jueves, 2 de diciembre de 2021

La relación de la numismática con las demás ciencias

 Publicado en El Tinto Numismático, Vol. I, nº4, 2021

https://es.calameo.com/read/006563556b02015729409

La moneda, como representación máxima de la soberanía de un Estado y medida de valor de todas las actividades humanas, ha cumplido en la Historia y sigue cumpliendo multitud de funciones interrelacionadas. Cada una de ellas, cada ejemplar, es un documento vivo de la Historia, pasada y presente, un ente histórico exclusivo que debe analizarse desde muy distintos aspectos y cuyo estudio abarca objetivos muy variados.

 Entre las funciones de cada una de ellas encontramos las que se fijaron en cada momento concreto para su fabricación, diseño y emisión. Entre otras muchas,  las motivaciones religiosas, sociales, políticas, culturales o económicas. A ellas hemos de sumar las que en la Historia del Arte se conocen como de degustación, de mero goce y disfrute y de apreciación individual de sus cualidades y belleza, funciones que transcienden aquellas para la que cada moneda concreta fue creada y que están en la base del coleccionismo numismático.

 El hombre ha utilizado siempre objetos para medir su capacidad económica y como medio de intercambio para cubrir sus necesidades. Incluso estos medios alternativos de pago, los conocidos como objetos premonetales, moneda mercancía o, como en el caso de la América española durante siglos e incluso después de las independencias conocidos como monedas de la tierra o pesos huecos, que en muchas partes del mundo siguen aún vigentes, son objeto de estudio de la ciencia numismática.  

 Las emisiones de los templos del Creciente Fértil de los primeros siclos certificaban el peso de los lingotes de plata, y con su emisión en pequeñas fracciones, todas iguales, se consiguió que la plata, como medio de intercambio, pudiese ser utilizada en pequeñas cantidades por cualquier persona. La primera moneda como tal apareció hace ya veintiocho siglos en el reino de Lidia, en la actual Turquía, y estaba compuesta de una aleación natural de oro y plata, conocida como electrum. Ya en ella aparecen las funciones antes descritas, dado que en su anverso lleva la representación de un león, el símbolo de la autoridad real.  A partir de este momento se generalizó su uso.

 La búsqueda de los metales preciosos necesarios para las emisiones fue el origen de prospecciones y explotaciones mineras, que desarrollaron extraordinariamente las ciencias y artes relativas a dichas actividades extractivas y de transformación, con lo que ello suponía de desarrollo de los conocimientos de la alquimia y las posteriores ciencias físicas y químicas. Para este laboreo de las minas se tuvo que desarrollar un complejo sistema de población, abastecimiento, beneficio del mineral y posterior transporte, distribución y circulación, así como de un derecho que regulase todas estas actividades. El carácter privativo del derecho de emisión, el ius monetae, ha sido una constante en la Historia. 

 El comercio a corta y larga distancia tuvo asimismo un enorme desarrollo, así como los viajes y el conocimiento geográfico, dado que la generalización del uso de la moneda y la monetización de las economías necesitaban de los mismos para el suministro de los metales preciosos. La posesión de los placeres y minas estuvo también en el origen de numerosas guerras y conflictos, y en la formación de las grandes unidades territoriales e imperios, desde la Antigüedad hasta el presente. Y, por supuesto, la utilización de una amplia masa de trabajadores, ya fuesen voluntarios, forzados o esclavizados.

 La moneda, como representación del poder soberano que la emite, fue desde su creación la imagen fiel de la autoridad que la acuñaba, el signo de su poder y el medio más eficaz de hacer llegar al mundo conocido, y no solamente a sus propios súbditos, los atributos de su grandeza. Desde su creación, algunas emisiones sirvieron como auténtica divisa internacional y como medio de tesaurización, mientras que la moneda menuda, como los óbolos bíblicos o la moneda de vellón o cobre en la Europa feudal y en la Edad Moderna, la conocida como moneda negra, sirvió como medio de pago de las clases populares.

 Las funciones religiosas fueron en las primeras emisiones claramente dominantes, así como la representación de los símbolos de la ciudad o el ente político que las emitían. Con el paso del tiempo, como sucedió entre los monarcas persas, Alejandro Magno y los subsiguientes monarcas de las distintas dinastías helenísticas, el retrato del soberano se deificó con su estampación en la moneda. En este proceso se produjo igualmente un enorme desarrollo de las artes, dado que notables artistas, anónimos o por ellas conocidos, comenzaron a diseñar los cuños de las monedas, produciendo series de indudable belleza artística con representaciones de personas, edificios y paisajes.

 La moneda de los siempre pragmáticos romanos muestra claramente los signos definitorios de su imperio circunmediterráneo. Desde los primeros as rude, trozos de bronce, a sus preciosas emisiones imperiales, muestran el tránsito de una pequeña república que luchaba por su supervivencia a un enorme y magno imperio, una transformación para la que la dolorosa y larga conquista de Hispania, la fuente de su riqueza minera, tuvo un papel de primer orden. Sus monedas son fiel reflejo de su concepción del mundo plasmado en un arte urbano, oficial, integrador y propagandístico de las grandezas de Roma. En esta época también destaca otro uso de la moneda, como medalla, en la que se aúnan las funciones de la moneda propiamente dicha con las puramente estéticas, artísticas y conmemorativas de hechos dignos de ser recordados.

 El Bajo Imperio romano y sus representaciones numismáticas tendrán una larga herencia en los siglos medievales de Occidente, en las emisiones bizantinas y en gran medida en la cultura más brillante de estos siglos, la musulmana. Su sistema monetario, basado en la libra, el sueldo y el dinero, tendrá una larga vigencia, que llega hasta la actualidad como, por ejemplo, en el sistema británico. La moneda musulmana, en la que nuevamente primarán los motivos religiosos, heredará en estos siglos el papel de divisa internacional, mientras que en los reinos cristianos su uso, tan extendido en el Imperio Romano, se limitará, e incluso muchos territorios tendrán una economía prácticamente desmonetizada.

 En la Baja Edad Media las monedas de oro de las repúblicas italianas, dependientes del comercio del oro con el Islam, adquirirán el papel de medio internacional de pago. En ellas son palpables muchas de las funciones que la moneda ha tenido a lo largo de la historia y que hemos venido enumerando, a lo que hay que añadir que la moneda, e igualmente la medalla, se convirtieron en la época del Renacimiento en un vehículo propagador, más que otras manifestaciones artísticas por su obvio carácter de circulante y su enorme producción en proporción a otras obras artísticas, de una nueva concepción del arte.

 El comienzo de la Edad Moderna coincide con el descubrimiento de nuevas minas de plata en Europa y la aparición de las macromonedas, los táleros o dólares, piastras y testones, que protagonizaron la circulación monetaria europea en esta Era. Esta novedad se convirtió en una auténtica revolución con el descubrimiento de las ricas minas de plata en los Reinos de las Indias españolas y con la masiva emisión de moneda que hizo posible la primera globalización monetaria, y por ende comercial, de la historia de la Humanidad.

 Mientras que en Europa se mantuvieron las funciones políticas e incluso artísticas en la labra de sus emisiones, en las cecas del Nuevo Continente primaron la producción y las funciones puramente económicas. Así, una moneda fea y mal acuñada, conocida actualmente como macuquina, se convirtió en el objeto de deseo de todos los habitantes del planeta, que eran conscientes del valor de ese pedazo de metal en ocasiones informe, por su valor constante en su ley y peso. Los reales de a ocho, pesos o duros fueron comunes en los rincones más apartados del planeta.

 Este río alimentó durante tres siglos el comercio, la economía y la vida cotidiana del hombre, en la verdadera primera globalización. Permitió la monetización de las economías, dio seguridad a las transacciones comerciales a enormes distancias y favoreció directamente el conocimiento del orbe en esta Era de los Descubrimientos. Nuevamente dio impulso a las ciencias relacionadas con la producción, el tratamiento del mineral, la necesaria industria mecánica para la transformación y amonedación del metal y la industria náutica para su transporte. Nuevamente son visibles en la moneda los nuevos gustos artísticos.

 El final de esta Era de la Plata coincide con las perturbaciones producidas en la llamada Era de las Revoluciones. Los viejos imperios y entes supranacionales, como la Monarquía española, el Imperio Turco, el Imperio Mongol de la India y el Imperio Chino desaparecen o declinan, entrando en escena nuevas potencias que inauguran un nuevo colonialismo y el dominio europeo del mundo. El colapso de la plata de cuño español verá el nacimiento de una nueva función en la moneda, la de medida de valor de carácter fiduciario, y de una nueva representación de su valor. A la Era de la moneda metálica le sustituirá la Era del billete, adicionando a la numismática la notafilia.

 Aun así,  y dado que coincidió con el nacimiento y la extensión del nacionalismo y el liberalismo, la moneda física, en ocasiones ya no acuñada en metales nobles, siguió teniendo una capital importancia propagandística y política, en un contexto de nacimiento de nuevos estados nacionales. La sempiterna figura del monarca fue sustituida en muchas ocasiones por alegorías de los valores proclamados, y en numerosas ocasiones por los bustos de aquellas personas consideradas héroes de estas independencias nacionales. Con ello la moneda recuperó una nueva función, la conmemorativa, que ha llegado hasta nuestros días y que posiblemente, ante el avance de los pagos telemáticos y la drástica reducción del uso de moneda física, sea la preponderante en un futuro cercano, aunque no podemos dejar de mencionar el papel de los bullion o monedas de inversión.

 La numismática y su relación con otras Ciencias Sociales

 La numismática, como ciencia independiente, cubre como hemos visto un amplio espectro multidiplinar. Asimismo, tiene un papel capital como ciencia auxiliar en otras ramas del saber humano, y muy especialmente para otras Ciencias Sociales de la que es hermana, en el sentido de que cada moneda, documento vivo, sirve para esclarecer puntos desconocidos u oscuros de otras materias, habiendo sido en numerosas ocasiones dicha aportación trascendental para la consecución de los resultados obtenidos.

 Posiblemente una de las ciencias que más se beneficia de los conocimientos que aporta la Numismática es la Cronología. Los datos reflejados en las monedas han permitido fijar o variar las fechas de los reinados de numerosos monarcas, y fechar los de otros, como en el caso de los musulmanes Reinos de Taifas andalusíes. Muy importante es asimismo su papel esclarecedor en otras ciencias afines, como la Paleografía y la Epigrafía, dado que las leyendas contenidas en las emisiones monetarias han servido y sirven para situar cronológicamente por los tipos de letra y los alfabetos utilizados otros documentos motivo de estudio.

 En el caso de la Historia, estas aportaciones han posibilitado, por ejemplo, la recuperación e incluso en ocasiones la comprensión de alfabetos perdidos, como es el caso de las monedas prerromanas y de los alfabetos y lenguas ibéricas, celtibéricas o fenicias. Sirven asimismo para conocer la vestimenta y los tipos de armas utilizados. Igualmente, en muchas ocasiones son los únicos documentos que atestiguan la existencia y el nombre de reyes o gobernantes desconocidos, como sucede con algunos monarcas visigodos o con algunos de los gobernantes del Emirato andalusí de Creta.

 En cuanto a la Geografía, no cabe la menor duda de que la moneda sirve para corroborar la existencia de determinados grupos humanos en un momento y lugar concretos, ofreciendo evidencias de muchos datos que sin las fuentes numismáticas serían desconocidos, como el nombre de tribus y ciudades anteriormente indocumentadas. De gran importancia es la explicación que la circulación monetaria nos ofrece sobre las principales vías de comunicación, el origen y el destino de las emisiones monetarias y la historia del comercio y de la industria.

 En su relación con la Economía, la moneda es una fuente de primer orden para el estudio de su historia. Como afirmaba Octavio Gil Farrés, todo cambio brusco en el monetario de un territorio obedece a un trastorno económico, sirviendo la numismática para detectarlo incluso en casos en que los mismos no fueron reflejados ni por la Historia ni por la Economía.  El estudio de las producciones de las cecas nos muestra la preeminencia de determinadas ciudades en los sistemas económicos del pasado. Asimismo, las medidas de política monetaria tomadas en tiempos pasados y sus consecuencias son una importante fuente de conocimiento para no incurrir en errores semejantes. 

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