Publicado en Panorama Numismático, 8 de diciembre de 2017
Durante el reinado
de Juan II se produjo un virulento y prolongado enfrentamiento armado en
Cataluña entre la Generalitat de
Cataluña y parte de la sociedad catalana organizada en torno al partido de la
Busca, mayoritarios en el Consejo del Ciento. Este enfrentamiento fue
contemporáneo a la conocida como Guerra de los Remensas, campesinos feudales fieles a Juan II de Aragón.
Tras diez años de enfrentamientos y con la nobleza catalana prácticamente
desaparecida por la tremenda carnicería y arruinada, Barcelona cedió la
preeminencia que había tenido en el comercio mediterráneo de la Corona de
Aragón a la pujante Valencia.
La
profunda crisis que durante el siglo XV sacudió a toda Europa Occidental tuvo
su reflejo en Cataluña, empobrecida por las plagas que diezmaron la población
rural, la contracción del comercio y la crisis de subsistencia de su población.
La crisis económica había llevado a mediados de la centuria a la polarización
de la población de Barcelona en dos grupos, conocidos como la Biga y la Busca.
El primero, integrado por la oligarquía urbana o ciudadans honrats y algunos mercaderes, de alto poder adquisitivo,
se oponía a las alteraciones monetarias.
Enfrentado a este partido se encontraba la Busca, el partido de los
mercaderes y menestrales, que aspiraban a controlar el gobierno municipal y que
eran partidarios de que se tomaran medidas proteccionistas y de la devaluación
de la moneda.
En
fecha 16 de noviembre de 1454 Juan II concedió en Barcelona el permiso a sus consellers para la labra de medios,
tercios, sextos y croats. Dos años
después, en la misma ciudad, el 8 de abril de 1456 y de acuerdo con el parecer
de la Busca antes visto ordenó que el croat
valiese 18 dineros de terno y el florín 13 sueldos. Juan II batió moneda en las
cecas catalanas de Perpiñán, Gerona, Lérida y Tortosa. En Perpiñán o Gerona se
acuñaron timbres, con oro de 22 quilates y liga de ocho granos, la misma que el
florín, divisa internacional de la época. En plata se labraron croats en Perpiñán y tercios de croats con busto coronado en un anverso
anepígrafo en Lérida y Tortosa. En la ceca de Gerona se batió numerario de vellón
en dineros y óbolos.
Entre
las causas de este conflicto fratricida se encuentra también el enfrentamiento
entre Juan II y su hijo, el Príncipe de Viana, cuyo encarcelamiento fue
utilizado por las Cortes de Lérida para la constitución de un Consejo del
Principado para exigir su excarcelación y forzar al monarca a aceptar en la
Capitulaciones de Villafranca del Penedés las reivindicaciones de la oligarquía
barcelonesa. La repentina muerte del príncipe Carlos precipitó los
acontecimientos. En 1462 se produjo un levantamiento campesino contra los malos
usos y Juan II, con el apoyo de Luis IX de Francia, entró en el Principado,
contra lo cual la Generalitat organizó
un ejército para sofocar la revuelta campesina y destituyó al monarca.
El
Consejo buscó apoyos, y tras la destitución del monarca en junio, ofreció el
título condal al rey de Castilla, Enrique IV, contando además con el apoyo del
partido navarro de los beamonteses, enfrentados a Juan II. Las tropas
castellanas lograron levantar el sitio de Barcelona, pero ante la división de
su nobleza su monarca se vio obligado por el Tratado de Bayona a renunciar al
título condal. En este breve periodo se acuñó a su nombre en la ceca de
Barcelona numerario áureo y argénteo. En oro se batió moneda en florines y
medios florines, si bien los mismos no tienen marca de ceca, con los tipos
tradicionales de la flor de Lis y San Juan Bautista. En cuanto a la moneda de
plata, se batieron medios y croats
con busto coronado a izquierda y roel y tres puntos en reverso. Todas las
monedas acuñadas a nombre de este monarca son escasísimas en la actualidad.
El
título condal fue ofrecido en 1464 al condestable Pedro de Portugal. Durante su
breve reinado de menos de dos años hubo dos periodos monetarios claramente
diferenciados. En el primero de ellos, claramente continuista con las emisiones
anteriores, se acuñaron medios, tercios, sextos y croats en plata, los croats
y los medios croats en la ceca de
Barcelona, los tercios en Cervera, Balaguer y Tortosa y los sextos en esta
última ceca. También se acuñaron medios y florines en la ceca capitalina,
aunque sin marca. Debido al maltrecho estado de la economía catalana, el
monarca pensó en reducir la pureza de la moneda argéntea, lo que no fue aceptado
por los catalanes. Sin embargo, se procedió a la emisión de una nueva moneda
con el peso de los florines pero con dos quilates menos de fino y liga de 16
granos, conocida como pacific o
pacífico, la misma ley que la del cruzado portugués, con peso de 1 adarme 34
granos, el del florín de Aragón, y valor de 20 sueldos.
Esta
moneda, a pesar de la rebaja en su ley que suponía, es una joya numismática en
cuanto a su gótico diseño. Con un flan mayor que el de los florines, aparece en
su anverso el retrato del monarca coronado con cetro en la mano dentro de una
orla polilobulada, y en su reverso las barras de Aragón coronadas igualmente
dentro de una orla. Se acuñaron en la ceca de Barcelona tanto pacíficos como
medios. Esta novedad iconográfica fue posteriormente imitada por su
contrincante Juan II en los ducados acuñados tras el conflicto en Valencia y
Zaragoza, si bien la ley de estos últimos era de 23,75 quilates.
Según
Salat, la labra de los pacíficos debió de llevarse a cabo con posterioridad a
1466, y habría sido una moneda muy abundante y que había sido depositada en
grandes cantidades en la Tabla de Comunes Depósitos. Cita que en 1477, una vez
terminada la guerra, había en dicha Tabla cuatro mil pacíficos cortos y
cercenados, y que se pidió permiso al rey para fundirlos y fabricar, libres de
monedaje, medios y cuartos de pacífico.
Al
morir Pedro en Granollers en 1466 el título fue ofrecido a Renato I de Anjou,
que fue representado por su hijo Juan II de Lorena, y a su muerte por su nieto
Juan de Calabria. Renato I había sido depuesto en 1442 como rey de Nápoles, y
el reino había sido incorporado a la Corona de Aragón. Durante su reinado se
acuñó exclusivamente moneda de oro de cuartos, medios y pacíficos de la misma
tipología en la ceca de Barcelona, posiblemente reutilizando antigua moneda
áurea devaluada.
Juan
II buscó la alianza con Castilla con el matrimonio de su hijo Fernando con su
prima Isabel. Tras un largo asedio, el 8 de octubre de 1472 Barcelona se rindió
tras una amnistía general. Las graves fracturas sociales y económicas de este
enfrentamiento fueron heredadas por el futuro Rey Católico. Fernando II de Aragón
ocupó el Rosellón y la Cerdaña, reformó el Consejo y la Diputación barceloneses
y adoptó el programa económico para la recuperación de la Busca. La Generalitat sufrió un fuerte
desprestigio. En cuanto a las revueltas campesinas, y tras el final de la
Guerra de Sucesión castellana, se tomó el compromiso de la Sentencia Arbitral
de Guadalupe del 21 de abril de 1486, por el que los malos usos fueron
suprimidos mediante el pago de sesenta sueldos o sous para indemnizar a sus señores, y el monarca recibió la suma de
50.000 libras.
Para
saber más:
PÉREZ,
J., Isabel y Fernando: Los Reyes
Católicos, Editorial Nerea, Hondarribia, 1988.
RIERA
MEILS, A., 1359–1518, Historia de la Generalidad de Barcelona y sus
presidentes, Vol I., Enciclopedia Catalana, S.A. (editorial), Barcelona,
2004.
RUIZ
CALLEJA, A., Las monedas de la Guerra
Civil Catalana (1462-1472), blognumismatico.com, http://blognumismatico.com/2017/09/28/las-monedas-de-la-guerra-civil-catalana-1462-1472/.
SALAT, J., Tratado de las monedas labradas en el
Principado de Cataluña con instrumentos justificativos, Imprenta de Antonio
Brusi, Barcelona, 1818.
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