jueves, 6 de febrero de 2014

Correcciones al artículo La moneda española en la Isla Hermosa


En relación al artículo publicado en Numismático Digital La moneda española en la Isla Hermosa, don José Eugenio Borao Mateo, de la National Taiwan University, cuyos trabajos fueron la base de dicho artículo, se puso en contacto con el director de la revista, don José María Martínez Gallego, para interesarse por las dos monedas reproducidas en el mismo, extrañándose de la modernidad de los caracteres chinos estampados en los resellos. Informado de su procedencia, la página web de Wikipedia en español Isla de Taiwan, ha tenido la deferencia de remitirnos la siguiente información, que reproduzco textualmente:
 
 He mirado en Wikipedia y –sin olvidar que no sé apenas nada de numismática- me he confirmado más en mi duda. Yo creo que si bien la moneda española pueda ser original, los resellos han sido hechos en época muy reciente, por lo siguiente:
 
1.    Los resellos clásicos que he visto otras veces se hacen con incisiones pequeñas (en los que la letra queda hundida), y estos parecen hechos mediante un acuñamiento en el que la letra sobresale.
2.    Los clásicos son letras muy pequeñas (aquí son grandes y muy bien trazadas), y, que yo sepa nunca suplantan al emisor inicial, es decir, que es muy raro que ponga Koxinga o Taiwan. Además Koxinga apenas reinó unos meses en la isla (llegó y al poco se murió).
3.    Además es impensable que la segunda moneda esté acuñada Taiwán como si fuera un país emisor de moneda. En todo caso tendría que nombrar a uno de los dignatarios que tuvo.
4.    Por si fuera poco, el carácter “Wan” de Tai-wan esta escrito en chino moderno del continente, es decir, proveniente de la reforma de Mao, por tanto no puede haber sido hecho en tiempos antiguos. Parece hecho por un falsificador actual.
 
 Espero que os pueda servir estas consideraciones de un no experto.
 
Un fuerte abrazo
 
 
Incluye asimismo dos imágenes que también reproduzco.


 
Aprovecho esta ocasión para felicitar a don José Eugenio por sus magníficos trabajos, y agradecerle estas correcciones.

miércoles, 5 de febrero de 2014

DEO ET CESARI FIDELIS PERPETUO

Publicado en Numismático Digital, 5 de febrero de 2014

http://www.numismaticodigital.com/noticia/7075/Articulos-Numismatica/Deo-et-Cesari-Fidelis-Perpetuo.html

Tras ser legado a Carlos I por su tía Margarita de Austria, el Franco Condado de Borgoña se mantuvo unido a la Corona de España hasta ser cedido a Francia por la Paz de Nimega de 1678, tras una cruel y devastadora guerra de conquista. En su solar hubo dos cecas operativas, ubicadas en Dola –Dole-, la capital, y en la Ciudad Imperial de Besanzón-Besançon-, que batieron moneda a nombre de los sucesivos monarcas hispanos.

 El Franco Condado era un país de unos 15.000 kilómetros cuadrados, separado del Ducado francés de Borgoña por el río Saona y limítrofe con los cantones suizos, la Lorena y Alsacia. Formaba junto con el Charolais, enclavado en territorio francés, las posesiones más meridionales del Círculo Borgoñón de los monarcas Habsburgo de España.  Era jurisdiccionalmente independiente, con un Parlamento radicado en su capital, Dola, con dos Cámaras y tres brazos que servían de Consejo de Estado y Corte Suprema. Gozaba asimismo de amplia autonomía política y fiscal, de la libertad de fijar su contribución, de la facultad de su autodefensa y de moneda propia.

 La ceca de Dola fue autorizada el 16 de septiembre de 1494 por Maximiliano de Austria, lo que fue ratificado por Felipe el Hermoso en 1500, que emitió entre 1500 y 1506 como Conde de Borgoña pistolas de oro y gros. Por un Edicto dado en Dola el 1 de diciembre de 1539 se prohibió la aceptación de los testones y su circulación si no se adecuaban al peso de los testones del rey de siete dineros y doce granos, citando expresamente los gros testons de Friburgo, de Berna, de Suiza, de Sión, de varios gobernantes de Milán y los de Portugal, lo que prueba el activo comercio de sus habitantes con sus vecinos, tácitamente aprobado por los monarcas.

 Carlos V emitió en Dola moneda de plata en carolus o medios-gros, conocidos como piezas de diez blancos, en 1552 y 1553. En su anverso portan la leyenda +C:V:R:IMP: C:BVRGVNDIE: y la cabeza del emperador coronada a izquierda, y en su reverso la leyenda +M:C: BVRGVNDIE: y la fecha de emisión, el escudo del Franco Condado y bajo el mismo la letra de ceca D. Se acuñaron asimismo medios carolus o petit blanc con las mismas leyendas, su retrato coronado en anverso y cruz patada y las armas en reverso, entre los años 1537 y 1555.

 Se labraron también ½ blancos, con el escudo coronado del Franco Condado en anverso y cruz patada en el reverso, entre 1550 y 1555. En cobre se batieron niquets con una K coronada en anverso y un pedernal entrelazado con dos bastones en reverso, los primeros sin datar y los que portan el año de emisión acuñados entre 1550 y 1555.

 Felipe II restableció en Dola la Cámara de Cuentas el 22 de agosto de 1562, que tuvo entre sus atribuciones el conocimiento de los asuntos referentes a la moneda junto con el Parlamento: la contabilidad, el pago de los oficiales, los abastos y el cobro del señoreaje por cuenta del monarca. A diferencia de lo que sucedió con las emisiones de la ceca de Besanzón, las monedas batidas en Dola portan los bustos y los escudos de armas de los sucesivos monarcas Habsburgo, y se mantuvieron en general los tipos antes descritos.          

 Cuando los derechos de los obispos de Besanzón sobre la acuñación de moneda cesaron en 1534 Carlos V devolvió estos derechos a la Comunidad por una Real Orden fechada en Toledo el 8 de mayo de ese año. El Parlamento recibió la jurisdicción universal sobre estas emisiones. El agradecimiento de sus habitantes se expresó en la leyenda de la medalla estudiada por Babelon que sirve de título a este artículo. En la norma citada se fijaban los tipos de la moneda, debiendo figurar en su anverso la efigie del soberano, de busto o de pie, y en su reverso las armas de la ciudad, un águila entre dos columnas que según la tradición representaban los restos del templo romano de Monte Caelius. El retrato de Carlos V es del mismo estilo que el de las monedas alemanas coetáneas, con barba recia y birrete estrecho.

 Estos tipos se mantuvieron entre los años 1537 a 1674, en todas las monedas batidas en esta ceca ubicada en la calle d’Arbalète, sobre dobles ducados, florines, pistolas, daeldres, florines de plata, testones, carolus y niquets. La moneda de oro comenzó a batirse en 1541. Se acuñaron durante los reinados de los monarcas sucesivos, y durante el gobierno de la Archiduquesa Isabel se descubrió que una gran partida de moneda batida en esta ceca no estaba ajustada a su ley. Destaca por la gran cantidad de tipos la época de Felipe IV, y a nombre de su ilustre predecesor se acuñaron en tiempos de Carlos II las últimas monedas francontesas de esta dinastía: las pistolas de oro de 1666 y 1673, los daeldres fechados en 1664 y en 1666 y los medios daeldres de 1667.  

 En la biblioteca de Besanzón se conservaba, según Plantet y Jeannez, un manuscrito del jurista Jean Boyvin fechado en 1639, y compuesto para su hijo Claude, général des monnaies de Dola, con el título Traité des Monnoyes et de la Practique et Fabrication d’ycelles, pour l’instruction d’un général des Monnoyes, par messire Jen Boyvin chevalier. President au soverain Parlement de la Franche-Comté de Bourgogne, importante obra para el estudio de la moneda francontesa. 

 Numerosos historiadores, incluso franceses, afirman que es difícil encontrar un territorio que fuese más leal a los Austrias españoles que el Franco Condado, donde los miembros de todos sus grupos sociales se sentían tan hispanos como los peninsulares. Sus naturales nutrieron los Tercios de Flandes bajo su enseña, la cruz de San Andrés, que pasó a ser la de la monarquía, y numerosos e importantes franconteses, como Granvela, Chifflet, Brun o el propio Boyvin alcanzaron las más altas instancias en la judicatura, la diplomacia o la política de la monarquía española.

 La importancia estratégica del condado y del Charolais, al encontrarse a medio camino de los territorios de la monarquía de Milán y Flandes, era capital, si bien tras la Paz de Lyon de 1601, que lo aisló de Ducado de Saboya, dejó de ser la principal ruta para el paso de tropas y caudales hacia Flandes, el Camino Español que desplazó entre 1567 y 1620 a más de 123.000 hombres, al utilizarse el paso alpino de la Valtelina. A ello se unió el pacto entre España y Francia sobre la neutralidad del territorio de 1 de diciembre de 1530, lo que hizo que se librase de la desolación causada por los principales conflictos europeos entre Carlos V y Francisco I y los de comienzos del siglo XVII, hasta que la misma se rompió durante la Guerra de los Treinta Años en 1636.

 En ese año se produjo una invasión francesa de 30.000 soldados al mando de Condé, y en el año siguiente otra conjunta franco-sueca, de resultados desastrosos. Las tropas francesas, siguiendo órdenes del cardenal Richelieu, actuaron con gran dureza y crueldad, saqueando, violando, enterrando vivos a los habitantes y quemando las cosechas para provocar el hambre en una población que tomó parte activa en la defensa del territorio y quedó diezmada. Tras la firma del armisticio, se repobló el Condado con naturales de Saboya, del país de Bresse y de Auvernia.

 Fue tomada fácilmente en 1668 por Luis XIV, y posteriormente en 1674 fue nuevamente ocupada tras seis meses de duros combates, conquista ratificada por la Paz de Nimega de 1678. En esta guerra cruel, en la que Francia esgrimió para la anexión el argumento del destino manifiesto, el Franco Condado perdió tras una resistencia heroica hasta la desesperación dos tercios de su población, y muchos franconteses abandonaron su país para nunca volver.

 Hasta el final de la Guerra de Sucesión sus habitantes esperaron la vuelta de sus reyes naturales, y la masa de la población abrazó durante el conflicto la causa del Archiduque Carlos. Dicha esperanza se truncó con la llegada al trono de España de un soberano de la Casa francesa de Borbón. Como sucedió igualmente en el Rosellón y la Cerdaña, el territorio perdió todas sus libertades y fue sometido al régimen común. Unos años después, en 1684, Luis II de Condé, aduciendo una deuda de 600.000 escudos de oro por servicios prestados a Felipe IV de España, consiguió del Parlamento de París la extinción de esta deuda con la confiscación y ocupación del Condado de Charolais.

Bibliografía:

BABELON, J., “Dos monedas de Carlos V y de Rodolfo II acuñadas en Besançon”, Nvmisma, Año II, nº 2, enero-marzo 1952.
BOYVIN, J, Traité des Monnoyes et de la Practique et Fabrication d’ycelles, pour l’instruction d’un général des Monnoyes, par messire Jen Boyvin chevalier. President au soverain Parlement de la Franche-Comté de Bourgogne, 1639. Consultable en http://gallica.bnf.fr/ark:/12148/btv1b90076276/f5.zoom.
ECHEVARRÍA BARCIGALUPE, M.A., Flandes y la Monarquía Hispánica, 1500-1713, Madrid, 1998.
PERNOT, F., La Franche-Comté espagnole à travers les archives de Simancas, une autre historie des Franc-Comtois et de leurs relations avec l’Espagne, de 1493 a 1678, Presses universitaires de Franche-Comté, 2003.
PLANTET, L. Y JEANNEZ, L., Essai sur les monnaies du Compté de Bourgogne, Lons-le-Saunier, 1855.
POEY D’AVANT, F., Monnaies Féodales de France, Vol. III, Paris, 1862.  
TRUYOL Y SERRA, A., El Franco-Condado en la obra de Francisco Elías de Tejada, Versión ampliada de la Sesión Homenaje en la Real Academia de Ciencias Morales y políticas, http://www.racmyp.es/docs/homenajes/H14/H14-2.pdf.
VICENTI, J.A., Catálogo general de la moneda española, Imperio Español (Europa), Fernando II 1375 a Fernando I 1825, Iª Ed., Madrid, 1976. 

miércoles, 1 de enero de 2014

El emirato andalusí de Creta

Publicado en Numismático Digital, 31 de diciembre de 2013

http://www.numismaticodigital.com/noticia/7009/Articulos-Numismatica/El-emirato-andalusi-de-Creta.html

Tras la Revuelta del Arrabal en el 818, parte de las miles de familias cordobesas expulsadas al norte de África ocuparon la isla de Creta bajo el mando de Abu Hafs, fundando en la misma un emirato que se mantuvo hasta el año 961. Ante la escasez de fuentes musulmanas sobre su historia y la casi total ausencia de restos arqueológicos, la numismática ha sido de capital importancia para el conocimiento y la sistematización de sus sucesivos gobernantes.

En el año 818 se produjo una gran revuelta en el Arrabal de Córdoba, un barrio que había crecido extramuros al otro lado del Guadalquivir, debida a la actitud tiránica e impía del emir Al-Hakam I. Tras una durísima represión y el saqueo del Arrabal durante tres días, su población, unas veinte mil familias,  fue expulsada, tomando algunos de ellos el camino de Toledo y otros el del norte de África. De los que cruzaron el Estrecho una parte se establecieron en el Rif y otros engrosaron la población de las ciudades norteafricanas, especialmente la de Fez, donde unas 8.000 familias fundaron el Barrio de los Andaluces.

 Otro grupo importante llegó recorriendo el norte de África a Egipto y se estableció en Alejandría, llegando a tomar el control político de la ciudad durante algún tiempo. Fueron expulsados de allí según las fuentes musulmanas por un ejército enviado por el Califa abasí al-Mammun y comandado por Abdullah ibn Tahir al-Khurasani en el 827, trasladándose a Creta el verano de ese mismo año, 212 de la Hégira. No obstante, las fuentes bizantinas adelantan la llegada de los andalusíes comandados por Umar ibn Hafs ibn Shuayb ibn Isa al Balluti, conocido como Abu Hasf y natural de Pedroche, a Creta unos años antes, posiblemente en el 824. Se calcula que los mismos eran unos 12.000 individuos, de los que sólo 3.000 estarían en edad de combatir.

 Al mando de Abu Hasf, Aphoaps o Apohapsis en las fuentes bizantinas y el Andalusí en algunas fuentes musulmanas, este contingente dominó la isla, la quinta en extensión del Mediterráneo, fundando el emirato de Iqritish o Iqritiya, dependiente nominalmente del califa abasí pero independiente de facto. Rechazaron los intentos de reconquista del emperador bizantino Miguel II, que tuvo simultáneamente que hacer frente a la conquista de Sicilia por los aglabíes tunecinos, reforzados con marineros andalusíes. El emperador Teófilo llegó a enviar a un embajador a Abd al-Rahman II en el 840 solicitando al emir de Córdoba ayuda para la recuperación de la isla y para someter a sus díscolos súbditos.

 Desde la capital que fundaron, Rabdh al-Khandaq ó Chandax, conocida posteriormente como Candía y Heraclión, realizaron devastadores y frecuentes ataques en las costas del Egeo, dominando las rutas marítimas del Mediterráneo Oriental durante los siguientes 135 años. Incluso es posible, como recogía Miles, que en la segunda mitad del siglo X o a comienzos del XI hubiese una colonia musulmana en Atenas, si no una ocupación militar temporal.

 Su historia, que a falta de fuentes propias o de otros países islámicos nos es conocida principalmente por las bizantinas, muestra numerosos intentos de conquista por parte de los bizantinos y continuas incursiones musulmanas contra las islas del Egeo, la Península Helénica, las costas de Asia Menor e incluso su entrada en el mar de Mármara. Sus ataques se redoblaron entre el 930 y el 940, por lo que el emperador Romano II envió a su general y futuro emperador Nicéforo Focas a la conquista de la isla al frente de un nutrido ejército. Tras casi dos años de combates, el 7 de marzo del 961, 350 de la Hégira, Chandax fue tomada al asalto, y sus habitantes fueron masacrados o esclavizados.

 Dado que las fuentes disponibles son, como ya hemos comentado, principalmente las bizantinas, en la historia de este periodo prima la visión que estos tuvieron de la Creta andalusí como un nido de corsarios. No obstante, las pocas y fragmentarias fuentes disponibles del mundo musulmán nos muestran un estado próspero, donde florecían la agricultura y el comercio con el resto del mundo islámico, y con una economía monetizada. A ello se une la supervivencia de relativamente numerosos ejemplares de moneda de oro, plata y cobre de metrología y ley estables, lo que parece  mostrar una economía fuerte y un elevado nivel de vida de su población.

 El profesor de la Universidad de Princeton y posterior director de la American Numismatic Society George C. Miles, pionero de los estudios de moneda islámica en Norteamérica y autor de 16 libros y más de 75 artículos, dedicó una parte importante de sus estudios a la numismática andalusí, recibiendo numerosos galardones, entre ellos las medallas de la Hispanic Society of America y de la Royal Numismatic Society. A este prestigioso numismático se deben asimismo algunos de los más importantes descubrimientos y estudios sobre la moneda del emirato de Creta, desde que en 1953 publicó en el Numismatic Chronicle el artículo “Two coins of the Amirs of Crete”.

 Sus emisiones fueron semejantes a las primeras monedas abasíes, siendo posiblemente las más discretas de las acuñaciones musulmanas de la primera época. Aparte de las acostumbradas frases relativas al Tawhid o Proclamación del Único, las emisiones de cobre no llevan más indicación de su origen que el nombre propio en la leyenda del reverso, y ocasionalmente también en el anverso.

 A ellas se unieron las emisiones de dinares de oro y dírhams de plata. Los dinares vienen fechados, lo que ha servido para determinar aproximadamente la duración de los gobiernos de los sucesivos emires. En el anverso los felúses  de cobre, como antes recogíamos, portan la leyenda No hay más Dios que Alá, el Único, sin igual ni compañero, y en el reverso Mahoma es el mensajero de Alá, o partes de esta Proclamación, así como el nombre propio del soberano.

 En el reinado del segundo de los emires, Shuayb I ibn Umar, Saipes para los bizantinos, que gobernó aproximadamente entre los años 855 y 880, existen hasta diez variedades diferentes de felúses de cobre por su tipos y leyendas. Se conservan dinares de oro, fechados en los años de la Hégira 271 (884), 275 (888-9) y 281 (894-5). Junto al nombre de este gobernante aparece igualmente el del Califa al-Mutamid en la leyenda del reverso, y el de Jafar, presumiblemente su hijo, bajo la leyenda del anverso.

 Las series de cobre evolucionaron posteriormente, encontrándose en las realizadas a nombre de Umar-posiblemente Abu Abdallah Umar II ibn Shuayb, el Babdel de las fuentes bizantinas- y al de Muhammad ibn Shuayb al-Zarkun –Zerkounes para los romanos de Oriente- que sus nombres vienen seguidos de parejas de otros nombres, divididos entre el anverso y el reverso de la pieza, y no siempre con el patronímico.

 Las emisiones posteriores han servido para conocer los nombres de los siguientes emires, desconocidos por las fuentes bizantinas, y los años aproximados que duró su gobierno: Yusuf ibn Umar II, entre el 910 y el 915; Ali ibn Yusuf, entre el 915 y el 925; Ahmad ibn Umar II, que gobernó entre los años 925 y 940 y que batió dírhams de plata en el 326 de la Hégira, 937-38 de la Era cristiana; Shuayb II ibn Ahmad, entre el 940 y  el 943; y Ali ibn Ahmad, entre el 943 y el 949, a cuyo nombre se acuñó un dinar fechado en el año 337 de la Hégira, 948-9 de la Era cristiana.

 El último de sus gobernantes fue Abd al-Aziz ibn Shuayb II -Kouroupas o Kurupen para los bizantinos-,  también conocido con el sobrenombre de al-Qurtubi, el Cordobés, bajo cuyo mandato se batió un dinar del 343 de la Hégira, 954-5, que lleva explícitamente el nombre de ceca Iqritish. Asimismo se acuñó un dírham del 350 de  la Hégira, (961), en el que en una leyenda marginal muy deteriorada del reverso Ulla S. Linder-Welin leyó acuñada en al-Khandaq, Chandax.
 

Bibliografía:

 
BIVAR, A.D.H., “Review of GEORGE C. MILES: The coinage of the Arab Amirs of Crete. (Numismatic Notes and Monographs, No. 160.) x, 87 pp., 9 plates. New YorK: American Numismatic Society, 1970”, Bulletin of the School of Oriental and African Studies, Vol. 35, February 1972, p. 151.
CANO BORREGO, P.D., Al Andalus, el Islam y los pueblos ibéricos, Madrid, 2004.
MILES, G. C., “Coins of the Amirs of Crete in the Herakleion Museums”, Kretika Chronika, Vol. 10, 1956, pp. 365-71.
MILES, G. C., “The Arab Mosque in Athens”, Hesperia, Volume 25, Issue 4, pp. 329-344.
MILES, G. C., The Athenian Agora, Results of excavations conducted by the American School of classical studies at Athens, Vol. IX, The Islamic Coins, Princeton, New Jersey, 1962.
WALKER, J., The coins of the Amirs of Crete, Oxford University Press, 1953.

 
Codex Græcus Matritensis Ioannis Skyllitzes, Manuscrito siciliano del siglo XII de la Sinopsis de la historia, Σύνοψις στοριν, Biblioteca Nacional de España, Cod. Vitr. 26-2. Hay una edición moderna en inglés editada por Cambridge University Press en el año 2010.

 Artículo Emirate of Creta de Wikipedia.  

miércoles, 4 de diciembre de 2013

La moneda española en la Isla Hermosa

Publicado en Numismático Digital, 4 de diciembre de 2013

http://www.numismaticodigital.com/noticia/6956/Articulos-Numismatica/La-moneda-espanola-en-la-Isla-Hermosa.HTML

La  Isla Hermosa o Ilha Formosa, actual Taiwán, fue entre 1626 y 1642 la gobernación más septentrional de la Capitanía General de Filipinas y del Virreinato de Nueva España en el Mar de China Oriental. La presencia española supuso la entrada de moneda de plata en la misma y la monetización de su economía. Los pesos españoles fueron asimismo la moneda circulante de los ulteriores dominadores holandeses y chinos, y su uso perduró hasta bien entrado el siglo XIX, siendo su moneda actual el nuevo dólar taiwanés.

El asentamiento de los españoles en la Isla Hermosa se produjo en un momento en el que la presencia hispana en el archipiélago filipino atravesaba graves problemas. Los ataques piráticos, el incremento de las tasas aduaneras en China, el deterioro de las relaciones comerciales con Japón, la agresiva actitud de los holandeses y su establecimiento en el sur de esta isla habían reducido sustancialmente el comercio de Manila. Todo ello movió a Fernando de Silva, gobernador de Filipinas, a enviar a finales de la primavera de 1626 a Antonio Carreño de Valdés a ocupar la Isla Hermosa.

La expedición se componía de unos pocos cientos de soldados embarcados en dos veleros y una docena de sampangs, y llegó el día 11 de mayo al cabo más septentrional de la isla, al que bautizaron Santiago, en taiwanés San-tia-gak. El día siguiente entraron sin resistencia en el puerto de Quelang, actual Keelung, que podía albergar hasta quinientos veleros, al que llamaron Santísima Trinidad, y poco después comenzó la construcción del fuerte de San Salvador en la pequeña isla Ho-p’ing -de la Paz-. En 1628 los españoles ocuparon Tamsui o Tan-shui -Agua Fresca-, una población cercana a la actual Taipei, y levantaron un fuerte llamado Santo Domingo para extender su control por todo el norte de la isla.

En 1634 había aproximadamente 300 españoles viviendo alrededor de la Bahía de Quelang, y unos 200 establecidos en el banco norte del estuario del Tamsui, siendo más de la mitad de ellos de etnias filipinas. En ese tiempo Tamsui estaba poblado por ocho o nueve tribus autóctonas diferentes. De acuerdo con las fuentes holandesas, en 1631 las fuerzas militares hispanas estaban compuestas de entre 300 y 400 filipinos oriundos de la provincia de Pampanga, y de entre 200 y 300 españoles, si bien las fuentes hispanas sólo mencionan entre 100 y 150 españoles establecidos en la isla.

El comercio de Manila con China se fue poco a poco recuperando, restaurándose hacia 1630. Es de suponer que la presencia de esta guarnición en el norte de Formosa tuvo un efecto disuasorio sobre las ambiciones neerlandesas. Desde su base en el sur de la isla y en otros puntos de Extremo Oriente la Compañía de las Indias Holandesas incrementó notablemente su comercio con Japón, y es probable que se evitasen enfrentamientos innecesarios con los españoles.

A la llegada de los españoles la economía de los nativos del área de Tamsui era agrícola, y su producción se destinaba al autoconsumo, mientras que la de los de Quelang se basaba más en la construcción de barcos y en el comercio. Al parecer no conocían o no necesitaban el uso de moneda, dado que permutaban bienes a cambio de otros o de cuentas, pequeñas piedras coloreadas. Pero en estos años los nativos comenzaron a apreciar el uso de la plata, al igual que sus principales socios comerciales, los comerciante chinos que instalaron su parian, barrio comercial, en Santísima Trinidad.

Los nativos también recibieron plata de los españoles. Probablemente la primera gran entrada de reales de a ocho se produjo cuando los españoles comenzaron a pagar los 400 o 600 pesos que entregaron como compensación por los daños infringidos cuando las tropas hispanas entraron en Quelang. El flujo de plata continuó como pago de servicios, compra de arroz y otros alimentos, etc., por lo que comenzó a circular alterando el antiguo sistema económico, al exigirse muchos desembolsos en moneda argéntea. Borao pone el ejemplo de los pagos de las dotes de las muchachas nativas que se casaban con los soldados españoles, que eran pedidas por sus padres en moneda de plata.

Algunos comerciantes chinos observaron que los nativos no eran muy duchos en distinguir los pesos verdaderos de los falsos, y trataron de sacarle provecho. Los pesos verdaderos eran batidos, mientras que los falsos eran fundidos, e intentaron ofrecerles falsos y recoger a cambio los buenos. Cocci, el primer dominico que llegó a Fuzhou, informó al gobernador de la existencia de un taller de falsificación de moneda española en esta población. Se recogieron varios ejemplares y se informó del caso a Manila. La práctica continuó, dado que en 1639 se descubrió a un pampango con un real de a dos falso. El gobernador Cristóbal Márquez no estaba seguro de la amplitud de la circulación de esta moneda espuria, por lo que envió al pampango y a la moneda a Manila.

Los frecuentes tifones, los enfrentamientos con los naturales y los holandeses, la retirada de tropas para hacer frente a los ataques de los piratas moros en el archipiélago filipino y las enfermedades debilitaron la posición española en Formosa.

En 1638 se evacuó Tamsui y en 1642 una flota holandesa tomó Santísima Trinidad. Los holandeses dominaron la isla hasta 1662, cuando fueron expulsados por el corsario y almirante chino Zheng Chenggong, conocido en Occidente como Koxinga y en Filipinas como Cong-Sing.

Nacido en Hirado, Japón, Koxinga llegó a ser el comandante en jefe de las fuerzas marítimas de la dinastía Ming, y dedicó los últimos dieciséis años de su vida a combatir la conquista manchú de China. Tras la toma de Formosa la convirtió en su base de operaciones, con una flota según Buzeta de mil embarcaciones montadas por cien mil hombres. Un año después, durante el gobierno de Saviniano Manrique de Lara, llevó a cabo numerosos ataques contra poblaciones españolas en las Filipinas, y llegó incluso a exigir tributo al gobernador de Manila, bajo amenaza de atacar la ciudad.
 
Los españoles se negaron a ello y concentraron sus tropas en la capital, pero el ataque no se llevó a cabo por la muerte por malaria de Koxinga este mismo año. Su hijo Zheng Jing sucedió a su padre como Rey de Tungning, un estado que pocos años después, en 1683, cayó en manos de los Qing manchúes. Durante este periodo una continua y fomentada inmigración china en la isla cambió radicalmente la composición étnica de su población.

Tanto durante el gobierno de los holandeses como en el subsiguiente chino la moneda más utilizada en la isla fue el real de a ocho español, tanto como moneda de uso como de cuenta. Dado que la onza Cheng o Zheng –del reino de Tungning- era igual a un 0,7 de los taels Qing comunes, y los reales de a ocho generalmente se cambiaban por 0,71 o 0,73 taels, los pesos y las onzas Cheng tenían aproximadamente el mismo valor.

Con la conquista manchú el papel de la moneda española en Formosa siguió los mismos derroteros que en el resto de los dominios chinos y de todos los mercados de Oriente, siendo la moneda de referencia hasta bien entrado el siglo XIX. Buena prueba de ello es la compra de alcanfor que la compañía norteamericana Augustine Heard & Co hizo en 1855 de 1.300 picules –algo más de 78 toneladas y media- de alcanfor, pagados a un precio con descuento de 15.000 Fernandos, reales de a ocho españoles de este monarca.

Bibliografía:

BORAO, J.A., “An overview of the Spaniards in Taiwan (1626-1642)”, Proceedings of the Conference on China and Spain during the Ming and Qing Dynasties, Centre of Sino-Western Cultural Studies, I.P.M., Macao, May 2007.
BORAO, J.A., The Spanish Experience in Taiwan 1626-1642: The Baroque Ending of a Renaissance Endeavour, Hong Kong University Press, 2009.
BUZETA, M. y BRAVO, F., Diccionario Geográfico, Estadístico, Histórico de las Islas Filipinas, Madrid, 1831.
SHIH-SHAN HENRY TSAI, Maritime Taiwan: Historical Encounters with the East and the West, Estados Unidos, 2008.
SHEPHERD, J.R., Statecraft and Political Economy on the Taiwan Frontier, 1600-1800, Stanford University Press, 1993.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Greenock y el resello de los reales de a ocho

Publicado en Numismático Digital, 6 de noviembre de 2013

 
http://www.numismaticodigital.com/noticia/6893/Articulos-Numismatica/Greenock-y-el-resello-de-los-reales-de-a-ocho.html

La ciudad escocesa de Greenock fue durante el siglo XVIII el principal puerto comercial del Reino Unido con sus colonias de las Indias Orientales, y con los Estados Unidos tras su independencia. A pesar de ello, sufrió en los primeros años del siglo XIX una grave escasez de moneda de plata, por lo que hubo propuestas para el resello y la elevación de la estimación de los reales de a ocho españoles. 

Greenock poseía además de esta importante actividad comercial astilleros, refinerías de azúcar e industrias textiles. No podemos olvidar que fue el lugar de nacimiento de James Watt, hijo de un constructor de barcos, cuyos inventos fueron claves para la expansión británica y la Primera Revolución Industrial. El comercio con Ultramar proporcionaba un constante flujo de moneda de plata española, que, sin embargo, salía en grandes cantidades hacia Londres y otras plazas sin permanecer en la ciudad. 

A ello se sumó la escasez generalizada de numerario en las islas durante las Guerras Napoleónicas, lo que llevó al Consejo de Ministros a ordenar el resello entre los años 1797 y 1804 de las importantes reservas del Banco de Inglaterra, compuestas principalmente de reales de a ocho españoles, y la circulación forzosa del papel moneda durante 33 años.

A ello se unieron los resellos realizados por particulares y empresas en la moneda de plata extranjera circulante, a pesar del Acta del Parlamento de 1813 prohibiendo la circulación de los tokens o fichas de plata y oro que no hubiesen sido emitidos por los bancos de Inglaterra e Irlanda, de los que según Foerster en Escocia se conocen sesenta contramarcas, en Inglaterra cinco y en Irlanda dos.

Es en esta situación cuando un habitante de esta ciudad de la desembocadura del Clyde,  firmando una carta al editor del periódico Greenock Advertiser de fecha 20 de diciembre de 1803 con el apellido y posible pseudónimo de Shopkeeper- en inglés, tendero o almacenero-, propuso el “arbitrio” del resello de la moneda española que llegase a este puerto con el concurso de los principales comerciantes y proveedores de la ciudad, o incluso de sus bancos.

La carta comenzaba con una descripción de los muchos inconvenientes con los que convivían los habitantes de esta población debido a la escasez de moneda de plata, que eran visibles por cualquiera, y llamaba a que cada uno pusiese su granito de arena para darles solución. El señor Shopkeeper estimaba que todos eran responsables de la situación, toda vez que si hacía poco tiempo en un momento de tensión con los bancos gran cantidad de reputados comerciantes de la población habían hecho el esfuerzo de adelantar dólares –reales de a ocho- a 4 chelines y 9 peniques, esta iniciativa no había tenido éxito por la ignorancia de algunos y la avaricia de otros.

En su misiva apunta directamente al proceder de los joyeros, que cuando los dólares circulaban a 4 chelines y 6 peniques encontraron un pingüe, lucrativo y a su parecer imprudente negocio en acapara los pesos para posteriormente remitirlos a Londres y otras plazas para obtener un precio mucho más alto. Este proceder había supuesto que desde que se recurrió a la valoración de 4 chelines y 9 peniques no se había vuelto a ver ni un dólar, y encontrar cambio para un billete se había convertido en algo prácticamente imposible.

Las consecuencias de esta penuria monetaria habían sido muy gravosas para cada familia de esta ciudad, dado que debían de llevar molestas, innumerables e insignificantes a cuentas con el panadero, el cervecero, los tenderos, las pescadoras y todos los demás comercios minoristas, lo que era motivo de innumerables inexactitudes y fastidios. Para los comerciantes y trabajadores asalariados la situación era aún mucho peor, dado que al recibir al final de la semana su bien ganado jornal, normalmente pagado en guineas de oro, además de las deudas arriba indicadas debían para cambiar esta moneda o bien adquirir el doble o triple de la cantidad de algunos artículos que se podían permitir comprar, o bien verse obligados a la infinita pérdida alternativa que suponía gastarse dos o tres chelines de esa guinea en una casa de bebidas para adquirir cambio.

La solución que el autor proponía era volver a intentar incrementar el valor de los reales de a ocho españoles a 4 chelines y 9 peniques o incluso a 5 chelines, la valoración ya adoptada en prácticamente todas las plazas de comercio del país. Mientras que su valoración se mantuviese en 4 chelines y 6 peniques su valor estaría por debajo del fijado para el metal, y tan pronto como aparecían en la ciudad eran recogidos por los joyeros y otros, que o bien los convertían en objetos de plata o bien eran remitidos a Londres, encontrando según sus palabas a través del Canal su camino hacia el continente, o a las Indias Orientales.

Con este proceder los ciudadanos de Greenock se privaban del privilegio que gozaban por su situación local y por sus lazos comerciales con América y las Indias Occidentales, que según el autor podrían siempre asegurar un suministro regular para hacer frente a todas sus necesidades de circulante. Asimismo, el remanente podría utilizarse para el pago en efectivo en otras plazas, en vez de utilizar letras de cambio, con un mayor coste. Finalmente, al fijar un valor igual al de la valoración en otras plazas suponía que los acaparadores de dólares podrían estimar que, siendo fluctuante su valoración la misma podría bajar, y esta inseguridad favorecería su salida al mercado.

Para ello propugnaba el resello de los reales de a ocho por los bancos o por algunos de los más reputados comerciantes de la ciudad a ese valor, y para evitar su falsificación recomendaba la convocatoria de una junta de los principales ciudadanos por parte de los magistrados municipales, que diesen peso y estabilidad a las resoluciones de la reunión. Si como el autor esperaba la reunión supusiese un acuerdo unánime, podrían asimismo colocarse hojas en el café y otros lugares públicos para que los principales proveedores y comerciantes lo firmasen comprometiéndose a cumplirlo.

Los resellos realizados por empresas privadas en todo el condado de Renfrewshire, y muy en particular en Greenock, fueron muy abundantes, citando Manville diez empresas que resellaron pesos fuertes, si bien sólo se conocen ejemplares de nueve de ellas, a caballo de los siglos XVIII y XIX. La mayor parte de estas monedas debieron circular en los años 20 del diecinueve, a un valor de 4 chelines y 6 peniques.  

Cita un único espécimen de James Watt & Company, una cervecería, en un peso mexicano de 1797 con un valor resellado de cinco chelines. Esta moneda posteriormente recibió otro resello G.P. para su circulación en las Azores en 1887. Recoge también un aviso en el Greenock Advertiser de 10 de septiembre de 1816 informando de su redención por esta empresa en el término de catorce días, y asimismo de la existencia de una burda falsificación del resello realizado por esta compañía, y 17 días después otro anuncio del mismo periódico ofrecía una recompensa de diez guineas a quien diera cualquier información tendente a localizar a los falsificadores.
 
 
Fuente
Apéndice A, Un llamamiento para resellar dólares, del Greenock Advertiser, viernes, 23 de diciembre de 1803 (Reproducido en Allen 1984, y Brunk 1989, p. 9; texto corregido y argumentación de los párrafos), en MANVILLE, H.E., Tokens of the Industrial Revolution, Foreign Silver Coins Countermarked for use in Great Britain, c.1787-1828, British Numismatic Society Special Publication No. 3, London, 2001, pp. 241-242. 
 
 
Bibliografía
 
BORDEAUX, P., ”Los falsos reales de a ocho de Birmingham. La fabricación en Birmingham el año 1796, de falsos reales de a ocho, y la imposición en China de contramarcas sobre el numerario extranjero”, Boletín de la Real Academia de la Historia, cuaderno 6º T. 57, 1910, pp. 488-499.
FOERSTER, G.H., “Plata hispanoamericana en circulación mundial del siglo XVI hasta el siglo XX. Monedas de una exposición numismática”, Gaceta Numismática 141, junio 2001, pp. 41-59.
FOERSTER, G.H., “Los “trillizos” mexicanos de 1783”, Crónica Numismática, diciembre 2002, pp. 50-51.
MAZARD, J., “Las contramarcas de la Banca de Inglaterra en los reales de a ocho españoles”, Nvmisma 8, julio-septiembre 1953, pp. 39-41.

miércoles, 2 de octubre de 2013

Y en Flandes se puso el Sol

Publicado en Numismático Digital, 2 de octubre de 2013

http://www.numismaticodigital.com/noticia/6818/Articulos-Numismatica/Y-en-Flandes-se-puso-el-sol.html

Por el Tratado de Baden de 1711 Felipe V cedió a Maximiliano II Manuel de Baviera la soberanía de unos Países Bajos españoles que en la práctica habían quedado reducidos a Namur y Luxemburgo. Fue bajo su gobierno, a nombre de Felipe V y al suyo propio, en el que encontramos las últimas emisiones de los monarcas españoles en los territorios de la herencia borgoñona de Carlos V.
 
Descendiente tanto de Carlos V como de su hermano Fernando I de Habsburgo, y emparentado casas gobernantes de Francia,  Saboya y Polonia, Maximiliano estuvo casado en primeras nupcias con Maria Antonia de Austria, hija del Emperador Leopoldo I y de la infanta Margarita Teresa de España. Fue asimismo padre de José Fernando de Baviera, designado sucesor por Carlos II de España y muerto prematuramente en 1699, y de Carlos VIII Alberto, que será elegido emperador del Sacro Imperio en 1742.
 
Su carrera militar comenzó defendiendo Viena de los ataques otomanos, y en 1688 expulsó a los turcos de Belgrado. En 1692 fue nombrado Gobernador de los Países Bajos españoles, y en dicho puesto recibió y acató el testamento de Carlos II. Aliado con los Borbones contra los Habsburgo, a los que pretendía suplantar en el Sacro Imperio, perdió sus territorios bávaros tras las batallas de Friedlinger y Blenheim, por lo que en 1704 fue nuevamente nombrado gobernador del Flandes hispano.
 
Tras la batalla de Ramillies, el 23 de mayo de 1706, el ejército aliado bajo el mando de John Churchill, primer duque de Marlborough, tomó posesión de los Países Bajos españoles en muy poco tiempo en nombre del Archiduque Carlos de Habsburgo. Sólo quedaron en poder de Felipe V parte del Hainaut, a cuya capital Mons se trasladó el gobierno hasta su toma por los aliados en 1709, y las provincias de Namur y Luxemburgo.
 
 Con anterioridad a la invasión aliada se había batido moneda en las dos cecas que aún estaban operativas en Flandes, las de Bruselas y Amberes, a nombre de Felipe V y con su efigie, tanto en oro como en plata. El sistema monetario flamenco era heredero de su propia tradición medieval y había sido mantenido por la casa de Habsburgo, y estas primeras emisiones de Felipe V mantuvieron asimismo los tipos anteriores, con la novedad de la inclusión del escusón con las armas de Borbón en el escudo.
 
Las monedas de oro acuñadas lo fueron entre los años 1703 y 1706 en soberanos y medios soberanos, en Brujas solamente en el año 1704 y en Amberes en este intervalo de tiempo, con retrato del monarca coronado a derecha en su anverso y leyenda PHILIPPUS V D G HISP ET INDIAR REX, y escudo rodeado con el Toisón de Oro en el reverso y leyenda BURGUND DUX BRABANT. Estas leyendas se repiten en todas las piezas emitidas.  En metal áureo se batieron asimismo en Amberes entre 1703 y 1705 ducatones y medios ducatones de oro con busto con peluca en anverso, y escudo franqueado por leones en reverso, y en Brujas en 1704.
 
 En cuanto a las emisiones argénteas, la de menor valor facial fueron los escalines acuñados en Amberes en 1704 y 1705 y en Brujas el primero de estos años, con un león rampante con escudo y espada en alto en su anverso, y en su reverso las armas de la monarquía sobre la cruz de Borgoña y el año de emisión. Se batieron igualmente ducatones y medios ducatones con los mismos tipos vistos para las emisiones áureas, en 1703 y 1704. En la ceca de Brujas se acuñaron entre 1702 y 1705 patagones y medios patagones con cruz de Borgoña en su anverso con dos monogramas coronados del soberano rodeándola, y escudo del soberano rodeado del Toisón de Oro en su reverso.
 
 Tras la entrada de las tropas aliadas las mismas cecas que habían batido moneda a nombre de Felipe V lo siguieron haciendo a nombre de la nueva autoridad emisora, manteniendo los tipos, con los obvios cambios en los escudos del reverso, que volvieron a ser los tradicionales de la monarquía hispánica, la titulación de Carlos III como Rey de España y de las Indias y el cambio del busto.
 
 Entre 1707 y 1711 se batieron escalines, patagones y medios patagones de plata y soberanos, dobles soberanos y ducatones de oro a nombre de Carlos III. La mayor parte de las nuevas emisiones de oro y plata se realizaron en la ceca de Amberes, acuñándose en Brujas exclusivamente patagones y medios patagones en el año 1709.
 
Tras la pérdida de Amberes, Bruselas y Brujas se restableció por las autoridades borbónicas el taller de acuñación de la ciudad de Namur. Estas monedas son fácilmente reconocibles por el año de su acuñación, 1709, y por su marca de ceca, un leoncito. Los faciales batidos fueron escalines, así como liards sencillos y dobles. Estas emisiones mantienen las leyendas de anversos y reversos antes dichas, llevando los escalines como motivo en su anverso un león apoyado sobre un escudo redondo con las armas de Austria –o Lorena- y Borgoña antigua, y una de las emisiones de dobles liards un busto a derecha con peluca grande a lo Luis XIV y el Toisón de Oro.
 
Luis XIV convenció a su nieto Felipe V para que cediese sus derechos sobre los Países Bajos a Maximiliano Manuel, lo que se produjo en junio de 1711. En un primer momento Maximiliano mantuvo los tipos anteriores de Carlos II y Felipe V en las emisiones de los soberanos de oro, si bien en 1713 introdujo nuevos tipos de influencia gala, con su busto en anverso y sus armas en el reverso. En cuanto a las piezas batidas en plata, mantuvo asimismo los tipos de los monarcas españoles que le precedieron.
 
 El 7 de mayo de 1714 se ordenó la emisión de numerario en ambos metales en la cuantía de quinientos mil florines en soberanos y medios soberanos de oro y plata y escalines y medios escalines de este mismo metal, fijándose en la misma norma su ley y peso. La moneda se realizó a molino, dado que en un inventario fechado en Bruselas el 2 de diciembre de 1713 se citan cinco presas de volante con su utillaje y un balancín con dos bolas de plomo, así como laminadores y otras máquinas y muebles, y se encargaron de su fabricación mediante asiento Van Soest y Blommaerts.
 
 Ya a mediados del siglo siguiente Chalon afirmaba que las monedas a su nombre, salvo los escalines, eran difíciles de reunir, y no había conseguido encontrar documentación de las cifras de acuñación ni en Bruselas ni en Namur. Afirmaba que las de mayor facial conocidas estaban en conservación flor de cuño, por lo que no debían haber circulado. El grabado de su busto con peluca grande en las monedas fue obra de Thomas Bernard, con monograma TB, que realizó también en Paris monedas para Luis XIV. 
 
 La labra de liards tanto a nombre de Felipe V como al de Maximiliano Manuel en Namur dio lugar a gran número de reclamaciones por parte de los oficiales monetarios del gobierno de Bruselas y a la adopción de medidas represivas para evitar su entrada y circulación en las provincias controladas por los aliados. Asimismo, la documentación muestra la práctica de los monederos de Namur de acuñar liards a nombre del fenecido Carlos II, inundando las provincias vecinas de este numerario.
 
 La moneda de este tipo fue desmonetizada en 1712, reemplazándola por la de busto con peluca. Tanto los gobiernos enfrentados de Namur y Bruselas sufrieron las turbulencias monetarias producidas por las alteraciones monetarias llevadas a cabo por Luis XIV tras medio siglo de guerras.
 
 Por la Paz de Utrecht de 11 de abril de 1713 se garantizó al Emperador la soberanía de todos los Países Bajos españoles, si bien Maximiliano seguía en posesión de las provincias de Luxemburgo y Namur, y recuperaba sus estados hereditarios perdidos en el conflicto. El día 1 de diciembre de 1714 el elector hizo saber a las autoridades de Namur que en virtud de los tratados de Rastadt y Baden la soberanía del condado, de Beaumont y de Chimai pasaba al Emperador, a quien a partir de este momento debían fidelidad.
 
La última emisión de moneda de oro  de liards se llevó a cabo el 7 de diciembre de 1714. Si bien tras la proclamación de Carlos de Habsburgo el 14 de febrero de 1715 el Consejo de Namur ordenó la circulación de las monedas de Maximiliano exclusivamente en el condado, orden que fue ratificada el 12 de marzo siguiente, los liards a su nombre siguieron en circulación unos años más, como lo prueba la normativa que la toleraba de fechas 31 de marzo de 1718 y 20 de diciembre de 1719. 
 
 
Bibliografía
CHALON, R.H.G., Recherches sur les monnaies des comtes de Namur, Bruxelles, 1860.
ECHEVARRÍA, M.A., Flandes y la Monarquía Hispánica. 1500-1713, Madrid, 1998.
VICENTI, J.A., Catálogo General de la moneda española, Imperio español (Europa), I ed., Madrid, 1976.