Publicado en UNAN Numismática nº50, 2023
El numerario en circulación en las colonias inglesas y
posteriormente británicas del Caribe estuvo desde el comienzo de su
instauración hasta bien entrado el siglo XIX compuesto casi exclusivamente por
moneda de cuño español, tanto por la batida en las propias Indias españolas en
plata y oro como por la moneda provincial española acuñada en las cecas
peninsulares. A pesar de la introducción por las autoridades metropolitanas del
contestado patrón monetario esterlino en la isla a partir de 1825, el dólar es
actualmente la moneda de la República de Jamaica.
From the beginning of its establishment until well
into the 19th century, the currency in the English and later British colonies
of the Caribbean consisted almost exclusively of Spanish coins, both for the
silver and gold struck in the Spanish Indies themselves and for the Spanish
provincial coin from the peninsular mints. Despite the introduction by the
metropolitan authorities of the contested sterling currency standard on the
island beginning in 1825, the dollar is currently the currency of the Republic
of Jamaica.
Tras la ocupación de Jamaica por los ingleses a partir de
1655, en la isla circularon ampliamente las monedas acuñadas en territorios de
la Corona española, que llegaban a la misma por el contrabando o por los
ataques de piratas y corsarios a los barcos y territorios hispánicos. Durante
el siglo XVII los reales de a ocho, pesos o dólares, según las fuentes ingleses,
recibieron una estimación de cuatro chelines y eran conocidos con el nombre de
seis peniques españoles. Esta estimación era la misma que la que tenía el peso
en las colonias de Barbados y Bermudas.
Rápidamente se recurrió al limado de la moneda de cuño
español, una práctica muy extendida en la metrópoli, siendo una práctica tan
generalizada que las monedas españolas faltas de peso se convirtieron de facto
en el circulante estándar no solamente de Jamaica, sino de todas las colonias
inglesas del continente americano. Así, por ejemplo, los pesos cercenados en
circulación en las islas Leeward o en Barbados solamente tenían un peso real
equivalente a 3 chelines y 6 peniques. En Jamaica se elevó la valoración en
1671 de los pesos a cinco chelines, para evitar su salida de la isla. Pocos
años después, en 1678, se solicitó del monarca Carlos II de Inglaterra fundar
una Casa de Moneda en la isla para fabricar moneda provincial para su uso
exclusivo.
After the occupation of Jamaica by the English
starting in 1655, the coins minted in territories of the Spanish Crown
circulated widely on the island, which arrived there by smuggling or by attacks
by pirates and corsairs on Hispanic ships and territories. During the 17th
century, the pieces of eight, pesos or dollars, according to English sources,
received an estimate of four shillings and were known by the name of Spanish
sixpence. This estimate was the same as that of the peso or dollar in the
colonies of Barbados and Bermuda.
Quickly, the filing of the Spanish coins was resorted
to, a very widespread practice in the metropolis, being such a widespread
practice, that the Spanish coins lacking in weight became de facto the standard
currency not only of Jamaica, but of all the English colonies from the American
continent. Thus, for example, the severed pesos in circulation in the Leeward
Islands or Barbados only had a real weight equivalent to 3 shillings and 6
pence. In Jamaica, the valuation of the pesos was raised to five shillings in
1671, to avoid their leaving the island. A few years later, in 1678, King
Charles II of England was asked to found a Mint on the island to manufacture
provincial currency for its exclusive use.
Con la Proclamación de la reina Ana de 1704 se ordenó que
la unidad monetaria de las colonias inglesas sería el real de a ocho español o
dólar. El peso teórico de dicha unidad sería de 17 ½ pennyweights, 27,216 gramos, y su equivalencia en moneda esterlina
de 4 chelines y 6 peniques, suponiéndose que contenía el mismo fino de metal,
925 milésimos. Esta medida fue reforzada en el mismo sentido con un Acta del
Parlamento de 1708, una vez que se había firmado el Tratado de la Unión de Gran
Bretaña con Escocia.
Esta Promulgación, que de hecho suponía la renuncia del
Reino Unido a su autoridad emisora, tuvo importantes consecuencias a medio y
largo plazo en el circulante de sus colonias. El hecho de que el sistema
monetario metropolitano tuviese como base monetaria el oro y el de las colonias
la plata, hizo que la remisión de esta última a Europa supusiese una merma en
su estimación. Sin embargo, la valoración de los pesos de cuño español en las
colonias americanas no dejó de crecer.
With Queen Anne's Proclamation of 1704, it was ordered
that the monetary unit of the English colonies would be the Spanish piece of
eight or dollars. The theoretical weight of said unit would be 17 ½
pennyweights, 27,216 grams, and its equivalent in sterling would be 4 shillings
and 6 pence, assuming that it contained the same fine metal, 925 thousandths.
This measure was reinforced in the same sense with an Act of Parliament of
1708, once the Treaty of the Union of Great Britain with Scotland had been
signed.
This Proclamation, which in fact implied the
resignation of the United Kingdom to its issuing authority, had important
consequences in the medium and long term in the currency of its colonies. The
fact that the metropolitan monetary system was based in gold and the one in the
colonies in silver meant that the remittance of the latter to Europe implied a
reduction in its estimate. However, the value of the Spanish-style pesos in the
American colonies did not stop growing.
En 1703, los reales de a ocho con un valor en moneda
esterlina se estimaban en Jamaica en 5 chelines y 6 peniques. El sistema
monetario de las Indias Occidentales británicas fue muy irregular, dado que la
moneda española, la que se encontraba en mayor medida en circulación, recibía
diferente estimación en moneda de cuenta en cada una de las islas y
territorios, lo que se mantuvo hasta comienzos del siglo XIX. Por su
privilegiada situación, en Jamaica había abundancia de moneda, de donde se
remitía a otras islas y a las colonias norteamericanas, donde la moneda
metálica siempre era muy escasa.
A comienzos de la centuria comenzaron a llegar a las
colonias británicas, prácticamente desde el comienzo de sus acuñaciones, los
reales sencillos y dos reales o pesetas provinciales españolas, recibiendo los
reales el nombre de bits. Esta moneda, cuya circulación estaba circunscrita por
ley a la España peninsular, no solamente se convirtió según Chalmers en la
única moneda en circulación en el a comienzos del siglo XVIII, sino que según
este autor llegaron a poner en peligro el mantenimiento de un sistema monetario
basado en el oro.
In 1703, the real of eight with a value in sterling
was estimated in Jamaica at 5 shillings and 6 pence. The monetary system of the
British West Indies was very irregular, since the Spanish currency, the one
that was in circulation to a greater extent, received a different estimate in
currency of account in each of the islands and territories, which was
maintained until the beginning of the 19th century. Due to its privileged
situation, in Jamaica there was an abundance of currency, from where it was
sent to other islands and to the North American colonies, where metallic
currency was always very scarce.
At the beginning of the century, the single and two reales, Spanish provincial coins, began
to arrive in the British colonies, practically from the beginning of their
coinage, receiving the single reales
the name of bits. This currency, whose circulation was circumscribed by law to
mainland Spain, not only became, according to Chalmers, the only currency in
circulation at the beginning of the 18th century, but according to this author,
it endangered the maintenance of a monetary system gold based.
Las pesetas provinciales españolas recibían en las islas
del Caribe británico los nombres de pistereen,
piastrine, pistareen o two-bit-pieces, y tenían una valoración en el comercio de un
chelín y tres peniques, y en ocasiones los chelines y seis peniques ingleses
recibían la valoración de estas pesetas y reales o bits. En Jamaica se tomó
como base de su sistema monetario el real provincial, a pesar de lo
ordenado en la Proclamación de 1704, lo que incrementó el valor de los
múltiplos del real, por lo que los reales de a ocho, o diez reales de plata
nueva provincial, se estimaban no en 5 chelines, sino en 6 chelines y 3
peniques.
En un tratado anónimo posiblemente escrito en 1738,
llamado The Importance of Jamaica to
Great Britain, se afirmaba que de toda la moneda que llegaba de los
territorios españoles, solo los pistorines
permanecían en la isla. En el mismo
tratado se dice que las pesetas recibían el nombre de Don Patiño’s Money, en referencia al ministro José de Patiño. El
hecho de que no se pudiesen remitir a Europa por su ley inferior a la moneda
nacional española hacía que en 1773 estos pistoris
y los medios pistoris o reales
simples fuesen la moneda que se mantenía en la circulación en Jamaica, junto
con los reales de a ocho y las otras emisiones de cuño español de plata
nacional con mermas por su limado o cercenado, constituyendo la mayor parte de
la moneda en circulación.
The Spanish provincial pesetas received in the British Caribbean islands the names of
pistereen, piastrine, pistareen or two-bit-pieces, and had a value in trade of
one shilling and three pence, and sometimes English shillings and sixpence
received the valuation of these pesetas
and reales or bits. In Jamaica, the
provincial bit was taken as the base of its monetary system, despite what was
ordered in the Proclamation of 1704, which increased the value of multiples of
the real, so that the pieces of eight,
or ten silver bits in the new Spanish provincial system, were estimated not at
5 shillings, but at 6 shillings and 3 pence.
In an anonymous treatise possibly written in 1738,
called The Importance of Jamaica to Great
Britain, it was stated that of all the currency that arrived from the
Spanish territories, only the pistorines remained on the island. In the same
treaty it is said that the pesetas
received the name of Don Patiño's Money, in reference to the minister José de
Patiño. The fact that they could not be sent to Europe due to their lower law
than the Spanish national currency meant that in 1773 these pistoris and the
half pistoris or bits were the currency that was kept in circulation in
Jamaica, together with the pieces of eight or dollars and the other issues of
Spanish mint of national silver, with losses due to its filing or cutting,
constituting the majority of the currency in circulation.
Por Acta de 11 de noviembre de 1758 se creó un numerario
propio para Jamaica, resellando para ello la moneda española en ambas caras con
las siglas GR. Los medios reales recibieron una estimación de 5 peniques, y las
monedas de superior valor facial en proporción, con lo que los pesos fuertes
quedaron valorados en 6 chelines y 8 peniques. Esta norma estableció que la
moneda resellada tanto en oro como en plata no podía exceder en su conjunto de
un valor de 100.000 libras, si bien en 1772 sólo había en circulación moneda
por un valor de unas 65.000 libras. Entre 1758 y 1800 se realizaron en Jamaica
resellos de siete tipos, siendo uno de los pocos lugares donde según Montaner
se reselló moneda de oro de cuño español.
A finales del siglo XVIII y principios del XIX se
generalizó en todo el Caribe no hispánico
la práctica del corte de los pesos y de las otras monedas españolas, e
incluso de las pesetas provinciales, en trozos y que los mismos fuesen resellos
para circular como moneda menuda, lo que producía una gran confusión en el
comercio y en las finanzas. Ello se debió a la imposibilidad de mantener en la
circulación la moneda de plata, y los distintos gobiernos coloniales se vieron
obligados a resellarlo para darle curso legal, especialmente en las posesiones
británicas de Indias Occidentales, pero también en otros lugares.
By Act of November 11th, 1758, a proper currency
was created for Jamaica, resealing the Spanish coin on both sides with the
initials GR. The half real received an estimate of 5 pence, and the coins of
higher face value in proportion, so that the pesos or dollars were valued at 6
shillings and 8 pence. This rule established that resealed coins in both gold
and silver could not exceed a total value of 100,000 pounds, although in 1772
there were only coins in circulation for a value of about 65,000 pounds.
Between 1758 and 1800, seven types of re-stamps were made in Jamaica, being one
of the few places where, according to Montaner, Spanish-minted gold coins were
re-stamped.
At the end of the 18th century and the beginning of
the 19th century, the practice of cutting pesos and other Spanish coins, and
even provincial pistareens into pieces was generalized throughout the
non-Hispanic Caribbean settlements, and that they were stamps to circulate as short
currency, which produced a great confusion in commerce and finance. This was
due to the impossibility of keeping the silver coin in circulation, and the
different colonial governments were forced to reseal it to give it legal
tender, especially in the British possessions of the West Indies, but also in
other places.
Hasta 1814 las monedas más comunes en circulación en
todos estos territorios fueron los reales de a ocho y sus divisores, que se
complementaban con los doblones de oro también españoles y los Johannes de oro portugueses. Los
divisores de los pesos fuertes eran en ocasiones las monedas originales, en
ocasiones cortadas y reselladas, de ¼, ½, uno, dos y cuatro reales, pero las
pesetas provinciales españolas fueron como antes se comentaba muy populares. En
el caso de Jamaica era clara la preeminencia de los escudos y sus múltiplos de
cuño español sobre la moneda áurea portuguesa, e incluso en algún momento entre
1803 y 1808 se adoptó en la circulación local la ratio española del oro.
El Agente de la isla informó en 1817 que la mayor parte
de la moneda en circulación se componía de moneda menuda de plata, en una
cuantía de unas 200.000 libras. Dado que las monedas en Jamaica eran su primer
artículo de comercio, salían de la isla las de oro y los reales de a ocho en
dirección a Inglaterra o a las islas vecinas, con propósitos comerciales. Con la
independencia de México en 1822, Jamaica sufrió por primera vez en su historia
monetaria escasez de numerario, por lo que tuvo que recurrir al ruinoso sistema
de emitir papel moneda.
Until 1814, the most common coins in circulation in
all these territories were the piece of eight and its divisors, which were
complemented by gold doubloons, also Spanish, and the Portuguese gold Johannes.
The divisors of the pesos were sometimes the original coins, sometimes cut and
re-stamped, of ¼, ½, one, two and four reales, but the Spanish provincial pistareens
were, as previously mentioned, very popular. In the case of Jamaica, the
preeminence of the escudos and their Spanish multiples over the Portuguese gold
coin was clear, and even at some point between 1803 and 1808 the Spanish gold
ratio was adopted for local circulation.
The Island Agent reported in 1817 that the greater
part of the coin in circulation consisted of small silver coin, in the amount
of about £200,000. Since the coins in Jamaica were their first article of
commerce, the gold ones and the pesos or dollars left the island in the
direction of England or the neighboring islands, for commercial purposes. With
the independence of Mexico in 1822, British Jamaica suffered for the first time
in its monetary history a shortage of currency, for which reason it had to
resort to the ruinous system of issuing paper money.
Por Orden del Gobierno Británico de 29 de abril de 1822 y
para paliar esta situación, se dio orden de
acuñar medios, cuartos, octavos y dieciseisavos de pesos o dólares para
las Indias Occidentales, similares a los acuñados para Mauricio, con el fin de
fijar un sistema homogéneo a todas las colonias en base al sistema decimal.
Algunas de estas monedas se llegaron a acuñar, pero según Atkins no entraron en
la circulación. Un año después en 1823, Stewart afirmaba que mientras que pocas
de las monedas españolas en circulación en Jamaica eran deficientes, las piezas
de oro portugués tenían falta de peso.
Por Orden de 23 de marzo de 1825 se estableció el patrón
esterlino en Jamaica y las otras islas caribeñas, con el objeto de introducir
el numerario argénteo y de cobre británico en la circulación colonial. La
moneda de cobre fue extremadamente impopular para una población habituada a los
metales nobles, y la moneda británica de plata fue rápidamente revaluada para
igualar su valor al cuarto de peso o pistareen.
El 7 de septiembre de 1838 se revocó la Orden anterior, se devaluaron los pesos
a 4 chelines y 2 peniques y los doblones a 64 chelines esterlinos, y se declaró
el curso legal de toda la moneda esterlina.
By Order of the British Government of April 29th,
1822 and to alleviate this situation, an order was given to mint half, quarter,
eighth and sixteenth of pesos or dollars for the West Indies, similar to those
minted for Mauritius, in order to fix a homogeneous system to all the colonies
based on the decimal system. Some of these coins were minted, but according to
Atkins they did not enter circulation. A year later in 1823, Stewart claimed
that while few of the Spanish coins in circulation in Jamaica were deficient,
the Portuguese gold pieces were lacking in weight.
By Order of March 23, 1825, the sterling standard was
established in Jamaica and the other Caribbean islands, in order to introduce
British silver and copper currency into colonial circulation. Copper coinage
was extremely unpopular among a population accustomed to noble metals, and
British silver coinage was quickly revalued to equal the quarter of peso or
pistareen. On 7 September 1838 the earlier Order was revoked, and pesos
devalued to 4s.2d and doubloons to 64s, and all sterling currency was declared
legal tender.
En 1839, un año después de estos acontecimientos, Martin
informaba que el sistema monetario en
las Indias Occidentales era muy irregular, no habiendo en dos islas la misma
valoración y denominación de las monedas circulantes. En su obra recogía que si
en Jamaica el real de a ocho recibía una estimación de 6 chelines y 8 peniques,
en Barbados era de 6 chelines y 3 peniques, en las Islas de Barlovento era de 8
chelines y 3 peniques y en las de Sotavento en 9 chelines. Asimismo, era
habitual que la valoración local en cada isla o grupo de ellas de los reales de
a ocho se incrementase en relación a la propia moneda de cuenta esterlina, lo
que hacía que los mismos, en principio valorados en 5 chelines, recibieran una
estimación de entre 6 chelines y ocho peniques y 10 chelines. Con ello se
conseguía devaluar los bienes y servicios locales, atrayendo con ello a
comerciantes y moneda metálica.
En 1839, según este autor, el circulante jamaicano estaba
compuesto de doblones españoles valorados en 16 pesos, medios doblones y
pistolas en proporción, moneda áurea portuguesa o joes en 16 ½ pesos, reales de a ocho a un cambio de 6 chelines y 8
peniques y sus divisores, bits sencillos y dobles y moneda esterlina británica.
Recogía igualmente la existencia del Banco Colonial de las Indias Occidentales,
que emitía papel moneda pagadero en moneda de plata de reconocida ley y peso,
siendo los reales de a ocho o dólares la moneda tomada como medio de pago, al
ser la más universal de todo el mundo occidental. Las notas más pequeñas emitidas
por este banco eran de un valor facial de
cinco pesos.
In 1839, a year after these events, Martin reported
that the monetary system in the West Indies was very irregular, with two
islands not having the same valuation and denomination of the circulating
coins. In his work he collected that if in Jamaica the piece of eight received
an estimate of 6 shillings and 8 pence, in Barbados it was 6 shillings and 3
pence, in the Windward Islands it was 8 shillings and 3 pence and in the
Leeward Islands at 9 shillings. Likewise, it was customary for the local
valuation of the peso on each island or group of them to increase in relation
to the sterling currency itself, which meant that they, initially valued at 5
shillings, received an estimate between 6 shillings and eight pence and 10
shillings. With this, it was possible to devalue local goods and services,
thereby attracting merchants and metallic currency.
In 1839, according to this author, the Jamaican
currency was made up of Spanish doubloons valued at 16 pesos, half doubloons
and pistols in proportion, Portuguese gold coins or joes at 16 ½ pesos, pesos
or dollars at an exchange rate of 6 shillings and 8 pence and its divisors,
single and double bits and British sterling. It also included the existence of
the Colonial Bank of the West Indies, which issued paper money payable in
silver coins of recognized law and weight, being the pesos or dollars the currency
taken as the means of payment, being the most universal of the whole Western
world. The smallest notes issued by this bank were of a face value of five
pesos.
Según Seyd, en 1868 en las Indias Occidentales Británicas
se utilizaban tanto la moneda esterlina como los pesos o dólares, y las monedas
mexicanas y españolas se encontraban asimismo en circulación. Los pesos o
dólares recibían una valoración oficial de 4 chelines y 2 peniques, siendo en
todas partes la moneda de referencia. De acuerdo con Ratcliffe, la progresiva
sustitución del patrón monetario del peso por la plata esterlina en los
diferentes territorios americanos de Gran Bretaña hizo que, hacia 1914,
solamente se mantuviese el primero en Honduras Británicas y en Canadá.
According to Seyd, in 1868 both sterling currency and
pesos or dollars were in use in the British West Indies, and Mexican and
Spanish coins were also in circulation. The pesos or dollars received an
official valuation of 4 shillings and 2 pence, being the reference currency
everywhere. According to Ratcliffe, the progressive substitution of the
monetary standard of the peso for sterling silver in the different American colonies
of Great Britain meant that, around 1914, the peso was only maintained in
British Honduras and Canada.
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