Publicado en Numismático Digital, 5 de febrero de 2014
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El Franco Condado era un país de unos 15.000 kilómetros
cuadrados, separado del Ducado francés de Borgoña por el río Saona y limítrofe
con los cantones suizos, la Lorena y Alsacia. Formaba junto con el Charolais,
enclavado en territorio francés, las posesiones más meridionales del Círculo
Borgoñón de los monarcas Habsburgo de España. Era jurisdiccionalmente independiente, con un Parlamento
radicado en su capital, Dola, con dos Cámaras y tres brazos que servían de
Consejo de Estado y Corte Suprema. Gozaba asimismo de amplia autonomía política
y fiscal, de la libertad de fijar su contribución, de la facultad de su
autodefensa y de moneda propia.
La ceca de Dola fue autorizada el 16 de septiembre de
1494 por Maximiliano de Austria, lo que fue ratificado por Felipe el Hermoso en
1500, que emitió entre 1500 y 1506 como Conde de Borgoña pistolas de oro y gros. Por
un Edicto dado en Dola el 1 de diciembre de 1539 se prohibió la aceptación de
los testones y su circulación si no se adecuaban al peso de los testones del
rey de siete dineros y doce granos, citando expresamente los gros testons de Friburgo, de Berna, de
Suiza, de Sión, de varios gobernantes de Milán y los de Portugal, lo que prueba
el activo comercio de sus habitantes con sus vecinos, tácitamente aprobado por
los monarcas.
Carlos V emitió en Dola moneda de plata en carolus o medios-gros, conocidos como piezas de diez blancos, en 1552 y 1553.
En su anverso portan la leyenda +C:V:R:IMP:
C:BVRGVNDIE: y la cabeza del emperador coronada a izquierda, y en su
reverso la leyenda +M:C: BVRGVNDIE: y
la fecha de emisión, el escudo del Franco Condado y bajo el mismo la letra de
ceca D. Se acuñaron asimismo medios
carolus o petit blanc con las
mismas leyendas, su retrato coronado en anverso y cruz patada y las armas en
reverso, entre los años 1537 y 1555.
Se labraron también ½ blancos,
con el escudo coronado del Franco Condado en anverso y cruz patada en el
reverso, entre 1550 y 1555. En cobre se batieron niquets con una K coronada en anverso y un pedernal entrelazado con
dos bastones en reverso, los primeros sin datar y los que portan el año de
emisión acuñados entre 1550 y 1555.
Felipe II restableció en Dola la Cámara de Cuentas el 22
de agosto de 1562, que tuvo entre sus atribuciones el conocimiento de los
asuntos referentes a la moneda junto con el Parlamento: la contabilidad, el
pago de los oficiales, los abastos y el cobro del señoreaje por cuenta del
monarca. A diferencia de lo que sucedió con las emisiones de la ceca de
Besanzón, las monedas batidas en Dola portan los bustos y los escudos de armas de
los sucesivos monarcas Habsburgo, y se mantuvieron en general los tipos antes
descritos.
Cuando los derechos de los obispos de Besanzón sobre la
acuñación de moneda cesaron en 1534 Carlos V devolvió estos derechos a la Comunidad
por una Real Orden fechada en Toledo el 8 de mayo de ese año. El Parlamento
recibió la jurisdicción universal sobre estas emisiones. El agradecimiento de
sus habitantes se expresó en la leyenda de la medalla estudiada por Babelon que
sirve de título a este artículo. En la norma citada se fijaban los tipos de la
moneda, debiendo figurar en su anverso la efigie del soberano, de busto o de
pie, y en su reverso las armas de la ciudad, un águila entre dos columnas que
según la tradición representaban los restos del templo romano de Monte Caelius.
El retrato de Carlos V es del mismo estilo que el de las monedas alemanas
coetáneas, con barba recia y birrete estrecho.
Estos tipos se mantuvieron entre los años 1537 a 1674, en
todas las monedas batidas en esta ceca ubicada en la calle d’Arbalète, sobre
dobles ducados, florines, pistolas,
daeldres, florines de plata, testones,
carolus y niquets. La moneda de
oro comenzó a batirse en 1541. Se acuñaron durante los reinados de los monarcas
sucesivos, y durante el gobierno de la Archiduquesa Isabel se descubrió que una
gran partida de moneda batida en esta ceca no estaba ajustada a su ley. Destaca
por la gran cantidad de tipos la época de Felipe IV, y a nombre de su ilustre
predecesor se acuñaron en tiempos de Carlos II las últimas monedas francontesas
de esta dinastía: las pistolas de oro
de 1666 y 1673, los daeldres fechados
en 1664 y en 1666 y los medios daeldres de
1667.
Numerosos historiadores, incluso franceses, afirman que
es difícil encontrar un territorio que fuese más leal a los Austrias españoles
que el Franco Condado, donde los miembros de todos sus grupos sociales se
sentían tan hispanos como los peninsulares. Sus naturales nutrieron los Tercios
de Flandes bajo su enseña, la cruz de San Andrés, que pasó a ser la de la
monarquía, y numerosos e importantes franconteses, como Granvela, Chifflet, Brun
o el propio Boyvin alcanzaron las más altas instancias en la judicatura, la
diplomacia o la política de la monarquía española.
La importancia estratégica del condado y del Charolais,
al encontrarse a medio camino de los territorios de la monarquía de Milán y
Flandes, era capital, si bien tras la Paz de Lyon de 1601, que lo aisló de
Ducado de Saboya, dejó de ser la principal ruta para el paso de tropas y
caudales hacia Flandes, el Camino Español
que desplazó entre 1567 y 1620 a más de 123.000 hombres, al utilizarse el paso alpino
de la Valtelina. A ello se unió el pacto entre España y Francia sobre la
neutralidad del territorio de 1 de diciembre de 1530, lo que hizo que se
librase de la desolación causada por los principales conflictos europeos entre
Carlos V y Francisco I y los de comienzos del siglo XVII, hasta que la misma se
rompió durante la Guerra de los Treinta Años en 1636.
En ese año se produjo una invasión francesa de 30.000
soldados al mando de Condé, y en el año siguiente otra conjunta franco-sueca,
de resultados desastrosos. Las tropas francesas, siguiendo órdenes del cardenal
Richelieu, actuaron con gran dureza y crueldad, saqueando, violando, enterrando
vivos a los habitantes y quemando las cosechas para provocar el hambre en una
población que tomó parte activa en la defensa del territorio y quedó diezmada.
Tras la firma del armisticio, se repobló el Condado con naturales de Saboya, del
país de Bresse y de Auvernia.
Fue tomada fácilmente en 1668 por Luis XIV, y
posteriormente en 1674 fue nuevamente ocupada tras seis meses de duros
combates, conquista ratificada por la Paz de Nimega de 1678. En esta guerra
cruel, en la que Francia esgrimió para la anexión el argumento del destino manifiesto, el Franco Condado perdió
tras una resistencia heroica hasta la desesperación dos tercios de su
población, y muchos franconteses abandonaron su país para nunca volver.
Hasta el final de la Guerra de Sucesión sus habitantes
esperaron la vuelta de sus reyes naturales, y la masa de la población abrazó durante
el conflicto la causa del Archiduque Carlos. Dicha esperanza se truncó con la
llegada al trono de España de un soberano de la Casa francesa de Borbón. Como
sucedió igualmente en el Rosellón y la Cerdaña, el territorio perdió todas sus
libertades y fue sometido al régimen común. Unos años después, en 1684, Luis II
de Condé, aduciendo una deuda de 600.000 escudos de oro por servicios prestados
a Felipe IV de España, consiguió del Parlamento de París la extinción de esta
deuda con la confiscación y ocupación del Condado de Charolais.
Bibliografía:
BABELON, J., “Dos monedas de Carlos V y de Rodolfo II acuñadas en Besançon”, Nvmisma, Año II, nº 2, enero-marzo 1952.
BOYVIN, J, Traité des Monnoyes et de la Practique et Fabrication d’ycelles, pour l’instruction d’un général des Monnoyes, par messire Jen Boyvin chevalier. President au soverain Parlement de la Franche-Comté de Bourgogne, 1639. Consultable en http://gallica.bnf.fr/ark:/12148/btv1b90076276/f5.zoom.
ECHEVARRÍA BARCIGALUPE, M.A., Flandes y la Monarquía Hispánica, 1500-1713, Madrid, 1998.
PERNOT, F., La Franche-Comté espagnole à travers les archives de Simancas, une autre historie des Franc-Comtois et de leurs relations avec l’Espagne, de 1493 a 1678, Presses universitaires de Franche-Comté, 2003.
PLANTET, L. Y JEANNEZ, L., Essai sur les monnaies du Compté de Bourgogne, Lons-le-Saunier, 1855.
POEY D’AVANT, F., Monnaies Féodales de France, Vol. III, Paris, 1862.
TRUYOL Y SERRA, A., El Franco-Condado en la obra de Francisco Elías de Tejada, Versión ampliada de la Sesión Homenaje en la Real Academia de Ciencias Morales y políticas, http://www.racmyp.es/docs/homenajes/H14/H14-2.pdf.
VICENTI, J.A., Catálogo general de la moneda española, Imperio Español (Europa), Fernando II 1375 a Fernando I 1825, Iª Ed., Madrid, 1976.
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Tras ser legado a Carlos I por su tía Margarita de
Austria, el Franco Condado de Borgoña se mantuvo unido a la Corona de España
hasta ser cedido a Francia por la Paz de Nimega de 1678, tras una cruel y
devastadora guerra de conquista. En su solar hubo dos cecas operativas,
ubicadas en Dola –Dole-, la capital, y en la Ciudad Imperial de Besanzón-Besançon-,
que batieron moneda a nombre de los sucesivos monarcas hispanos.
En la biblioteca de Besanzón se conservaba, según Plantet
y Jeannez, un manuscrito del jurista Jean Boyvin fechado en 1639, y compuesto
para su hijo Claude, général des monnaies de Dola, con el título Traité des Monnoyes et de la Practique et
Fabrication d’ycelles, pour l’instruction d’un général des Monnoyes, par
messire Jen Boyvin chevalier. President au soverain Parlement de la
Franche-Comté de Bourgogne, importante obra para el estudio de la moneda
francontesa.
Bibliografía:
BABELON, J., “Dos monedas de Carlos V y de Rodolfo II acuñadas en Besançon”, Nvmisma, Año II, nº 2, enero-marzo 1952.
BOYVIN, J, Traité des Monnoyes et de la Practique et Fabrication d’ycelles, pour l’instruction d’un général des Monnoyes, par messire Jen Boyvin chevalier. President au soverain Parlement de la Franche-Comté de Bourgogne, 1639. Consultable en http://gallica.bnf.fr/ark:/12148/btv1b90076276/f5.zoom.
ECHEVARRÍA BARCIGALUPE, M.A., Flandes y la Monarquía Hispánica, 1500-1713, Madrid, 1998.
PERNOT, F., La Franche-Comté espagnole à travers les archives de Simancas, une autre historie des Franc-Comtois et de leurs relations avec l’Espagne, de 1493 a 1678, Presses universitaires de Franche-Comté, 2003.
PLANTET, L. Y JEANNEZ, L., Essai sur les monnaies du Compté de Bourgogne, Lons-le-Saunier, 1855.
POEY D’AVANT, F., Monnaies Féodales de France, Vol. III, Paris, 1862.
TRUYOL Y SERRA, A., El Franco-Condado en la obra de Francisco Elías de Tejada, Versión ampliada de la Sesión Homenaje en la Real Academia de Ciencias Morales y políticas, http://www.racmyp.es/docs/homenajes/H14/H14-2.pdf.
VICENTI, J.A., Catálogo general de la moneda española, Imperio Español (Europa), Fernando II 1375 a Fernando I 1825, Iª Ed., Madrid, 1976.
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