viernes, 7 de febrero de 2020

La circulación monetaria en la Capitanía General de Cuba durante el siglo XVIII

Publicado en Tzintzum Revista de Estudios Históricos 70 julio-diciembre, 2019






Resumen: En el siglo XVIII la isla de Cuba siguió siendo un punto estratégico en el sistema de las Flotas de la Plata. Aún siendo receptora de un importante situado de Nueva España, solicitó la emisión de una moneda provincial de cobre, que finalmente fue acuñada durante la Guerra del Asiento, y los problemas derivados de la falta de circulante se mantuvieron durante toda la centuria. Asimismo, se estudia en el presente artículo la moneda en circulación en los territorios dependientes de las Floridas y Luisiana.

Palabras clave.- Moneda provincial, moneda obsidional, circulación monetaria, picayunes, papel moneda.

Title. - Monetary circulation in the General Captaincy of Cuba during the eighteenth century

Abstract:  In the eighteenth century the island of Cuba remained a strategic point in the system of the Spanish Silver Fleet. Even as recipient of an important cash subsidy of the Viceroyalty of New Spain, it requested the issuance of a provincial copper currency, which eventually was coined during the War of Jenkins' Ear, and the problems related to the lack of circulation maintained throughout the century. It is also studied in this paper the currency in circulation in the dependent territories of Florida and Louisiana.

Key Words. - Provincial currency, obsidional currency, monetary circulation, picayunes, paper money. 
 
Title.- Circulation monétaire dans la Capitainerie générale de Cuba au cours de la dix-huitième siècle

Résumé: Au XVIIIe siècle, l'île de Cuba est restée un point stratégique dans le système de la flotte espagnole. Même en tant que destinataire d'un important paiement en garnison de la Nouvelle-Espagne, a demandé l'émission d'une pièce de monnaie de cuivre provinciale, qui a finalement été réalisé pendant la Guerre de l'oreille de Jenkins, et les problèmes découlant de l'absence de circulation est maintenue tout au long du siècle. Également étudié dans ce papier-monnaie en circulation dans les territoires dépendants des Florides et de la Louisiane.

Mots clé.- devise provincial, monnaie obsidional, circulation monétaire, picayunes, billets.  

martes, 4 de febrero de 2020

Pedro Miguel Constructor de Pesos de Ensayar

Publicado en Gaceta Numismática nº 198 Diciembre , 2019

https://www.academia.edu/41856755/Pedro_Miguel_Constructor_de_Pesos_de_Ensayar

A don Josep Pellicer i Bru, in memoriam


En el Archivo Histórico Nacional, Códices, l. 756, Consultas y pareceres dados a S.M. en asuntos del gobierno de Indias, Siglos XVI, XVII y XVII, recopilado por don Manuel José de Ayala, archivero, Tomo V, pp. 383-386, se conserva el expediente seguido para la extensión del uso de los pesos fabricados por el artífice sevillano Pedro Miguel a las Casas de Moneda de los Reinos de las Indias y a sus Casas de Ensaye de mineral, una vez el mismo había recibido la concesión del título de Constructor de Pesos de Ensayar en el año 1767, durante el reinado de Carlos III.  Dicho expediente fue seguido a instancia de don Domingo de Trespalacios y Escandón, Ministro Togado del Consejo de Indias[1].

En fecha 20 de Julio don Domingo presentó al consejo una Carta en la que, entre los temas que le habían sido remitidos para su inspección como Ministro de la Junta General de Comercio y Moneda, y a pesar de llevar poco tiempo en ese empleo, destacaba una Representación hecha por el Asistente de Sevilla en 12 de mayo de este año. En la misma se daba conocimiento a la Junta de la existencia en dicha ciudad de un célebre artífice de las labores en hierro y acero, llamado Pedro Miguel.

Entre otras cosas, según dicha Representación, este artífice hacía primorosos pesos de ensayar para la Casa de Moneda de Londres y de otras Cortes extranjeras, y que de resultas de un trabajo realizado para la Corte de Portugal, se le habían hecho varias peticiones para que se mudase a Lisboa a realizar su trabajo. Pedro Miguel, viéndose según el expediente desatendido en los recursos que había hecho por medio del Marqués de Esquilache[2] en solicitud de alguna diaria pensión, con la obligación de enseñar a algunos discípulos que después de su fallecimiento sirvieran a las causa pública, estaba tratando de prepararse para pasar a Lisboa.

Conocedora la Junta de Comercio y Moneda de su singular habilidad y de la utilidad que para el Estado supondría el uso de sus pesos de ensayar, los experimentaron en la Casa de Moneda de Madrid y entre otros muchos ensayadores particulares, y según el informe eran mucho más fiables y ventajosos que los que anteriormente eran importados de Londres, literalmente “en el primor, seguridad y comodidad de sus precios”. Por ello se propuso al monarca a través de Miguel de Múzquiz[3], Secretario de Estado y del Despacho de Hacienda, el 27 de mayo de ese mismo año, que se atendiese a al mérito y circunstancias de este artífice, con el sueldo o pensión que fuese del agrado del monarca para que no perdiere la nación un tal útil vasallo.

El día 2 de Julio se atendió a la petición, remitiendo a la Junta de Comercio una Real Orden por la que se resolvía asignar a Pedro de Miguel ochocientos ducados anuales de pensión, libres de media anata[4], concediéndole el título de Constructor de los Pesos de Ensayar, que para pesar moneda y sus materiales se necesitaban en las Reales Casas de Moneda de sus dominios. Asimismo, se recogía que todas las obras que se le encargasen para el Real Servicio habían de pagarse conforme a su justiprecio, y la obligación y carga de la enseñanza de aprendices.

Don Domingo, perfecto conocedor de la situación de las cecas de los Reinos de las Indias, estimaba que sería más considerablemente útil su extensión a las Casas de Moneda de estos dominios, por su reconocido beneficio a los vasallos y casusa pública. Fundaba dicha consideración en que siendo cierto que anualmente se remitían de aquellas Casas de Moneda las muestras de todas las monedas que se labraban para su reconocimiento en la ley, bondad y peso, cuya operación se practicaba por los peritos de la Corte, éstos ya se gobernaban por los pesos legítimos que tenían para su examen fabricados por Pedro Miguel, por lo que era muy previsible que en adelante todas las monedas que vinieran de las Américas se encontrarían defectuosas y no arregladas a estos modernos pesos de ensayar.

Por ello proponía que dichos pesos fueran enviados a las Indias, con un costo de unos seis doblones cada uno, para ser usados en las Casas de Moneda de aquellos dominios. Para ello solicitaba que para su uso el nuevo artífice que los hacía y el Ensayador Mayor de la Casa de Moneda de la Corte, que los había usado y usaba, debían formar una individual y clara Instrucción, previniendo el modo con el que debían tratarse y arreglarse para que produzcan el buen efecto que tanto convenía en su práctica.

A efectos de dar un mejor conocimiento al monarca pidió un Informe al Contador General, que lo emitió el 30 del mismo mes, reconociendo no sólo la utilidad del pensamiento propuesto, sino la absoluta y urgente necesidad de ponerle en práctica sin dilación para que en las siete Casas de Moneda de México, Lima, Potosí, Chile, Santa Fe, Popayán y Guatemala se ejecutaran los ensayes, operaciones y especulaciones de la ley y peso de los metales de oro y plata en pasta, reales y moneda, con los referidos pesos, para que viniendo arregladas todas las monedas con tan justo nivel, no se encontrasen diferencias al tiempo del examen y reconocimiento que se operaba en la ceca madrileña con las batidas en la Península que se enviaban a tal fin.

Asimismo recogía que la mismas razones que aconsejaban la uniformidad de pesos en las Casas de Moneda de España e Indias, se usaran con las Cajas Minerales[5],  donde se fundían y diezmaban el oro y plata en aquellos dominios, respecto de las Casas de Monedas de ellos, pues llevándose las pastas y barretones desde los respectivos Asientos de Minas a las Casas del distrito, después de cobrados los derechos y marcada la ley, se producían graves inconvenientes, dado que por la menor perfección e igualdad de los pesos que usaban sus ensayadores se encontraba diferencia entre unos y otros.

Al tiempo de recibir las partidas en las Casas de Moneda, ello turbaría y retrasaría el giro del comercio con esa deformidad, y ocasionaría quejas y recursos entre los Mercaderes de la Plata y ensayadores. Por ello el Contador contemplaba su obligación de manifestarlo al Consejo a efecto de que estimándolo por conveniente se consultase al monarca la remisión de estos pesos a las Casas de Moneda de los tres Reinos, para arreglar el envío conforme a la nota que incluía, que venían a ser 55 pesos los que se necesitaban.

Si bien en un principio sería forzoso que la Real Hacienda satisficiese el costo de ellos, a un precio de diez doblones o al que justamente se debiera, junto a  los gastos de encajonarlos y colocarlos bien acondicionados y seguros, no encontraba razón para que se dejase de reembolsar al Real Erario este gasto. Ello era debido a que gozando los ensayadores de Casa de Moneda de crecidos sueldos, y los de las Cajas salarios proporcionados y derechos a los que contribuían las partes, era de obligación de unos y otros el tener pesos y demás útiles necesarios a las fundiciones de su oficio y ejercicio a su cuenta, sin que la Real Hacienda los hubiese proveído nunca de estos u otros instrumentos. Por ello consideraba que al tiempo de la remesa se observase a los Virreyes y Gobernadores que hicieran satisfacer y entregar en las Cajas Reales el costo de los citados pesos, incluyendo noticia individual del que fuese, con agregación del empaque y fletes de mar y tierra.

En vista de lo referido la Junta de Comercio expuso a través de sus Fiscales su respuesta, en la que consideraba adecuadas estas medidas. Incluía que el artífice debía tener la obligación de enseñar sin estipendo alguno el perfecto trabajo de los referidos instrumentos a tres jóvenes de su satisfacción, que serían relevados por otros cuando se hallasen capaces  de servir en calidad de maestros. Recogían también que el Informe de la Contaduría General consideraba precisa su extensión a los minerales subalternos a las siete Casa de Moneda del Perú, Santa Fe y Nueva España, acompañándose una lista para su noticia.

Por todo ello concluían que no se podía ofrecer la menor duda en la ventajosa singularísima habilidad y destreza del referido Pedro Miguel en la fábrica de pesos de ensayar y en otras labores de hierro y acero, comprobada por los seguros informes y noticias que se habían hecho presentes al monarca, y que habían merecido la particularidad de demostrar el honorífico título que se había servido conferirle con la ayuda de costa[6] anual de 800 ducados, con la calidad de habérsele de pagar de a sus justos precios los pesos que fabricare para las Casas de Moneda de estos Reinos, y demás obras que se le encargasen para el Real Servicio.

Para ellos, el concepto que se podía formar de la singular destreza de este artífice, se elevaba mucho, y aún se podía decir que tocaba en la raya de la última perfección, por el hecho de que sin duda estarían bien asegurados de ello el Asistente de Sevilla, la Junta de Comercio y el señor Trespalacios. Igualmente el que se le pidieran pesos de las Cortes extranjeras, comprendida la de Londres, lo que era lo más notable, además de las ventajosas propuestas que se le habían ofrecido por la de Portugal para llevarle a su capital.

Por todo ello, a la especial gracia que se había servido el monarca de recompensar al referido Pedro Miguel con la previsión de que se fabricasen por la mano  de este primoroso artífice, pagándole su valor a sus justos precios todos los pesos de ensayar que se necesitaran en las Casas de Moneda de estos dominios, se hacía consiguientemente y aún forzoso que se extendiese su uso a las Casas de las Indias, para establecer y conservar aquella perfecta uniformidad, que tanto importaba al Real Servicio, entre los pesos de unas y otras Casas de Moneda.

Por la misma razón y en algún modo superior debían proporcionarse los pesos de las Casas de Moneda de las Indias y sus respectivos Minerales, como lo persuadía demostrativamente el señor Trespalacios en su Representación, y el señor Contador General en su Informe, especialmente terminando el proyecto en un asunto que prometía considerables ventajas y utilidades, y en que respectivamente era muy poco lo que se arriesgaba.

Por todo ello, concluían los fiscales que se consultase al monarca con el Dictamen, y que se consideraba muy apreciable y digno de que se pusiese en práctica lo propuesto por el señor Trespalacios y por el señor Contador General, siendo muy justo que en el caso del soberano se dignase a conformar con este parecer. Por ahora se debían fabricar los pesos que se hubiesen de remitir a las Indias a costa de la Real Hacienda, y que se reintegrase este gasto por los tesoreros de las Casas enajenadas y por los ensayadores de las que se administraban por cuenta de la Corona.

 También les parecía conveniente el encargo de la ejecución, poniéndose de acuerdo con el artífice en cuanto al número y precio de los pesos que se necesitasen, en lo relativo a la Instrucción que había de formar el mismo artífice para su uso, de acuerdo con el Ensayador Mayor de la Casa de Madrid, y con lo demás que debía preceder a su remisión a las Casas de Moneda y Minerales de las Indias, acompañando las órdenes que correspondieran y que se expedirían a su tiempo.

Termina el expediente con su remisión al monarca y con la relación de los ministros que habían participado en las deliberaciones: 

Y sobre todo determinaría el Consejo y deliberaría lo que le parezca más conveniente al Real Servicio. Madrid Agosto 14 de 1767=Conformándose con su dictamen por las razones que les tenían y omite repetir por no molestar su Real atención considera ver muy apreciable y digno de que se ponga en práctica lo propuesto por los nombrados ministros don Domingo de Trespalacios y el Contador General, y más justo el que, en el caso de que SM se digne de conformarse con este parecer, y de que por ahora se fabriquen los pesos que se hayan de remitir a las Indias a costa de su Real Hacienda, se reintegre este gasto por los Tesoreros de las Casas enajenadas, y por los ensayadores de las que se administran por cuenta de SM, y también le parece conveniente al Consejo que, para el acierto, se cometa al mencionado don Domingo de Trespalacios el encargo de la ejecución, poniéndose de acuerdo con el artífice, en cuanto al número y precio de los pesos que se necesiten, a la Instrucción que haya de formar el mismo artífice para su uso, de acuerdo con el Ensayador Mayor de la Casa de Moneda de Madrid, y lo demás que debe preceder a su remisión a las Casas y Minerales de las Indias, acompañando las Órdenes que correspondan y que se expresarán a su tiempo. 

VM se servirá de resolver lo que fuere más de su Real agrado. Consejo de Indias, 31 de agosto de 1767. Marqués de San Juan de Piedras Albas[7]=don Esteban José de Abaria[8]=don Felipe de Arco[9]=Marqués de Valdelírios[10]=don José Banfí[11]=don Domingo de Trespalacios=don Tomás Ortiz de Landázuri[12].

Resolución. Como parece.


[1] Domingo de Trespalacios y Escandón (Alles, Asturias, 1706-Madrid, 1777),  había sido Oidor de Santa Fe de Bogotá y de México. Posteriormente fue nombrado Ministro Togado del Consejo de Indias, Camarista de Indias y Caballero de la Orden de Santiago.
[2] Leopoldo de Gregorio, Marqués de Esquilache (Mesina, 1699-Venecia, 1785). Diplomático y político italiano al servicio de Carlos III en Nápoles y España.
[3] Miguel de Múzquiz y Goyeneche, Conde de Gausa y Marqués de Villar de Ladrón (Elvetea, Navarra, 1719-El Pardo, 1785). Político que ocupó los cargos de Secretario de Hacienda y Guerra entre los años 1765 y 1785.
[4] Impuesto que gravaba los cargos públicos y las concesiones o mercedes remuneradas por la Corona. El beneficiario debía abonar la mitad de las cantidades correspondientes al primer año.
[5] Casas de ensaye. 
[6] Cantidad que sin carácter de salario se señalaba para los gastos relacionados con el cargo u oficio que se desarrollaba. 
[7] Juan de la Cruz Pizarro Piccolomini de Aragón (Madrid, 1736-1771). Grande de España, sumiller de corps, mayordomo y primer caballerizo del rey, presidente del Supremo Consejo de Indias.
[8] Esteban José de Abaria e Imaz (Villafranca de Ordicia, Guipúzcoa, c. 1690-Madrid, 1770). Presidente de la Casa de Contratación.
[9] Felipe de Arco Riva Herrera (Burgos, 1710-Madrid, 1785). Caballero de la Orden de Carlos III. Consejero de Indias.
[10] Gaspar de Munibe y Tello (Huamanga, Perú, 1711-Madrid, 1793). Mariscal de Campo, gentilhombre de Cámara, miembro de la Cámara de Indias y Consejero de Estado.
[11] José Banfí y Padilla (Trujillo, Cáceres, 1705-Madrid, 1776). Oficial mayor en la Secretaría del Despacho de Guerra e Indias.
[12] Tomás Ortiz de Landázuri y Arriaga (Álava, 1722-Madrid, 1777). Caballero de la Orden de Santiago y Consejero de Indias.

jueves, 2 de enero de 2020

La producción de plata y la escasez de moneda en el norte de Nueva España en el siglo XVIII

Publicado en Revista Numismática Hécate nº6, pp. 190-203

http://revista-hecate.org/files/2615/7728/9449/Cano-Borrego.pdf

Durante el siglo XVIII se asistió a la expansión septentrional del Virreinato de Nueva España, siendo uno de los principales motivos de la misma la búsqueda de nuevas explotaciones argénteas. La minería supuso un factor dinamizador de la economía e integrador de las comunidades indígenas. A pesar de la abundancia de plata, las provincias del norte del virreinato sufrieron de una escasez crónica de moneda, en parte debida a la oposición de los mercaderes de la plata de Ciudad de México a la apertura de nuevas cecas. Tras varias solicitudes para la apertura de nuevas Casas de Moneda, finalmente se aprobó por las Cortes de España, ya en el siglo XIX, la apertura de las de Zacatecas y Guadalajara, que ya habían estado operando durante los movimientos insurreccionales que terminaron con la independencia de México. 

martes, 10 de diciembre de 2019

Privilegios jurídicos de los indios en la Monarquía Hispánica

Publicado en IJOLHI nº 3, diciembre, 2019, pp. 257-281

https://iholji.files.wordpress.com/2019/12/nc2ba-3-ijolhi.pdf

Resumen: Según se refleja en el testamento de Isabel la Católica, la evangelización de los indios habría sido el motivo principal de la presencia castellana en las Indias. Si bien en un primer momento se permitió que los indios que trajo Colón fuesen vendidos como esclavos, rápidamente se legisló que eran vasallos libres de la Corona de Castilla, al igual que los naturales de los reinos de España. Ante su desconocimiento del derecho castellano, los monarcas los consideraron, para su especial protección, incapaces relativos, lo que les asimilaba a los miserables y rústicos de Castilla. Con ello se les liberaba de la presunción del conocimiento de la ley, y se otorgaban diversos privilegios.

Palabras clave: Derecho indiano, personas miserables, Repúblicas de Indios, Derecho procesal, nobleza indígena.


Abstract: As reflected in the testament of Queen Isabel the Catholic, the evangelization of the Indians would have been the main reason for the Castilian presence in the Indies. Although at first it was allowed that the Indians who brought Columbus were sold as slaves, the kings quickly legislated that they were vassals free of the Crown of Castile, like the natives of the kingdoms of Spain. In view of their ignorance of Castilian law, the Monarchs considered them, for their special protection, relative incapable, which assimilated them to the miserable and rustic of Castile. They were freed from the presumption of knowledge of the law, and various privileges were granted.

Key words: Derecho Indiano, miserable people, Indian Republics, Procedure Law, indigenous nobility.

viernes, 15 de noviembre de 2019

La expansión rusa en el noroeste de América, la guerra hispano-rusa de 1799 y sus repercusiones en el Virreinato de Nueva España

Publicado en Boletín Oficial de la Nación, nº 2, México, mayo-agosto 2019 pp. 32-91.



Resumen

El actual territorio de Alaska fue, durante siglos, territorio inexplorado, aunque nominalmente dependiente del Virreinato de Nueva España. Las exploraciones llevadas a cabo por los navegantes rusos desde principios del siglo XVIII motivaron el recelo de las autoridades españolas, que llevaron igualmente a cabo exploraciones marítimas de reconocimiento del norte del continente americano. La declaración de guerra del Imperio Ruso al Reino de España en 1799 llevó al Virrey de Nueva España a diseñar un plan para la defensa de California. 

Palabras clave: California, Guerra hispano-rusa, Nueva España, Alaska.

Abstract

The current territory of Alaska was, an unexplored territory for centuries, although nominally dependent on the Viceroyalty of New Spain. The explorations carried out by the Russian navigators since the beginning of the eighteenth century motivated the suspicion of the Spanish authorities, who also carried out maritime explorations of recognition of the north of the American continent. The declaration of War of the Russian Empire to the Kingdom of Spain in 1799 led the viceroy of New Spain to design a plan for the defense of California. 

Key words: California, Spanish-Russian War, New Spain, Alaska. 

miércoles, 13 de noviembre de 2019

Richard Chenevix y las primeras noticias sobre el descubrimiento del paladio

Publicado en Oroinformación, 13 de noviembre de 2019
https://oroinformacion.com/richard-chenevix-y-las-primeras-noticias-sobre-el-descubrimiento-del-paladio/

El paladio es un metal del grupo del platino y comparte su color blanco. No se oxida en contacto con el aire ni se patina, y es blando y dúctil al templarlo. Estas propiedades han sido determinantes para su uso en el arte, la joyería y como metal de inversión, tanto en lingotes como en monedas o bullions. Si bien fue utilizado ya como metal precioso en culturas como el Antiguo Egipto o las precolombinas, y fue conocido por los españoles por encontrarlo cuando buscaban oro, su descubrimiento para la ciencia se debe al físico y químico británico William Hyde Wollaston.

Wollaston, doctor en medicina por la Universidad de Cambridge desde 1793, se interesó por los estudios de física, química, cristalografía y metalurgia. En 1800 abandonó la medicina y desarrolló un método físico-químico para procesar y comercializar platino maleable, lo que le hizo rico al mantener su método en secreto. Durante las pruebas que desarrolló para su procesamiento, descubrió el paladio en 1803 y el rodio en 1804.

El interés que el descubrimiento del paladio despertó hizo que el día 12 de mayo de 1803, poco después de su descubrimiento, el químico y mineralogista irlandés Richard Chenevix escribiese una consulta para la Royal Society de Londres. Según la misma, había tenido conocimiento de este nuevo metal noble por una noticia impresa enviada a un tal señor Knox que afirmaba que el paladio, o nueva plata, tenía unas propiedades entre otras que lo mostraban como un metal noble, iba a ser vendida en la tienda del señor Foster.

A este autor, conocido por su agudo cinismo y su combativa crítica, el modo adoptado para dar a conocer un descubrimiento de tanta importancia, sin el nombre de ninguna persona acreditable, excepto el del vendedor, le pareció inusual en la ciencia y no le inspiró confianza. Por lo tanto, con el fin de detectar lo que concebía como un fraude, adquirió una muestra y realizó algunos experimentos para conocer sus propiedades y su naturaleza.

No había avanzado mucho en su estudio, cuando percibió que los efectos producidos por esta sustancia por diversas pruebas, eran tales que no podían referirse, en su totalidad, a ninguna de las sustancias metálicas conocidas. Inmediatamente volvió a la tienda del señor Foster, y adquirió todo lo que habían dejado en sus manos para la venta. No pudo obtener ninguna información sobre su estado natural, ni ningún rastro que pudiera conducir a una conjetura sobre el mismo.

La sustancia había sido elaborada con arte, y se había producido en plantas de laminación. Se ofertaba a la venta en muestras que consistían en láminas delgadas. La más grande de ellas tenía aproximadamente tres pulgadas de largo y media pulgada de ancho, con un peso promedio de 25 gramos, y se vendieron por una guinea. Las otras láminas eran más pequeñas, en proporción al precio.

Sometido al mismo tratamiento que el platino, para obtener una superficie pulida, el paladio asumió una apariencia apenas distinguible de ese metal. Las láminas no eran muy elásticas, pero eran muy flexibles, y podían doblarse varias veces en direcciones opuestas sin romperse. Los efectos de la electricidad galvánica sobre el paladio fueron los mismos que sobre el oro y la plata.

Expuso el paladio, en un recipiente abierto, a un mayor grado de calor que el que puede fundir el oro. No se produjo oxidación; y, aunque el deslizamiento metálico era extremadamente delgado, no se produjo ninguna fusión, incluso en los bordes o esquinas. Al aumentar considerablemente el fuego, obtuvo un botón derretido; pero no pudo estimar el grado en que se efectuó la fusión.

Dicho botón era de un blanco grisáceo. Su dureza era bastante superior a la del hierro forjado. Adquirió el color y brillo del platino. Era maleable en gran medida. Su fractura era fibrosa, y en estratos divergentes, que parecían estar compuestos de cristales, y la superficie del botón también, cuando se veía a través de una lente, parecía estar cristalizada.

El paladio se combinaba muy fácilmente con azufre. Expuso una cierta cantidad de ella a un intenso calor, sin poder derretirla. A esa elevada temperatura, echó un poco de azufre sobre ella. Inmediatamente entró en estado de fusión, y permaneció en ese estado hasta que el enrojecimiento del crisol era apenas visible a la luz del día. El aumento de peso en el botón del sulfuro era de tal manera que no podía indicar con exactitud la proporción de azufre combinado con él. Y como estaba tan limitado en la cantidad de paladio que podía obtener pensó que era prudente reservar tanto como fuese posible para la investigación de sus propiedades más importantes. El sulfuro de paladio era más blanco que la sustancia en sí, y extremadamente frágil.

El paladio, derretido en un crisol de carbón y mantenido en la fusión durante quince minutos, no adquirió ninguna propiedad diferente de las mencionadas. Por lo tanto concluía que no había ninguna interacción entre el carbón y el paladio. A pone partes iguales de paladio y oro en un crisol, con el propósito de formar una aleación, su resultado no tenía el mismo peso que la suma de las cantidades empleadas, por lo que afirmaba que las proporciones en esta aleación eran inciertas. Su color era gris y su dureza sobre igual a la de hierro forjado. Cedió al martillo, pero era menos dúctil que cada metal por separado, y se rompió tras repetidos golpes. Su fractura era de grano grueso, y llevaba marcas de cristalización.

Mezclando partes iguales de platina y paladio, entraron en fusión a un calor no muy superior al que era capaz de fusionarse con el paladio solo. En color y dureza, esta aleación se asemejaba a la primera, pero era más bien menos maleable. El paladio, aleado con un peso igual de plata, daba un botón del mismo color que las aleaciones precedentes. Era más duro que la plata, pero no tan duro como el hierro forjado, y su superficie pulida era similar a la de la platina, pero más blanca. La aleación de partes iguales de paladio y cobre era un poco más amarilla que cualquiera de las aleaciones precedentes, y se rompió más fácilmente. Era más dura que el hierro forjado, y con el color del plomo.

Richard Chenevix siguió detallando en las siguientes páginas de su consulta las diferentes pruebas y experimentos a los que sometió a la muestra. Tras un experimento sintético, obtuvo un botón completamente derretido, de la gravedad específica de 13, y a veces más, no tan fácilmente fusionados con el azufre como el paladio, no soluble en ácido nítrico, y con un peso absoluto que superó el de la platina empleada originalmente. Pero, aunque esta sustancia no era platina, no podía decirse que era paladio. El experimento más exitoso por este método, se produjo disolviendo 100 granos de platina en ácido nitro-muriático, y luego añadió 200 granos de óxido rojo de mercurio, hecho por el ácido nítrico. Eso no era suficiente para saturar el exceso de ácido, por lo que continuó añadiendo más, hasta que dejó de estar disuelto.

En un segundo experimento, otro modo de formar paladio en la forma húmeda, puso hierro metálico en una solución mixta de platina y mercurio. Ambos metales se precipitaron, y el precipitado fue sometido al mismo tratamiento que en el primer experimento. En su comunicación describe hasta trece experimentos más. De los repetidos fracasos que experimentó en estas operaciones, se sintió muy inclinado a pensar que el descubridor del paladio tenía algún método para formarlo, menos sujeto a errores de los por él utilizados. Se podría esperar, según el autor, del gran número de métodos utilizados que no habían podido formar el paladio, que muchos se podría encontrar para descomponerlo cuando se formó.

Fuente:

Richard Chevenix, “Enquiries Concerning the Nature of a Metallic Substance Lately Sold in London, as a New Metal, under the Title of Palladium”, Philosophical Transactions of the Royal Society of London, Vol. 93 (1803), pp. 290-320.

martes, 12 de noviembre de 2019

La libertad de los esclavos fugitivos y la milicia negra en la Florida Española en el siglo XVIII

Publicado en Revista de la Inquisición. Intolerancia y Derechos Humanos, Volumen 23, pp. 223-234, 2019.
https://www.boe.es/biblioteca_juridica/anuarios_derecho/abrir_pdf.php?id=ANU-I-2019-10022300233_REVISTA_DE_INQUISICI%C3%93N-INTOLERANCIA_Y_DERECHOS_HUMANOS_La_libertad_de_los_esclavos_fugitivos_y_la_milicia_negra_en_la_Florida_espa%C3%B1ola_en_el_siglo_XVIII

Resumen: Desde finales del siglo XVII y durante el siglo XVIII el territorio de Florida fue el destino de numerosos esclavos fugitivos de las contiguas colonias británicas de Norteamérica. Los monarcas españoles terminaron otorgando la libertad a estos esclavos por motivos religiosos, y muchos de ellos fueron encuadrados en las milicias que defendieron Florida de los ataques británicos durante esta centuria. Para acogerles se fundó el fuerte de Gracia Real de Santa Teresa de Mosé, considerado en la actualidad como la primera población negra libre de toda Norteamérica.

Palabras claves: Milicia negra, fuerte Mosé, Florida, Guerra del Asiento.

Abstract: Since the late seventeenth century and during the eighteenth century the territory of Florida was the destination of numerous fugitive slaves from the contiguous British colonies of North America. The Spanish monarchs ended up granting freedom to these slaves for religious reasons, and many of them were framed in the militias that defended Florida from the British attacks during this century. To welcome them, the Fort of Real Grace of Santa Teresa de Mose was founded, considered nowadays as the first free black population of all North America.

Key Words: Black militia, Fort Mose, Florida, War of Jenkins' Ear.