miércoles, 14 de junio de 2017

La creación de los Vales Reales

 Publicado en Pecunia, nº 22, 2016, pp. 17-31. 
http://revpubli.unileon.es/index.php/Pecvnia/article/view/5066

Resumen: A finales del siglo XVIII la Monarquía adolecía de graves problemas económicos, derivados del estado permanente de guerra en el que se hallaba sumido el Reino, que impedía la arribada de remesas de metales preciosos y suponía unos ingentes gastos, lo que llevó a que a finales del reinado de Carlos III se creasen los Vales Reales, a modo de deuda pública. Por sus características, fueron desde el principio títulos de renta, amortizables en plazos más o menos grandes, dependiendo de las cláusulas que regían sus emisiones en un principio y más tarde de la situación del Tesoro Público.


Palabras clave: Vales Reales, Deuda Pública, Banco Nacional de San Carlos, moneda, circulación monetaria. 

domingo, 4 de junio de 2017

Una nueva ceca en la Nueva Granada del siglo XVIII: La Real Casa de Moneda de Popayán

Publicado en UNAN Numismática, nº 18, Mayo-Junio 2017, pp. 30-36




La Casa de Moneda de Popayán se creó con el objeto de acuñar la producción aurífera del Chocó y del área del mismo Popayán, dado que la Casa de Moneda de Santa Fe sólo podía batir el mineral procedente de Antioquía. Como afirma Pérez Sindreu, la ciudad de Popayán, en el distrito de Quito, estaba ubicada en el centro de una comarca rica en minas de oro, como las de Citará, Novitas, Tatama, Raposo, Barbacoas, Iscuadé y Quina Mayor.
Otra razón importante para elegir su establecimiento fue para evitar el contrabando de oro en polvo y en pasta. La misma se autorizó por Real Cédula el 29 de junio de 1729, pero tardó unos años en ponerse en funcionamiento, por privilegio otorgado a Pedro Agustín de Valencia.
La iniciativa había surgido en 1725, cuando el gobernador y el cabildo de la ciudad elevaron una petición al Consejo. A su juicio, en el territorio circulaba mucho oro en polvo y sin quintar, dando lugar a fraudes que podrían evitarse con su establecimiento en las inmediaciones de la cuenca del Chocó y de Popayán. Con ello se pondría fin asimismo a la evasión de impuestos y a las mermas sufridas por los comerciantes al tener que transportar el metal a Santa Fe.
Comenzó con ello una pugna que se dilató en el tiempo hasta la década de los setenta, y la ceca tuvo una vida efímera, en la que se alternaron periodos de inactividad con conflictos y rivalidades con la capital virreinal. Una nueva solicitud se produjo en 1726 por parte de los comerciantes y mineros de la ciudad, y dos años después la Audiencia de Quito informó al rey de las utilidades y conveniencias de la creación de una nueva Casa de Moneda.
Entre 1729 y 1766 se sucedieron hasta cuatro Reales Cédulas autorizando la fundación, para posteriormente suspenderse. El 29 de junio de 1729 se expidió una Real Cédula por la que se autorizaba la apertura de la ceca. Dado que los fondos eran escasos, un vecino de la ciudad, Martín de Arrechea, se ofreció a ponerla en funcionamiento. El intento de Martín de Arrechea para obtener el permiso necesario fue boicoteado por el tesorero de la ceca de Santa Fe, José Prieto Salazar.
Éste se abrogaba la autorización real para el establecimiento de cualquier ceca en el Nuevo Reino. Frente a su pretensión la Corona estimaba que dicha autorización no regía en ese momento, dado que Popayán pertenecía al distrito de la Audiencia de Quito, y no al de Santa Fe, y así era, dado que todavía no se había restablecido el Virreinato de Nueva Granada.
En 1734 el contador real de Cartagena, Bartolomé Tienda de Cuervo, propuso la fundación de una Casa de Moneda en una de las tres ciudades de la cuenca del río Magdalena, Mariquita, Honda o Mompós, para amonedar el metal producido en el área. A su juicio la mejor opción era Mompós, cruce de caminos, en especial para los arrieros de Antioquía y Loba.
Asimismo, solicitó el establecimiento de una gobernación independiente en el Chocó, con gobernador y ministros propios que previniesen los fraudes.  Seis años después se estableció esta gobernación independiente, y también se aprobó la creación de una nueva Casa de Moneda, pero se eligió finalmente Popayán. El 26 de noviembre de 1746 se constituyó una representación para exponer la necesidad de la misma.
En 1748  Pedro Agustín de Valencia se ofreció a fundar la ceca a su cargo, y para ello contaba con un importante respaldo, al ser el propietario de varias minas en Nóvita, Popayán y Dagua, en las que trabajaban 340 esclavos negros. Su hermano Andrés era el arcediano de la Catedral de la ciudad, y fue su apoderado en la Corte para la gestión de su pretensión.
Por fin, por Real Cédula de 2 de mayo de 1749, se autorizó su establecimiento por la corona en contestación a la oferta hecha por Pedro Agustín de Valencia, previo depósito de 850 pesos, nombrándole tesorero y administrador a perpetuidad y por juro de heredad para él y sus sucesores, con la facultad de nombrar al contador, al juez de balanza y al tallador. No deja de ser curioso que este nombramiento se produjese cinco años después de la emisión de las Reales Cédulas que ordenaban la cesación de la acuñación por parte de los particulares.  
La viuda de José Prieto, María Ana Ricaurte, se opuso al nombramiento, solicitando el cese de la labra al virrey Pizarro, alegando que la autorización real concedida a su difunto esposo era un privilegio que pertenecía a su familia. La Audiencia de Santa Fe, en voto consultivo, acordó la pretensión de la viuda.
En vista de lo anterior, el virrey ordenó a Valencia que suspendiese la obra el 2 de mayo de 1752, cuando la misma estaba prácticamente terminada, si bien el virrey ordenó dotar un depósito con la mitad de los beneficios producidos por la ceca de Santa Fe, en previsión de que se ordenase continuar con la construcción de la nueva Casa de Moneda.
Valencia recurrió en apelación a la Corte, lo que dio lugar a un nuevo debate. Para el fiscal del Consejo, Manuel Pablo de Salcedo, consultado en dos ocasiones, el lugar más idóneo para su establecimiento sería Mompós, como había indicado Tienda de Cuervo, y estimaba que debía prevalecer la de Santa Fe por estar al abrigo de las autoridades virreinales. Al final de su voluminoso informe, sugería volver a examinar de raíz su idoneidad.
Mientras tanto, Valencia trajo de la Casa de Moneda de Madrid al balanzario Sebastián Lancha de Estrada, al ensayador Juan Corchero de la ciudad de Cartagena, con un salario de mil pesos anuales, y posteriormente, como veremos,  a su sobrino Estanislao Delgado como tallador.  La maquinaria y el utillaje se transportaron desde Madrid y Sevilla, y el día 6 de mayo de 1752 fueron presentados a la Junta Real de Hacienda de Popayán para que fuesen reconocidos. Desde su apertura el 31 de enero de 1578 hasta el 20 de mayo de 1763 ejerció de superintendente Manuel de Sorribo Ruiz.  
Por Real Cédula de 27 de noviembre de 1756 se le reiteró, a pesar del informe de Salcedo, la autorización real para abrir la nueva Casa de Moneda. Al cabo de un año y poco la Casa de Moneda estaba lista para comenzar a batir moneda, el 31 de enero de 1758 comenzó a recibir metales y el 8 de febrero batió su primera pieza, una moneda de dos escudos, el día 6 de abril su primera onza, el 8 la media onza y el 24 del mismo mes su primer escudo.
Tanto el virrey Solís como Miguel de Santisteban, el nuevo tesorero de la Casa de Moneda de Santa Fe, se opusieron a su establecimiento. El motivo aducido por el virrey era la desventaja en la que quedaba la ceca capitalina, dado que en Popayán se adquiría a 133 pesos el marco de oro de 23 quilates, mientras que en Santa Fe se compraba a 128 y 32 maravedíes, además del 1% en concepto de derecho de Cobos.
La diferencia había hecho que varios mineros de Santa Fe solicitasen que se igualasen los precios de ambas cecas, u optarían por llevar sus metales a la de Popayán. Dado que la ceca de Santa Fe era de propiedad pública, al estar incorporada a la Corona, Solís estimaba que no era justo cerrarla para beneficiar un establecimiento con titularidad privada.
Por su parte Santisteban estimaba que en la ceca payanesa se producirían pérdidas para el Erario Público por un montante de más de 60.000 pesos. Su principal argumento era el comercio de las mercancías peninsulares, que llegaban a Cartagena, estando la ceca santafereña más cerca de este puerto, lo que convenía a los comerciantes y dueños de los metales.
Los comerciantes de Popayán estaban totalmente en desacuerdo con estos motivos. Siete de sus capitulares eran dueños de minas, a los que se unían otros propietarios de minas, como consta en un informe realizado por Francisco Bravo en 1749. Por el mismo informe sabemos que algunos mulatos y negros libres eran propietarios de minas en Novitá, Barbacoas y Citará, en las que se llegaban a contar hasta 240 trabajadores.
Los pleitos continuaron, y nuevamente por Real Cédula de 27 de octubre de 1761 se ordenó el cese de actividades. La misma se debió a las presiones llevadas a cabo por la ciudad de Santa Fe, por el mismo virrey de Nueva Granada, por el tesorero de la ceca capitalina del virreinato y por los comerciantes.  En 1762 fue nombrado tallador de la misma Estanislao Delgado. La fecha del cierre de la Casa de Moneda, en virtud de la Cédula antes vista, se produjo en fecha 20 de mayo de 1763. Pérez Sindreu recoge que tanto Valencia como el obispo de la ciudad,  los Cabildos, el Gremio de Mineros y la Audiencia de Quito no dejaron a pesar de dicho cierre de solicitar su reapertura mediante la presentación de memoriales y representaciones.
Ante la reclamación de Quito, que se abastecía de esta Casa de Moneda, el rey emitió una nueva Real Cédula en agosto de 1766, y el 28 febrero del año siguiente la ceca comenzó nuevamente a batir numerario. En fecha 10 de marzo de 1767 el Superintendente remitió una carta al monarca, dando cuenta de los trabajos.
      La incorporación de la ceca a la Corona se produjo el 30 de enero de 1771, y fue ordenada por Real Cédula de 12 de septiembre de 1770. El rey nombró a Valencia tesorero de la misma con un sueldo de 2.000 pesos anuales, aumentados posteriormente a 5.000, y le concedió asimismo el título de conde de Casa Valencia. Restrepo afirmaba que Pedro Agustín de Valencia recibió además posteriormente una asignación para él y sus sucesores de 5.000 pesos anuales como indemnización de la propiedad de la que se le había privado, gozando esa pensión sus herederos todavía en 1859.
Por una Real Orden de la misma fecha se comunicó al virrey de Nueva Granada la incorporación de la Casa de Moneda. Fue nombrado como superintendente el gobernador de Popayán, Juan Antonio de Zelaya y Vergara, que fue sustituido a su fallecimiento por José Jacott Ortiz Rojano. El día 10 de julio de 1772 se batió en esta ceca la primera moneda de plata.
Para fomentar el laboreo de las minas, en la providencia de incorporación de la ceca de Popayán se ordenó que se pagase en las Casas de Moneda el marco de oro a 130 pesos, en vez de los 128 que antes se satisfacía, lo que se sumaba al ½ peso de derecho de Cobos del que se exoneró a los mineros cuando se estableció esta ceca.
Ello privaba al Erario, según el virrey, de entre 18.000 y 20.000 pesos anuales, y no se había conseguido con estas medidas el fin perseguido, dado que los mineros no llevaban sus oros a la Casa de Moneda, sino que otros individuos dedicados al rescate tenían ya suplido con anticipos el oro aún antes de extraído, y obligaban a su entrega al precio acostumbrado de dos pesos por castellano.
Por ello Mesía estimaba que, dado que esos beneficios no revertían en los mineros, en vez de satisfacer los 130 pesos en la Casa de Moneda se hiciese con los dos pesos un fondo, para en poco tiempo fomentar la minería mediante medidas como limpiar y facilitar caminos para el acarreo de víveres y bastimentos, y suministrar las herramientas con el mismo a los mineros a principal y costos.
En Popayán se batían, según el virrey Guirior, los oros procedentes de la mayor parte del Chocó, y los de toda la provincia de Popayán. Según los estados remitidos por el superintendente, en el año 1778 se acuñaron 5.828 marcos 3 onzas, que produjeron en moneda 792.838 pesos, y las entradas se fueron incrementando hasta que en 1787 se acuñaron 7.301 marcos, 5 onzas y 4 octavas, que produjeron 992.613 pesos.
Afirmaba asimismo el virrey que por Real Orden se mandaba que no se remacharan en las cecas los oros con otros oros bajos, lo que no se había podido cumplir en  Popayán, dado que entraba una cantidad insuficiente de oros bajos para poder reducir a los quilates requeridos los oros de ley muy superior que se introducían. El virrey afirmaba que había remitido una consulta al rey en tal sentido.
Dado que la producción era ínfima, el virrey Manuel Antonio Flores y posteriormente, en 1782, Pedro Mesía de la Cerda, recomendaron su clausura, dado que a su entender la producción de la ceca de Bogotá era suficiente para las necesidades del Nuevo Reino. Dichas recomendaciones no fueron tenidas en cuenta, y Popayán siguió batiendo moneda de oro ininterrumpidamente hasta 1820, siendo la producción de plata muy escasa.

Ensayadores

En el año 1732 encontramos moneda de oro con sigla de ensaye SA, de José Sánchez de la Torre y Armas. Dasí referencia en su obra dos Reales Cédulas, de fechas 11 de septiembre de 1729 y de 27 de abril de 1731, en las que se encargaba que se averiguasen los fraudes, faltas y excesos que al parecer se habían producido en el ensaye de la Casa de Moneda de Popayán.
Vicente Díez de la Fuente fue nombrado por real título el 20 de junio de 1749, concediéndosele licencia para su embarque con su familia para ejercer el oficio de ensayador en esta ceca. Esta licencia fue tramitada por Andrés de Valencia, hermano de Pedro Agustín de Valencia y arcediano de la catedral de Popayán.
Del año 1749 se conservan monedas de cuatro escudos con siglas de ensayador, o ensayadores, SJ, a nombre de Fernando VI. Entre los años 1755 y 1771 fue ensayador de esta ceca Juan Corchero, conservándose piezas de oro de la misma con su sigla, J. Este ensayador se mantuvo como director y ensayador en Popayán hasta su muerte, y fue sucedido por su sobrino, Estanislao Delgado, que había ejercido el oficio de tallador.
Pérez Sindreu recoge que para que supliese las bajas y enfermedades de Juan Corchero el superintendente Manuel de Sorribo Ruiz  ordenó que Estanislao Delgado fuese examinado de ensayador, lo que se hizo el 10 de noviembre de 1758, y se le dio el título de segundo ensayador interino.
Estanislao Delgado firmó siempre como Stanislao y utilizó como sigla la S. Ya el 15 de febrero de 1762 solicitó la facultad de ensayar en Popayán. El 2 de febrero de 1772 el superintendente Manuel de Sorribo informaba que en esta Casa de Moneda había dos ensayadores, Estanislao Delgado y Jacobo Rivero, dada la imposibilidad de Juan Corchero.
 El 4 de mayo del mismo año se reconocía a Estanislao Delgado como ensayador y tallador único de la ceca. Estanislao Delgado cobraba 333 pesos como ensayador segundo y 400 como tallador único, por lo que se solicitó que se le abonasen 1.200 pesos anuales, y se decidió que se le abonasen el sueldo entero de ensayador, 1.250 pesos anuales, y el medio sueldo de ensayador, sumando ambos importes 2.000 pesos..
Entre los años 1772 y 1776 existen monedas a nombre de Carlos III con las siglas JS, por los ensayadores Juan Corchero y Estanislao Delgado. El 14 de julio de 1778 se ordenó que Estanislao Delgado ejerciese los dos empleos de primer ensayador y tallador, hasta que el 18 de marzo de 1782 dimitió de su oficio de tallador, tras instruir a Josef Arcos para que le sustituyese. Delgado y Arcos marcaron conjuntamente con las iniciales JS hasta el fallecimiento del primero.
De 1773 a 1789 encontramos monedas con las iniciales SF, de los ensayadores Estanislao Delgado y Francisco Fernández de las Cajigas o Caxigas, ensayador supernumerario desde el 29 de agosto de 1774, y ascendido a ensayador segundo por Real Orden el 14 de junio de 1778, sobre monedas a nombre de Carlos III y Carlos IV. Estanislao Delgado solicitó el 15 de septiembre de 1789 su jubilación con sueldo completo, y afirmaba que en ese momento había tres personas hábiles para desempeñar las operaciones de ensaye: Fernando de las Caxigas, Juan Thomas de Rada, supernumerario, y su hijo Juan Camilo Delgado.

Bibliografía consultada:

CAMPANER Y FUERTES, A., Memorial numismático español, Vol. I y II, Barcelona, 1866.
DARGENT CHAMOT, E., Las Casas de Moneda españolas en América del Sur,  (3.3). https://www.tesorillo.com/articulos/libro/02a.htm.
DASÍ, T, Estudio de los Reales de a Ocho llamados Pesos — Dólares — Piastras — Patacones o Duros Españoles, Valencia, 1950-1951, T. III.
ESPINOSA BAQUERO, A., “Nuevos datos sobre el descubrimiento del platino, nota preliminar”, Revista de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, Vol. XVI, No 60, marzo 1986.
LÓPEZ DE AZCONA, J.M. y LUCENA GIRALDO, M., La Minería en Nueva Granada: Notas Históricas 1500–1810, IGME, 1992.
MARQUES DEL SALTILLO, Los tesoreros de la Casa de la Moneda de Popayán (1729-1816), Madrid, 1927.
MEDINA, J. T., Monedas Coloniales hispano Americanas, Santiago de Chile, 1919.
MORENO Y ESCANDÓN, F.A., Estado del Virreinato de Santa Fe, Nuevo Reino de Granada y relación de su gobierno y mando de D. Pedro Mesía de la Cerda, Marqués de la Vega de Armijo, Virrey, Biblioteca Nacional de España, MSS/3118.
PELLICER I BRU, J., Glosario de maestros de ceca y ensayadores, Madrid, 1997.
PELLICER I BRU, J., "Addendas al libro: Glosario de Maestros de Ceca y Ensayadores", Gaceta Numismática 144, marzo 2002.
PÉREZ SINDREU, F. de P., " Noticias de la Casa de Moneda de Popayán y sus ensayadores",  NVMISMA, nº 243 - Julio-Diciembre 1999, pp. 103-114.
RESTREPO , J.M., Memoria sobre amonedación de oro i plata en la Nueva Granada desde el 12 de julio de 1753 hasta 31 de agosto de 1859, Bogotá, 1860.
RESTREPO OLANO, M., Nueva Granada en tiempos del virrey Solís, 1753-1761, Universidad del Rosario, 2009.
TEMPRANO, L., Monedas de Colombia, 1810-1992, Bogotá, 1993

miércoles, 17 de mayo de 2017

¿Qué pasará con el oro cuando ya se haya extraído todo el que queda en el subsuelo?

Publicado en OroInformación, 16 de mayo de 2017

http://www.oroinformacion.es/es/OroInformacion/metales/589/%C2%BFQu%C3%A9-pasar%C3%A1-con-el-oro-cuando-ya-se-haya-extra%C3%ADdo-todo-el-que-queda-en-el-subsuelo.htm

La mayor parte del oro que queda en el subsuelo terrestre ya ha sido extraído y aún se sigue usando el 85% del oro minado en la historia de la Humanidad. ¿Qué futuro le espera a este metal cuando ya no quede más?

   En HowStuffWorks, una página web dedicada a la educación y la explicación de conceptos complejos, se hacen la misma pregunta que nos ronda a todos en la cabeza: cuál es el futuro del metal áureo, al ser relativamente escaso y haber sido extraída la mayor parte de este mineral, de acuerdo con las reservas conocidas.
   Como se pone de manifiesto en este estudio, es importante recordar que una parte significativa de la oferta mundial del oro se encuentra en las reservas de los bancos centrales o tesaurizado por individuos que lo quieren como bien de inversión. Según algunas estimaciones, esta banda, conocida como bar hoarding (barra de acaparamiento) representa 214 toneladas métricas de oro, según National Geographic.
   El reciclaje juega asimismo un papel importante, dado que aproximadamente el 85% de todo el oro extraído se sigue utilizando en la actualidad, por lo que en esta página se afirma, literalmente, que " el oro en su joyería favorita podría haber brillado una vez en el tocado de un rey inca o azteca".
   Algunos científicos están buscando este metal más allá de nuestro mundo. Ya en 1998 la nave espacial NEAR (Near Asteroid Rendezvous) pasó cerca del asteroide Eros y envió datos que indicaban que el mismo era un vasto almacén de metales. Si se trata de un caso similar a los meteoritos que suelen estrellarse contra la Tierra, debe contener alrededor de un 3% de metal. Por sus dimensiones, los científicos de la NASA estimaron que Eros podría albergar unas 18.100 millones de toneladas métricas de oro, así como cantidades similares de oros metales, como platino o aluminio. 
   En nuestro planeta, los buscadores siguen investigando la posibilidad de encontrar nuevos yacimientos usando nuevos métodos altamente sensibles de detección. Estos nuevos métodos aumentan enormemente la probabilidad de descubrimiento de nuevos filones aprovechables. Así, por ejemplo, una mina de oro cercana a Calin, Nevada, está produciendo oro de baja ley en un gran depósito que se abrió en 1965, después de que el trabajo científico y técnico intensivo se había completado. Existen otros depósitos con las mismas características.
   En cualquier caso, sea donde sea el ligar donde se abran nuevas minas, las empresas mineras deberán centrarse más en el impacto ambiental de la explotación. La extracción de una sola onza de oro requiere remover 227 toneladas métricas de rocas y minerales, y produce efluente, un líquido ligado con cianuro procedente de los procesos de extracción y refinamiento que usualmente arrojado en alta mar. La campaña No Dirty Gold (no al oro sucio), dirigida por Earthworks, sin ánimo de lucro, busca elevar los estándares ambientales de la industria minera a escala planetaria. Esta campaña ha conseguido el apoyo de treinta de las principales compañías de joyería a nivel mundial, persuadiéndolas de dejar de vender oro procedente de minas que lo hayan obtenido con métodos cuestionables.

   Según HowStuffWorks, esta campaña es poco probable que detenga la demanda mundial de oro, pero tal vez nos haga darnos cuenta de que los anillos que llevamos en nuestros dedos tienen una vida y una historia más allá de la nuestra. 

jueves, 4 de mayo de 2017

Los grabadores de la Casa de Moneda de Madrid y la medalla en el siglo XVIII

Publicado en Panorama Numismático, 4 de mayo de 2017



Con el fin de mejorar el circulante, a lo largo del siglo XVIII irán adquiriendo gran importancia artística y técnica los grabadores de la ceca capitalina, así como los que en ella se formaron para posteriormente trabajar en las otras Casas de Moneda de la Monarquía. El primer grabador de Felipe V fue Isidro Párraga, que fue el autor de su medalla de proclamación.

El diseño de las monedas recibió desde el advenimiento de la nueva dinastía una notable influencia de la Casa de Moneda de París y de la técnica de Jean Varín. También es muy importante la aportación de la familia de grabadores Roettier. Los bustos y retratos fueron realizados por los artistas ensayadores franceses Jean Mauger y Thomas Bernard, que introdujeron los cánones del Bon Gôut academicista francés.
También fue importante la aportación del ensayador italiano Mario Antonio di Gemaro, que era Director de la Academia Vienesa de Grabado y trabajó al servicio de Felipe V, y la de Dassier, natural de Ginebra y que estudió en Paris con los ensayadores franceses citados anteriormente.
Tomás Francisco Prieto fue el Grabador Principal de la Casa de Moneda de Madrid desde 1748. Comenzó su formación en la fábrica de cajas de tabacos en Salamanca, de la mano del grabador siciliano Lorenzo de Monteman y Cusens, y ganó la plaza de Grabador en Madrid por oposición, modelando en cera un retrato de Fernando VI. Otros candidatos al puesto eran Juan de la Peña y el Ayudante Grabador de la ceca de Madrid Francisco García y José Sáez. El jurado estaba compuesto por Juan Domingo Olivieri, Felipe de Castro y Juan Bernabé Palomino.
Ya en 1748 fue nombrado grabador principal de la Real Casa de la Moneda de Madrid, al quedar el puesto vacante por la muerte de Diego de Cosa, y  ese mismo año fue nombrado grabador principal del monarca. Al establecerse en 1752 la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando se incluyó la disciplina de grabado de monedas y medallas, y Prieto fue nombrado Director de estudios de Grabado en hueco, cargo que conservó hasta su muerte.
Según Abad Varela, en la Real Academia el 28 de junio de 1771 había solamente seis medallas de oro, veinticinco de plata y diecinueve de cobre, así como los troqueles de la medalla de Juan de Balansó realizados por Tomás Francisco Prieto. En la Memoria de 6 de febrero de 1775 se cita que su número había crecido, por lo que el monetario se guardaba en el tesoro de la Academia dentro de un arca con tres llaves.
Entre los cargos que ocupó estuvieron también los de Grabador de sellos del Monarca desde 1754 y, desde 1761, el de Grabador General de las Casas de Moneda de España e Indias. Esta fue la primera vez que un profesor ostentó este título, debido a su mérito del grabado en fondo. Era un hombre cultivado, un coleccionista de arte con una magnífica biblioteca y un artista notable, además de un infatigable trabajador y un buen técnico.
En la colección de medallas del Museo Cerralbo se conserva un ejemplar de plata de dicha emisión, de 54,2 mm de diámetro y 80,85 gramos, en cuyo anverso aparece el busto de Fernando VI a la izquierda con peluca y la leyenda FERDINANDVS VI . TERRA – MARIQ. MVNIFICVS, y en su reverso dos naves enfrentadas y la leyenda IOANNI BALANSO CATALANO, y en exergo MAVRICA NAVE INCENSA / DEMERSAQ •X KAL • IVL • / MDCCLVII. En ella, que contiene uno de los mejores retratos de Fernando VI, se recoge el hundimiento de un barco argelino en la costa catalana en el que participó el marino Juan Balansó.
En 1763 recibió el encargo de la Academia de Bellas Artes de realizar medallas conmemorativas de la defensa del Morro de la Habana en oro, plata y bronce. Dado que se había de contar con el permiso real para su acuñación, el propio monarca se implicó en su diseño, como consta en las actas de la Academia y recoge Isabel Rodríguez.  Bedat recoge el texto de la Junta General del 11 de enero de 1763 aprobando la medalla de la defensa del Morro, en la que debía constar en su anverso el busto de Luis de Velasco y en su reverso el asalto al castillo, y el de la Junta de 1 de febrero en la que se acordó recoger en el anverso también el busto del Marqués Vicente González.
En su anverso lleva la leyenda LUDOVICO DE VELASCO ET VICENTIO GONZÁLEZ, y en su reverso en el semicírculo superior IN MORRO VITA GLORIOSE FUNERIS, y en exergo ATRIUM ACADEMIA CAROLO REGE CATHOLICO ANNUENTE CONSEC. ANNO MDCCLXIII.
De 1770 a 1772 trabajó en las matrices para llevar a cabo la renovación de la moneda de Carlos III. Según de Catalina, fueron suyas las matrices para la renovación de la moneda en las Casas de Madrid, Sevilla, Segovia, México, Guatemala, Santa Fe de Bogotá, Potosí, Lima, Popayán y Santiago de Chile, así como gran número de medallas de gran mérito artístico y buen número de láminas al aguafuerte. Siguió trabajando hasta su muerte el 19 de diciembre de 1782, y fue enterrado en la Parroquia de San Andrés.
Entre las monedas por él grabadas destacan los retratos de Carlos III, la de la boda de los Príncipes Carlos y María Luisa, el establecimiento de colonias en Sierra Morena, los Premios al Mérito y la de la Sociedad Económica Hispalense. Sus retratos son de gran nobleza y dignidad, y los escudos están diseñados con gran corrección y elegancia.
En 1771 recibió el encargo del Rey, por medio de Miguel Muzquíz, Secretario de Hacienda, de establecer una escuela de grabado para formar grabadores con destino a las Casas de Moneda de España y las Indias, dotada de cuatro plazas con sueldos diarios de doce, diez, ocho y seis reales de vellón.
Los primeros discípulos propuestos por el Monarca fueron Pedro González de Sepúlveda, que fue su yerno y sucesor, Rafael Querol y Joaquín Esquivel. Para la última de las plazas Prieto propuso a su propio hijo, Jerónimo Prieto, a Antonio Villegas y a Francisco Leopar, discípulo de la Academia de San Fernando. Otros alumnos destacados de esta Escuela establecida en 1772 fueron Jerónimo Antonio Gil, primer grabador de la Casa de la Moneda de México, y Antonio Espinosa.
Los frutos de esta escuela fueron duraderos, y nunca hasta ese momento en la historia numismática española se consiguió tan alto grado de perfección técnica y estética en el grabado de las monedas. Su legado continuó en las generaciones posteriores, con los magníficos grabados de las monedas de los reyes Isabel II y Alfonso XIII.
Discípulo aventajado de Prieto fue su yerno Pedro González de Sepúlveda, natural de Badajoz, cuyos grabados presentados a los concursos de la Real Academia de San Fernando de 1763 y 1766 le valieron un primer premio y la prórroga de su pensión durante tres años. En la Gaceta de Madrid, nº 155, Madrid, jueves 14 de diciembre de 1815, se hace referencia en su obituario a que había nacido en Badajoz en 1744, donde aprendió los principios del diseño de un profesor que pasaba a Portugal y que vivió en esta ciudad dos años. Aprendió asimismo de Roberto Michel, escultor de Cámara de Carlos III, los principios de la escultura en Madrid. Destacaba por la corrección de su dibujo, el buen gusto en la composición y por la limpieza de su grabado, y fue el autor, según esta crónica, de numerosas medallas, de las matrices para todas las casas de moneda de España e Indias, de los sellos de todos los tamaños para el monarca y demás miembros de su familia, los de las secretarías de Estado y sus ministros, y otros muchos clientes públicos y particulares.
Por Real Orden de 15 de agosto de 1771 ocupó la primera plaza en la Escuela de práctica de grabadores, fundada por la misma norma, y  dotada con doce reales diarios. Este primer discípulo de la escuela de grabado fue posteriormente nombrado Grabador Principal de la Casa de Moneda de Segovia, hasta que en 1774 volvió a Madrid como segundo grabador general. A la muerte de Prieto, fue nombrado Grabador General de las Casas de Moneda de España e Indias, Grabador de Cámara y director del grabado en hueco de la Academia de San Fernando.
. Fue nombrado en 1778 individuo de mérito por la Real Academia y en 1784 se le nombró director de sus estudios. Por Real Orden de 7 de noviembre de 1783 se le nombró grabador general de la Junta de Comercio y Moneda, con un sueldo de 20.000 reales, y el año siguiente grabador de cámara, aumentando su salario en 5.000 reales.
Bedat estudió en su magnífico artículo el destino del legado de Tomás Francisco  Prieto, en base a la documentación consultada en los fondos de la Biblioteca de la Casa de la Moneda de Madrid. En la correspondencia girada entre el Conde la Gausa y el Marqués de la Florida se informa que el monarca había accedido a la compra de parte de las medallas de la antigüedad clásica que había ido adquiriendo, para que sirviesen de modelo a los alumnos de la escuela por él fundada.
A propuesta de Pedro González de Sepúlveda, finalmente se adquirieron a los herederos de Prieto un conjunto de monedas y medallas, así como una selección de libros de arte que formaban parte de su colección. De su inventario se colige que las tres grandes influencias de Prieto fueron las monedas y medallas grecolatinas, las obras de los grabadores franceses del siglo XVIII, especialmente las series de los Dassier, y las medallas de los Hamerani, dinastía romana de grabadores y principales exponentes del manierismo en la medalla.

Para saber más

ABAD VARELA, M., “Creación del monetario de la Real Academia de San Fernando a partir de un depósito monetario del siglo III d.C.”, NVMISMA, nº 238, julio-diciembre 1996, pp. 309-319.
BEDAT. C., “El grabador general Tomás Francisco Prieto (1716-1782). Su influencia artística en la Casa de Moneda de Madrid”, NVMISMA, nº 42-47, 1960, pp. 107-136.
BEDAT, C., "Algunos datos acerca de la medalla del Castillo del Morro, obra maestra del grabador general Tomás Francisco Prieto (1763)", NVMISMA, nº 96-101, enero-diciembre 1969, pp. 163-170.
BEDAT, C., "El grabador Mariano González de Sepúlveda. Sus progresos en el grabado y la estereotipia durante su estancia en Paris (1797-1803)", NVMISMA, nº 102-107, enero-diciembre 1970, pp. 207-227.
BEDAT. C., “Los dibujos de Tomás Francisco Prieto”, NVMISMA, nº 108-113, enero-diciembre 1971, pp. 211-243, p. 211.
CATALINA ADSUARA, A.R. de, La antigua ceca de Madrid. Aproximación a su historia, Madrid, 1980.
CESPEDES DEL CASTILLO, G., "Las cecas indianas en 1536-1825" en  ANES Y ÁLVAREZ DE CASTRILLÓN, G., Y CÉSPEDES DEL CASTILLO, G., Las Casas de Moneda en los Reinos de Indias, Vol. I., Madrid, 1996.
DURAN, R. y LÓPEZ DE ARRIBA, M., “Carlos III y la casa de la Moneda”, en Carlos III y la Casa de la Moneda, Catálogo de la exposición celebrada en el Museo Casa de la Moneda, Madrid, diciembre 1988-febrero 1989.
FERIA Y PEREZ, R., “La industrialización de la producción monetaria en España, 1700-1868”, VI Jornadas Científicas sobre documentación borbónica en España y América (1700-1868), Madrid, 2007, pp. 155-176.
RODRÍGUEZ CASANOVA, I., “La numismática en la España de la Ilustración”, en ALMAGRO GORBEA, M. Y MAIER ALLENDE, J., De Pompeya al Nuevo Mundo: la Corona española y la Arqueología en el siglo XVIII, Real Academia de la Historia, Madrid, 2012, pp. 157-172
RODRÍGUEZ CASANOVA, I., “Tomás Francisco Prieto, grabador y coleccionista”, Panorama Numismático, www.panoramanumismatico.com.

RUIZ TRAPERO, M., “La reforma monetaria de Felipe V: Su importancia histórica”, VI Jornadas Científicas sobre Documentación Borbónica en España y América (1700-1868), Madrid, 2007, pp. 383-402.

lunes, 20 de marzo de 2017

La moneda circulante en el Virreinato del Río de la Plata en el siglo XVIII

Publicado en El Sitio, Instituto Uruguayo de Numismática, Marzo de 2017
http://iunuy.org/flop01/wp-content/uploads/elsitio/ElSitioN%C2%BA22.pdf

Durante los primeros siglos del gobierno español, este territorio mantuvo un significativo déficit comercial con la Península, consecuencia de la constante salida de metales preciosos en moneda, pasta y barras. La moneda llegaba al Plata desde las regiones del Alto Perú, y provenían en buena medida del pago de los tejidos europeos de contrabando y de los productos brasileños, y posteriormente era remitida a Europa para la compra de nuevos géneros.

jueves, 16 de marzo de 2017

La circulación monetaria en el Nuevo Reino de Granada en el siglo XVIII

Publicado en Panorama Numismático, 16 de marzo de 2017

El volumen de acuñación de numerario de sus Casas de Moneda creció, durante el siglo XVIII, en un 780%. Los mayores incrementos se produjeron entre los años veinte y cuarenta del siglo, mientras que en la segunda mitad de la centuria los aumentos fueron porcentualmente menos elevados, pero también menos irregulares. Estos datos, junto con los de los quintos satisfechos en las distintas provincias del virreinato, son la base de un importante estudio realizado por Melo.

    Las áreas mineras y las ligadas económicamente a las mismas demandaban productos agrícolas y productos manufacturados, tanto producidos en otras áreas del territorio como importados. El incremento de la producción llevaba aparejado el consiguiente incremento de la demanda y el mayor volumen de transacciones comerciales, y suponían asimismo una importante fuente de ingresos para la Real Hacienda.
    Estos ingresos eran el quinto real, las alcabalas  y almojarifazgos, los tributos que grababan la producción agrícola, como el diezmo, y las cantidades recaudadas por lo bienes estancados, como el tabaco y el aguardiente. Las cantidades recaudadas por estos conceptos, unidos a la producción de oro y a las cantidades amonedadas, confirman el crecimiento económico del territorio.
    Es también cierto que se incrementaron y mejoraron los rendimientos fiscales, y si bien algunos tributos se incrementaron, como las alcabalas, también lo es que otros se redujeron, como fue el caso de los quintos reales. No es desdeñable tampoco el aporte económico para el Estado de la implantación de los monopolios.
    Por todo ello, Melo concluye que el rápido crecimiento de la producción minera en la provincia de Antioquia, y los más suaves de otras provincias como Cauca y Chocó, dinamizaron la economía virreinal. Si bien tradicionalmente se ha atribuido este incremento a las medidas reformistas de Carlos III, Melo recoge que la mayor producción aurífera antioqueña coincidió con el aumento de su población. Es posible que parte de la masa asalariada se desplazase desde otras actividades al sector minero.
    Es posible asimismo que los gastos administrativos del virreinato se  hubiesen incrementado desde 1739, por lo que se necesitaron remisiones de moneda de otros territorios indianos para hacer frente a estos gastos, especialmente en los años 40 del siglo, en los que los conflictos bélicos obligaron a las autoridades a mantener una numerosa guarnición en la costa.
    El padre Gumilla hacía referencia en su Orinoco Ilustrado a una carta que le remitió el padre de la Compañía de Jesús de 27 de enero de 1741 en la que le informaba que durante la Guerra del Asiento, y para evitar su saca por los extranjeros,  el virrey había ordenado la llevanza de todos los oros a acuñar sin demora, bajo pena de prendimiento, a la Casa de Moneda, saliendo fundición cada quince días. Con ello el rey adelantaba el señoreaje sobre los quintos y el derecho de Cobos y se evitaban los fraudes que se hacían en las barras, y en pocos días se había recogido medio millón en oro, que era solamente el principio de lo que después adelantaran estas labores. Informaba también que no se habían empezado a beneficiar las minas de Mariquita, Muso, Pamplona, Cañaverales y otras.
    Si bien por Real Cédula de 18 de marzo de 1771 se ordenó la recogida de la moneda macuquina, la extinción de esta moneda no tuvo efecto en el territorio neogranadino, alegándose la falta de recursos públicos y la gran cantidad de moneda cortada que corría en el territorio, estimada por algunos en más de cuatro millones de pesos. Esta situación continuó tras la independencia del territorio. La moneda macuquina y caraqueña siguió teniendo curso legal hasta 1848.
    En 1772 el virrey afirmaba que el Reino no disfrutaba de ningún comercio, y dado que la moneda era necesaria para el mismo, salía de él, al no haber proporción entre los géneros que se introducían y los frutos del país. Afirmaba que se debería hacer acopio de los frutos que la tierra producía, tan preciosos y abundantes, para canjearlos por los que se importaban, para conseguir así mantener en él la moneda.
    Según los cálculos de Humboldt, la provincia de Chocó podría producir por sí sola más de 20.000 marcos de oro si la misma se poblase, dado que consideraba que era una de las más feraces del Nuevo Mundo, y se debía fomentar su agricultura. Lo cierto es que a finales del siglo XVIII estaba poblada mayoritariamente por esclavos africanos y por indios, y el precio de los alimentos era excesivo.
    El precio de un barril de harina estadounidense era de 64 a 90 pesos, y un quintal de hierro 40 pesos, mientras que el sueldo de un arriero era de un peso o peso y medio al día. La carestía se debía, según su opinión, a la falta de infraestructuras en las comunicaciones, y a que toda la población consumía sin producir nada.
    Cuando Juan José de Elhúyar, descubridor del wolframio y colaborador de José Celestino Mutis, fue nombrado director de las minas del Nuevo Reino, se reemprendió la labor de las minas de plata de Pamplona y Santa Ana, cerca de Mariquita, y se estableció un taller de amalgamación con cuatro barriles. Dado que la producción no ascendió, entre los años 1791 a 1797, más que  8.700 marcos y los gastos ascendieron a 216.000 pesos, el virrey ordenó abandonar la mina.

Para saber más:

GUMILLA, J., El Orinoco Ilustrado, y defendido, Historia natural, civil y geographica de este gran río, y de sus caudalosas vertientes, segunda impresión, T. I, Madrid, 1765.
HUMBOLDT, A. von, Ensayo Político sobre la Nueva España, T.III, Paris, 1827.
LÓPEZ DE AZCONA, J.M. y LUCENA GIRALDO, M., La Minería en Nueva Granada: Notas Históricas 1500–1810, IGME, 1992, p. 10.
MELO, J.O., “Producción minera y crecimiento económico en la Nueva Granada durante el siglo XVIII”, Revista Universidad del Valle, nº 3-4, Cali, 1977.
RESTREPO , J.M., Memoria sobre amonedación de oro i plata en la Nueva Granada desde el 12 de julio de 1753 hasta 31 de agosto de 1859, Bogotá, 1860.
TEMPRANO, L., Monedas de Colombia, 1810-1992, Bogotá, 1993.

domingo, 12 de marzo de 2017

Las reservas de oro de Rusia podrían superar a las de China durante 2017

Publicado en  OroInformación, 10 de marzo de 2017

http://www.oroinformacion.es/noticia/3677/metales-preciosos/las-reservas-de-oro-de-rusia-podrian-superar-a-las-de-china-en-2017.html

El reputado analista Laurie Williams ha publicado el día 7 de marzo un artículo en el que analiza, a la luz de los datos aportados por el Banco Popular de China y los aumentos de las reservas áureas llevadas a cabo por el Banco Central de Rusia, la posibilidad de que este último país desbanque al gigante asiático de su quinta posición a nivel mundial en cuanto a reservas en metal áureo, al menos en relación a las cifras de reservas presentadas al Fondo Monetario Internacional.

Según afirmaba Williams en otro artículo publicado el pasado día 21 de febrero, la economía rusa, a pesar del bloqueo económico impuesto por Estados Unidos que en principio estará en vigor hasta la restitución de Crimea a Ucrania, tiene uno de los índices más bajos de deuda en relación a su PIB (Producto Interior Bruto) del continente europeo. Para el autor, las sanciones económicas han llevado a Rusia a deshacerse de los Bonos del Tesoro estadounidenses y a la adquisición de oro para cubrir sus reservas.

Por ello, a su parecer, el mantenimiento de las sanciones podría ser contraproducente a largo plazo, y muy especialmente al encontrarse tanto Rusia como China alineadas en las corrientes tendentes a eludir la preeminencia del dólar en el mercado del petróleo. Tanto el gas como el petróleo son estratégicos para la economía rusa en términos de exportaciones, y los acuerdos firmados con China, muy dependiente de estas materias primas, se negocian en rublos y yuanes.

En esta situación, Williams considera que Rusia seguirá adquiriendo oro para cubrir sus reservas. La inmensa Federación es el segundo o tercer productor mundial de este metal, compitiendo con Australia por estas posiciones, con una producción de alrededor de 270 toneladas anuales de oro, de las que el Banco Central adquiere una parte significativa. Solamente durante el mes de enero adquirió un millón de onzas, 31,10 toneladas, lo que sitúa el montante global de sus reservas en alrededor de 1.645 toneladas. 

Mientras tanto, China parece haber frenado su política de adquisiciones, al menos oficialmente. Pero, como recoge el autor, si bien la acumulación de reservas reportadas por Rusia se adecúan a su producción conocida y asumida por el Estado, China tiene un historial de retención de su metal áureo en importes no comunicados, que actualiza en intervalos de cinco o seis años. En este sentido, y según los datos oficiales, el Reino del Medio sólo habría añadido 19 toneladas a sus reservas en la segunda mitad del año pasado, y ninguna cantidad desde octubre.

Según declaraciones de analistas, académicos y funcionarios públicos de ambos países, el oro es para ellos un importante elemento del sistema financiero a nivel mundial. China ha solicitado su inclusión en la cesta de monedas que componen los Derechos Especiales de Giro (SDR) del Fondo Monetario Internacional, y Putin es un ferviente defensor de la importancia del oro. Si bien las autoridades chinas son más reticentes a un apoyo abierto al metal áureo, ambos Estados están deseosos de terminar con el monopolio del dólar en los mercados internacionales, especialmente en relación con los hidrocarburos, y el oro se les presenta como una magnífica herramienta para alcanzar este objetivo.