domingo, 29 de enero de 2023

Medios escudos, durillos, escuditos, coronillas o veintenes

 Publicado en El Eco Filatélico y Numismático, nº 1325, 2023

La necesidad de moneda menuda para hacer frente a los cambios de las monedas de oro de gran formato en el pequeño comercio llevó a que por una Ordenanza de 25 de noviembre de 1738 dada en San Lorenzo se ordenase la acuñación de una nueva especie monetaria, medios escudos de oro con un valor de 18 reales y 28 maravedíes de vellón, que fueron conocidos como escuditos o coronitas. Este nuevo circulante tenía un peso de entre  1,6 y 1,7 gramos, una talla de 136 piezas por marco y un diámetro de entre 15 y 15 ½ milímetros. 

Debido a su alto valor nominal, equivalente al del real de a ocho o peso en 1728, y su menor peso, 16 veces menor a su equivalente en moneda de plata, tuvo una rápida aceptación en la circulación. Con posterioridad se rebajó su peso y se hizo equivaler a 20 reales de vellón, la nueva valoración de los pesos, por lo que recibió el nombre de veintén. Esta estimación se mantuvo durante todo el periodo en el que fueron acuñados, hasta el reinado de Isabel II, a pesar de todas las reformas monetarias posteriores, lo que se llevó a cabo o bien rebajando su ley o bien rebajando su peso. 

Este módulo no era desconocido en nuestra historia numismática, toda vez que fue utilizado en las emisiones privativas de los reinos de Valencia y Mallorca desde el reinado de Carlos II, habiendo una emisión de 1703, sin fechar, a nombre de Felipe V de Palma de Mallorca. Acuñadas en las Casas de Moneda de Madrid y Sevilla, las monedas emitidas difieren tanto en el diseño del busto del monarca como en su diámetro, así como en el mayor o menor desarrollo de las leyendas. Con los medios escudos se asiste en el sistema monetario castellano al nacimiento del numerario áureo provincial, dado que su circulación quedaba circunscrita al territorio peninsular. 

En su anverso estas nuevas emisiones llevan el busto a derecha de Felipe V con gran peluca barroca, y la leyenda circular en las primeras emisiones PHS y D G HI ET IN R 1738. En el reverso, por la imposibilidad de ocupar su pequeño espacio para el uso del escudo grande de la Monarquía, se optó por el escudo sencillo del tipo peto esquinado, cuartelado de castillos y leones y coronado, con escusón de Borbón en su centro, y la leyenda INITIA SAPIENTIAE TIMOR DOMINE,  El principio de la sabiduría es el temor del Señor (Proverbios 1:7). 

La primera de las reformas de esta nueva moneda se produjo en 1742, cuando en fecha 22 de junio se ordenó la acuñación de nuevos medios escudos, con el valor antes citado de 20 reales de vellón, con ley de 21 quilates y 3 granos. El motivo aducido para esta reforma fue la dificultad que suponía para su cambio en moneda de plata el pico de los 8 maravedíes. Estas emisiones mantienen el busto del anverso y el escudo del reverso, con o sin escusón, con leyenda PHILLIPPUS * V*D*G* y la fecha de emisión en su anverso e HISPANIARUM*REX y las siglas de ceca y de los ensayadores. 

Las acuñaciones de este módulo continuaron e incluso se incrementaron durante el reinado de Fernando VI, dado que su buena acogida propició su uso y evitó la emisión de reales de a ocho de plata nacional, con los mismos tipos que los usados por su padre. Los durillos se siguieron batiendo igualmente desde su fallecimiento entre 1759 y 1771, con emisiones conocidas de todos los años, ya en el reinado de Carlos III, con idéntico reverso que el visto en las emisiones anteriores y la leyenda HISPANIARVM REX. 

Desde 1772 variaron los tipos, incluyendo un nuevo busto del monarca en su anverso, a derecha y a la heroica, con lazo y Toisón de Oro al cuello, y la leyenda CAROL.III.D.G.HISP.R y el año de emisión. En su reverso, sin leyenda, se incluyó el mismo escudo utilizado para los reales de a ocho, con castillos y leones dentro de un escudo de casulla o piel de toro, con escusón de tres lises en su centro en forma de óvalo, coronado y rodeado del Toisón de Oro, la marca de ceca a su izquierda y las siglas de ensayador a su derecha. 

En el año 1786 se comenzaron a emitir nuevos veintenes, tras la promulgación de la Pragmática Sanción de 21 de marzo. El motivo de esta nueva acuñación fue que los anteriores habían incrementado su valor, por razón del premio, a 21 reales y un cuartillo de vellón, tras la publicación de la Real Pragmática de 17 de julio de 1779. Estas nuevas monedas mantuvieron los motivos y leyendas de su anverso, pero en su reverso se representaron los mismos motivos dentro de un escudo oval. 

El valor de estos nuevos escuditos de nueva labra quedó fijado en los mismos 20 reales de vellón. Con esta disposición, la relación o ratio entre el oro y la plata quedó fijada en 1:15 para la moneda nacional y en 1:16,4 para la provincial, y fue según Elena García Guerra una medida de política monetaria concertada con Francia dentro de los acuerdos del Pacto de Familia, con el objeto de evitar la exportación de moneda áurea a Inglaterra.  Se previó que se recogiesen los durillos anteriormente acuñados en el plazo de dos años en las Casas de Moneda y en las tesorerías provinciales y militares, medida que fue prorrogada varias veces, como sucedió por la Real Cédula de 29 de febrero de 1796. 

A pesar de ello, los veintenes antiguos gozaron de una larga existencia y aceptación en el circulante, dado que siguieron circulando por su valor real hasta 1862. En 1787, por ejemplo, la Cancillería Real y el superintendente de los edificios religiosos de Granada informaron a la Corona que habían rehusado el recibo de unos 300.000 veintenes, por lo que los tenedores los habían remitido a Sevilla como metal. Los oficiales, en vez de ser felicitados, fueron instados a que en lo sucesivo recibieran dichos veintenes en pago. Francisco Paradaltas recogía que en 1847 seguían en circulación, recibiendo una estimación de 21 reales y 8 maravedíes de vellón. 

Los medios escudos se acuñaron durante el reinado de Carlos IV en la ceca de Madrid, ininterrumpidamente desde 1788 hasta 1796, y en el de su hijo Fernando VII en 1817. En el reinado de Isabel II se produjeron nuevas emisiones, ajustándolas a su valor facial en reales de vellón, con busto de la reina a izquierda y la leyenda  ISABEL 2ª  POR LA G. DE DIOS Y LA CONST y la fecha en su anverso, y el escudo grande de la monarquía y la leyenda REINA DE LAS ESPAÑAS, así como su valor facial, 20 Rs, en su reverso, realizadas en Madrid entre los años 1861 y 1863. Posteriormente, en 1865 y 1866, se acuñaron nuevos durillos con su valor facial en escudos de vellón, 2 escudos. 

El módulo de los veintenes fue igualmente utilizado para la emisión de las Medallas de Proclamación de los sucesivos monarcas desde Fernando VI en 1746, de Carlos IV en 1789, de Fernando VII en 1808 y de Isabel II en 1833. Finalmente, con la adopción del nuevo sistema monetario nacional basado en la peseta, este longevo numerario fue retirado de la circulación y sustituido por las nuevas emisiones.   

Para saber más: 

ANES Y ÁLVAREZ DE CASTRILLÓN, G, “Guerras, monedas y deuda durante el reinado de Carlos III”, en Carlos III y la Casa de la Moneda, Catálogo de la exposición celebrada en el Museo casa de la Moneda, Madrid, diciembre 1988-febrero 1989.

GARCÍA GUERRA, E., “Moneda en España en los siglos XVI-XVIII”, en Historia de España XIV, Historia Moderna, La economía en la España Moderna, Madrid, 2006, pp. 201-240.

GIL FARRÉS, O., Historia de la moneda española, Madrid, 1976.

HAMILTON, E.J., “Monetary Problems in Spain and Spanish America, 1751-1800”, The Journal of Economic History, Vol.4, nº 1, May, 1944, pp. 21-48.

MORENO Y CASANOVA, J.J., “Medio escudo, pequeña entre las grandes”, Crónica Numismática, abril 2000, pp. 44-45.

PARADALTAS Y PINTÓ, F., Tratado de monedas: sistema monetario y proyectos para su reforma, Barcelona, 1847.

PÉREZ SINDREU, F. de P., “Variaciones en el valor de las monedas durante el siglo VXIII para paliar la escasez de plata y evitar la salida de las monedas españolas al extranjero”, Gaceta Numismática 155, diciembre 2004, pp. 43-53.

SANTIAGO FERNÁNDEZ, J. de, “Legislación y reforma monetaria en la España Borbónica”, en VI Jornadas sobre Documentación Borbónica en España y América  (1700-1868), Madrid, 2007, pp. 403-436.

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