Publicado en Panorama Numismático, 9 de diciembre de 2016
Continuando con nuestra exposición de las acuñaciones monetarias realizadas durante la Guerra de
Sucesión, se estudian las emisiones llevadas a cabo por ambos contendientes en
el Principado de Cataluña durante el conflicto.
Según Mateu y Llopis, el 30 de enero de 1704 el
Capitán General de Cataluña mandó al maestro de ceca de Barcelona que
facilitase la acuñación de moneda de oro para el servicio del ejército real en
el Principado. Siendo facultad de la ciudad acuñar plata, la misma acordó la
emisión en mayo de 1705 la labra de ralets
o reales con la desmonetización de cien mil pesos mexicanos enviados por el
monarca para pagar a las tropas.
En la ceca de Barcelona se emitieron croats en fecha 1705 a nombre de Felipe
V. El hecho de que se incluyese en alguno de ellos el numeral castellano, V, y
no el IV que le correspondía en la Corona de Aragón, no deja de ser
sorprendente, por lo que podría tratarse de un error de los operarios de la
ceca. Los mismos conservados son muy abundantes.
Para Crusafont, de las tres variedades que encontramos
en las leyendas en el anverso, con el ordinal V, el mismo sustituido por una
estrella y sin numeral, la primera de ellas sería la que primero se batió,
siendo sustituida posteriormente por la segunda, en la que varía asimismo la
leyenda REX, sustituida por Rx, como también sucede en el tercero de los casos.
Del año 1706 se conservan ejemplares de factura tosca
y efigie grotesca, por lo que es de suponer que se trata de falsificaciones. Se
conservan no obstante piezas de ese año y del siguiente indudablemente
verdaderas, lo cual no deja de ser extraño, en una ciudad dominada por el
pretendiente en esos años. Puede tratarse de un nuevo error de los operarios de
la ceca, que utilizaron como modelo para batir los croats las emisiones antiguas de Felipe V.
Tras el sitio de Barcelona y su capitulación ante el
Pretendiente, Francisco Dorda, Abad de Poblet, y Juan Bautista Reverter, del
Real Consejo de la Bayla General, fueron designados para emitir numerario de
plata en la ceca de Barcelona para realizar los pagos a los soldados, y para
contar, pesar y recibir la moneda.
A finales de 1705 la ciudad solicitó el permiso para
acuñar moneda, y en fecha 31 de diciembre del mismo año se autorizó la labra de
20.000 onzas de plata en ralets, la
moneda de plata del tipo del antiguo croat.
Durante el asedio de Barcelona, en abril y mayo de 1706, se encargó de la ceca
condal Juan Bautista Reverter, del Real Consejo de la Bayla General, que estaba al cuidado de la fábrica de reales de
plata para el pago de las soldadas y para la recepción de la moneda.
La plata se solicitó a los particulares que la
quisiesen dar de forma voluntaria. La Junta de Medios consiguió un considerable
beneficio con las contribuciones recibidas como préstamo, prometiendo la
devolución del valor de la plata entregada más un interés de un 5% una vez
acuñada, dado que estaba muy minusvalorada en su valor intrínseco.
En Barcelona en 1706 se acuñó moneda reutilizando el
busto de Carlos II de las monedas de 1693 y 1698, añadiendo un numeral y
cambiando el año de emisión. Según Paradaltas, hasta 1716 se acuñaron en la
ceca de Barcelona reales xambergos de
plata del tipo autorizado por Felipe III el 8 de julio de 1617, de ley de 11
dineros y 4 granos y 80 piezas por marco.
Las emisiones se iniciaron por concesión de febrero
del año siguiente, y en el mes de junio de 1706 la ciudad se quejó por carta al
pretendiente, poniendo de manifiesto que se había sobrepasado el límite de la
autorización y acuñado más de 42.000 onzas.
En agosto de 1707 la necesidad de moneda hizo que el
Archiduque solicitase a la Conferencia de los Comunes la recogida de los reales
de a ocho macuquinos y cercenados, que era la moneda circulante más común y la
utilizada para el pago de soldadas y el comercio, para sustituir su circulación
por otra moneda de menor valor, a fin de conseguir ingresos por su amonedación.
En estos años se necesitaba gran cantidad de moneda
para el pago de las soldadas y para las transacciones cotidianas, para lo que
era necesario numerario de valor bajo. Debido a su escasez en Cataluña, se
comenzaron a traer del vecino Aragón, y su circulación se prolongó hasta el
final de la contienda.
En estas circunstancias, se produjeron falsificaciones
de moneda de vellón a nombre de ambos contendientes, si bien son más numerosas
las encontradas a nombre de Felipe V que las del pretendiente Carlos. Las
falsificaciones a nombre de Felipe V fueron posiblemente realizadas con
anterioridad al año 1719, en el que se decretó la nueva labra de tipos
castellanos en las cecas de Barcelona, Zaragoza y Valencia. La circulación de
moneda menuda aragonesa está ampliamente documentada en Cataluña en este
periodo.
En 1707 el archiduque planeó una acuñación en Cataluña
con objetos de plata y reacuñación de monedas de ley más baja, lo que fue consultado
el 24 de junio de ese año al abad de Poblet, al regente del Consejo de Aragón
don Domingo de Aguirre y al consejero del mismo órgano don Francisco Bernardo.
El 28 de julio se habían recogido por compra al valor de su metal de los reales
de a ocho deteriorados.
Los ardites batidos en Cataluña a nombre del
pretendiente Carlos lo fueron sobre antiguas monedas en circulación, y
consistían en una orla que rodeaba el campo, dividida en partes iguales por una
D y una C, y en el reverso una orla dividida en dos parte por 2DI y ANNO
(fecha). En ellos el busto utilizado es el de Carlos II de los años 1693 y
1698, siendo la única emisión que porta la efigie real del pretendiente la
batida en los dinerets de 1708 a
1710.
Como la orla no ocupaba más que la circunferencia de
la moneda, los motivos centrales quedaron en la mayoría de las piezas visibles.
Crusafont estima que algunos de ellos, que llevan fecha de 1700 y 1701, fueron
contramarcados mediante una prensa –tórculo-, adquirida en 1706, y no por
molinos, aunque la ceca de Barcelona disponía de ellos desde 1611.
Esta institución mostró sus
reservas a dicha reacuñación, por lo que finalmente no se llevó a cabo.
Alternativamente, los Comunes propusieron la labra de censillos, moneda de inferior valor, y el resello de los ardites de
vellón. Asimismo, se ofreció al monarca 131.500 libras del estanco de tabaco
durante seis años, así como las 29.000 libras que se correspondían al 10% de
dicho monopolio.
Desde 1707 a 1714 se batieron pesetas, en cuyo anverso aparecía el nombre del monarca en
monograma coronado y debajo el numeral III dentro de una grafila, y la leyenda
HISPANIARUM REX, y en su reverso el escudo de España, y a su alrededor CAROLUS
III D.G. y la fecha de emisión. Las pesetas acuñadas entre 1708 y 1714 a nombre
de Carlos III carecían de cifra monetal, y Salat afirmaba que el vulgo creía
que habían sido batidas por el cura de Altét.
Estos reales dobles de metrología castellana,
conocidos popularmente como pesetas, tomaron como modelo los batidos en Segovia
en 1682 a nombre de Carlos II, incluyendo como novedad en la leyenda el nombre
completo del pretendiente y su numeral. Esta moneda fue acuñada para su
circulación en toda España, de un peso de unos cinco gramos, y entroncaba con
la tradición monetaria catalana y su moneda menuda de plata no exportable desde
1674.
Esta peçeta,
o piececilla, con un contenido en fino cercano al de la libra tornesa tras la
estabilización de 1726, se convertirá en la unidad corriente de la moneda
española en el siglo XIX, y a decir de Vilar, se trata de la unidad más clásica de moneda de plata de la Europa contemporánea.
En la ceca barcelonesa se hizo un ensayo en fecha 11 de marzo de 1709 de una
partida de doblas acuñadas con ley de 22 quilates, confirmándose su ley.
Su valor
facial era superior al del metal en la que estaba acuñada, lo que produjo unas
importantes ventajas económicas al Archiduque, que habrían de sumarse a las
obtenidas por el incremento del valor del real de a ocho de cuatro a cinco
pesetas. La Junta de Acuñaciones de 1707 propuso asimismo el resello del vellón
circulante, los ardites de dos sueldos, reduciendo su valor a la mitad, lo que
fue autorizado por la ciudad de Barcelona.
Los ardites se reacuñaron desde 1707 a 1711. Asimismo
se batieron dineros entre 1708 y 1710, con cabeza a izquierda y leyenda ES VN
DINER en anverso, y el escudo de Barcelona y la leyenda BARCINO CIVITAS y la
fecha.
El año 1709 se acuñaron 3.000 libras, 720.000 piezas,
de moneda municipal de vellón en Reus, cuando la ciudad contaba con poco más de
3.500 habitantes, y en 1718 por un montante global de también 3.000 libras, lo
que era una cantidad pequeña en comparación con el presupuesto municipal.
En la subasta Colección
Caballero de las Yndias que realizaron Áureo y Calicó el 22 de octubre de
2009 apareció un ejemplar de una onza batida en Barcelona, única conocida en
esta ceca con posterioridad a 1700, que podría ser atribuida al Archiduque y
haber sido acuñada en 1709. Guarda los tipos de las emisiones de Carlos II, y
uno de los argumentos que se esgrimen para esta atribución es la falta del
escusón de las flores de lis, que no falta en ninguna emisión de Felipe V desde
1701.
El vellón batido en Cataluña se fue depreciando
durante la guerra, por lo que en 1712 se hubo de recoger para reacuñarlo, y se
aprovechó la medida para retirar de la circulación la moneda falsa. Con ello se
intentaba recuperar la confianza en el sistema monetario y crediticio del
Principado, muy mermada por la falta de liquidez de la Taula de Canvi y del Banco de Barcelona, a causa de los empréstitos
solicitados por el Consejo del Ciento.
Felipe V acuñó moneda
catalana en diners sencillos y dobles
entre los años 1708 y 1711, resellando los ardites de Luis XIV, con expresión
de su facial. En 1708 se batieron asimismo cuartos con escudo coronado con las
armas de Castilla, León y Borbón y la leyenda PHILIPUS V DG HISPANIAR REX en
anverso y DOS QUARTOS y el año, 1708, en tres líneas y dos palmas debajo
sujetas con una cinta en su reverso.
Para saber más:
ALBAREDA SALVADÓ, J., La Guerra de
Sucesión de España (1700-1714), Barcelona, 2010.
CLUA I MERCADAL, M. "Nuevos datos sobre la circulación en Cataluña
de moneda falsa de la Guerra de Sucesión", en XIII Congreso Internacional de Numismática, Madrid, 2003, Vol. II,
Madrid, 2005, pp. 1457-1462.
CRUSAFONT I SABATER,
M., “Monedes “impossibles” de la Guerra de Successió », Acta Numismàtica 14, 1984, pp. 237-248.
FONTECHA Y SANCHEZ, R.
de, La moneda de vellón y cobre de la
Monarquía Española (Años 1516 a 1931),
Madrid, 1968.
FRANCISCO OLMOS, J.M.
de, "Comentarios a una moneda problemática: El escudo de oro de Felipe V
(Madrid, 1706)", Gaceta Numismática
160, marzo 2006, pp. 37-46.
FRANCISCO OLMOS, J.M.
de, " La moneda como arma política en la Guerra de
Sucesión española (1703-1713): el numerario del Archiduque Carlos", Cuadernos de Investigación Histórica, nº 24, 2007, pp. 177-232.
MATEU Y LLOPIS, F.,
"Notas para el estudio de los orígenes del sistema monetario
español", NVMISMA, Año XIV, nº
67, Marzo-Abril 1964, pp. 19-61.
MATEU Y LLOPIS, F.,
"Hallazgos monetarios (XXIII)", NVMISMA,
nº 132-137, enero-diciembre 1975, pp. 235-271.
PARADALTAS Y PINTÓ,
F., Tratado de monedas, Barcelona,
1847.
PEÑA Y FARELL, N.F. de
la, Anales de Cataluña, T. III,
Barcelona, 1709.
SALAT, J., Tratado de las monedas labradas en el
Principado de Cataluña con instrumentos justificativos, T. I y II,
Barcelona, 1818.
SOLÍS, J., “Política
catalana de Carlos de Austria: La Real Junta de Estado y la Junta de Medios de
1705”, Revista de Estudios Políticos
(Nueva Época), nº 118, Octubre-Diciembre 2002, pp. 237-255.
VILAR, P., Oro y Moneda en la Historia (1450-1920),
Barcelona, 3ª ed., 1974.
VILLAPLANA PERSIVA,
N., Historia del Real de a Ocho,
Universidad de Murcia, 1997.
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