Publicado en El Eco Filatélico y Numismático nº 1316, abril 2022
Tras las abdicaciones de Bayona del 5 de
mayo de 1808, Napoleón publicó el 6 de junio un decreto por el que nombraba a
su hermano mayor José Rey de España, cargo que ostentó desde que el 7 de julio
juró la nueva Constitución y recibió el juramento de fidelidad de los
componentes de la Junta de Bayona. Hasta su precipitada salida de la península
el 13 de junio de 1813, solo pudo ejercer su gobierno sobre las áreas
controladas militarmente por el Ejército Imperial, que sufrió un continuo
hostigamiento.
Ya durante la redacción de la Constitución de Bayona, don Juan Antonio Llorente había propuesto dos modelos de escudo para José I como rey de España y de las Indias. Uno de ellos era de gules, con ambos mundos acostados de las Columnas de Hércules y con el jefe de azur con un sol radiante, un motivo habitual de la heráldica napoleónica. Con el mismo se pretendía suprimir los antiguos blasones medievales, borrando toda distinción entre los territorios peninsulares y ultramarinos de la Corona. El segundo de ellos incluía los cuarteles de Castilla, León, Aragón y Navarra, con escudo en punta de mundos y columnas representando las Indias, y un escudete de azur con águila imperial de oro cargado.
El diseño finalmente adoptado por Real Decreto dado en Vitoria el 12 de octubre de 1808 fue el utilizado posteriormente para sus emisiones monetarias. En sus seis cuarteles se representan los escudos de los reinos de Castilla, León, Aragón, Navarra y Granada, con un nuevo cuartel, el sexto, de gules con dos hemisferios sobre ondas de azur y plata, entre las Columnas de Hércules, y con la leyenda en sus filacterias PLUS ULTRA. El mismo se completaba con un escusón de azur con águila napoleónica de oro. Estos motivos, para Faustino Menéndez Pidal, no rompían con la ordenación histórica tradicional, confirmando su carácter territorial y sentando las bases de las actuales armas de la nación.
El sexto de los cuarteles con columnas y orbes incluye la antigua divisa personal de Carlos V, las columnas, si bien las mismas no están coronadas, un motivo que aparece en las emisiones realizadas en las cecas de los Reinos de las Indias desde las primeras acuñaciones y se convirtió en el escudo propio de los mismos, apareciendo como tal en numerosas obras y recopilaciones ya en el mismo siglo XVI. El motivo representado, sin embargo, se corresponde con la representación de los míticos columnarios de mundos y mares, si bien en las emisiones monetarias las columnas no aparecen coronadas.
Como afirma José María de Francisco, estas monedas son sumamente interesantes. A diferencia de las demás emisiones del que podemos denominar Imperio Napoleónico en toda Europa, no aparecen en las mismas referencias a su condición de príncipe de Francia o dignatario del Imperio. Una titulación similar aparecía igualmente en las emisiones de los diversos gobernantes de la Casa de Borbón en los distintos territorios de Italia durante el siglo XVIII como Infantes de España. Otra notable diferencia es que se conserva la legitimación divina en la misma, Dei Gratia.
Tampoco se introdujo en el numerario español el sistema decimal utilizado en el Imperio, y si bien se suprimieron en sus improntas los valores tradicionales en reales y escudos, se introdujo por primera vez su valor en la moneda de cuenta castellana, el real de vellón, correspondiéndose 20 de estos reales al peso fuerte de 8 reales y 320 de ellos a la onza de 8 escudos en su antiguo valor facial. En la moneda áurea no se sustituyó el tradicional Toisón de Oro que rodea el escudo por la Legión de Honor francesa ni por la nueva Orden Real de España creada por el mismo monarca.
El 28 de agosto de 1809 se ordenó por el monarca la acuñación de moneda de oro con ley de 875 milésimos y peso de 27,15 grs. la onza, y las medias onzas y doblones en proporción, así como la emisión en plata de ley de 910 milésimas de duros, medios duros, pesetas y medias pesetas. Igualmente, se organizó el personal de las Casas de Moneda. Por sucesivas Reales Órdenes de 1 de mayo, 16 de junio y 22 de noviembre de 1810 se aprobó la desaparición del real de a ocho y su sustitución por la emisión de 20 reales de vellón, y la aparición de la moneda de 80 reales de vellón en sustitución de tradicionales los doblones de dos escudos.
Los tipos y el diseño de estas emisiones están muy cuidados. Destaca por su belleza y arte el retrato a izquierda que aparece en las monedas, realizado por el artista y grabador Mariano González de Sepúlveda con la colaboración del grabador francés Augustin Dupré, y que en las emisiones áureas porta un lazo con cinta. Las leyendas incluidas son JOSEPH NAPOLEON DEI GRATIA HISPANIARUM ET INDIARUM REX, más o menos apocopadas y con diferente distribución en las diferentes emisiones de oro, plata y cobre entre el anverso y el reverso. Se conservan las marcas de ceca y las siglas de ensayador, y en las emisiones áureas igualmente la leyenda IN UTROQUE FELIX AUSPICE DEO.
Entre 1809 y 1813 se acuñó según María Ruiz Trapero moneda de vellón de 8,4 y 2 maravedíes para atender las pequeñas transacciones, si bien actualmente solo se conocen las emisiones de 8 maravedíes de facial batidas en la Casa de Moneda de Segovia entre los años 1810 y 1813, con dos variantes de 1811, una sin marca de ceca y otra con la marca de ceca incusa. En su reverso se conservó el diseño tradicional de estas emisiones durante los reinados anteriores, sustituyendo el escusón de las flores de Lis por el águila napoleónica.
En Madrid se acuñó moneda de plata con faciales de 1, 2, 4, 10 y 20 reales de vellón entre los años 1810 a 1813. Con el antiguo valor facial de 8 reales en plata fuerte se acuñó moneda en la ceca capitalina en los años 1809 y 1810. Moneda argéntea de facial de 4 y 20 reales se acuñó igualmente en Sevilla en 1812. En cuanto a la moneda de oro, se acuñó numerario de 80 y 320 reales de facial en Madrid entre los años 1809 y 1813 en el primer caso y desde 1810 en el segundo.
Según las cantidades calculadas por Glenn Murray, en la ceca de Madrid se acuñaron durante su reinado 168.272 kilos de plata y 1.162 kilos de oro. Parte de esta moneda se batió reutilizando los cuños de Carlos IV y a su nombre. Asimismo, si bien hasta la Real Orden de 22 de marzo de 1809 no se aprobaron las muestras de monedas de cuatro y ocho reales, con el busto y las armas del rey, se conservan ejemplares de ambos faciales de fecha 1808, seguramente predatados.
En una Minuta de la Secretaría de Estado fechada en Madrid el 11 de octubre de 1809 se recoge un Decreto por el que se ordenaba la aplicación al remedio de las urgencias del Estado las alhajas de oro y plata no necesarias para el servicio del culto de las Iglesias del Reino. Las mismas debían llevarse a la Casa de Moneda de Madrid.
En cuanto a los ensayadores que participaron en las mismas, en la ceca madrileña encontramos cuatro combinaciones de siglas de ensayador distintas. Las siglas IG son de los ensayadores Ildefonso de Urquiza y Gregorio Lázaro Labandero, que abandonaron la Casa de Moneda de Madrid, el primero a finales de 1808 y el segundo a mediados del año 1809. Las siglas AI corresponden a Antonio Rafael Narváez e Isidoro Ramos del Manzano, y se encuentran en moneda acuñada entre los años 1809 y 1812.
La sigla RN aparece en moneda batida entre los años 1812 y 1813, dado que por comunicación del Ministerio de Hacienda de 18 de junio de 1812 se ordenó que figurasen en las monedas las siglas de los apellidos de los ensayadores, en vez de las de sus nombres. De acuerdo con Josep Pellicer, las monedas con estas siglas fueron acuñadas por Antonio Rafael Narváez en 1813, con las dos iniciales de sus apellidos.
Las otras siglas que encontramos son RS, que se corresponden con Antonio Rafael Narváez y José Sánchez Delgado, este último el ensayador segundo de la Real Casa de Moneda, en moneda fechadas entre los años 1810 y 1812, pero seguramente acuñadas realmente en el año 1812, al recurrirse al aprovechamiento de los cuños anteriores. En cuanto a las siglas utilizadas en las emisiones sevillanas de 1812, se corresponden a los ensayadores Leonardo Carronero y Antonio de Larra.
Para saber más
DOMÍNGUEZ CASAS, R., “Escudo de Felipe III con las armas de José Napoleón I en el Monasterio de San Benito el Real de Valladolid”, Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología, T. 68, 2002, pp. 271-294.
FRANCISCO OLMOS, J.M. de, “Las acuñaciones
de los Napoleónidas. Imagen de la Nueva Europa (1803-1815)”, Documenta & Instrumenta, 5, 2007,
pp. 157-191.
MENÉNDEZ PIDAL DE NAVASCUÉS, F., “El
Escudo”, en IGLESIAS, C. (Dir.), Símbolos
de España, Madrid, 1999, pp. 200-206.
MURRAY PHANTOM, G.S., La Casa de Moneda de Madrid, cantidades acuñadas y ensayadores,
1614-1868, Asociación de Amigos de la Casa de la Moneda de Segovia, 2014.
PAÑIOL, A., Casa de
moneda - Legislación-Sistemas monetarios-Estadística de fabricación de moneda
española desde la fundación en Madrid de dicha casa, Madrid, 1917.
PELLICER I BRU, J., Glosario de maestros de ceca y ensayadores, Madrid, 1997.
Prontuario
de las Leyes y Decretos del Rey Nuestro Señor don José Napoleón I desde el año
de 1808,
T.I, Madrid, 1810.