Publicado en Numismático Digital, 31 de diciembre de 2013
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Tras la Revuelta del Arrabal en el 818, parte de las miles de familias cordobesas
expulsadas al norte de África ocuparon la isla de Creta bajo el mando de Abu
Hafs, fundando en
la misma un emirato que se mantuvo hasta el año 961. Ante la escasez de fuentes
musulmanas sobre su historia y la casi total ausencia de restos arqueológicos,
la numismática ha sido de capital importancia para el conocimiento y la
sistematización de sus sucesivos gobernantes.
En el año 818 se produjo una gran revuelta en el Arrabal
de Córdoba, un barrio que había crecido extramuros al otro lado del
Guadalquivir, debida a la actitud tiránica e impía del emir Al-Hakam I. Tras
una durísima represión y el saqueo del Arrabal durante tres días, su población,
unas veinte mil familias, fue expulsada,
tomando algunos de ellos el camino de Toledo y otros el del norte de África. De
los que cruzaron el Estrecho una parte se establecieron en el Rif y otros
engrosaron la población de las ciudades norteafricanas, especialmente la de
Fez, donde unas 8.000 familias fundaron el Barrio de los Andaluces.
Otro grupo importante llegó recorriendo el norte de
África a Egipto y se estableció en Alejandría, llegando a tomar el control
político de la ciudad durante algún tiempo. Fueron expulsados de allí según las
fuentes musulmanas por un ejército enviado por el Califa abasí al-Mammun y
comandado por Abdullah ibn Tahir al-Khurasani en el 827, trasladándose a Creta el
verano de ese mismo año, 212 de la Hégira. No obstante, las fuentes bizantinas
adelantan la llegada de los andalusíes comandados por Umar ibn Hafs ibn Shuayb
ibn Isa al Balluti, conocido como Abu Hasf y natural de Pedroche, a Creta unos
años antes, posiblemente en el 824. Se calcula que los mismos eran unos 12.000
individuos, de los que sólo 3.000 estarían en edad de combatir.
Al mando de Abu Hasf, Aphoaps
o Apohapsis
en las fuentes bizantinas y el
Andalusí en algunas fuentes musulmanas, este contingente dominó la isla, la
quinta en extensión del Mediterráneo, fundando el emirato de Iqritish o
Iqritiya, dependiente nominalmente del califa abasí pero independiente de
facto. Rechazaron los intentos de reconquista del emperador bizantino Miguel
II, que tuvo simultáneamente que hacer frente a la conquista de Sicilia por los
aglabíes tunecinos, reforzados con marineros andalusíes. El emperador Teófilo
llegó a enviar a un embajador a Abd al-Rahman II en el 840 solicitando al emir
de Córdoba ayuda para la recuperación de la isla y para someter a sus díscolos
súbditos.
Desde la capital que fundaron, Rabdh al-Khandaq ó
Chandax, conocida posteriormente como Candía y Heraclión, realizaron devastadores
y frecuentes ataques en las costas del Egeo, dominando las rutas marítimas del
Mediterráneo Oriental durante los siguientes 135 años. Incluso es posible, como
recogía Miles, que en la segunda mitad del siglo X o a comienzos del XI hubiese
una colonia musulmana en Atenas, si no una ocupación militar temporal.
Su historia, que a falta de fuentes propias o de otros
países islámicos nos es conocida principalmente por las bizantinas, muestra
numerosos intentos de conquista por parte de los bizantinos y continuas
incursiones musulmanas contra las islas del Egeo, la Península Helénica, las
costas de Asia Menor e incluso su entrada en el mar de Mármara. Sus ataques se
redoblaron entre el 930 y el 940, por lo que el emperador Romano II envió a su
general y futuro emperador Nicéforo Focas a la conquista de la isla al frente
de un nutrido ejército. Tras casi dos años de combates, el 7 de marzo del 961, 350 de la Hégira, Chandax fue tomada al asalto, y sus habitantes fueron masacrados o
esclavizados.
Dado que las fuentes disponibles son, como ya hemos
comentado, principalmente las bizantinas, en la historia de este periodo prima
la visión que estos tuvieron de la Creta andalusí como un nido de corsarios. No
obstante, las pocas y fragmentarias fuentes disponibles del mundo musulmán nos
muestran un estado próspero, donde florecían la agricultura y el comercio con
el resto del mundo islámico, y con una economía monetizada. A ello se une la
supervivencia de relativamente numerosos ejemplares de moneda de oro, plata y
cobre de metrología y ley estables, lo que parece mostrar una economía fuerte y un elevado nivel
de vida de su población.
El profesor de la Universidad de Princeton y posterior
director de la American Numismatic Society George C. Miles, pionero de los
estudios de moneda islámica en Norteamérica y autor de 16 libros y más de 75
artículos, dedicó una parte importante de sus estudios a la numismática andalusí,
recibiendo numerosos galardones, entre ellos las medallas de la Hispanic Society of America y de la Royal Numismatic Society. A este prestigioso numismático se deben asimismo algunos de los más
importantes descubrimientos y estudios sobre la moneda del emirato de Creta,
desde que en 1953 publicó en el Numismatic
Chronicle el artículo “Two coins of the Amirs of Crete”.
Sus emisiones fueron semejantes a las primeras monedas
abasíes, siendo posiblemente las más discretas de las acuñaciones musulmanas de
la primera época. Aparte de las acostumbradas frases relativas al Tawhid o Proclamación del Único, las
emisiones de cobre no llevan más indicación de su origen que el nombre propio
en la leyenda del reverso, y ocasionalmente también en el anverso.
A ellas se unieron las emisiones de dinares de oro y
dírhams de plata. Los dinares vienen fechados, lo que ha servido para
determinar aproximadamente la duración de los gobiernos de los sucesivos
emires. En el anverso los felúses de
cobre, como antes recogíamos, portan la leyenda No hay más Dios que Alá, el Único, sin igual ni compañero, y en el
reverso Mahoma es el mensajero de Alá,
o partes de esta Proclamación, así como el nombre propio del soberano.
En el reinado del segundo de los emires, Shuayb I ibn
Umar, Saipes para los bizantinos, que
gobernó aproximadamente entre los años 855 y 880, existen hasta diez variedades
diferentes de felúses de cobre por su tipos y leyendas. Se conservan dinares de
oro, fechados en los años de la Hégira 271 (884), 275 (888-9) y 281 (894-5).
Junto al nombre de este gobernante aparece igualmente el del Califa al-Mutamid
en la leyenda del reverso, y el de Jafar, presumiblemente su hijo, bajo la
leyenda del anverso.
Las series de cobre evolucionaron posteriormente, encontrándose
en las realizadas a nombre de Umar-posiblemente Abu Abdallah Umar II ibn Shuayb,
el Babdel de las fuentes bizantinas-
y al de Muhammad ibn Shuayb al-Zarkun –Zerkounes
para los romanos de Oriente- que sus nombres vienen seguidos de parejas de otros
nombres, divididos entre el anverso y el reverso de la pieza, y no siempre con
el patronímico.
Las emisiones posteriores han servido para conocer los
nombres de los siguientes emires, desconocidos por las fuentes bizantinas, y
los años aproximados que duró su gobierno: Yusuf ibn Umar II, entre el 910 y el
915; Ali ibn Yusuf, entre el 915 y el 925; Ahmad ibn Umar II, que gobernó entre
los años 925 y 940 y que batió dírhams de plata en el 326 de la Hégira, 937-38
de la Era cristiana; Shuayb II ibn Ahmad, entre el 940 y el 943; y Ali ibn Ahmad, entre el 943 y el
949, a cuyo nombre se acuñó un dinar fechado en el año 337 de la Hégira, 948-9
de la Era cristiana.
El último de sus gobernantes fue Abd al-Aziz ibn Shuayb
II -Kouroupas o Kurupen para los
bizantinos-, también conocido con el
sobrenombre de al-Qurtubi, el
Cordobés, bajo cuyo mandato se batió un dinar del 343 de la Hégira, 954-5, que
lleva explícitamente el nombre de ceca Iqritish. Asimismo se acuñó un dírham
del 350 de la Hégira, (961), en el que
en una leyenda marginal muy deteriorada del reverso Ulla S. Linder-Welin leyó acuñada en al-Khandaq, Chandax.
Bibliografía:
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Monographs, No. 160.) x, 87 pp., 9 plates. New YorK: American Numismatic
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Oriental and African Studies, Vol. 35, February 1972, p. 151.
CANO BORREGO, P.D., Al Andalus, el Islam y los pueblos ibéricos, Madrid, 2004.
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studies at Athens, Vol. IX, The Islamic Coins, Princeton, New Jersey, 1962.
WALKER, J., The coins of the
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Codex Græcus Matritensis Ioannis Skyllitzes, Manuscrito
siciliano del siglo XII de la Sinopsis de
la historia, Σύνοψις Ἱστοριῶν, Biblioteca Nacional de España, Cod. Vitr. 26-2. Hay una edición moderna en
inglés editada por Cambridge University Press en el año 2010.