Publicado en Numismático Digital, 7 de noviembre de 2012
http://www.numismaticodigital.com/noticia/6118/Art%C3%ADculos-Numism%C3%A1tica/tratado-uni%C3%B3n-gran-breta%C3%B1a-consecuencias-monetarias.html
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En 1707 entró en vigor el Tratado de Unión entre
Inglaterra y Escocia. Por el mismo, una Escocia arruinada tras el desastre de
la expedición de asentamiento en el Darién renunció a su soberanía, a su
Parlamento y a su moneda, recibiendo a cambio de una Inglaterra inmersa en la
Guerra de Sucesión Española el reembolso de la deuda contraída y la posibilidad
de navegar y comerciar con sus colonias.
Si bien desde 1603
ambos estados tenían un monarca común, tras la entronización de Jacobo VI de
Escocia como Jacobo I Estuardo de Inglaterra, jurídicamente seguían siendo
entres separados, aunque Escocia no tenía representación diplomática y carecía
prácticamente de ejército y marina de guerra. Tras la Revolución Gloriosa de
1688 y la caída del último Estuardo, las relaciones entre ambos países entraron
en una profunda crisis.
Las Actas de
Navegación inglesas restringían el uso de barcos extranjeros, incluidos los
escoceses, en el comercio con Ultramar, y las continuas guerras libradas por
los ingleses habían roto sus tradicionales rutas comerciales con otros países
europeos. A ello se unía el importante crecimiento industrial escocés, que
sería en la centuria siguiente la base del poderío económico británico en la
Primera Revolución Industrial.
Durante el siglo
XVII, los escoceses habían intentado fundar colonias en el Nuevo Mundo, de
corta vida, como fueron las de la actual Nueva Escocia, la isla de Cabo Bretón
y Carolina del Sur, habiendo sido esta última destruida por los españoles de
San Agustín, Florida, en 1686. Los Estados escoceses promulgaron en 1693 una
ley que liberalizaba la creación de compañías de comercio para operar en todo
el mundo, y dos años después se creó la Compañía Escocesa de África y las
Indias, con un capital inicial fijado en 600.000 libras.
De este importe, la
mitad se reuniría en Londres, dándose la circunstancia de que se recaudaron a
la apertura de libros, en noviembre de 1695, en tan solo nueve días. Pero las
Compañías de las Indias Orientales y de África inglesas obligaron a la Cámara
de los Comunes a que forzasen a los accionistas a que retirasen sus depósitos.
Los escoceses, indignados, redujeron el capital a 400.000 libras, y a pesar de
que se consideró su suscripción una cuestión de patriotismo, se tardaron siete
meses en reunirlo.
William Paterson,
escocés que había vivido en América del Norte y en Jamaica y que había sido uno
de los fundadores del Banco de Inglaterra, decepcionado por la negativa inglesa
se trasladó a Edimburgo, y persuadió a la nueva compañía de la creación de una
colonia en la deshabitada costa del Darién, en el actual Panamá, la Nueva
Caledonia. Su proyecto, tras dos intentos de asentamiento, fue desbaratado por
los españoles de Cartagena de Indias, y los últimos escoceses salieron del
Darién el 11 de abril de 1700, ante la pasividad de las autoridades inglesas.
Inmersa en la Guerra
de Sucesión, Inglaterra ofreció a la arruinada Escocia, posible enemigo en su
propia isla, el resarcimiento de todas las deudas y el pago de un interés de un
5%, así como la entrada de sus nacionales en el comercio colonial, a cambio de
la unión política de ambos reinos, lo que fue aprobado por ambos parlamentos
tras arduas negociaciones y entró en vigor el día 1 de mayo de 1707. Por el
mismo Escocia conservaba su Iglesia y su derecho, pero perdía los símbolos de
su soberanía, y entre ellos el derecho a tener moneda propia.
En virtud de ello,
320.372 libras y 12 chelines de antigua moneda escocesa de plata y otro
circulante argénteo del reino fueron reacuñados en Edimburgo según los patrones
ingleses hasta 1717, según informaba sir Isaac Newton al nuevo Parlamento
unificado el 21 de septiembre de ese mismo año. Las nuevas piezas batidas en
plata fueron coronas, medias coronas, chelines y seis peniques, con la leyenda
ANNA DEI GRATIA y el busto de la reina en el anverso a derecha, con los hombros
cubiertos por un manto.
En su reverso llevan
la leyenda MAG. BRI. FR. ET HIB. REG., cuatro campos formando una cruz con las
armas de cada uno de los reinos- Inglaterra, Irlanda, Francia y Escocia-, y en
su centro la estrella de la Orden de la Jarretera, y debajo el año de emisión.
En su canto llevan la leyenda DECVS ET TVTAMEN y el año de reinado, ANNO REGNI
… El abundante numerario batido en Edimburgo lleva la marca de ceca E o E con
una estrella bajo el busto de la reina, y es en todo similar a las emisiones
inglesas y circuló en ambos territorios.
Una de las primeras
medidas tomadas por el nuevo Parlamento, y seguramente una de las más
importantes de la historia monetaria del Reino Unido, fue la ratificación en
1708 de una Proclamación de 1704, por la que se ordenaba que los reales de a
ocho españoles fuesen la unidad monetaria de sus colonias, por lo que ello
conllevaba de renuncia a su soberanía emisora. Todavía hoy en día el dólar
sigue siendo la moneda nacional de la mayoría de estos países.
Bibliografía
· HENFREY,
H.W., A guide to the study and arrangement of English Coins, Londres, 1870.
· LOZANO, A., “Nueva Caledonia. La aventura
escocesa en el Caribe (1689-1700)” en Historia 16, año XXII, nº 254, junio
1997.
. SEALY, H.N., A Treatise on Coins, Currency,
and Banking, Londres, 1858.
· SUMNER,
W. G., ““The Spanish Dollar and the Colonial Shilling”, American
Historical Review 3, July 1898, pp. 607-19.