Publicado en Numismático Digital el 3 de septiembre de 2014
http://www.numismaticodigital.com/noticia/7629/
En
el reinado de Pedro II el Católico de
Aragón, el monarca que venció junto a otros reyes hispanos en la cruzada contra
los almohades en las Navas de Tolosa, y que encontró la muerte un año después a
manos de otros cruzados en Muret, defendiendo a sus súbditos occitanos, se
produjeron importantes acontecimientos en el ámbito numismático.
A finales del siglo XII el numerario corriente en Aragón
estaba compuesto por vellón propio batido en dineros y en meajas u óbolos, que
coexistía con los morabetinos almorávides y castellanos de oro y con otras
monedas procedentes igualmente de Castilla, de Cataluña y de Bearne. Ante esta
situación, el monarca ordenó que en el reino circulase únicamente la moneda
jaquesa, tasando el resto del circulante en relación a la misma, según su talla
y ley y valorada en sueldos y dineros jaqueses. Durante su reinado debieron
funcionar varios talleres, y concedió al obispo de Huesca la décima parte del
beneficio obtenido por su labra. En 1212 concedió a la Orden del Temple la
custodia de los cuños de la moneda jaquesa.
En las emisiones aragonesas que se llevaron a cabo en su
reinado, dineros y óbolos, se recogen en sus anversos el busto coronado del
monarca, y en sus reversos el conocido como arbor
ad modum floris, árbol crucífero presentado como un arbusto con dos ramas
con una cruz saliendo de su tronco, y la leyenda ARA GON a ambos lados. Este
motivo fue, como recogía Mateu y Llopis, originario del numario condal y
episcopal catalán, pasando posteriormente a ser representado en Navarra, Aragón
y Valencia, siguió vigente en los dineros de vellón en las emisiones de la
Corona de Aragón incluso hasta finales del siglo XVII, y se encuentra asimismo en
las emisiones castellanas de Alfonso VI y Alfonso VII.
También es durante su reinado cuando se instaura el
derecho del monedaje para Aragón y Cataluña, que se fijó en las Provisiones de
Huesca de noviembre de 1205. Esta gabela consistía en el derecho real de un
maravedí, siete sueldos jaqueses, cada
siete años, a cambio de que el soberano consintiera en no fabricar nueva moneda
y renunciase al lucro que conllevaba su labra. Se cobraba a los súbditos musulmanes
y cristianos con un patrimonio o bienes raíces superior a los setenta sueldos
jaqueses, con la sola exclusión de los
ricos omnes. El tributo obligaba igualmente a los infanzones, a los
caballeros, a las gentes pertenecientes a los señoríos de las órdenes militares
y a los clérigos regulares de cualquier orden. Posteriormente se exoneró del
mismo a las aljamas judías, a los caballeros, a los infanzones y a los
clérigos.
Importante es en el ámbito monetario el Real Privilegio
por el que en el año 1208 eximió a los oficiales de la fábrica de moneda de
Barcelona de los tributos reales, hueste, cabalgada y otros mientras trabajasen
en sus oficios. El documento, transcrito íntegramente en su latín original por
Josep Salat, muestra la importancia que se le daba al trabajo de los monederos,
al exonerarles tanto del pago de impuestos como del servicio de armas, tanto en
su propio territorio como en otros reinos. Este privilegio fue asimismo
confirmado por su hijo Jaime I y por el infante don Pedro durante su vida y
diez años después de su fallecimiento.
Anna M. Balaguer afirma que es más que posible confirmar
que, movido por su necesidad de fondos debida a las guerras que llevó a cabo
contra los almohades y en el Languedoc, el rey acuñó moneda en Vic,
consintiendo una emisión de baja ley en la que los beneficios revirtieron a la
Corona, citando el caso de un diner a
nombre de PETRUS y que no porta la simbología religiosa propia de las emisiones
de esta sede episcopal. Batió igualmente moneda en Cabrera, según esta autora.
Pedro II, I de Cataluña, fue el creador de los conocidos
como dineros y óbolos de cuaterno o quatern
de la ceca de Barcelona, cuyo marco valía en 1203 44 sueldos, como en 1180.
Esta moneda se recoge en los documentos como bone moneta barchinone. Este numerario de cuaterno fue creado por
decisión del IX de las Calendas de Abril de 1212. Conocida también como moneda
de cort, estaba compuesta de ocho
marcos de cobre y cuatro de plata, y su fabricación duró doce años. En 1221 su
hijo Jaime I creó la moneda de los doblenc,
la primera moneda catalana que porta las barras de la Corona, con un valor de 88 sueldos el marco, y en 1256 se instauró la definitiva del tern, con una parte de plata y tres de
cobre en su liga.
La moneda catalana se tallaba con una ley de 4 dineros,
lo que se observó según los estudios de Anna M. Balaguer en las acuñaciones
barcelonesas, salvo en una emisión fraudulenta llevada a cabo entre los años
1211 y 1213. En el mismo sentido se
manifestaba Asso del Río a finales del siglo XVIII en relación a la moneda
aragonesa, afirmando que aún siéndole imposible establecer las que
pertenecieron realmente a su reinado, de la confirmación posterior de su hijo por
el Privilegio de Daroca de 1223 y de su ofrecimiento de que no corriese en el
reino otra que la de su padre, podía inferirse que estuvo ajustada a la ley y al
peso acostumbrados.
Corría asimismo en sus estados la moneda melgoriense,
como recogía en el siglo XVIII don Gaspar Melchor de Jovellanos:
Corrió
también en aquel siglo, y acaso antes por ser moneda muy antigua y preciada en
el comercio de las provincias orientales de España y Francia, la moneda llamada
malgulense… Su verdadero nombre era melgoriense, pues se labraba en Melgueil,
en latín Melgorium, y en el antiguo vulgar, Manguyo, de do le vino el de
malgulense. Labrábanla los condes de Melgueil, que tenían su estado y
residencia cerca de Magalona, por donde algunos creyeron equivocadamente que se
llamó magalonse, y es la misma que habla Dameto, llamándola malgrina, y
contándola entre las suprimidas por el rey don Jaime en 1247.
No es extraño que esta moneda fuese también
admitida en el comercio, así por su buena ley, como por otra razón que se
deduce de la Historia del Langüedoc, tomo II, pág. 110.
Según esta, en el producto del cuño de
Melgueil adquirieron cierta parte los señores de Mompeller, y para preservarla
sin mengua, se otorgó en 1130 cierta concordia entre Bernardo, conde de
Melgueil, y Guillermo, señor de Mompeller, por la cual el primero se obligó á
conservar fiel y perpetuamente la ley establecida para su moneda, y el segundo,
á no labrarla ni falsificarla. Y como ambos derechos recayeron después en la
casa de Aragon, así por el matrimonio de Beatriz, condesa de Melgueil, con
Berenguer Ramón, señor de Provenza, como por el de la heredera de Mompeller con
Pedro II de Aragon, padres del Conquistador, no es extraño que la moneda
melgoriense se hiciese tan comun por sus estados.
Así, como recogía Poey d’Avant, en 1204 el monarca
aragonés contrató con Raimundo VI, conde de Tolosa, todas sus posesiones en el
condado de Milhau y de Gévaudan por la suma de 150.000 sueldos melgorienses, valorados
en 30.000 marcos de plata fina. Este ejemplo, entre otros, mostraba para este
autor que esta moneda tenía amplia circulación en el Midi francés, siendo
igualmente una moneda de cuenta formada por un número variable de dineros.
Si bien el condado de Montpellier pasó a ser un dominio
de la Casa de Aragón en 1204 por el matrimonio de Pedro con María, la hija de
Guillermo XII, fue en el reinado de su hijo Jaime cuando se batieron gros en su ceca con la leyenda IACOBVS
DEI GRA REX ARAGONV y una cruz de lados iguales con coronas en cada uno de sus
lados en el anverso, y DOMINVS MONTIS PESULANI y un escudo en su reverso con un
lambel a cuatro pendientes y un cangrejo dentro de un círculo y con seis lóbulos
exteriores en su reverso, de un peso de 72 gramos. En algunos textos franceses
del siglo XIX estas monedas son adjudicadas al monarca Jaime II.
Según Poey, los reyes de Aragón fueron los primeros que
emitieron moneda con la titulación de condes de Provenza y asimismo los
primeros que utilizaron en busto en sus óbolos y dineros, lo que no mucho más
tarde fue copiado por los reyes de Francia. Alfonso II, el padre de Pedro II,
los acuñó tanto con busto como con corona, con las leyendas REX ARAGONE en
anverso y PROVINCIA en reverso. Rousseau informaba que en su colección tenía un
óbolo de Ramón Berenguer IV, fechado erróneamente entre 1209 y 1245, con el
escudo de Aragón en el anverso y la leyenda R.BE.CO.MES, y PVINCIE y cruz
cortando la leyenda en el reverso, y afirmaba que no había más de tres o cuatro
ejemplares conocidos del mismo.
De Witte afirmaba que en los óbolos batidos por Alfonso
II en Provenza el motivo del anverso no era, como afirmaban otros autores, un
busto informe, sino una mitra orlada de perlas. La leyenda prueba que es una
emisión real, mientras que la mitra a su entender mostraba que un prelado
estaba interesado en el proceso de fabricación. Este prelado sería, según este
autor, el Arzobispo de Arles, Raimundo de Bollène. Este autor recogía asimismo
que en los dineros y óbolos con la mitra abundaban en todos los gabinetes
numismáticos provenzales.
Bibliografía:
ASSO Y DEL RIO, I.J., Historia de la economía política de Aragon, Zaragoza,
1789, p. 439.
BALAGUER, A.M., Història
de la moneda dels comtats catalans, Barberà del Vallès, 1999.
CAYÓN, A., C. y J., Las
monedas españolas. Del tremis al euro. Del 411 a nuestros días, XII ed.,
Madrid, 1998.
CHAVERT, J., Description
de monnaies françaises royales et féodales, Paris, 1862.
NOCEDAL, C., Biblioteca de Autores Españoles, desde la
formación del leguaje hasta nuestros días. Obras publicadas é inéditas de don
Gaspar Melchor de Jovellanos, T. II, Madrid, 1859, p. 485.
MATEU IBARS, J. y M.D., Colectánea paleográfica de la Corona de Aragón: Texto y transcripciones,
Barcelona, 1991, pp. 581.
MATEU Y LLOPIS, F., “El "arbor ad modum floris"
en dineros de Cataluña, Navarra, Aragón y Valencia, siglos X a XIII”, Príncipe de Viana, nº 116 y 117, 1969,
pp. 245-254.
ORCÁSTEGUI GROS, C., “La reglamentación del Impuesto del
Monedaje en Aragón en los siglos XIII-XV”, Aragón
en la Edad Media, V, Zaragoza, pp. 113-121.
POEY D’AVANT, F., Description
des monnaies seigneuriales françaises composant la collection de m. F. Poey
d'Avant, Fontenay-Vendée, 1853.
FILLON, B., Collection
Jean Rousseu, Monnaies féodales
françaises, Paris, 1860.
SALAT, J., Tratado
de las monedas labradas en el Principado de Cataluña, T. I y II, Barcelona,
1818.
WITTE, J. de, LONGPERIER, A. de, Revue Numismatique Tome Dixieme, Paris, 1865.
Documentos del Archivo del Ayuntamiento de
Zaragoza :
Serie Diplomática, R015, Privilegio
Real, 1218, septiembre, 1. Lérida. Jaime I, rey de Aragón, confirma la moneda
jaquesa batida por su padre, Pedro II, y dispone medidas sobre su protección y
curso legal.
Serie Diplomática, R017, Privilegio
Real, 1221. abril, 19. Huesca. Jaime I, rey de Aragón, y su curia, confirman la
moneda jaquesa acuñada por Pedro II, regulan su empleo y sancionan sus
alteraciones.
Serie Diplomática, R017, Privilegio
Real, 1223, marzo, 18. Daroca. Jaime I, rey de Aragón, otorga nueva
confirmación de la moneda jaquesa acuñada por su padre Pedro II, que protege
con diversas medidas.
Páginas web :