Publicado en Panorama Numismático, 13 de septiembre de 2018
https://www.panoramanumismatico.com/articulos/el_real_de_a_ocho_y_el_thaler_de_maria_teresa__id03047.html
GUNDER FRANK, A., ReOrient: Global Economy in the Asian Age, University of California Press, 1998.
MARTÍN CORRALES, E., "La "saca" de plata americana desde España hacia el Mediterráneo musulmán, 1492-1830", en BERNAL, A.M., (ed.), Dinero, moneda y crédito en la Monarquía Hispánica, Madrid, 2000, pp. 471-486.
PARADALTAS Y PINTÓ, F., Tratado de monedas: sistema monetario y proyectos para su reforma, Barcelona, 1847.
PÉREZ SINDREU, F. de P., “El real de a ocho y el thaler”, Gaceta Numismática, 152, I-04, 5ª época, marzo 2004, pp. 39-48.
UZTÁRIZ, G. de, Theorica, y practica de comercio: y de marina, en diferentes discursos, y calificados exemplares, que, con especificas providencias, se procuran adaptar a la monarchia española para su prompta restauracion..., 3ª impresión, Madrid, 1757.
ZAY, E., Histoire Monétaire des Colonies Françaises, Paris, 1892.
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El
continúo estado de enfrentamiento, abierto o larvado, entre el Imperio Otomano
y España, no fue óbice para que existiesen relaciones comerciales que ya desde
el siglo XVI fueron deficitarias para España, lo que supuso la salida de gran
cantidad de moneda para saldarlas, y muy especialmente por los comerciantes
catalanes y valencianos, que debían utilizar escudos de oro y reales de a
cuatro y de a ocho para financiar dicho comercio. Asimismo, era elevada la
cantidad de numerario que debía remitirse a los puertos corsarios
norteafricanos para la redención de cautivos.
La moneda necesaria para alimentar el
comercio de los países europeos, según Uztáriz, era adquirida directamente en
Cádiz e introducida en el Imperio Otomano, con una ganancia de hasta un 10%, y
de un 50% si era remitida a Estambul o a El Cairo. Esta moneda se sacaba según
este autor desde los puertos de Salé, Tetuán, Argel, Túnez, Puerto Farina o
Trípoli, activos centros corsarios, o procedía de los puertos de Génova, Liorna
o Marsella, y uniéndose a la moneda remitida directamente desde los países de
origen de los comerciantes servía para la financiación del comercio con Egipto,
Palestina, Anatolia y Esmirna, y llegaba en grandes cantidades a la capital
otomana.
A mediados del siglo XVIII los pagos
derivados de este comercio debían ser obligatoriamente realizados en reales de
a ocho españoles, la única moneda aceptada en los lugares de destino, y eran
habitualmente del tipo de cruz, previos a la acuñación de moneda redonda. En el
puerto de Salónica, según Martín Corrales la moneda preferida de sus habitantes
era la de gran módulo acuñada en Sevilla o en México, si bien también había en
circulación moneda de plata provincial acuñada en las cecas peninsulares.
Esta moneda, como ponía de manifiesto
Cipolla, salía prácticamente en su totalidad del Imperio Otomano con dirección
a Persia y a la India, uniéndose a otro flujo, el que procedente de Rusia
introducía en Persia reales de a ocho para compensar su deficitaria balanza
comercial. Otra ruta de entrada de plata en Oriente pasaba por los puertos del
Mar Rojo, y estaba relacionada con el comercio del café de Yemen. En el siglo
XVIII el Mar Rojo siguió siendo la arteria vital para la llegada de los reales
de a ocho a la India.
Según
Tavernier, en 1681 otra fuente importante de llegada de plata española a Persia
era el comercio de los armenios, que vendían en Europa su seda. Los
comerciantes intentaban transportar furtivamente su plata a través de la misma,
dado que los oficiales de comercio persas obligaban a sus tenedores a
reacuñarlas en abbassis, lo que suponía que una vez que entraban en la India
deberían ser nuevamente reacuñadas en piastras, lo que suponía una importante
pérdida para los comerciantes. Según este autor, era preferible llevar a la
India reales de a ocho sevillanos, dado que eran preferidos a los mexicanos y a
los de otras procedencias.
Mientras esto sucedía, durante los cuarenta
años de reinado de la emperatriz María Teresa, fallecida en 1780, se habían
acuñado más de treinta millones de monedas en Táleros o táleros, más que cualquier otra moneda de la época, salvo
los reales de a ocho españoles. A partir de ese momento se siguieron batiendo
hasta el año 2002, siempre con la fecha de emisión de su fallecimiento.
Desde una década después de su acuñación
estos táleros alcanzaron la Península Arábiga en las rutas del comercio del
café en Adén y Moka, un producto que era remitido a Viena vía Trieste, Grecia y
otros puertos mediterráneos. La moneda fue asimismo utilizada por los
comerciantes judíos, turcos y armenios en los centros comerciales de El Cairo,
Alejandría, Trípoli, Túnez y Argelia, desde donde se introdujeron en las rutas
caravaneras del Sahara y en el interior de Arabia, Egipto, Sudán y Etiopía.
Circularon ampliamente asimismo en el Imperio Otomano. Desde mediados del siglo
XIX y hasta 1960, el tálero de María Teresa tuvo en el mismo consideración de
moneda de curso legal.
Según Humboldt, en 1827 las relaciones
comerciales de Austria con el Imperio Otomano suponían la salida de un millón y
medio de pesos. Entre las teorías y razones para explicar su rápida aceptación
y extensión se encuentra la que afirma que la decadencia del poder del Imperio
Otomano coincidió con la expansión de la llegada de remesas debida entre otros
motivos al incremento del comercio y el contrabando de armas realizados por las
potencias europeas. Con la restricción de las importaciones de algodón
norteamericano durante la Guerra de Secesión se incrementó asimismo el comercio
de los países europeos con la India, Egipto y Sudán, siendo el tálero la moneda
con la que se adquirió esta materia prima.
A ello hemos de sumar el hecho de que, tras
tres centurias en los que los reales a ocho españoles habían sido una moneda
que se hallaba en el mercado en grandes cantidades, las independencias de las
nuevas repúblicas iberoamericanas trastocaron el flujo monetario a nivel
mundial. Por ello, en amplias áreas del norte de África y del Levante, donde
ambas monedas se complementaban, el tálero llegó a imponerse en el comercio.
De su estimación da fe el hecho de que en
fecha tan tardía como 1867 el ejército británico tuviese que pedir a la ceca de
Viena la acuñación de cinco millones de táleros para hacer frente a los gastos
de la expedición de Sir Robert Napier a Etiopía para rescatar al cónsul
británico y otros rehenes del Emperador Theodore. En 1935 Mussolini pidió a
Austria sus troqueles para financiar su ocupación de Etiopía, y habiéndolos
obtenido, el Gobierno del Reino Unido con el consentimiento de la Cámara de los
Comunes ordenó a la ceca de Londres acuñar más de cuarenta millones de estos táleros
de María Teresa.
Conclusión
Como afirmaba Paradaltas, director de la Casa de Moneda de Barcelona en
1847, a
mediados del siglo XIX los reales columnarios se seguían aceptando en Levante sin más consideración que el sello que
llevan, y consideraba que su transporte como pago a los países que los
aceptaban con preferencia a cualquier otra moneda era favorable para España,
dado que con ello se obtenía un beneficio más o menos crecido. Para este autor,
se debería atraer la plata en pasta a las Casas de Moneda para que no faltasen
los duros necesarios para la circulación interior.
España podría haberse constituido para él
en el fabricante de la moneda metálica necesaria para el comercio de las demás
naciones con Levante, la India y parte de África, pero la especulación
realizada con los reales columnarios los había hecho desaparecer, al no volver
a acuñarse otros nuevos para sustituir a los que salían. Esta política
monetaria apuntada por Paradaltas fue llevada a cabo por los monarcas
austriacos, con la emisión de uno de los principales competidores del real de a
ocho en Oriente Medio, los famosos táleros
de María Teresa.
Para saber más
CHAUDHURI, K.N., The Trading World of Asia and the English East India
Company: 1660-1760, Cambridge University Press, New York, 1978.
CIPOLLA,
C.M., La Odisea de la plata española.
Conquistadores, piratas y mercaderes, Barcelona, 1996.GUNDER FRANK, A., ReOrient: Global Economy in the Asian Age, University of California Press, 1998.
MARTÍN CORRALES, E., "La "saca" de plata americana desde España hacia el Mediterráneo musulmán, 1492-1830", en BERNAL, A.M., (ed.), Dinero, moneda y crédito en la Monarquía Hispánica, Madrid, 2000, pp. 471-486.
PARADALTAS Y PINTÓ, F., Tratado de monedas: sistema monetario y proyectos para su reforma, Barcelona, 1847.
PÉREZ SINDREU, F. de P., “El real de a ocho y el thaler”, Gaceta Numismática, 152, I-04, 5ª época, marzo 2004, pp. 39-48.
UZTÁRIZ, G. de, Theorica, y practica de comercio: y de marina, en diferentes discursos, y calificados exemplares, que, con especificas providencias, se procuran adaptar a la monarchia española para su prompta restauracion..., 3ª impresión, Madrid, 1757.
ZAY, E., Histoire Monétaire des Colonies Françaises, Paris, 1892.
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