Publicado en Gaceta Numismática 189, junio de 2015, pp. 103-113.
La moneda de plata española se introdujo en las colonias norteamericanas de Inglaterra desde su misma constitución, procedente del tráfico comercial, el consumo y el contrabando. Como afirmaba Chalmers, en los establecimientos británicos sólo circulaban numerario metálico extranjero, principalmente español, con una estimación referida a la moneda esterlina. La unidad de cuenta más habitual era el real de a ocho, compuesto de ocho subdivisiones, a pesar de la regulación oficial en libras, chelines y peniques. Esta moneda foránea en muchas ocasiones se convertía en fiduciaria, mediante su cercén, y aún así seguía circulando sobrevalorada por la escasez de circulante...
La moneda de plata española se introdujo en las colonias norteamericanas de Inglaterra desde su misma constitución, procedente del tráfico comercial, el consumo y el contrabando. Como afirmaba Chalmers, en los establecimientos británicos sólo circulaban numerario metálico extranjero, principalmente español, con una estimación referida a la moneda esterlina. La unidad de cuenta más habitual era el real de a ocho, compuesto de ocho subdivisiones, a pesar de la regulación oficial en libras, chelines y peniques. Esta moneda foránea en muchas ocasiones se convertía en fiduciaria, mediante su cercén, y aún así seguía circulando sobrevalorada por la escasez de circulante...
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