Publicado en Panorama numismático, 11 de octubre de 2018
https://www.panoramanumismatico.com/articulos/la_moneda_en_puerto_rico_durante_el_siglo_xviii_id03066.html
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La privilegiada posición de Puerto Rico, su
importancia para las rutas comerciales y para los galeones de la plata y los
esfuerzos realizados por las potencias europeas para anexionárselo llevaron a
que para la misma se instituyese, en época temprana, un situado o ayuda de
costa para su mantenimiento, que rápidamente se convirtió en el principal medio
de financiación y en el pilar fundamental de la economía de la isla, muy por
encima de los ingresos de las Cajas Reales locales y de las exportaciones.
La recepción del mismo era vital para la construcción
y mantenimiento de las fortificaciones, así como para el pago de las soldadas
de la guarnición. La demora en su recepción conllevaba el retraso en dichos
trabajos. En el año 1701, en víspera del estallido de la Guerra de Sucesión,
Felipe y remitió una carta al virrey de Nueva España, urgiéndole a que
concluyese las obras de fortificación de la ciudadela de San Juan, al considerar
la isla como el antemural de las Indias.
Como estudia detalladamente Crespo en su obra
monográfica sobre el desarrollo económico y monetario de la isla, es harto
difícil determinar el montante anual de las cantidades recibidas por este
concepto durante el siglo XVIII, ya que para su determinación las fuentes
secundarias disponibles muestran datos en muchas ocasiones contradictorios.
Para intentar sistematizarlos recoge entre otros los contenidos en la obra de
Coll y Toste, Ortiz Murias y de Córdova.
La obra de Pedro Tomás de Córdova es a juicio del
autor la única fuente autoritativa sobre el tema, y es asimismo la utilizada
predominantemente por los autores posteriores como referencia. Dichos datos nos
informan exclusivamente de los situados recibidos desde 1766. Para el período
comprendido entre 1700 y 1765, Crespo utiliza una estimación en base a los
promedios anuales de los ciclos previo y posterior.
Una de las conclusiones que se desprenden de los datos
conocidos es que el situado creció exponencialmente en épocas de guerra, con
incrementos que fueron especialmente intensos en la época de Carlos II y
durante el siglo XVIII. Es a su luz notorio que durante la Guerra de Sucesión
Española, la Guerra de los Siete Años y la de Independencia de los Estados Unidos
el esfuerzo económico que recaía sobre el virreinato novohispano se materializó
en el envío de importantes sumas para el mantenimiento de la isla.
Otro dato que se infiere de su estudio es la enorme
dependencia de Puerto Rico de los ingresos del situado, al cruzar los datos con
los conocidos de los demás ingresos de la isla por otros conceptos, y muy
especialmente los fiscales. La proporción era, como comenta Crespo, cercana a
un 69% del total, y era utilizada para hacer frente no solamente a los gastos militares,
sino también a los generales.
Los efectos de estos subsidios han sido vistos por
diversos autores y en diversas épocas como un freno al desarrollo endógeno de
la isla, dado que la certeza de su recepción por la prioridad dada por la
Corona a la conservación del territorio, unidos al sistema mercantilista
vigente en la época, no favorecía el auge de la agricultura y el comercio
locales.
Como en muchos otros lugares de las Indias, las
remesas recibidas en plata fuerte, reales de a ocho y de a cuatro, servían para adquirir productos en el
exterior, ya fuesen aquellos que legalmente entraban en el territorio, ya los
introducidos por el contrabando, principalmente realizado por portugueses y
daneses, que drenaban de moneda la isla, producían una inflación galopante y la
hacían sufrir, como en tantas otras partes, una escasez crónica de circulante.
La dependencia del situado hizo que en aquellos
momentos en que el mismo no llegaba las autoridades locales tuviesen que
recurrir a medidas de financiación como la solicitud de préstamos a los
comerciantes o la emisión de numerario provisional en forma de papel moneda.
Los préstamos solicitados, en aquellos casos en que la demora en la recepción
llevaba a la escasez de circulante, llegaron a alcanzar un porcentaje de hasta
un 28% del total de los ingresos. En caso de que los mismos no fuesen
suficientes, se tenía que recurrir a la moneda provisional.
Para las transacciones menudas, se utilizó hasta este
siglo moneda de vellón batida en Santo Domingo en el siglo XVI, conocida en la
isla como moneda de fraile o moneda de los pobres. La distinta
valoración que la misma tenía en Puerto Rico y en la isla Española hacía que hacía
que esta longeva moneda provincial fuese remitida a Puerto Rico para ser
cambiada por plata o para obtener con ello una ganancia.
La isla fue el primer territorio de las Indias
españolas en el que se hubo de recurrir a la emisión de papel moneda de
necesidad, la llamada moneda provisional de papeletas. Para ello se llevaban a
cabo emisiones en papeles de diferentes tamaños, según los valores faciales que
representaban, con impresión de los mismos y de marcas que dificultasen su
falsificación, teniendo que ir firmados por los oficiales de la Hacienda Real.
Según de Córdova, en el año 1766 y a causa tanto de la
falta de recepción del situado como de una serie de violentos huracanes, hubo
en la isla una gran penuria, y al no encontrarse los suficientes recursos por
la vía de los préstamos de particulares se tuvo que recurrir a la emisión de
papeletas entre ese año y 1768 por valor facial de 8 reales. Cuando finalmente
se recibió el situado, por un importe de 271.929 pesos, 6 tomines y 6 granos,
que procedió a la liquidación de parte de esta deuda, y al abono de 50.993
pesos 6 reales de lo debido por préstamos.
En el año 1781, y debido asimismo a la falta de
llegada del situado, se volvió nuevamente a recurrir a la emisión de esta
moneda provisional desde el día 17 de julio, y hasta finales de marzo de 1785
se hicieron nuevas emisiones, que alcanzaron un montante global de 654.325
pesos. Cuando finalmente se procedió a amortizarías, hubo de pagarse de más
25.233 pesos y 2 reales, procedentes de falsificaciones.
Por Real Orden de 24 de mayo de
1784 se creó la Intendencia de esta isla, sujeta a la ordenanza de Buenos
Aires. Hasta esa fecha, según Córdoba, es de suponer que existían los oficios
de contador y tesorero. Cada uno de estos empleados recibía en 1759 un sueldo
de 567 pesos, 5 reales y 6 maravedíes, que se elevó a 1.200 pesos por Real
Orden de 8 de agosto de 1767.
Las rentas de la isla estaban
reducidas a los derechos que producía el escaso comercio con la Península,
según lo establecido para puerto menor en la Ordenanza de Libre Comercio, a los
diezmos y a otros escasos ingresos por bulas, alcabalas y rentas del papel
sellado, por lo que la dependencia del situado remitido de Nueva España era,
como hemos ya indicado, el que sostenía todas las cargas de la isla.
Las autoridades de la isla
tuvieron que recurrir en diversas ocasiones al recurso de las papeletas durante el resto del siglo y principios del
siguiente, sin ningún respaldo en moneda metálica. Esta práctica llevó a su
falta de aceptación por parte de los isleños, a una espiral inflacionaria y a
la generalización de su falsificación.
Estas emisiones, según Córdoba,
destruyeron el crédito, ahuyentaron el numerario, desterraron la confianza en
las mismas y finalmente las convirtieron en ineficaces, llegando a valer un
peso en moneda metálica diez en papel. Las graves consecuencias de este proceso
fueron finalmente atajadas a partir de 1814 por el Intendente Alejandro
Ramírez, aprovechando las remesas de moneda macuquina traídas por los
refugiados procedentes de Venezuela.
Para saber más
BURZIO, H.F., Diccionario de la moneda hispanoamericana,
Santiago de Chile, 1958, vol. 2.
CARO COSTAS, A.R., Antología de Lecturas de Historia de Puerto
Rico (siglos XV-X VIII), San Juan, Puerto Rico, 1980.
COLL Y TOSTE, C., Reseña del Estado Social, Económico e
Industrial de la Isla de Puerto Rico al tomar Posesión de ella los Estados
Unidos, San Juan, Puerto Rico, 1899, en su edición facsímil de la Real Academia Puertorriqueña de
la Historia de 2003.
CORDOVA, P.T. de, Memorias Geográficas, Históricas, Económicas
y Estadísticas de la Isla de Puerto Rico, 6 vol., 1832, en su edición facsímil del Instituto de Cultura
Puertorriqueña de 1968.
CÓRDOVA, P.T. de, Memoria sobre todos los ramos de la
Administración de la Isla de Puerto-Rico, Madrid, 1838.
CRESPO ARMÁIZ, J., Fortalezas y Situados. La geopolítica
española y sus efectos sobre el desarrollo económico y monetario de Puerto Rico
(1582-1809), Puerto Rico, 2005.
NAVARRO ZAYAS, A.O., “Reporte
de nuevos ejemplares de la emisión del papel moneda en Puerto Rico (1781)”, Documenta & Instrumenta, 12, 2014,
pp. 195-208
ORTIZ MURIAS, J., “La moneda en Puerto Rico”, NUMIEXPO, Sociedad Numismática de Puerto
Rico, 1984.
Archivo General de Indias (AGI), “Vale de 8 reales”. MP-MONEDAS, 3(1).
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