Otra razón
importante para elegir su establecimiento fue para evitar el contrabando de oro
en polvo y en pasta. La misma se autorizó por Real Cédula el 29 de junio de
1729, pero tardó unos años en ponerse en funcionamiento, por privilegio
otorgado a Pedro Agustín de Valencia.
La iniciativa había
surgido en 1725, cuando el gobernador y el cabildo de la ciudad elevaron una
petición al Consejo. A su juicio, en el territorio circulaba mucho oro en polvo
y sin quintar, dando lugar a fraudes que podrían evitarse con su
establecimiento en las inmediaciones de la cuenca del Chocó y de Popayán. Con
ello se pondría fin asimismo a la evasión de impuestos y a las mermas sufridas
por los comerciantes al tener que transportar el metal a Santa Fe.
Comenzó con ello
una pugna que se dilató en el tiempo hasta la década de los setenta, y la ceca
tuvo una vida efímera, en la que se alternaron periodos de inactividad con
conflictos y rivalidades con la capital virreinal. Una nueva solicitud se
produjo en 1726 por parte de los comerciantes y mineros de la ciudad, y dos años
después la Audiencia de Quito informó al rey de las utilidades y conveniencias
de la creación de una nueva Casa de Moneda.
Entre 1729 y 1766
se sucedieron hasta cuatro Reales Cédulas autorizando la fundación, para
posteriormente suspenderse. El 29 de junio de 1729 se expidió una Real Cédula
por la que se autorizaba la apertura de la ceca. Dado que los fondos eran
escasos, un vecino de la ciudad, Martín de Arrechea, se ofreció a ponerla en
funcionamiento. El intento de Martín de Arrechea para obtener el permiso
necesario fue boicoteado por el tesorero de la ceca de Santa Fe, José Prieto
Salazar.
Éste se abrogaba la
autorización real para el establecimiento de cualquier ceca en el Nuevo Reino.
Frente a su pretensión la Corona estimaba que dicha autorización no regía en
ese momento, dado que Popayán pertenecía al distrito de la Audiencia de Quito,
y no al de Santa Fe, y así era, dado que todavía no se había restablecido el
Virreinato de Nueva Granada.
En 1734 el contador
real de Cartagena, Bartolomé Tienda de Cuervo, propuso la fundación de una Casa
de Moneda en una de las tres ciudades de la cuenca del río Magdalena,
Mariquita, Honda o Mompós, para amonedar el metal producido en el área. A su
juicio la mejor opción era Mompós, cruce de caminos, en especial para los
arrieros de Antioquía y Loba.
Asimismo, solicitó
el establecimiento de una gobernación independiente en el Chocó, con gobernador
y ministros propios que previniesen los fraudes. Seis años después se estableció esta
gobernación independiente, y también se aprobó la creación de una nueva Casa de
Moneda, pero se eligió finalmente Popayán. El 26 de noviembre de 1746 se
constituyó una representación para exponer la necesidad de la misma.
En 1748 Pedro Agustín de Valencia se ofreció a fundar
la ceca a su cargo, y para ello contaba con un importante respaldo, al ser el
propietario de varias minas en Nóvita, Popayán y Dagua, en las que trabajaban
340 esclavos negros. Su hermano Andrés era el arcediano de la Catedral de la
ciudad, y fue su apoderado en la Corte para la gestión de su pretensión.
Por fin, por Real
Cédula de 2 de mayo de 1749, se autorizó su establecimiento por la corona en
contestación a la oferta hecha por Pedro Agustín de Valencia, previo depósito
de 850 pesos, nombrándole tesorero y administrador a perpetuidad y por juro de
heredad para él y sus sucesores, con la facultad de nombrar al contador, al
juez de balanza y al tallador. No deja de ser curioso que este nombramiento se
produjese cinco años después de la emisión de las Reales Cédulas que ordenaban
la cesación de la acuñación por parte de los particulares.
La viuda de José
Prieto, María Ana Ricaurte, se opuso al nombramiento, solicitando el cese de la
labra al virrey Pizarro, alegando que la autorización real concedida a su
difunto esposo era un privilegio que pertenecía a su familia. La Audiencia de
Santa Fe, en voto consultivo, acordó la pretensión de la viuda.
En vista de lo
anterior, el virrey ordenó a Valencia que suspendiese la obra el 2 de mayo de
1752, cuando la misma estaba prácticamente terminada, si bien el virrey ordenó
dotar un depósito con la mitad de los beneficios producidos por la ceca de
Santa Fe, en previsión de que se ordenase continuar con la construcción de la
nueva Casa de Moneda.
Valencia recurrió
en apelación a la Corte, lo que dio lugar a un nuevo debate. Para el fiscal del
Consejo, Manuel Pablo de Salcedo, consultado en dos ocasiones, el lugar más
idóneo para su establecimiento sería Mompós, como había indicado Tienda de
Cuervo, y estimaba que debía prevalecer la de Santa Fe por estar al abrigo de
las autoridades virreinales. Al final de su voluminoso informe, sugería volver
a examinar de raíz su idoneidad.
Mientras tanto,
Valencia trajo de la Casa de Moneda de Madrid al balanzario Sebastián Lancha de
Estrada, al ensayador Juan Corchero de la ciudad de Cartagena, con un salario
de mil pesos anuales, y posteriormente, como veremos, a su sobrino Estanislao Delgado como
tallador. La maquinaria y el utillaje se
transportaron desde Madrid y Sevilla, y el día 6 de mayo de 1752 fueron
presentados a la Junta Real de Hacienda de Popayán para que fuesen reconocidos.
Desde su apertura el
31 de enero de 1578 hasta el 20 de mayo de 1763 ejerció de superintendente
Manuel de Sorribo Ruiz.
Por Real Cédula de
27 de noviembre de 1756 se le reiteró, a pesar del informe de Salcedo, la
autorización real para abrir la nueva Casa de Moneda. Al cabo de un año y poco
la Casa de Moneda estaba lista para comenzar a batir moneda, el 31 de enero de
1758 comenzó a recibir metales y el 8 de febrero batió su primera pieza, una
moneda de dos escudos, el día 6 de abril su primera onza, el 8 la media onza y
el 24 del mismo mes su primer escudo.
Tanto el virrey
Solís como Miguel de Santisteban, el nuevo tesorero de la Casa de Moneda de
Santa Fe, se opusieron a su establecimiento. El motivo aducido por el virrey
era la desventaja en la que quedaba la ceca capitalina, dado que en Popayán se
adquiría a 133 pesos el marco de oro de 23 quilates, mientras que en Santa Fe
se compraba a 128 y 32 maravedíes, además del 1% en concepto de derecho de
Cobos.
La diferencia había
hecho que varios mineros de Santa Fe solicitasen que se igualasen los precios
de ambas cecas, u optarían por llevar sus metales a la de Popayán. Dado que la
ceca de Santa Fe era de propiedad pública, al estar incorporada a la Corona,
Solís estimaba que no era justo cerrarla para beneficiar un establecimiento con
titularidad privada.
Por su parte
Santisteban estimaba que en la ceca payanesa se producirían pérdidas para el
Erario Público por un montante de más de 60.000 pesos. Su principal argumento
era el comercio de las mercancías peninsulares, que llegaban a Cartagena,
estando la ceca santafereña más cerca de este puerto, lo que convenía a los
comerciantes y dueños de los metales.
Los comerciantes de
Popayán estaban totalmente en desacuerdo con estos motivos. Siete de sus
capitulares eran dueños de minas, a los que se unían otros propietarios de
minas, como consta en un informe realizado por Francisco Bravo en 1749. Por el
mismo informe sabemos que algunos mulatos y negros libres eran propietarios de
minas en Novitá, Barbacoas y Citará, en las que se llegaban a contar hasta 240
trabajadores.
Los pleitos
continuaron, y nuevamente por Real Cédula de 27 de octubre de 1761 se ordenó el
cese de actividades. La misma se debió a las presiones llevadas a cabo por la
ciudad de Santa Fe, por el mismo virrey de Nueva Granada, por el tesorero de la
ceca capitalina del virreinato y por los comerciantes. En 1762 fue nombrado tallador de la misma Estanislao
Delgado. La fecha del cierre de la Casa de Moneda, en virtud de la Cédula antes
vista, se produjo en fecha 20 de mayo de 1763. Pérez Sindreu recoge que tanto
Valencia como el obispo de la ciudad,
los Cabildos, el Gremio de Mineros y la Audiencia de Quito no dejaron a
pesar de dicho cierre de solicitar su reapertura mediante la presentación de
memoriales y representaciones.
Ante la reclamación
de Quito, que se abastecía de esta Casa de Moneda, el rey emitió una nueva Real
Cédula en agosto de 1766, y el 28 febrero del año siguiente la ceca comenzó
nuevamente a batir numerario. En fecha 10 de marzo de 1767 el Superintendente
remitió una carta al monarca, dando cuenta de los trabajos.
Por una Real Orden de la misma
fecha se comunicó al virrey de Nueva Granada la incorporación de la Casa de
Moneda. Fue
nombrado como superintendente el gobernador de Popayán, Juan Antonio de Zelaya
y Vergara, que fue sustituido a su fallecimiento por José Jacott Ortiz Rojano. El
día 10 de julio de 1772 se batió en esta ceca la primera moneda de plata.
Para fomentar el
laboreo de las minas, en la providencia de incorporación de la ceca de Popayán
se ordenó que se pagase en las Casas de Moneda el marco de oro a 130 pesos, en
vez de los 128 que antes se satisfacía, lo que se sumaba al ½ peso de derecho
de Cobos del que se exoneró a los mineros cuando se estableció esta ceca.
Ello privaba al
Erario, según el virrey, de entre 18.000 y 20.000 pesos anuales, y no se había
conseguido con estas medidas el fin perseguido, dado que los mineros no
llevaban sus oros a la Casa de Moneda, sino que otros individuos dedicados al
rescate tenían ya suplido con anticipos el oro aún antes de extraído, y
obligaban a su entrega al precio acostumbrado de dos pesos por castellano.
Por ello Mesía
estimaba que, dado que esos beneficios no revertían en los mineros, en vez de
satisfacer los 130 pesos en la Casa de Moneda se hiciese con los dos pesos un
fondo, para en poco tiempo fomentar la minería mediante medidas como limpiar y
facilitar caminos para el acarreo de víveres y bastimentos, y suministrar las
herramientas con el mismo a los mineros a
principal y costos.
En Popayán se
batían, según el virrey Guirior, los oros procedentes de la mayor parte del
Chocó, y los de toda la provincia de Popayán. Según los estados remitidos por
el superintendente, en el año 1778 se acuñaron 5.828 marcos 3 onzas, que
produjeron en moneda 792.838 pesos, y las entradas se fueron incrementando
hasta que en 1787 se acuñaron 7.301 marcos, 5 onzas y 4 octavas, que produjeron
992.613 pesos.
Afirmaba asimismo
el virrey que por Real Orden se mandaba que no se remacharan en las cecas los
oros con otros oros bajos, lo que no se había podido cumplir en Popayán, dado que entraba una cantidad
insuficiente de oros bajos para poder reducir a los quilates requeridos los
oros de ley muy superior que se introducían. El virrey afirmaba que había
remitido una consulta al rey en tal sentido.
Dado que la
producción era ínfima, el virrey Manuel Antonio Flores y posteriormente, en
1782, Pedro Mesía de la Cerda, recomendaron su clausura, dado que a su entender
la producción de la ceca de Bogotá era suficiente para las necesidades del
Nuevo Reino. Dichas recomendaciones no fueron tenidas en cuenta, y Popayán
siguió batiendo moneda de oro ininterrumpidamente hasta 1820, siendo la
producción de plata muy escasa.
Ensayadores
En el año 1732
encontramos moneda de oro con sigla de ensaye SA, de José Sánchez de la Torre y
Armas. Dasí referencia en su obra dos Reales Cédulas, de fechas 11 de
septiembre de 1729 y de 27 de abril de 1731, en las que se encargaba que se
averiguasen los fraudes, faltas y excesos que al parecer se habían producido en
el ensaye de la Casa de Moneda de Popayán.
Vicente Díez de la
Fuente fue nombrado por real título el 20 de junio de 1749, concediéndosele
licencia para su embarque con su familia para ejercer el oficio de ensayador en
esta ceca. Esta licencia fue tramitada por Andrés de Valencia, hermano de Pedro
Agustín de Valencia y arcediano de la catedral de Popayán.
Del año 1749 se
conservan monedas de cuatro escudos con siglas de ensayador, o ensayadores, SJ,
a nombre de Fernando VI. Entre los años 1755 y 1771 fue ensayador de esta ceca
Juan Corchero, conservándose piezas de oro de la misma con su sigla, J Este ensayador se mantuvo como director y
ensayador en Popayán hasta su muerte, y fue sucedido por su sobrino, Estanislao
Delgado, que había ejercido el oficio de tallador.
Pérez Sindreu
recoge que para que supliese las bajas y enfermedades de Juan Corchero el
superintendente Manuel de Sorribo Ruiz
ordenó que Estanislao Delgado fuese examinado de ensayador, lo que se
hizo el 10 de noviembre de 1758, y se le dio el título de segundo ensayador
interino.
Estanislao Delgado
firmó siempre como Stanislao y utilizó como sigla la S. Ya el 15 de febrero de
1762 solicitó la facultad de ensayar en Popayán. El 2 de febrero de 1772 el
superintendente Manuel de Sorribo informaba que en esta Casa de Moneda había
dos ensayadores, Estanislao Delgado y Jacobo Rivero, dada la imposibilidad de
Juan Corchero.
El 4 de mayo del mismo año se reconocía a
Estanislao Delgado como ensayador y tallador único de la ceca. Estanislao Delgado cobraba 333
pesos como ensayador segundo y 400 como tallador único, por lo que se solicitó
que se le abonasen 1.200 pesos anuales, y se decidió que se le abonasen el
sueldo entero de ensayador, 1.250 pesos anuales, y el medio sueldo de
ensayador, sumando ambos importes 2.000 pesos..
Entre los años 1772
y 1776 existen monedas a nombre de Carlos III con las siglas JS, por los
ensayadores Juan Corchero y Estanislao Delgado. El 14 de julio de 1778 se
ordenó que Estanislao Delgado ejerciese los dos empleos de primer ensayador y
tallador, hasta que el 18 de marzo de 1782 dimitió de su oficio de tallador, tras
instruir a Josef Arcos para que le sustituyese. Delgado y Arcos marcaron conjuntamente con las
iniciales JS hasta el fallecimiento del primero.
De 1773 a 1789
encontramos monedas con las iniciales SF, de los ensayadores Estanislao Delgado
y Francisco Fernández de las Cajigas o Caxigas, ensayador supernumerario desde el 29 de agosto de
1774, y ascendido a ensayador segundo por Real Orden el 14 de junio de 1778, sobre monedas a
nombre de Carlos III y Carlos IV. Estanislao Delgado solicitó el 15 de septiembre
de 1789 su jubilación con sueldo completo, y afirmaba que en ese momento había
tres personas hábiles para desempeñar las operaciones de ensaye: Fernando de
las Caxigas, Juan Thomas de Rada, supernumerario, y su hijo Juan Camilo
Delgado.
Bibliografía consultada:
PÉREZ
SINDREU, F. de P., " Noticias de la Casa de Moneda de Popayán y sus
ensayadores", NVMISMA, nº 243 - Julio-Diciembre 1999, pp. 103-114.
RESTREPO
, J.M., Memoria sobre amonedación de oro
i plata en la Nueva Granada desde el 12 de julio de 1753 hasta 31 de agosto de
1859, Bogotá, 1860.
RESTREPO
OLANO, M., Nueva Granada en tiempos del
virrey Solís, 1753-1761, Universidad del Rosario, 2009.
TEMPRANO, L., Monedas de Colombia,
1810-1992, Bogotá, 1993