Publicado en Crónica Numismática, 30 de marzo de 2021
Entre octubre y noviembre de 1551, como recogía
Filippo Argelati, con la plata llegada de las Indias para los ejércitos, se
llevó a cabo en Milán una masiva acuñación de moneda de plata de todos los
faciales en la ceca de Milán, con destino al pago de las tropas imperiales y
para enviar moneda a Cesáreo, embajador de Génova. El monto global de esta
acuñación, en ducatones o escudos de plata, medios y cuartos, ascendió a la
astronómica cantidad de 7.235 marcos de plata, lo que supone 1,8 toneladas de
metal argénteo, que, como afirma Cipolla, España no volvió a ver nunca más.
El control de la Península Itálica fue
motivo de discordia y conflictos larvados o abiertos entre Carlos I de España y
V de Alemania y los monarcas franceses. Carlos había recibido en herencia de su
abuelo materno, Fernando II de Aragón, el Rey Católico, los territorios de
Sicilia y Cerdeña, en la órbita de la Corona aragonesa desde 1296, y el amplio
y rico Reino de Nápoles, territorio en disputa entre ambas coronas y finalmente
controlado tras las campañas del Gran Capitán en 1504. Su rivalidad con
Francisco I, que también se había postulado como Emperador del Sacro Imperio,
tuvo en el Milanesado su principal punto de fricción.
El Ducado de Milán, territorio nominalmente
perteneciente al Imperio, tenía una gran importancia para la defensa y conservación de los territorios del
sur de la península, y era estratégico para las comunicaciones con el Tirol y
Austria. En noviembre de 1521, las tropas imperiales, aliadas con las del Papa
León X y con algunos cantones suizos, arrebataron el ducado a los franceses,
que lo ocupaban desde 1515, y pusieron en ella como gobernante a Francisco II
Sforza.
Un año después, los imperiales, en la
batalla de La Bicoca, derrotaron nuevamente a los franceses, aliados con los
venecianos. Francisco I se dirigió con un gran ejército a Lombardía, entrando
en Milán el 26 de octubre de 1524. La única plaza del territorio que no fue
tomada, la de Pavía, defendida por Antonio de Leyva, resistió el asedio francés
y finalmente el 24 de febrero de 1525, en la batalla homónima, las tropas
imperiales derrotaron a las francesas y tomaron prisionero a su monarca.
A pesar de lo firmado en el Acuerdo de
Madrid de 14 de enero de 1526, que ponía fin a su cautiverio, Francisco I pactó
con los Estados Pontificios y Venecia la Liga de Cognac en mayo de ese mismo
año. Las tropas del duque de Borbón retomaron Milán, todavía en manos
francesas, y se dirigió a Roma devastando Toscana. Junto a los lansquenetes de
Frunsberg, los Tercios Viejos de Alfonso de Ávalos y los mercenarios italianos
de Fernando Gonzaga, se produjo el famoso Saco de Roma. Durante el sitio se
realizó la emisión de una moneda de necesidad para pagar a la tropa, de medio y
un ducado de plata, con la leyenda VTRIVSQ: SI: ET REX: ARAGO.
Mientras tanto, en el norte de la
península, un ejército francés coaligado con Inglaterra y Venecia tomó Asti, y
una flota franco genovesa al mando de Andrea Doria asedió Nápoles. La defección
de Génova, fiel aliada del emperador y luego del rey de España desde ese
momento, resultó decisiva para la victoria final de Carlos V, con la firma del
Tratado de Cambrai en 1529. Francisco II volvió a gobernar el ducado, y Carlos
fue coronado por el Papa Clemente en Bolonia el 24 de febrero.
Tras la muerte de Francisco II Sforza sin
descendencia en 1535, y el gobierno del mismo directamente por Carlos,
Francisco I reclamó nuevamente el ducado, invadiendo el Piamonte, territorio
del duque de Saboya, aliado del emperador, en 1536. Carlos V envió dos ejércitos para invadir
Francia. Uno de ellos invadió la Provenza, en la que los franceses rehuyeron el
enfrentamiento y aplicaron una política de tierra quemada. El segundo invadió
Francia por Picardía. Finalmente, se llegó de nuevo a un acuerdo por la tregua
de Niza, por el desgaste de una guerra que salía muy cara a ambos
contendientes.
Un nuevo enfrentamiento se desató con el
ataque francés a los Países Bajos y el posterior asedio de Niza por una
coalición franco otomana. Carlos V, aliado con Enrique VIII de Inglaterra, se
aliaron para invadir Francia. Finalmente, en 1544, Carlos y Francisco firmaron
la paz de Crépy, renunciando a sus reclamaciones territoriales. Tras la muerte
de Francisco, su hijo Enrique II declaró nuevamente la guerra a Carlos V en
1551, siendo éste el motivo de la emisión estudiada. Tras la abdicación del
Emperador en su hijo Felipe y en su hermano Fernando, que quedó como Emperador,
en 1556, la guerra continuó, con la victoria de San Quintín el 10 de agosto de
1557, hasta la victoria final española en 1559. Con ello, España se conformaba
como la potencia hegemónica europea.
Para el mantenimiento de sus numerosas
posesiones, la principal partida que componía los gastos de la monarquía era la
de mantener a los ejércitos que combatían en toda Europa y a los barcos y
galeras de la Armada. La alternativa utilizada a la falta de ingresos
ordinarios fue el de la financiación por medio del crédito que los banqueros
concedían a la Corona, en base a una serie de fórmulas, como fueron los
asientos, los títulos de deuda conocidos como juros, incautaciones de los
tesoros americanos llegados a la Península en forma de juros, deudas a corto
plazo garantizadas por letras de cambio, o préstamos forzosos. Con ello la
Monarquía tuvo en esta época el sistema de empréstitos más desarrollado de todo
el orbe occidental, y el papel de la banca fuese capital para el engranaje del
sistema financiero e incluso político de los soberanos, dando liquidez a la
Real Hacienda en moneda circulante.
La mayor parte de estos prestamistas eran
extranjeros. En la primera mitad del siglo XVI los banqueros fueron
principalmente alemanes, como los famosos Fugger o Fúcares, y los Welser. A mediados
del siglo fueron sustituidos por los genoveses, como los Spínola, Centurión o
Grimaldo, que carecían como sus predecesores de capitales suficientes para
hacer frente a las necesidades de crédito de la Corona, pero controlaban el
tráfico del oro. Los genoveses, por la facilidad que tuvieron de obtener las
licencias de exportación de plata, prohibidas por las Leyes del Reino, se
convirtieron en los distribuidores de la plata española en buena parte de la
Europa meridional.
Según Álvarez Nogal, desde Madrid los banqueros iban enviando regularmente el metal
precioso a sus corresponsales en Génova o los Países Bajos, encargándose ellos
de vender el metal al mejor postor en el lugar donde el precio fuese más
elevado, aunque ello supusiese un nuevo transporte del mismo. Una vez vendido
recibía letras de cambio a pagar en las ferias o plazas donde los banqueros de
Madrid tenían compromisos adquiridos con los que habían prestado inicialmente
el dinero a la Corona española. Asimismo, los banqueros cobraban sumas procedentes
de inversiones de otros extranjeros, principalmente genoveses, normalmente
rentas derivadas de juros, censos, cesiones y otras deudas, que eran remitidas
a sus propietarios para disfrutarlas en sus lugares de residencia.
En cuanto a la moneda emitida, no podemos
olvidar que el primer lugar donde se acuñaron monedas de plata de gran formato fue
en la península itálica, las liras tron venecianas y los testones milaneses de Galeazzo
Maria Sforza. Ambas emisiones recibieron el nombre de testones, al llevar como
motivo una efigie de medio busto o cabeza del príncipe, y fueron acogidas con
gran entusiasmo por el mercado y muy imitadas, tanto por los otros estados
italianos como en otros países. Frente al retrato medieval se inició el uso de una
galería de retratos que enlazaron con la tradición romana.
Los primeros thaler o táleros acuñados por
los condes de Schilck tuvieron poca acogida como moneda corriente y más como
medallas, si bien unos años después, a partir de comienzos del siglo XVI,
tuvieron un increíble éxito en el ámbito monetario. Este tipo de moneda, el
precedente de los reales de a ocho españoles entre muchas otras monedas desde
entonces, recibió en Italia el nombre de talleri. Los primeros de ellos se
batieron en Saboya, pero fueron los ducatones emitidos en Milán bajo gobierno español,
como los acuñados para la ocasión que estudiamos, los que sirvieron de modelo y
fueron imitados en toda la península. Según Beltrán, los primeros reales de a
ocho se acuñaron en las cecas castellanas entre 1543 y 1566, con los tipos de
1497 y a nombre de los Reyes Católicos.
A diferencia de otros territorios de la
Península Itálica, donde el título por el cual Carlos I gobernaba era el de Rey
de Aragón, el ducado de Milán, así como otras posesiones norteñas donde acuñó
moneda, como en las cecas piamontesas de Asti y Casale, pertenecían como hemos
visto al Sacro Imperio, y por ello su titulación era la de Emperador,
normalmente con la leyenda más menos apocopada IMPERATOR CAESAR CAROLVS V AUGUSTUS. La moneda de
menor valor estaba batida en vellón, y, con muchas variantes, se acuñaron a su
nombre dineros, la trillina, el seiseno y el quattrino. Variada asimismo es la
moneda de plata que se acuñó en su calidad de Gran Duque desde 1535 a 1556,
como el quindicino, la parpajola, el blanco, el sueldo, el testón, el burigocho
y los famosos ducatones.
La
obra de Leone Leoni
Algunas de las más bellas y artísticas
monedas de esta ceca fueron labradas por Leone Leoni. Nacido en Arezzo en 1509,
comenzó su carrera como orfebre, y en 1533 residía con Diamante, su esposa, en
Venecia. Fue nombrado maestro grabador de las medallas acuñadas en Milán en
1542, teniendo ya fama de ser el mejor medallista. Carlos V le nombró su
escultor, por mediación de Ferrante Gonzaga y le proporcionó salario anual,
casa en el centro de Milán y el título de caballero. En 1549 recibió el
encargó de realizar una serie de retratos de Carlos V y su mujer Isabel,
actualmente conservados en el Museo del Prado.
El dinero, o denaro, fue la
primera moneda acuñada en plata en Milán en el siglo IX y, como en toda Europa,
posteriormente fue perdiendo valor. Las emisiones de Carlos V de esta ceca, de
0,4 gr. y 13 mm de diámetro, tienen como motivo en el anverso una corona y la
leyenda CAROLVS V, y en su reverso una cruz flordeliseada, griega y con los
brazos acabados en flores de Lis, y la leyenda ROM·IMPERATOR +. En cuanto a la
trillina hay dos tipos de emisiones. Una de ellas, de 1,1 gr. y 17 mm, lleva en
su anverso el busto del santo milanés
San Ambrosio, y la leyenda CAROLVS V, y en su reverso el águila bicéfala
y las letras KV. Otra modalidad, de 0,9 gr. y 17 mm, lleva en su anverso una K
coronada y la leyenda IMPERATOR, y en su reverso una cruz patada y la leyenda
KROLUS·ROMANOR. El seiseno o sesino, una antigua moneda de plata, se acuñó en
vellón, con 1,3 gr. y 19 mm, con águila bicéfala coronada en anverso y la
leyenda CAROLVS·DI·FA·CLE, y cruz patada en reverso con leyenda IMPERATOR·ROMANOR.
El quattrino era de forma cuadrada, con busto del Emperador a derecha y leyenda
circular alusiva a su título, y corona en reverso con letras MLNI DVX.
La moneda de plata de menor valor fue el
quindicino, con valor de un sueldo, de 1 gr. y 18mm, lleva en su anverso una
corona sobre un plato con dos cabezas y la leyenda CAROLVS·V, y en su reverso
cruz patada y leyenda RO·IMPERATOR. La parpajola o parpagliola, de 2,5 gr. y 23
mm, porta en su anverso una K entre puntos coronada dentro de una orla
polilobulada y la leyenda ROMANOR·IMPERATOR, y en su reverso águila bicéfala
coronada y leyenda CAROLVS·DI·FAC·LE. Con valor de ½ blanco o bianco
encontramos dos tipos diferentes. El primero de ellos, de 2,5 gr. y 25 mm, lleva
en su anverso el escudo imperial y el águila bicéfala coronada, y en su reverso
una cruz patada con flores y la leyenda KROLVS·ROMANOR·IMPERATOR. El otro tipo,
de 3,3 gr. y 26 mm, porta en su anverso el águila imperial con el escudo de
Austria, con leyenda CAROLV·V ·ROMAN·IMP, y en su reverso a San Ambrosio sobre
un jinete caído y la leyenda S·AMBROSIVS.
Las emisiones de 5 sueldos o soldi, de 1,7
gr. y 23 mm, llevan en su anverso el águila bicéfala sin escudo y la leyenda CVI·Q·V·E·SVVM,
y en su reverso la representación de San Ambrosio y leyenda S·AMBROSIVS, y
leyenda en campo inferior MLI. En los ¼ de testón o testone, de 8 sueldos y
tres dineros, de 2,6 gr. y 24 mm, aparece como motivo en su anverso las
Columnas de Hércules con la leyenda PLVS VLTRA bajo la corona imperial, y la
leyenda CAROLVS·V·IM, y en su reverso la representación de San Ambrosio de pie
con mitra y báculo y la leyenda S.AMBROSIVS. Hay que recordar que esta divisa,
que posteriormente sería adoptada como propia para los Reinos de las Indias,
fue creada por el milanés Luis Marliani, médico de los duques Sforza y
posteriormente consejero de los emperadores Maximiliano I y Carlos V.
Las preciosas emisiones de 10 sueldos o
soldi, de 3,3 gr. y 27 mm, portan en su anverso un precioso busto de Carlos V a
derecha, a la romana, laureado y con una pequeña águila bicéfala debajo y
leyenda IMP·CAES·CAROLVS·V·AVG. En su reverso se representa a la Fe de pie, con
cruz y cáliz entre una serpiente y tablero, y la leyenda CHRIST·RELIG –
PROPVGNATOR. Soberbio es asimismo el diseño de los ½ testones de 16 sueldos,
grabados por Leone Leoni, de 5,34 gr. y 28 mm, con anverso similar sin águila y
reverso con la leyenda OB / INSVB / RIΛM / SERVΛ / TΛM dentro de una orla de
hojas de roble.
Es en los testones o testoni, también
conocidos como denari de 25 soldi o quarto di scudo de argento, donde
encontramos una gran variedad de tipos. Comenzamos con la magnífica pieza
grabada también por Leone Leoni conocida como Testone della pièta, de 12,02 gr.
y 30 mm, que entronca con la mejor tradición de las monedas imperiales romanas.
En su anverso encontramos un magnífico retrato del monarca a derecha, con
armadura clásica y coronado de laurel, y la leyenda IMP·CAES·CAROLVS·V·AVG. Su
reverso muestra a la Piedad sentada en un trono con patas de león cruzadas, con
una patera votiva y rodeada de armaduras romanas. Su leyenda es ·S·P·Q·MEDIOL·OPTIMO·PRINCIPI·,
dedicado al excelente príncipe por el Senado y el Pueblo de Milán, equivalente
al SPQR romano, y en exergo PIETAS. El modelo de esta labra se encuentra
en un sestercio del emperador Calígula.
Otro bello testón es el conocido como Testone
con la Pace, de 9,82 gr. pero con los mismos 30 mm. En su anverso encontramos
un bello retrato de las mismas características y con las mismas leyendas que el
anterior, y en su reverso a la personificación de la Paz de pie enfrente de un
edificio de columnas clásicas, en cuyo interior se encuentra una hombre atado
con cadenas. El fin de la emisión queda muy claro en la leyenda, CLAV -
D - BELLI - PORTE, cerrando la puerta a la guerra. Nuevamente encontramos
los tipos descritos de las Columnas de
Hércules, en este caso sobre el mar, en otro tipo de testón, si bien en
su anverso se reproduce el busto como en todos los anteriormente descritos. Una
emisión similar, con una K a derecha del rostro del monarca en el anverso, se
labró sin fechar, pero es de las pocas monedas milanesas de esta época en la
que consta la fecha de emisión, en las acuñaciones de 1552.
Leoni grabó asimismo otra bella pieza
conocida como Testone con la Salute, de 25 sueldos, con 8,48 gr. y 28 mm. En su
reverso nuevamente se reproduce el busto del Emperador, y en su reverso
encontramos a la diosa Salus, la diosa romana de la salud, alimentando a una
serpiente con una patera, y a sus pies la representación del río Po como un
hombre recostado con un báculo. La leyenda ·SΛLVS· ΛVG VSTΛ, y en exergo PADVS
MDL, por el río Po y Milán. También hay emisiones en las que se representan al
patrón de la ciudad, como el tipo en el que se representa en el anverso un
águila bicéfala dentro de un escudo coronado con una K a derecha e izquierda, y
la leyenda KROLVS·ROMR·IMPERATOR, y en su reveso al santo sedente con báculo y
mitra y la leyenda SA·AMBROSIVS, de 8,9 gr. y 28 mm. Otro tipo de testón, de
7,9 gr y 32 mm, lleva asimismo un águila bicéfala coronada y el escudo de armas
del emperador en su anverso y al santo a caballo en su reverso.
Un ejemplar de mayor contenido argénteo es
el burigocho o burigozzo, con 10,8 gr. y 32 mm, y un valor de 32 sueldos
imperiales. En el mismo viene representado el busto del emperador a izquierda
con armadura y laureado, y la leyenda CAROLVS·V·IMPERATOR, y en su reverso el
santo de pie con báculo, mitra y látigo, y a leyenda circular SANCTVS·AMBROSIVS.
Bajo el santo aparecen las letras MLM, Mediolanum o Milán. El nombre popular
que recibió viene de boricco, capucha en italiano, por la forma de la mitra del
santo.
De innegable belleza
artística son igualmente los medios escudos o ducatones emitidos en esta ceca.
En su anverso llevan el busto a la romana de Carlos V y la leyenda alusiva a su
titulación como emperador. En cuanto a su reverso, existen dos variantes. En la
primera, de 16,77 gr. y 34 mm, se representa a un águila coronada sobre un
orbe, con rayos y una rama de laurel en sus garras, y la leyenda CVIQ SVVM, a
cada uno lo suyo, y el año de acuñación a ambos lados del orbe. Otra variante,
grabada también por Leone Leoni y que se utilizó también para los escudos o
ducatones de 110 sueldos, muestra en su reverso en la parte superior la lucha
de Júpiter con los Titanes, y en la inferior a Júpiter sentado sobre un águila
arrojando rayos, y Titanes vencidos por el suelo entre rocas. La leyenda del
reverso es ·DISCITE·IVS ITI IAM·MONITI, Habiendo sido advertido, estudia la
justicia y aprende a no despreciar a los dioses, una cita de la Eneida de
Virgilio.
Otro bello escudo o ducatón
de 100 sueldos, también obra de Leoni, de 33.73 gr. y 43 mm, muestra en su
reverso a Sn Agustín arrodillado y San
Ambrosio de pie bendiciendo, y el Espíritu Santo en forma de paloma entre
ellos. La leyenda circular es ·TE·DEVM·LAV DAMVS·, te rogamos, Señor, y en
exergo encontramos los nombres de ambos santos, dos de los cuatro grandes
doctores de la Iglesia Católica, ·S·AVG·S·AMB·. Un último tipo, en todo similar
al medio ducatón descrito del águila, fue el acuñado en los años 1551 y 1552.
Magníficas son asimismo las
emisiones en oro o escudos de estas ceca. Los escudos sencillos llevan, a
diferencia de lo visto, el busto del emperador coronado a izquierda, y en su
reverso las Columnas de Hércules sobre ondas de mar, sin el mote ni la cinta,
sobre ondas y rodeadas de una corona de hojas de laurel y la leyenda MD XX
entre ambas. En cuanto a las emisiones de dos escudos, de 6,6 gr. y 27 mm,
llevan en su anverso el busto de emperador a derecha, y en su reverso las
Columnas de Hércules con cinta y leyenda y corona imperial en una
representación que sugiere una mitra obispal.
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