Publicado en Puerto Rico Numismático, noviembre de 2022
Para acercarnos al tema de la aceptación de los pesos mexicanos en la circulación monetaria de Puerto Rico a partir de 1879 no podemos dejar de tener en cuenta la grave crisis económica y monetaria mundial que socavó las bases económicas del orbe occidental y del liberalismo económico. El conocido como Pánico de 1873, Gran Depresión o Larga Depresión fue la primera de las grandes crisis económicas a nivel mundial, con una dilatada duración, dado que en algunos países sus nefastas consecuencias perduraron hasta finales de la centuria.
Entre sus causas económicas se encuentran la sobreproducción mundial debida a la Segunda Revolución Industrial, así como el pinchazo de la burbuja ferroviaria en los Estados Unidos. A ello se sumaba la sobreabundancia de metales preciosos en los mercados, sobre todo de plata, debida al gran aumento de su producción en los Estados Unidos, Australia o México. Entre las causas desencadenantes se encuentran la obligación impuesta por el victorioso Imperio Alemán a la rendida Francia de una indemnización de cinco mil millones de francos, a pagar en oro. La abundancia de metal áureo hizo que Alemania abandonase la emisión de sus táleros de plata, creando el marco de oro el 9 de julio de 1783.
Las pérdidas en la demanda de plata hicieron quebrar la Bolsa de Viena el 9 de mayo de ese mismo año, creando un efecto dominó que llevó a la quiebra parcial de su sistema bancario y a la rápida extensión de la crisis por toda Europa y los Estados Unidos. La caída del precio de la plata llevó a la Unión Monetaria Latina a la suspensión de las emisiones en este metal, y a los Estados Unidos a la adopción de una nueva política monetaria por la Coinage Act de ese mismo año, convirtiendo de facto a las emisiones áureas en la única moneda patrón.
Las consecuencias de esta Larga Depresión a nivel planetario fueron muy graves. Se quebró el monopolio industrial británico y se agudizaron los conflictos sociales y laborales. Se asistió al nacimiento de los nacionalismos exacerbados y del antisemitismo, y dio comienzo la conocida como Era del Colonialismo. Las tensiones acumuladas serán las causantes del estallido de la Primera Guerra Mundial. Para Puerto Rico supuso graves problemas económicos y comerciales, con la crisis del sector azucarero, así como la agresiva política norteamericana que desembocará en la Guerra hispano-norteamericana de 1898.
La aceptación del peso mexicano y los problemas monetarios en Puerto Rico
En 1857 se restauró en la circulación de la isla el peso fuerte o duro nacional español con la retirada de la moneda macuquina venezolana, si bien las cantidades en circulación se agotaron en pocos años. Ha de tenerse en cuenta que esa moneda nacional española había dejado de acuñarse con la independencia de las repúblicas hispanoamericanas, y que la moneda emitida en España estaba basada en otro patrón monetario, el real de vellón, por lo que su suministro desde la península no era posible sin cambiar su sistema monetario, alejándolo del de su área de influencia y vigente en todo el continente, basado en los mismos reales de a ocho o pesos en su día acuñados por las cecas ultramarinas.
La falta de moneda de plata nacional, que no de oro, dado que al parecer hasta al menos una década después esta última era la más común en el circulante boricua, hizo que por Real Orden de 20 de noviembre de 1867 se autorizase en las arcas del Tesoro las monedas áureas y argénteas estadounidenses de oro y plata, así como las francesas, y sus piezas fraccionarias. Finalmente, las necesidades de circulante de plata hicieron que, a petición de los comerciantes, por Real Orden de 22 de febrero de 1879 se autorizó la circulación de los pesos mexicanos con el mismo descuento del 5,263% que el dólar norteamericano, el mismo año en el que la Unión Monetaria Latina había suspendido sus emisiones en este metal.
La balanza comercial de la isla era claramente deficitaria, lo que hacía que se introdujesen gran cantidad de estos pesos mexicanos desde Cuba y Estados Unidos como pago de las exportaciones de café y tabaco, y que a su vez supuso la salida de la moneda de oro nacional que hasta entonces se encontraba en la circulación. Esta moneda había sido falsificada en grandes cantidades en los estados sureños de Estados Unidos, dado que consta que solamente de Arkansas salían anualmente alrededor de diez millones de pesos de cuño mexicano, que se estimaban poco menos que como plata en barras. La importación y circulación de los pesos mexicanos de fecha de acuñación posterior a 1886, el mismo año de la celebración de esta Junta, fueron prohibidas.
La Junta Magna de Aibonito
Bajo la presidencia del comerciante y banquero Ermelindo Salazar Schuck, los días 29 y 30 de agosto de 1886 se reunieron los delegados de los diferentes departamentos de la isla, con la presencia de las sociedades Unión Mercantil e Industrial de Ponce y el Círculo Mercantil de San Juan de Puerto Rico, para proponer las medidas que conviniesen someter al gobierno de la nación para buscar soluciones a los problemas que afectaban a las intereses generales del país. En la misma se plantearon varias propuestas, dirigidas entre otras a la mejora de la agricultura, la rebaja de los gastos del presupuesto de la provincia, el proyecto de un Banco Hipotecario bajo la base de un empréstito de quince millones de pesos o a la negociación de un empréstito de ocho a diez millones de pesos oro para la extinción de la deuda pública.
Una de las propuestas aprobadas fue la solicitud al Ministerio de Ultramar para hacer desaparecer los impedimentos para el establecimiento de Bancos de Emisión y Descuento, dado que en el Código de Comercio vigente el privilegio de emisión lo tenía el Banco Español de la Isla de Cuba, que no tenía ni había tenido ninguna sucursal en esa provincia, ni practicaba con ella operaciones de ninguna especie. En el tema que nos ocupa, se dio lectura a los informes relativos a la moneda circulante y a la conveniencia o perjuicio de su canje por moneda nacional de oro y plata, o únicamente de plata, presentados por las Comisiones de Mayagüez, Arecibo, Aguadilla, Ponce y Guayama.
El primero de ellos se oponía a dicha sustitución, alegando que el estado lastimoso de la agricultura hacía imposible la bajada instantánea de los precios locales. Las opiniones de la Comisión de Mayagüez fueron defendidas por los señores Cuebas y Domínguez, mientras que don Lucas Amadeo se opuso a ello, afirmando que mantener en la circulación una moneda depreciada por su abundancia y un metal cuya baja progresiva era imposible de prever, era correr sin rumbo a la ruina del país. Por ello aconsejaba adoptar, como proponía la Comisión de Ponce, el doble patrón monetario oro-plata, haciéndose el canje de la moneda circulante sobre la base de una fuerte proporción de oro.
Don Felipe Cuebas solicitó expresamente una Proposición por la que la Asamblea declarase que no consideraba el momento oportuno para efectuar el canje de la moneda de plata mexicana circulante por otra nacional, y que declarase igualmente que cuando desapareciesen las causas que hacían inoportuno en ese momento dicha sustitución el canje se efectuase, como lo solicitaban las Comisiones de Ponce, Aguadilla y la capital, por moneda nacional de oro y plata. Así fue finalmente acordado y aprobado por trece delegados, con el voto negativo de los otros doce.
Para saber más
Acta
de la Junta Magna celebrada en la Villa de Aibonito por los delegados de los
Departamentos de Puerto Rico, 29 y 30 de agosto de 1866.
Disponible en la página web de la Biblioteca
Virtual de Puerto Rico.
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RIVERA RODRÍGUEZ, I., “El debate sobre el
peso mexicano en Puerto Rico: 1879-1889”, Serie
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