Publicado en Panorama Numismático, 3 de marzo de 2016
http://www.panoramanumismatico.com/articulos/el_coleccionismo_y_los_estudios_numismaticos_en_el_sigl_id02352.html
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El motivo del presente estudio es analizar las
principales colecciones y autores que durante el Siglo de las Luces se
dedicaron al estudio de la ciencia numismática. Durante esta centuria se
formaron numerosas colecciones, tanto públicas como privadas, y la afición al
coleccionismo de medallas y monedas, así como en general al de todos los
objetos artísticos de la antigüedad, se popularizó entre las clases pudientes.
En consonancia con los estudios que se estaban llevando a cabo allende los
Pirineos, es también una época de esplendor de los estudios numismáticos, con
una pléyade de insignes autores cuyas obras traspasaron las fronteras de su
país y de su tiempo.
El coleccionismo de monedas existía en España antes del siglo XVIII.
Alfonso V de Aragón se interesó por ellas influido por las corrientes
renacentistas italianas, y el Cardenal Pedro González de Mendoza, consejero de
los Reyes Católicos, tuvo una famosa colección que a su muerte llegó a manos de
la reina Isabel y fue el origen de las Colecciones Reales españolas. En este
contexto renacentista, la moneda fue una de las principales fuentes de estudio
y complemento de las fuentes literarias de la antigüedad clásica.
En los siglos siguientes se
llevaron a cabo importantes estudios numismáticos. El matemático Juan Pérez de
Moya dedicó parte del Libro Octavo de su
Diálogos de aritmética práctica publicada en Salamanca en 1562 a las monedas y pesos antiguos, empezando
por el as romano. Antonio Agustín publicó en 1587 su Diálogos de medallas, inscripciones y otras antigüedades, siendo
una obra capital para el establecimiento de una nueva metodología basada en la
intención científica, más que en su propio valor estético.
Fue, junto con Fulvio
Orsini, el primero que comenzó a darse cuenta de la importancia de las monedas
como fuente de interpretación de la antigüedad, en su obra Familiae romanae quae reperiuntur in antiquis nummismatibus,
publicada en Roma en 1577, dado que hasta ese momento eran vistas como medallas
ornamentales. Una de las principales aportaciones de su trabajo fue la
inserción al final de su obra el Diálogo
Onzeno: De las medallas falsas, y letreros falsos y de los que han escrito de
medallas y inscriciones.
En 1645 Vicencio Juan de
Lastanosa publicó su importante obra Museo
de las medallas desconocidas españolas. Río Herrmann utiliza su obra para esbozar respuestas mediante sus anotaciones a la
historiografía de la numismática ibérica. Cita asimismo las aportaciones
paleográficas de algunos de los autores de la segunda edición de la obra, que
no se llegó a publicar, como Francisco Fabro, Bartolomé Alcázar, Adán
Centurión, Paulo de Rajas, Bernardo Cabrera, Andrés Poza o José Santolaria.
Entre los muchos amigos y conocidos que obsequiaron a Lastanosa con monedas
para su obra se encontraba don Juan José de Austria, que le regaló las monedas
romanas que constan en un volumen manuscrito del año 1675 titulado Medallas romanas explicadas que ofrece y
dedica al serenissimo señor don Iuan de Austria que se conserva en la
biblioteca del virrey.
En el ámbito europeo fue en
esta centuria en la que se sentaron las bases de los estudios científicos sobre
la numismática, que se fijarán en el siglo XIX. La obra de Joseph H. Eckhel y
Joseph von Mader en los países germánicos, del francés Theodore E. Mionnet o
del italiano Domenico Sestini y los rusos Tolstoi, Schubert, Mikhailovitch o
Oreshnikov, muchos de ellos a caballo entre ambos siglos, son buena muestra de
ello. El Padre Flórez citaba las colecciones de moneda imperial
de Vaillant, la de Andrés Morell en Amsterdam en 1734 y 1752, y la de Juan
Jacobo Gesnero en Zurich en 1738. Rodríguez Casanova recoge la influencia que
tuvieron los tratados de autores europeos y su frecuente traducción al
castellano, y entre ellos menciona Disertation
historique sur les monnoyes d’Espagne de Mahudel, publicada en 1725, La science des médailles de 1739 de
Jobert traducida por Martínez Pingarrón, la Histoire
des médailles ou introduction à la connaissance de cette science de Charles
Patin, traducida por Miguel Pérez Pastor en 1771, o la obra de Addison de la
que hablaremos más adelante. Asimismo, recoge el conocimiento que se tenía en
Europa de la obra de autores como Flórez, López Bustamante o de algunos
epigrafistas.
En España no faltaron
tampoco importantes trabajos, como los estudios sistemáticos de las monedas
hispánicas y visigodas por Luis José Velázquez y el Padre Flórez, los trabajos
de los epigrafistas como Martí, Mayans o Pérez Bayer o proyectos como el
llevado a cabo por Campomanes en la Real Academia de la Historia. Mateu y
Llopis citaba entre los grandes maestros en el estudio de la moneda antigua
española de este siglo cronológicamente al padre Flórez (1757); Pérez Bayer y
su oponente Tychsen (1758); Patricio Gutiérrez Bravo (1765); el conde de
Lumiares (1773); Francisco Carter (1777); José Mariano Ortiz (1778);
Bustamante, el de las Monedas de Munda (1779);
Loperráez (1783); Fray Vicente Salgado (Lisboa, 1784); Ponz -el valenciano
Pons-, el del Viaje (1787); Addison,
traducido por O'Crouley (1795); y a Masdeu (1797). Este periodo de importantes avances se interrumpió con la Guerra de la
Independencia, por la muerte o exilio de algunos de los estudiosos numismáticos
y por la desaparición física de las colecciones que sustentaban estos
estudios.
En el siglo XVIII proliferó junto con los
estudios numismáticos el coleccionismo de monedas y medallas, una afición muy
extendida entre las clases pudientes, empezando por los propios monarcas y
siguiendo por la nobleza, los altos cargos de la administración, la burguesía,
los profesionales liberales, militares, clérigos y en general por cualquier
persona erudita. En su estudio fechado en Tarragona el 15 de mayo de 1805,
el clérigo asturiano Carlos Benito González de Posada y Menéndez hizo una
exhaustiva relación de españoles aficionados a la ciencia numismática desde la
época de Alfonso V hasta sus días, agrupándolos por el siglo en el que vivieron.
Recogía asimismo en varias adiciones los nombres de otras personalidades
tomadas del presbítero Manuel Martínez Pingarrón y del tomo tercero de la obra
del Padre Flórez.
Como pone de manifiesto Gloria Mora, se
extendieron los estudios de numismática, y especialmente aquellos que venían
dirigidos a averiguar el origen de las lenguas prerromanas y a descifrar su
escritura a través de las leyendas monetales, y las instituciones públicas y
las academias científicas los potenciaron como forma de conocer la historia de
la nación, el origen de sus pueblos y de su cultura. Con ello se quería
elaborar una Historia nacional que demostrase la existencia de una unidad o
hilo conductor en el proceso histórico de España. Asimismo, algunos de los
estudiosos de la numismática participaron en empresas europeas de la magnitud
de L’Antiquité expliquée et ilustrée
de Bernard de Montfaucon y el Recueil
d’Antiquités del conde de Caylus.
Como recoge Salas Álvarez, el gran auge de las colecciones numismáticas debe buscarse en el papel que
ocupaba la moneda en el capítulo de las antigüedades, considerado uno de los
fundamentos para el estudio de la Historia, y que ya se consideraban como
fuente primaria. La investigación numismática experimentó importantes avances
durante el siglo XVIII, gracias a la elaboración de numerosos catálogos de
colecciones. Cita los casos de Pedro
Leonardo de Villacevallos, Juan Tyrry, Marqués de la Cañada, y Francisco de
Bruna Ahumada. Para este autor, el auge del coleccionismo se debió al deseo de
expresar a la sociedad circundante que el coleccionar antigüedades era sinónimo
de estar acorde con la línea cultural que se daba en aquellos momentos en
España, como puede observarse en las colecciones de la baja nobleza, de los
hidalgos de las ciudades o de los burgueses comerciantes.
Entre las colecciones
privadas, Rodríguez Casanova menciona las de los infantes don Luis y don
Gabriel de Borbón, especialmente la de este último, que incorporó monedas
traídas de Italia por Pérez Bayer y numerosas colecciones privadas, como las de
Bernardo de Estrada, Livino Ignacio Leirens o Antonio José Mosti. La colección del Infante don Gabriel fue adquirida en 1793 por la
Biblioteca Real por 300.000 reales de vellón.
Nos ha llegado
documentación sobre diferentes monetarios privados, como el del cordobés Pedro
Leonardo de Villacevallos, que fue utilizado por el padre Flórez y por
Velázquez para sus estudios. El estudio detallado de su colección, estudiada
por Mora, aporta una mayor y más precisa información sobre aspectos como la
organización de las colecciones, la estructura de los inventarios, la
bibliografía usada y la evolución del perfil de las colecciones.
Otras colecciones conocidas
son las de Pedro Alonso O’Crouley, la citada de Bernardo de Estrada, intendente
del ejército, y la del deán de la catedral de Málaga Manuel Trabuco y Belluga,
que la legó testamentariamente a la Academia en 1796. También está documentada las
del sevillano Livino Ignacio Leirens, vendida igualmente al infante don
Gabriel, y que fue autor de varios trabajos numismáticos, destacando su Disertación sobre las medallas antiguas de
la Provincia Bética.
Antonio Valcárcel Pío de
Saboya, conde de Lumiares y conocido como Príncipe Pío, fue discípulo de
Velázquez y ayudó a su maestro y al padre Flórez en sus trabajos, llegando su
monetario a constar de 12.000 piezas. Valcárcel descendía por línea materna de
una familia de regidores de la villa de Tobarra, de la que uno de sus miembros,
Berenguer Pérez-Pastor, fue un gran aficionado a la numismática, con una
importante colección que en parte donó a la Real Academia de la Historia en
1768, una influencia que pudo ser decisiva en la afición del conde a las antigüedades
y la numismática. La publicación del catálogo numismático de la colección de
Valcárcel se produjo en 1773.
González de Posada añade
los nombres de Tomás Andrés de Gusseme, del botánico barcelonés Jaime Salvador,
que fue el iniciador de la colección de monedas del Gabinete de Historia
Natural de esta ciudad, del doctor Agustín de Salas, cronista de la ciudad y
Reino de Valencia, Gregorio Mayans y muchos otros más.
Destacó asimismo la figura de María
Isabel de Bustamante y Guevara, que reunió una notable colección numismática, y
que por la documentación conservada era perfectamente conocedora de las que
tenían más valor o eran más difíciles de encontrar. Tanto la colección que
reunió como su actividad es rastreable en la documentación que se conserva y
que ha estudiado Margarita Vallejo, siendo las mismas calificadas de singulares
en la época, por su condición de mujer, algo de lo que ella era perfectamente
consciente.
Para saber más:
ABASCAL PALAZÓN, Juan Manuel, DIE, Rosario, y CEBRIÁN, Rosario. Antonio Valcárcel Pío de Saboya,
Conde de Lumiares (1748-1808): apuntes biográficos y escritos inéditos.
Real Academia de la Historia, Madrid: 2009.
ACOSTA NIETO, Ignacio. “Coleccionismo
numismático en España en el siglo XIX”. En VI
Jornadas Científicas Sobre Documentación Borbónica en España y América
(1700-1868). Dpto. de Ciencias y Técnicas Historiográficas, Universidad
Complutense de Madrid. Madrid: 2007.
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de Antonio Agustín”. En EGIDO, Aurora, y LAPLANA, José Enrique, Mecenazgo y Humanidades en tiempos de
Lastanosa, Homenaje a la memoria de Domingo Ynduráin. Institución Fernando
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ALMAGRO GORBEA, Martín. Monedas y medallas españolas de la Real
Academia de la Historia. Real Academia
de la Historia. Real Academia de la
Historia: 2007.
BELTRÁN MARTÍNEZ, Antonio. La Moneda. Una introducción al
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por ALFARO ASINS, Carmen, MARCOS ALONSO, Carmen, y OTERO MORÁN, Paloma. Vol. 1.
Madrid: 2005.
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NVMISMA, 192-203. 1985-1986, pp. 73-79.
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FLOREZ, Henrique. Medallas de las Colonias, Municipios y pueblos antiguos de España.
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Lastanosa, Homenaje a la memoria de Domingo Ynduráin. Institución Fernando
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MORA, Gloria. Historias de mármol: La arqueología clásica española en el siglo XVIII.
CSIC: 1998.
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Madrid, Málaga: 2003. pp. 219-323.
PÉREZ DE MOYA, Juan. Arithmetica practica, y especulativa.
13ª Edición. Madrid: 1776.
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Nuevo Mundo: la Corona española y la Arqueología en el siglo XVIII. Real
Academia de la Historia. Madrid: 2012.
RÍO HERRMANN, José Enrique del. “Un manuscrito de Vincencio Juan de Lastanosa sobre numismática romana”.
En NVMISMA, nº 241. Enero-diciembre
1998, pp. 131-160.
RÍO HERRMANN, José Enrique del. "Reflexiones sobre la historiografía de la numismática ibérica".
En NVMISMA, nº 244. Enero-diciembre
2000, pp. 129-166.
SALAS ÁLVAREZ, Jesús. "El
coleccionismo numismático en Andalucía durante la Ilustración". En NVMISMA, nº 252. Enero-diciembre 2008,
pp. 149-176.
VALLEJO GIRVÉS, Margarita. “La única moneda española dedicada a esta tarea. El coleccionismo de
moneda antigua de María Isabel de Bustamante y Guevara y la administración de
la Renta del Tabaco”. En Cuadernos dieciochistas, 9, 2008,
pp. 229-255.
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