Publicado en Panorama Numismático. 14 de mayo de 2015
http://www.panoramanumismatico.com/articulos/el_estudio_de_la_moneda_en_la_primera_mitad_del_siglo_x_id02112.html
http://www.panoramanumismatico.com/articulos/el_estudio_de_la_moneda_en_la_primera_mitad_del_siglo_x_id02112.html
En la obra de
algunos de principales autores de nuestro Siglo de las Luces encontramos
importantes investigaciones sobre la moneda, tanto en estudios sobre
numismática como de economía o de matemáticas aplicadas. Entre los que
produjeron sus obras en la primera mitad de esta centuria destacan las figuras
de Jerónimo de Uztáriz, José García Caballero, José Antonio Villaseñor, Antonio
Bordazar, Bernardo de Ulloa y José de Campillo y Cossío.
Un importante autor que desarrolló sus estudios a
caballo entre los siglos XVII y XVIII fue Jerónimo de Uztáriz. Nacido en
Santisteban, Navarra, en 1670, sirvió en el ejército de los Países Bajos, fue
ministro del Virrey de Sicilia en 1705 y ocupó importantes cargos en la
administración financiera hasta su muerte en Madrid en 1732. Su obra más
importante fue Teórica y Práctica de
Comercio y de Marina, publicada en 1724, de gran influencia doctrinal y
práctica durante el setecientos. Estudió, con la perspectiva que le otorgaba el
tiempo transcurrido, la importante reforma monetaria de 1680 en el capítulo C
IV de su obra. Uztáriz consideraba, como los autores del siglo precedente, importantes los metales preciosos, y estimaba
que el comercio que se practicaba en su época era pernicioso, al suponer la
salida de numerario del país. Pero no confiaba en las fórmulas mercantilistas
anteriormente defendidas, como la prohibición de la saca de moneda, salvo en la
existencia de una balanza comercial favorable. Para la obtención de la misma,
proponía una nueva y adecuada regulación arancelaria, gravando con tipos altos
la importación de manufacturas y la exportación de materias primas, y con tipos
bajos la exportación de manufacturas y la importación de materias primas,
suprimiendo las aduanas interiores.
En 1731 el Ensayador Mayor José García Caballero
escribió su Breve cotejo, y valance de
las pesas y medidas de varias Naciones, Reynos, y Provincias. En el mismo
exponía lo que se debía entender por moneda, siguiendo lo afirmado por San
Isidoro de Sevilla. Debían de ser únicamente las emisiones de oro, plata y
cobre, y debían necesariamente de cumplir tres cualidades precisas: materia,
forma y cantidad. Si alguna de ellas faltase, sería suficiente para no ser
considerada como tal. Por materia se entendía el metal, puro o ligado; por la
forma el cuño, estampa de la efigie o las armas del Príncipe que la mandó
labrar; y, finalmente, por cantidad, el peso que debía tener cada moneda. A su
entender, si una persona tuviese un pedazo de plata del peso de un real de a
ocho y con su misma ley, si le faltase el sello del Príncipe nadie lo tomaría
por tal real de a ocho. Asimismo, si alguien tuviese ese mismo real de a ocho,
de su ley y con las improntas, y el mismo estuviese cercenado o limado, nadie
lo querría recibir por su justo valor. Igualmente, si el metal careciese de la
ley adecuada, tampoco sería aceptado. También debían cumplirse otras dos
condiciones, que eran la declaración de su ley y bondad intrínseca, conocida
por los teólogos y juristas como valor
essencial, y la declaración de su valor
impositicio, por el que debía correr la moneda en el comercio.
García Caballero afirmaba que de no cumplirse dicho valor esencial, se cometería un delito contra el
Derecho de Gentes, y el nombre de la autoridad emisora quedaría para siempre
infamado y no tendría crédito, dando los ejemplos de los reyes de Francia
Felipe el Hermoso y Carlos IX, así como el de Alfonso II el Católico de Aragón,
que acuñó moneda de menor peso que la acostumbrada para sostener la guerra
contra los moros, viniendo su hijo Pedro II obligado por un Decreto del Sumo
Pontífice Inocencio III a recogerla y labrar otra del peso legal, al ser “…precisa obligación de los Principes el
conservar las monedas en su antiguo peso, y ley, como fiadores de la fè
publica”.
El historiador, geógrafo y matemático novohispano José
Antonio Villaseñor y Sánchez publicó en 1732 su primer libro referido a la
plata, Pantómetra matemática combinatoria de las leyes de la
plata de toda ley, una obra muy útil en su tiempo por la reducción que
sufrió la ley de la moneda, y unos años después, en 1741, su Tablas o
logaritmos del azogue y plata de toda ley. En la misma consideraba
equitativo el precio del azogue, un monopolio de la Corona, para beneficiar la
plata, si bien en su tercera obra, impresa en 1742, Respuesta que Don José Antonio Villaseñor y Sánchez, Contador General
de Reales Azogues expende a favor de la Real Hacienda, se arrepintió de su
obra anterior, al haber suscitado opiniones encontradas con la suya.
En 1736 Antonio Bordazar publicó su Proporcion de monedas, pesos i medidas,
una obra que destaca tanto por sus racionamientos matemáticos como por el
estudio de la historia de la moneda, del numerario circulante y de las
relaciones monetarias internacionales, incluyendo en su libro tanto la
valoración de las monedas antiguas, como hizo igualmente García Caballero, como
las distintas monedas circulantes en numerosos países y sus cambios en moneda
española. Su obra es asimismo importante para conocer valoración contemporánea
de la moneda de los Reinos de la Corona de Aragón y del numerario portugués,
dando su estimación en relación al circulante castellano. Para Bordazar, la moneda se llamaba así porque “… nos amonesta con el sello el Autor, i el precio, ò porque persuade la indemnidad
del peso, i de la lei”. La moneda tenía a su entender el valor y estimación
intrínseca dimanada de la voluntad del príncipe que la establecía, y era uno de
los elementos que mantenían el cuerpo político, “…ò por mejor decir, su sangre
arterial”. Asimismo, afirmaba metafóricamente que:
No hay funámbulos, que assi procuren sostenerse por
medio del equilibrio sobre la cuerda; como las Naciones, por la igualación de
las monedas en el comercio, subiéndolas, i bajando à la igualdad reciproca, i
conveniente; ò digamos que el valor de la moneda es una música, en que el
concierto de los mas hace conocer à cualquiera su desentono, i para hacer coro,
sube, i baja de punto.
Esta definición es una de las mejores
descripciones coetáneas de cómo se producían los ajustes monetarios en un tipo
de economía mercantilista. Consciente de ello, Bordazar reflejaba su opinión de
que, habiendo subido la valoración de la moneda en España, era verosímil, como
así sucedió, que subiesen las de las demás naciones o que se distinguiese entre
la plata nueva y la vieja, como ya hacían los mercaderes.
Informaba asimismo que cómo se había valido de libros anteriores a la reforma
monetaria, dando la información de las monedas de numerosos países de Europa y
puertos de Levante referida a su valoración en moneda castellana de plata
vieja.
Bernardo de Ulloa, hermano del célebre Antonio de
Ulloa, nacido en Sevilla en la segunda mitad del siglo XVII, fue el último
mercantilista español, y siguió las opiniones de Uztáriz en su obra Restablecimiento de las fábricas y comercio
español, publicada entre 1740 y 1746. Como en los demás autores
mercantilistas, su preocupación principal fue la consecución de una favorable
balanza comercial exterior, y consideraba que se deberían regular las aduanas
exteriores y suprimir las exteriores. Su obra es muy importante en lo referente
a las Indias, toda vez que fue en el tema del decaído comercio con ellas donde
propuso soluciones como la libertad industrial, considerando que no podía ser
dañino el enriquecimiento de las diferentes provincias de una misma Corona. Ulloa calculaba que cada año salían de España
quince millones de reales de a ocho o pesos hacía los países extranjeros, dado
que siempre había escasez de moneda a pesar de no cesar de llegar de las
Indias. Recogía los cálculos de Sancho de Moncada, que había estimado en el año
1619 que entre 1492 y 1595 habían llegado de América dos mil millones en plata
y oro registrados, y los de Pedro Fernández de Navarrete, que afirmaba que
entre los años 1519 y 1617 se habían traído a España registrados mil quinientos
treinta y seis millones.
Destaca asimismo la obra económica del político José
de Campillo y Cossío, que ocupó los ministerios de Hacienda, Marina, Guerra e
Indias. Entre 1741 y 1743, el año de su muerte, publicó tres obras de contenido
económico, Lo que hay de más y de menos
en España, para que sea lo que debe ser y no lo que es en 1741, España despierta en 1742 y Nuevo sistema de gobierno económico para la América,
con los males y los daños que le causa el que hoy tiene, de los que participa
copiosamente España, en 1743. En el caso concreto de los Reinos de las
Indias, abogaba por la introducción de moneda de cobre, que no existía, y el
transporte a los mismos de la mayor parte de la calderilla que había en España,
dado que su falta atrasaba mucho el comercio al por menor, y su uso y práctica
daría en América, según sus propias palabras:
… un nuevo
ser al comercio y a los mismos Indios necesitados; pues se acomodará cada uno á
u posibilidad y á las reducidas especies de moneda que habrá ó deberá haber; lo
que ahora no pueden executar por el alto valor de la plata, que es la que
únicamente da ser á sus monedas.
Continuaba sus reflexiones afirmando que:
Decir que la
plata es tan comun en América, que se necesite de moneda de cobre, lo debemos
tener por un absurdo claro y clásico. La América es el pais del mundo que tiene
mas miseria; pero los que aseguran esto, no miran á los Indios como gentes, y
solo cuentan con los Españoles, que es otro absurdo; pues el comercio
comprehende á todas clases, y el consumo que excluye a los pobres nunca será
rico.
Para saber más
ARDIT LUCAS, M., El Siglo de las
Luces – Economía, Colección Historia de España 3er milenio,
Madrid, Síntesis, 2007.
BORDAZAR DE ARTAZU, A., Proporcion de
monedas, pesos i medidas, con principios practicos de Artihmetica, i Geometria
para su uso, Valencia, Imprenta del Autor, 1736.
CAMPILLO Y COSSIO, J. ,Nuevo sistema de gobierno económico para la América,
con los males y los daños que le causa el que hoy tiene, de los que participa
copiosamente la España; y remedios universales para que la primera tenga
considerables ventajas, y la segunda mayores intereses, Madrid, Imprenta de Benito Cano, 1789.
ESPINOSA PITMAN, A., José Antonio
Villaseñor y Sánchez, 1703-1759, Universidad Autónoma de San Luis Potosí, México, 2003, Editorial
Universitaria Potosina, págs. 146-147.
GARCIA CAVALLERO, J., Breve cotejo, y
valance de las pesas y medidas de varias Naciones, Reynos, y Provincias,
comparadas y reducidas à las que corren en estos Reynos de Castilla: Declarase
tambien la ley, peso, y valor de algunas monedas Hebreas, Griegas, Romanas y
castellanas, y de otros Reynos, y Señorios, recopilado, y sacado con todo
cuidado, y diligencia de los Autores de mayor erudicion, que han escrito sobre
esta materia, citando sus Autoridades y corrigiendo sus equivocaciones:
Añadense otras noticias, y nuevas curiosidades, propias del Autor, para mayor
inteligencia, y claridad de esta Obra, Madrid, Imprenta de la Viuda de Francisco
del Hierro, 1731.
ULLOA, B. de, Restablecimiento de las
fábricas y comercio español: Errores que se padecen en las causas de su
cadencia, quales son los legitimos obstáculos que le destruyen, y los medios
eficaces de que florezca, T. I y II, Madrid, Antonio Marin, 1740 y 1746.
No hay comentarios:
Publicar un comentario