Publicado en Numismático Digital, 4 de febrero de 2015
http://www.numismaticodigital.com/noticia/8073/
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A diferencia de los grandes imperios de su entorno,
como China o la India, una de las características del actual territorio
vietnamita desde finales del primer milenio de nuestra Era fue su abundante
producción tanto de oro como de plata, así como su extendido uso monetario. A
pesar de ello, se vio inundado como sus vecinos en la Edad Moderna por la plata
procedente del Japón y, muy especialmente, de las Indias españolas, lo que
produjo numerosas crisis monetarias, a pesar del estricto control de sus autoridades.
Vietnam fue, asimismo, el primer reino de Extremo Oriente que acuñó
oficialmente un dólar, real de a ocho, en 1832.
Junto con las emisiones de oro, plata y cobre se
acuñaron monedas de otros metales y aleaciones, como el zinc o el latón,
especialmente a partir del siglo XVII, cuando el valor del cobre se incrementó
con la afluencia de plata foránea. Al contrario que las autoridades chinas, en
Vietnam se interesaron por controlar el flujo de plata que circulaba en su
territorio, por lo que se promulgaron leyes para mantener un estricto control
sobre el numerario de oro y plata, y conseguir la progresiva uniformidad del
circulante con las monedas batidas en las cecas oficiales.
Los viajeros occidentales que recorrieron el territorio luego conocido
como Indochina, como el portugués Tomé Pires en el siglo XVI o el misionero
francés Vachet a comienzos del siglo XVIII, recogieron en sus obras la
abundancia de metales preciosos en el área. Desde 1593 se amonedó plata en
forma de lingotes de un dât,
con un valor de 10 lang y un peso de 390 gramos, para el pago
que los Lê hacían a sus tropas movilizadas contra la dinastía Mac del norte y
contra la Nguyên del sur. Desde mediados del siglo XVIII, y debido a la
devaluación de la plata por la afluencia de moneda española, se instauró un
sistema más complejo de pequeños lingotes divisionarios.
En el principado meridional de los señores Nguyên, y para controlar el
flujo de la moneda española que se introducía en su territorio, el señor Vô
Vuong (1738-1765) decidió establecer una moneda argéntea nacional, a semejanza
de los reales de a ocho españoles. Esta decisión se basaba en el hecho de que
la paridad entre los pesos españoles y la moneda local fluctuaba no sólo en
función del mercado local, sino también por las operaciones financieras de los
comerciantes chinos de Macao en la región central de Thûan Hoa, en el centro
del país.
Siguiendo el consejo del comerciante francés Pierre Poivre, publicó en
día 20 de noviembre de 1749 un Edicto que ordenaba que los reales de a ocho de
27 gramos se recibiesen a un cambio fijo de 780 monedas de cobre circulantes en
el reino, y que no pudiesen circular si no portaban el resello thôn dung realizado por los orfebres de la
Corte. En tres semanas, y para dar cumplimiento a estas órdenes, se resellaron
tres mil monedas con los signos del soberano. Esta fue la primera vez en la
que, como afirma Thierry, se fijó el principio del estricto control del Estado
de la circulación de la moneda extranjera en el territorio.
A comienzos del siglo XIX los emperadores de Vietnam intentaron
controlar la masiva entrada de numerario extranjero, dado que estimaban que
suponía un factor de desequilibrio para sus finanzas y un violento medio de
intervención de los europeos en su economía nacional. Saigón era, junto a
Bangkok y Singapur, uno de los principales socios comerciales de China, y el
comercio del arroz y otros bienes y productos suponía la entrada de los cash chinos,
utilizados para las transacciones menores, y de los reales de a ocho españoles,
la principal moneda en el comercio de todo el área.
Por ello, el emperador Minh Mang
decidió imitar los pesos, piastras o dólares occidentales, acuñando en 1832 una
moneda de plata de 27 gramos de peso, con la leyenda Minh Mang thông báo en su
anverso y en su reverso la representación de un dragón volador, por lo que
fueron conocidas como philong. Su fineza se fijo en un 700º/ºº, mucho menor que los 900 º/ºº de los lingotes tradicionales
vietnamitas, de los 935 º/ºº de los
reales de a ocho españoles o los 903 º/ºº de los
pesos mexicanos. Debido a esta baja ley, la población prefirió seguir
utilizando los lingotes oficiales o recurrir a la moneda foránea, por lo que en
1835 cesaron las emisiones de estos primeros pesos o dólares orientales.
Según recogía en su obra el
misionero dominico español Manuel de Rivas, cuando la cosecha de arroz era
buena entraban en el país ríos de preciosos metales, si bien
desaparecían rápidamente de la circulación sin que nadie supiese dónde iban a
parar. Afirmaba que había tomado datos sobre los sampanes chinos
que habían ido a Tonkín a cargar arroz entre los años 1844 a 1846, y estimaba
que los trescientos de estos barcos que había registrado habrían dejado en pago
unos sesenta mil pesos sólo en el puerto de Hoa-Phaong–Hai Pong-,
si bien en los otros puertos de la provincia del norte y de Hanói la extracción
de grano y la introducción de plata debía de ser muy superior.
Según Rivas, en los tres meses de la
venta del arroz se compraba una barra de plata de quince pesos por cuarenta y cinco Quam-Tien, o atados de Chapecas, pero pasado algún tiempo la plata desaparecía y la
misma barra se estimaba en setenta y cinco a ochenta Quam-Tien. Las Doung-Tien o monedillas agujereadas en el centro, la antigua
moneda de Tonkín y Cochinchina, eran similares según este autor a las Chapecas–cash- de
China, aunque eran más pequeñas que las monedas chinas y sólo tenían curso
entre los anamitas. A pesar de que no hubiese extracción, la moneda de bronce
desaparecía de la circulación a los pocos meses de ser acuñada, al ser
enterrada según este autor por la población.
Tras el desembarco de las tropas
hispano-francesas en el sur del país y la anexión de parte del territorio por
Francia en 1858, los vietnamitas se vieron obligados a pagar indemnizaciones de
guerra por un importe de cuatro millones de pesos. Para evitar la salida de numerario del país, el emperador
Tu Duc mandó acuñar en 1865 una moneda de plata con la leyenda thât tiên
nhi phân y
una ley de 800 º/ºº, que no fue aceptada por los franceses, tanto por su baja
ley en comparación a los ya predominantes pesos mexicanos en circulación como
para evitar que Vietnam se dotase de una moneda nacional fuerte.
Todavía a finales del siglo XIX, como recogía Zay, en una Cochinchina
cada vez más colonizada por los franceses, los pesos mexicanos seguían siendo
la moneda corriente, como en todo el Extremo Oriente, y a causa de la falta de
moneda menuda de plata se habían cortado en mitades llamadas rupias, cuartos ochelines y octavos, conocidos como medios chelines o clou.
Bibliografía
FRANÇOIS, T., “La monnaie vietnamienne,
entre tradition việt et culture han”, Arts
asiatiques, Tome 61, 2006, pp. 165-180.
RIVAS, M. de, Idea del Imperio de Annan: o de los reinos unidos
de Tunquin y Cochinchina, Madrid, 1859.
TAGLIACOZZO, E., WEN-CHIN
CHANG, Chinese Circulations: Capital, Commodities, and
Networks in Southeast Asia, Duke University Press, 2011.
ZAY, E., Histoire Monétaire des Colonies Françaises, d’après
les documents officiels, Paris,
1892.