viernes, 25 de febrero de 2022

El control de la producción de moneda en 1793, según la documentación del Archivo General de Indias

Publicado en UNAN Numismática nº 46, enero 2022


https://www.academia.edu/72458129/El_control_de_la_producci%C3%B3n_de_moneda_en_1793_seg%C3%BAn_la_documentaci%C3%B3n_del_Archivo_General_de_Indias

En el Archivo General de Indias encontramos una serie de documentos que nos muestran el control llevado a cabo por la Real Hacienda de las emisiones de las nuevas monedas mandadas labrar con nuevos cuños en el año 1792. Para ello, analizamos cuatro documentos que muestran la correspondencia cruzada entre don Diego de Gardoquí[1], Secretario de Estado de Hacienda, y el Virrey del Perú don Francisco Gil de Taboada y Lemos[2], que nos revelan la remisión de troqueles y muestras de las nuevas monedas y el posterior envío desde el Perú de los ejemplares de las monedas acuñadas durante el año 1793 en tres navíos distintos.

 El primero de los documentos analizados es un escrito del Virrey del Perú, fechado en Lima el 20 de julio de 1793, en el que acusa el recibo de la Real Orden de 12 de febrero de 1792, en la que se cursaba la remisión de un cajón de troqueles y muestras de plata y estaño para la Real Casa de Moneda de Lima. En la misma informaba a Diego Gardoquí que procedía a pasarle todo al superintendente de la Real Casa de la Moneda[3], y la disposición de que desde ese momento se tomase razón de dicha Real Orden.

 Los otros tres documentos, fechados el 4 de marzo del año siguiente, recogen el envío de las muestras de monedas de oro y plata enviadas bajo partida de registro en tres buques distintos, la fragata de guerra Santa Gertrudis[4] , la fragata  de Libre Comercio Princesa[5] y el navío de Libre Comercio Levante[6]. La carga remitida en todos los casos era exactamente la misma,  un cajoncillo rotulado a su nombre, conteniendo según le había expuesto el superintendente de la Real Casa de Moneda ciento tres partidas de plata y tres de oro, acuñadas en el año 1793.

 Igualmente, se recoge en ambas misivas que se remitían el adjunto conocimiento en cada uno de los envíos, firmados por el Maestre de la Princesa, don Francisco Xavier de Ederra, del Levante, don Francisco Ignacio de Arrechavala,  y del de la Santa Gertrudis, don Andrés de Olabe. Andrés Asencio de Olabe había sido nombrado Maestre de la Plata por Real Orden de 18 de octubre de 1792[7]. 

 Ambas fragatas habían formado parte de la expedición que don Juan Francisco de Bodega y Cuadra había comandado, desde el apostadero californiano de San Blas, de descubrimiento de la costa norte del Pacífico, en la que se levantaron las cartas marítimas y geográficas de los territorios situados en el actual norte de California y Oregón.  En la misma fecha encontramos otra comunicación en la que el virrey informa a Gardoquí que la fragata Santa Gertrudis había partido de El Callao protegiendo un convoy de barcos de comercio, siendo su punto de reunión para dirigirse a su destino final en Cádiz el puerto de Buenos Aires[8].

 Los documentos anexos son las Partidas de cada uno de estos cajoncillos, firmadas el 22 de febrero de 1794. Previamente impresas, muestran en su parte izquierda la representación de un navío con las velas desplegadas, distinto para cada uno de los buques, el número de la partida asignado y bajo el símbolo de pesos, escrito a pluma, “Un cajoncito de Partidas de Plata, y oro, Amonedadas en la R. Casa de Moneda”. Mientras que en el Levante y la Princesa se afirmaba en la parte previamente impresa que el navío se encontraba en el puerto de El Callao y próximo a regresar a Cádiz, en el de la Santa Gertrudis se recogía que la nao se hallaba en el mismo puerto, “próxima a regresar a los Reynos de España, con Registro de Oro, y Plata…”.

 En pluma vienen recogidos los motivos del envío: 

Que he recibido de los Sres. Ministros de la Real Hacienda: Un cajoncillo que dice contiene ciento y tres partidas de plata, y tres de oro, por principal, rotulado à el Rey Nuestro Señor, en manos del Exmo. Señor D. Diego Gardoquí, Secretario de Estado, y del Despacho de Hacienda.

 También se recogen en las mismas que se había de entregar al Juez de Arribadas de Cádiz, para que los dirigiera a su destino. No aparecen rellenados los portes, por ser de cuenta del Rey, y están fechadas y firmadas. Curiosamente, Francisco Xavier de Ederra, el Maestre de la Plata de la Princesa, antepone a su firma el comentario “Ygnoro el contenido”.

 Las monedas de 1793 y el cambio del busto del monarca

 Por lo expuesto en esta documentación, los troqueles y muestras del nuevo busto del monarca se recibieron en Lima en el año 1793. Si bien Carlos IV accedió al trono el 14 de diciembre de 1788, las primeras emisiones de las cecas ultramarinas se siguieron emitiendo a su nombre pero con el busto de su padre Carlos III. En la moneda acuñada en plata, encontramos hasta tres tipos de busto diferentes, en uso en diferentes años según el facial batido[9].

 El diseño de los nuevos troqueles fue el realizado por Pedro González de Sepúlveda, que sustituyó a Tomás Francisco Prieto como Grabador General de las Casas de Moneda de España e Indias. Conforme a lo prevenido en la Pragmática de 1772, se diferenció el busto destinado a las Casas de Moneda de las Indias, una auténtica obra de arte que representa el retrato regio a la romana con peluca, lazo e ínfulas, y clámide que deja ver el guardabrazo, la hombrera de cuero de la armadura. Mientras que las emisiones con el busto de Carlos III tienen el numeral romano IV, las de nueva labra llevan el numeral IIII.

 En los cuartillos, aparecen ejemplares de busto entre los años 1792 y 1795, con siglas de ensayador IJ[10], las comunes a todas las emisiones que vamos a ver. En cuanto a los medios reales, llevan el busto de Carlos III con el ordinal IV entre los años 1789 y 1791. Desde este año hasta 1793 encontramos un primer tipo de busto propio, que se verá sustituido en 1794 por un nuevo tipo. En cuanto a los reales sencillos y las pesetas, el busto de Carlos III aparece igualmente hasta 1791. Un nuevo tipo fue únicamente utilizado en 1791, y desde este año un nuevo busto se usará para labrar moneda hasta 1793. Desde este año, encontramos un tercer tipo, que será el utilizado hasta 1808.

 La distribución cambia nuevamente en las emisiones de 4 reales, dado que si bien comparten con las piezas anteriores el busto de Carlos III hasta 1971, el primer tipo de busto propio se batió entre los años 1791 y 1792, y el segundo  desde 1793 hasta 1808. En el caso de los pesos o reales de a ocho, en 1791 el busto de Carlos III se sustituyó por un único tipo vigente durante todo su reinado.

 En cuanto a las emisiones áureas, los escudos con busto de Carlos III se sustituyeron en 1792 por un primer busto propio, en uso en este año y el siguiente, hasta su cambio por un nuevo tipo definitivo del que curiosamente hay ejemplares desde 1792. En las piezas de dos escudos, la sustitución en 1792 fue a un único tipo vigente todo su reinado, al igual que los cuatro escudos, con la salvedad de que hay moneda fechada en 1791 que tiene ya el nuevo busto. Igual sucede con las onzas de ocho escudos, salvo que la moneda con el busto de Carlos IV aparece en las emisiones desde 1792.

 El juego de troqueles y muestras enviado por Diego Gardoquí al virrey fueron sin duda los conformes a los diseñados por Pedro González de Sepúlveda. A falta de mayor información sobre los mismos, es posible aventurar, por la distribución de tipos anteriormente vistos, que se trataban de los diseños definitivos para acuñar moneda de plata, dado que, como hemos visto y salvo que se emitiesen piezas predatadas, lo que no fue fijado legalmente hasta unos años más tarde[11], las monedas de oro siguieron manteniendo sus anteriores diseños. Otro dato que apoya esta hipótesis es la enorme proporción de muestras de monedas de plata enviadas sobre las de oro, en una ceca en la que la producción áurea era muy importante, y habitualmente superior incluso a la de moneda de plata[12].

 La documentación analizada nos muestra igualmente el especial cuidado que se tenía en el control de las emisiones ultramarinas, tanto en su cualidades estéticas como en sus cualidades intrínsecas. Interesaba que la moneda, como representación máxima de la Monarquía, fuese perfecta tanto en su ejecución como en su peso y ley, por lo que era revisada por los grabadores y ensayadores mayores del Reino. Y, como era habitual, se enviaban muestras en varios navíos diferentes, en previsión de naufragios, conflictos o pérdida de alguna de las naves.



[1] Diego María de Gardoquí Arriquíbar (Bilbao, 1735-Turín, 1798). Comerciante, financiero, diplomático y político, fue el primer Embajador de España en los Estados Unidos entre 1784 y 1789, Secretario del  Consejo de Estado y Superintendente General de la Real Hacienda. En 1797 fue nombrado Embajador en Reino de Cerdeña.

[2] Francisco Gil de Taboada Lemos y Villamarín (Lalín, Pontevedra, 1733-Madrid, 1809). Noble, militar y político, fue sucesivamente Virrey de Nueva Granada y del Perú. Director General de la Armada y Capitán General de la Real Armada desde 1799. Aunque se negó a prestar juramento a José I Bonaparte, a su muerte en Madrid en 1809 la guarnición francesa le tributó los honores fúnebres inherentes a su cargo.

[3] Don Joseph Larriba, según UNANUE, H., Guía política, eclesiástica y militar del Virreinato del Perú para el año 1793, Lima, 1793, p. 42.

[4] AGI, LIMA, 709, N.33

[5] AGI, LIMA, 709, N.36. Su verdadero nombre era San Joseph.

[6] AGI, LIMA, 709, N.40. El nombre completo era Nuestra Señora del Buen Suceso y San Francisco de Asís.

[7] AGI, LIMA, 709, N.10

[8] AGI, LIMA, 709, N.50

[9] Según observaciones realizadas en el catálogo de Áureo & Calicó para 2020.

[10] Ignacio Zenón Gálvez y Juan Martínez de Roxas, ensayadores entre los años 1787 y 1803. PELLICER I BRU, J, Glosario de Maestros de Ceca y Ensayadores (siglos XIII-XX),  Madrid, 1997.

[11] Por Real Orden de 26 de septiembre de 1800, que permitió “…sellar moneda con cuños retrasados quando convenga a la economía y buen servicio del Rey y del público”. 

[12] Según los datos recopilados por CÉSPEDES DEL CASTILLO, G., Las cecas indianas en 1536-1825, Madrid, 1996, p. 258, en el año 1793 se acuñó en la ceca de Lima plata por un valor total de 5.294.745 pesos y oro por valor de 5.941.692 pesos.  

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