordenó que Estanislao Delgado fuese examinado de ensayador, lo que se hizo el 10 de noviembre de 1758, y se le dio el título de segundo ensayador interino.
Estanislao Delgado firmó siempre como Stanislao y utilizó como sigla la S. Ya el 15 de febrero de 1762 solicitó la facultad de ensayar en Popayán. El 2 de febrero de 1772 el superintendente Manuel de Sorribo informaba que en esta Casa de Moneda había dos ensayadores, Estanislao Delgado y Jacobo Rivero, dada la imposibilidad de Juan Corchero.
 El 4 de mayo del mismo año se reconocía a Estanislao Delgado como ensayador y tallador único de la ceca. Estanislao Delgado cobraba 333 pesos como ensayador segundo y 400 como tallador único, por lo que se solicitó que se le abonasen 1.200 pesos anuales, y se decidió que se le abonasen el sueldo entero de ensayador, 1.250 pesos anuales, y el medio sueldo de ensayador, sumando ambos importes 2.000 pesos..
Entre los años 1772 y 1776 existen monedas a nombre de Carlos III con las siglas JS, por los ensayadores Juan Corchero y Estanislao Delgado. El 14 de julio de 1778 se ordenó que Estanislao Delgado ejerciese los dos empleos de primer ensayador y tallador, hasta que el 18 de marzo de 1782 dimitió de su oficio de tallador, tras instruir a Josef Arcos para que le sustituyese. Delgado y Arcos marcaron conjuntamente con las iniciales JS hasta el fallecimiento del primero.
De 1773 a 1789 encontramos monedas con las iniciales SF, de los ensayadores Estanislao Delgado y Francisco Fernández de las Cajigas o Caxigas, ensayador supernumerario desde el 29 de agosto de 1774, y ascendido a ensayador segundo por Real Orden el 14 de junio de 1778, sobre monedas a nombre de Carlos III y Carlos IV. Estanislao Delgado solicitó el 15 de septiembre de 1789 su jubilación con sueldo completo, y afirmaba que en ese momento había tres personas hábiles para desempeñar las operaciones de ensaye: Fernando de las Caxigas, Juan Thomas de Rada, supernumerario, y su hijo Juan Camilo Delgado.

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1 comentario:

  1. Hola Pedro te pregunto se tiene registro de el la cruz de borgoña en Popayán virreinal?

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