sábado, 16 de julio de 2022

Las representaciones de Cristóbal Colón y del Descubrimiento de América en la notafilia mundial

 Publicado en El Tinto Numismático, Vol. II, nº 2, Junio, 2022


La figura de Cristóbal Colón es conocida y reconocida en todo el mundo como el descubridor oficial del Nuevo Mundo, el continente americano. Por ello ha sido utilizada para numeras emisiones de monedas circulantes y conmemorativas, así como medallas y emisiones postales en todo el orbe. Su representación aparece asimismo desde el siglo XIX en las emisiones de billetes  de numerosos estados. Así, la encontramos en varias series de billetes españoles e igualmente en Italia, por su discutido origen genovés. Su representación ha sido asimismo habitual en los billetes estadounidenses y ha aparecido en emisiones de otros países del continente americano, como Argentina, Bahamas, Cuba, Ecuador, Guadalupe, Indias Occidentales Danesas, Nicaragua, Puerto Rico, la República Dominicana o Uruguay. Casos especiales constituyen los de El Salvador y Costa Rica, donde el almirante ha dado nombre a sus monedas.

 Su primera aparición en la notafilia española la encontramos en la primera serie dedicada a personajes históricos bajo el reinado de Amadeo I en 1871, siendo su retrato el motivo del billete de mayor facial, de 400 escudos de oro, una auténtica fortuna para la época. En el mismo se representa a la izquierda al almirante, y a la izquierda a las tres carabelas. Habremos de esperar hasta 1937 para encontrar nuevamente a Colón representado en una prueba de un billete de 25 pesetas fechado el 18 de julio, con una reproducción del cuadro de Rafael Tejedo de 1828 y las carabelas en su anverso y el desembarco en la Isla Española en su reverso, que nunca se llegó a emitir.

 Un retrato muy similar fue tomado de modelo para la emisión fechada el 9 de enero de 1940 de 100 pesetas, impreso por Calcografia & Cartevalori de Milán, en Italia. En el mismo se reproduce a la izquierda del almirante una alegoría de América sentada, con arco y tocado de plumas, y otra figura femenina a izquierda con compás y sujetando un orbe terráqueo. En el billete de una peseta de 1943 dedicado a Fernando el Católico encontramos en su reverso una reproducción del cuadro de Dióscoro Teófilo Puebla Desembarco en el Nuevo Mundo, conservado en el Museo del Prado.

 En 1945 se emitió un bello billete de 5 pesetas en cuyo anverso se reproduce el soberbio monumento realizado en 1892 por Mariano Benlliure en Granada para celebrar el Cuarto Centenario del Descubrimiento, en el que aparece Cristóbal Colón entrevistándose con la Reina Católica en su campamento de Santa Fe. Pero posiblemente el más recordado de todos los billetes dedicados al almirante en España sea el de 5.000 pesetas de facial de 1992, el sueño de cualquier joven de esta década para pasar un magnífico fin de semana. En el mismo se representa a derecha un retrato idealizado de Colón procedente de un grabado de 1893 conservado en la Biblioteca Nacional, y en su centro en pequeño a los Reyes Católicos y dos de las carabelas.

 Junto a España, es Italia el país europeo donde Colón aparece en las emisiones notafilicas, en un billete de 5.000 liras emitido en 1964 y con una variante desde el año 1971, en el que encontramos en su anverso representado al almirante según el grabado realizado por Alipdo Capriolo en Roma en 1596, conservado igualmente en la Biblioteca Nacional. Mientras que en la primera emisión aparece en el centro del anverso la cabeza de Medusa y en su reverso una sola nao, en la de 1971 se sustituyó por un caballo alado acuático, y en su reverso las tres carabelas.

 Ya en tierras americanas, destaca una temprana emisión de 1837 de 100 dólares del Bank of St. Thomas, en las Indias Occidentales Danesas, en las que encontramos a Colón representado en el centro de su parte izquierda, según el retrato de Johann Theodor de Bry que encontraremos en otras emisiones. Hemos de recordar que Dinamarca vendió sus posesiones en las Islas Vírgenes a Estados Unidos en 1917 por 25 millones de dólares.

 La figura del descubridor fue igualmente una constante en las emisiones estadounidenses del siglo XIX, desde muy tempranas fechas, en varias ocasiones reproduciendo los retratos de Francesco Mazzola Parmigianino, del siglo XVI, y de Mariano Maella, del siglo XVII. El primero de ellos se utilizó profusamente en las emisiones llevadas a cabo por distintos bancos hasta la Guerra de Secesión, desde los años 40 del siglo XIX hasta los 60, como recoge Gene Hessler, hasta en 10 estados distintos. Otro de los retratos utilizados en emisiones incluso anteriores, de los años 20, es el contenido en la portada de la Historia del Nuevo Mundo de 1793 de Juan Bautista Muñoz.

 Abundantes son asimismo los billetes que portan la efigie del almirante entre los varios bancos que tenían la palabra Columbus en sus denominaciones, como el Columbiana Bank of New Lisbon, Ohio, el Columbian Bank de Boston, Massachusetts o el Bank of Columbus de Columbus, Wisconsin, entre otros. Además de en estas emisiones de bancos privados, sus retratos y las representaciones de escenas históricas relacionadas con él son comunes en numerosos billetes federales, nacionales y en los  National Gold Banknotes de California.

 Cristóbal Colón aparece igualmente en las emisiones de los billetes de los Estados Unidos, con valor legal,  desde 1869, junto con el retrato de George Washington de Gilbert Stuart. En los mismos aparece la reproducción del cuadro de Christian Schussele Columbus, Discovery of Land. Como recoge Heinz Tschachler, la figura del almirante fue utilizada por Estados Unidos para justificar la rebelión contra Inglaterra, asociándola con la de Washington, una iconografía que se reprodujo en las series de 5 dólares de la Reserva Federal de 1914, así como con la de Abraham Lincoln en las emisiones de 1915 y 1918.

 La figura de Cristóbal Colón fue igualmente utilizada en las emisiones de billetes llevadas a cabo en las Antillas Mayores durante el siglo XIX. Así, aparece una representación del almirante en un billete de un peso emitido por el Banco Español de La Habana de 1879 en la cubierta de la Santa María.  Igualmente, nuestro protagonista aparece representado en la parte izquierda de un billete del Banco Español de Puerto Rico de 100 pesos de facial emitido en 1894, en su parte izquierda, consultando mapas y una esfera terrestre.

 Tras la Guerra Hispano-Norteamericana de 1898 y por el Tratado de París del 13 de agosto de ese año Puerto Rico pasó a ser controlado por los Estados Unidos.  Dado que el Banco Español de Puerto Rico tenía autorizadas emisiones durante 25 años y el gobierno norteamericano se había comprometido a respetar las concesiones administrativas dadas por el gobierno español, el mismo siguió emitiendo billetes, si bien cambiando su nombre por el de Banco de Puerto Rico.

 La creación en 1899 del dólar de Puerto Rico por Decreto de Willian Mc. Kinley y la devaluación del peso provincial en un 60% originó graves quebrantos económicos en la isla. El gobierno estadounidense trajo también importantes cambios en los tipos, dado que las nuevas series, fabricadas por la American Banknote, suponen una ruptura con motivos utilizados hasta ese momento y el uso de leyendas bilingües en español e inglés. En 1907 se emitió, dentro de la serie F, un billete de 5 dólares en el que en su anverso encontramos un retrato de Colón inspirado en el grabado realizado por de Bry.

 La celebración del Cuarto Centenario del Descubrimiento supuso la recuperación de la figura de Cristóbal Colón por parte de las emisiones notafílicas de varios países hispanoamericanos, con el precedente del bello billete de 100 pesos emitido por el Banco Italiano del Uruguay en 1887, que fue producido por la compañía estadounidense American Bank Note Co., y que recoge a la izquierda el mismo busto de Bry.

 El busto del almirante aparece en el reverso del billete de 50 centavos emitido por el Banco de la Nación Argentina en el año 1895, impreso en Inglaterra por Bradbury, Wilkinson & Co., en cuyo anverso venía representado el busto del general Justo José de Urquiza a derecha y a su izquierda el escudo nacional de Argentina.

 El descubridor es igualmente el motivo que en 1920 utilizó el Banco Sur Americano de Ecuador para su emisión de 20 sucres de valor facial. En su anverso se representa a Cristóbal Colón sentado con actitud pensante, con ancla, globo terráqueo y una representación de su escudo de armas, mientras que en su reverso viene recogida la escena de su desembarco en una barca o chalupa.

 Muy similar en su diseño a algunas emisiones antes citadas, por haber sido asimismo realizada por la compañía neoyorquina American Bank Note Co., encontramos un billete de 50 centavos emitido por la República de Nicaragua en 1910, con el mismo busto de Bry antes mencionado. Esta emisión se produjo en el tránsito del cambio de la moneda nacional entre el Peso y el Córdoba.

 La figura de Colón ha sido igualmente utilizada para algunas de las emisiones de billetes llevadas a cabo en la República Dominicana. En el siglo XIX los billetes del Banco de la Compañía de Crédito de Puerto Plata fueron igualmente impresos por la empresa American Bank Note Co., por lo que en los mismos aparecen algunos de los motivos anteriormente vistos en otras emisiones. El ejemplar representado es de 5 pesos, de una fecha indeterminada, 188…, y recoge en su anverso al almirante pensativo consultando cartas náuticas en su parte izquierda y a dos marineros recogiendo velas en la derecha.

 En 1992 el Banco Central de la República Dominicana emitió un billete conmemorativo del Quinto Centenario de 500 pesos oro de valor facial. En su anverso se reproduce el retrato del lienzo de Ridolfo Ghirlandaio conservado en el Museo del Mar y la Navegación de Génova, conocido también como retrato Cevasco, y las tres carabelas, mientras que su reverso muestra el faro que ese año se inauguró en su memoria, tres personajes levantando una cruz y una representación de un mapa de la isla Española.

 El mismo retrato se reproduce en la emisión contemporánea realizada en las Islas Bahamas, de un dólar de valor facial, en el que en la leyenda se lee Bahamas. First Landfall 1492. Quincentennial, dado que efectivamente se cree que el primer avistamiento de tierra de la expedición se produjo en la isla de Guanahani, de adscripción discutida pero seguramente perteneciente al archipiélago de las Bahamas.

 Esta emisión no es la única que encontramos en el Caribe no hispánico sobre nuestro protagonista, dado que ya en 1945 se llevó a cabo una emisión de 5 francos por el Banco de Guadalupe, isla bajo soberanía francesa. Realizada por la firma C.A. Wright Bank Note Co. de Filadelfia, muestra en su anverso el busto de Cristóbal Colón, una reproducción muy similar a la utilizada en la vista para el billete español de 100 pesetas de 1940 y al de Capriolo antes citado y utilizado en las emisiones italianas.

 Mención especial merecen, como antes comentábamos, las emisiones de dos países centroamericanos, El Salvador y Costa Rica, dado que Cristóbal Colón ha sido quien ha dado su nombre a su sistema monetario. Por ello, desde 1892 en el primero de ellos y hasta 2001, y desde 1896 en el segundo, en un proceso de reconversión monetaria similar, sus unidades monetarias se denominan Colón. El busto numismático que aparece en el anverso de las emisiones costarricenses, en todo similar a las propias emisiones monetarias costarricenses, será común entre los años 1902 y hasta los años 30 del siglo XX.

 Fue el presidente salvadoreño Carlos Ezeta el que decidió en 1892 el cambio de la denominación de su moneda de peso a colón. Por ello, la figura del almirante aparece reiterativamente en sus emisiones notafílicas. Desde 1934 se utilizó en el reverso de los billetes el mismo busto del Almirante, procedente de un grabado de la obra de 1870 The life of Christopher Columbus. From authentic Spanish and Italian documents, de Roselly de Lorgues. El mismo únicamente se modificó para la emisión de 50 colones de 1995, en el que aparece junto a las tres carabelas, según Lorite posiblemente inspirado en el retrato de Sebastiano del Piombo, pero en todo caso muy similar al visto de Bry, que se mantuvo con modificaciones desde 1997 hasta nuestro siglo, a pesar de la dolarización.

 Tras la promulgación de la conocida como ley del Talón de Oro en 1896, el gobierno costarricense de Rafael Iglesias Castro estableció como unidad monetaria el colón. Como antes comentamos, la representación de Cristóbal Colón en su reverso al modo de las emisiones numismáticas fue la habitual hasta 1938. Desde 1897 se emitieron los conocidos como certificados de oro, de 5, 50 y 100 colones de valor nominal, y en 1902 certificados de plata por 1 y 2 colones. A partir de 1917 los certificados se convirtieron en billetes. Nuevas emisiones se llevaron a cabo entre 1917 y 1921, de 50 céntimos, y en 1935. El último de los billetes costarricenses con la efigie de Colón fue del de 50 colones emitido en 1942 por el Banco Nacional de Costa Rica.

 Para saber más:

 BOWERS, Q. DAVID, Whitman Encyclopedia of Obsolete Paper Money, 8 vols,  Atlanta, 2014.

COBO HUICI, RAMÓN, “Billetes de Puerto Rico (IV): El Banco de Puerto Rico. La administración de EEUU”, Numismático Digital, 7 de septiembre de 2016.

LORITE CRUZ, PABLO JESÚS, “La representación de los grandes navegantes (descubridores y estrategas) y sus rutas marítimas en la notafilia mundial”, VII Congreso Virtual sobre Historia de las vías de comunicación, Orden la Caminería de La Cerradura, septiembre de 2019.

LAUER, JOSH, “Money as Mass Communication: U.S. Paper Currency and the Iconography of Nationalism”, The Communication Review 11, 2008, pp. 109-32.

RODRÍGUEZ VÁZQUEZ, LUIS ANTONIO, Catálogo del Papel Moneda de Puerto Rico, Lulu.com, 2011.

TSCHACHLER, HEINZ, “Christopher Columbus: His Decline in Numismatics and the Nation’s Collective Memory”, Coinweek, 12 de octubre de 2020.

URIBE WHITE, ENRIQUE, “Retratos de Colón”, Boletín cultural y bibliográfico, Banco de la República, Santa Fe de Bogotá, vol. 11, Nº 2, 1968, pp. 23-94.

VARGAS ZAMORA, JOSÉ A., “Cristóbal Colón en monedas y billetes de Costa Rica” (1897-1942)”, Reflexiones, vol. 86, núm. 1, 2007, pp. 87-99.

viernes, 15 de julio de 2022

Las explotaciones auríferas de Las Médulas, León, Patrimonio de la Humanidad

 Publicado en Oroinformación, 15 de julio de 2022

https://oroinformacion.com/las-explotaciones-auriferas-de-las-medulas-leon-patrimonio-de-la-humanidad/

En ambas vertientes de la sierra leonesa del Teleno se localizan los restos del mayor conjunto mundial conocido de minería romana, en un amplio sector que ocupa dese la ciudad de Astorga hasta el Bierzo, los Montes Aquilanos  y el valle del Sil. El colosal trabajo de ingeniería que se llevó a cabo, con enormes movimientos de tierra y conducciones de agua para usarla como fuerza hidráulica, alteró considerablemente el medio ambiente de esta zona. El entorno de Las Médulas fue declarado sucesivamente Bien de Interés Cultural en 1996, por su valor arqueológico y Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1997.

 En 2002 obtuvo igualmente el galardón de Monumento Natural, no sin la oposición de algunos países, como Tailandia, que alegaban que este paraje, al ser el resultado de una actividad destructiva a gran escala del ser humano, suponía un perjuicio para la causa de la protección del Medio Ambiente. A sensu contrario, puede considerarse como uno de los más preclaros ejemplos de que los daños producidos por las actividades extractivas, consideradas especialmente dañinas desde el punto de vista medioambiental, pueden revertirse por medios naturales, y más cuando el hombre pone también de su parte para restañar las heridas. Con el tiempo la naturaleza retomó su protagonismo, cubriendo de castaños y robledal el inusual, bello y mágico paisaje de arena rojiza y rellenando los grandes socavones y taponamientos con lagunas artificiales, como el lago Carucedo.

El conjunto de estas explotaciones, que según los datos de Plinio el Viejo eran laboradas por más de 60.000 trabajadores y producían cerca de 20.000 libras de oro al año, unos 1.635.000 Kg., estaban distribuidas en un área de unos 400 Km2,  conservándose actualmente más de 75 importantes evidencias de minería romana. El sistema utilizado para la extracción del oro, conocido como Ruina Montium, suponía la canalización y conducción del agua desde las montañas y su embalsado en la parte superior de la explotación minera. La montaña era horadada con una cuidada red de galerías en pendiente para que el agua fluyese, con técnicas que fueron diseñadas específicamente para estas minas y que en esencia siguen siendo utilizadas en la actualidad.

 La espectacularidad de los restos de estas antiguas explotaciones, dejando aparte los colosales movimientos de tierra de las mismas, se complementa con la inmensa red de canales y conducciones de agua presentes desde una altura de 2.188 metros en El Teleno, monte mítico que recibió su nombre de la deidad astur de la guerra, Tilenus, asimilado a Marte por los romanos. El estudio de los restos arqueológicos muestra que sin ningún género de duda las labores mineras se llevaron a cabo de forma uniforme y sistemática, en base a unos criterios de gestión e ingeniería de explotación basados en un perfecto conocimiento del terreno y sus posibilidades. Por ello, el método empleado para la extracción del oro fue tan eficiente que estas minas son consideradas unas de las más productivas a escala planetaria de su época.

Solamente en la explotación de Las Médulas fueron removidos en un espacio de 9 Km2 la impresionante cantidad de más de 100 millones de metros cúbicos de aluviones auríferos, lo que supuso un desafío del más alto nivel para los ingenieros romanos, al encontrarse la explotación en una situación topográfica elevada. Fue superado con la construcción de una vasta red de canales de abastecimiento que llegó a alcanzar los 600 Km. de trazado. Uno de estos canales, con 143 Km. de recorrido, es la segunda de las conducciones de agua más largas de la Antigüedad, solamente superada por el acueducto que surtía a la urbe de Constantinopla, actual Estambul, con un trazado de 246 Km.

 La Edad de Oro de la minería aurífera en el noroeste de Hispania, la posterior provincia Gallaecia, desde Oporto hasta los Montes Aquilianos y la actual Asturias, comenzó seguramente a partir de finales del siglo I a.C., tras las Guerras Cántabras. Los vestigios arqueológicos muestran a partir de este momento la profunda mutación en las formas de vida y costumbres de los habitantes del área. Si antes de la llegada de los romanos las actividades principales a las que se dedicaban eran las agropecuarias, se observa una notable especialización en las tareas relacionadas con las actividades mineras y el suministro a las explotaciones, tales como la metalurgia, la construcción y mantenimiento de los canales de la red hidráulica y la provisión de mano de obra.

La titularidad jurídica de estas explotaciones recaía directamente sobre el Senado romano, y su administración en los procurator metallorum. El control directo por el Estado supuso que fuese posible desde el principio de estas actividades que la administración financiera imperial destinase los recursos técnicos, humanos y económicos necesarios para esta explotación a una escala desconocida hasta la fecha.  Todo ello no sin resistencia, dado que se conservan estructuras defensivas en los asentamientos dedicados directamente al laboreo de las minas que muestran indefectiblemente una cierta inestabilidad en algunas de las etapas de la vida de estas explotaciones.

 La prueba más patente de la efectividad de los ingenieros romanos y de su profundo conocimiento de la extensión y distribución de las zonas auríferas que podían ser explotables de una manera rentable la encontramos en el hecho de que no solamente muchos de los placeres y minas se paralizaron claramente por agotamiento, sino además porque de los cientos de minas explotadas por los romanos en el noroeste peninsular, solamente una decena de ellas pudieron volver a ser beneficiadas en los siglos XIX y XX por aplicación de nuevas técnicas metalúrgicas de recuperación del oro.

No se puede dejar de recomendar una visita a Las Médulas, que debería incluir su Aula Arqueológica, donde se explica tanto como se realizaba la extracción del oro como las complejas obras de ingeniería acometidas para la canalización de la necesaria fuerza hidráulica. En el Centro de Recepción de Visitantes se organizan varias rutas y sendas para conocer una zona que siempre, en todo caso, se puede recorrer sin guías. Y no se debería comenzar o terminar esta visita sin contemplar el conjunto desde el Mirador de Orellán, dado que las vistas más espectaculares se producen al alba y al atardecer. Ni, por supuesto, sin disfrutar de la grandiosa belleza del paisaje y de la gastronomía local.

Para saber más

  CIRIA Y VINENT, J., “Excursiones en la provincia de León: el país de los Maragatos; las montañas del Teleno; las antiguas minas romanas”, Boletín de la Real Sociedad Geográfica, 51, 1909, pp. 41-80.

 MATÍAS RODRÍGUEZ, R., “La minería aurífera romana del noroeste de Hispania: ingeniería minera y gestión de las explotaciones auríferas romanas en la sierra del Teleno (León-España)”, Nuevos Elementos de Ingeniería Romana, III Congreso de las Obras Públicas Romanas, Astorga, 2006, pp. 213-263.

 PÉREZ GARCÍA, L.C., “La mina de oro romana de Las Médulas”, Patrimonio geológico de Castilla y León, ENRESA, 2001, pp. 30-55.

 SÁNCHEZ PALENCIA, F.J. (Coord.), Las Médulas, Patrimonio de la Humanidad, Junta de Castilla y León, 2002.

 SASTRE, I. y SÁNCHEZ PALENCIA, F.J., “La red hidráulica de las minas de oro hispanas: aspectos jurídicos, administrativos y políticos”, Archivo Español de Arqueología, 75, 2002, pp. 215-233.

 Las Médulas | Castilla y León Patrimonio de la Humanidad (patrimoniocastillayleon.com)

  Aula Arqueológica de Las Médulas – Proyecto CRECEER



miércoles, 13 de julio de 2022

La moneda de cuño español y de las repúblicas hispanoamericanas en circulación en Belice hasta el siglo XIX / Spanish and Latin American republics currency in circulation in Belize until the 19th century

 Publicado en UNAN Numismática Vol. VIII nº048, 2022

https://www.academia.edu/83095196/La_moneda_de_cu%C3%B1o_espa%C3%B1ol_y_de_las_rep%C3%BAblicas_hispanoamericanas_en_circulaci%C3%B3n_en_Belice_hasta_el_siglo_XIX_Spanish_and_Latin_American_republics_currency_in_circulation_in_Belize_until_the_19th_century

El área de Campeche, en el actual estado homónimo de México, fue desde el siglo XVII frecuentado por piratas ingleses y por recolectores de palo de Campeche, muy importante como materia prima para la producción de tintes. Tras el Tratado de Madrid de 1670, se concedió por la Corona española el establecimiento de pobladores ingleses para dedicarse a su explotación, acabándose los actos de piratería.

 En el territorio circulaba la moneda española de plata, los pesos y sus divisores, y la moneda también española de oro, los doblones, así como chelines o cuartos de peso, que eran conocidos como Maccaroni. Como sucedía en la cercana Jamaica, la base de su sistema monetario no era la moneda de plata, sino el oro español sobrevaluado, para así evitar la salida de las monedas acuñadas en ambos metales. 

The area of ​​Campeche, in the current homonymous state of Mexico, has been frequented since the 17th century by English pirates and collectors of Palo Campeche, which was very important as a raw material for the production of dyes. After the Treaty of Madrid of 1670, the establishment of English settlers was granted by the Spanish Crown to dedicate to its exploitation, ending the acts of piracy.

 In the territory, the Spanish silver coin in currency were the pesos and their dividers, and the Spanish gold coin, the doubloons, as well as shillings or quarter pesos, which were known as Maccaroni. As was the case in nearby Jamaica, the base of its monetary system was not silver coins, but overvalued Spanish gold, in order to prevent the exit of coins minted in both metals.

miércoles, 6 de julio de 2022

Los resellos portugueses sobre moneda española para su circulación en Portugal, Azores y Mozambique

Publicado en NUMISMA 263 Años LXX-LXXI, 2020-2021

https://www.academia.edu/82680296/Los_resellos_portugueses_sobre_moneda_espa%C3%B1ola_para_su_circulaci%C3%B3n_en_Portugal_Azores_y_Mozambique

Las autoridades portuguesas ya habían procedido al resello de la moneda de cuño español desde el siglo XVII en Brasil, y a una reacuñación masiva desde 1808 en el mismo territorio. En 1768 en Mozambique, en 1834 en el propio Portugal, en 1887 en el archipiélago de Azores y en 1889 nuevamente en Mozambique se procedió al resello de la moneda extranjera en general y española en particular. Siempre escasas y de gran interés numismático, se produjeron falsificaciones de los mismos contemporáneamente a su labra, pero también en fechas recientes, para engaño de los coleccionistas.

 The Portuguese authorities had already proceeded to counterstamp the Spanish minted coin since the 17th century in Brazil, and to a massive re-minting since 1808 in the same territory. In 1768 in Mozambique, in 1834 in Portugal itself, in 1887 in the Azores archipelago and in 1889 again in Mozambique, the foreign currency in general and Spanish in particular was punchmarked. Always scarce and of great numismatic interest, forgeries of them were produced contemporaneously with their work, but also recently, to deceive collectors.

miércoles, 29 de junio de 2022

Sellos-Moneda: El uso de las emisiones filatélicas como moneda

 Publicado en El Eco Filatélico y Numismático, julio-agosto 2022


Las emisiones filatélicas han sido utilizadas como moneda de curso legal en lugares tan distantes como los Estados Unidos, Europa o Extremo Oriente. Este uso se ha producido habitualmente en situaciones de conflicto bélico, por la falta de moneda metálica necesaria para las pequeñas transacciones y para su circulación en el mercado interior, pero también como medio de pago entre particulares en épocas de recesión económica, como sucedió con las emisiones privadas alemanas de  la ciudad de Settrup durante la República de Weimar.

 La primera vez que se produjo este uso del sello como moneda de manera generalizada fue durante la Guerra de Secesión norteamericana. En un primer momento, los comerciantes estadounidenses, ante la falta de moneda menuda, comenzaron a aceptar las emisiones postales para las pequeñas compras cotidianas, lo que llevó a que las adquisiciones diarias de sellos postales se quintuplicaran solamente en la ciudad de Nueva York.

 Este recurso a las emisiones postales como moneda de uso cotidiano presentaba el problema de que los sellos se deterioraban rápidamente por su uso diario y continuado. En vista de ello, un vendedor de máquinas de coser de Boston, John Gault, propuso en 1862 que los mismos se encapsulasen en discos metálicos de latón o plata con un revestimiento de una capa de mica para proteger el papel del sello. Para llevar a cabo estas emisiones utilizó una máquina para fabricar botones, y se estima que fabricó este tipo de sellos moneda por un montante global de unos 50.000 dólares.

 La mayor parte de estas piezas que se pusieron en circulación lo fueron en faciales de 5 y 10 centavos, si bien Gault fabricó sellos moneda de todas las emisiones postales realizadas por la Unión, de 1, 3, 12, 24, 30 y 90 centavos. Este hombre de negocios las vendía a las empresas y tiendas al 20% del valor nominal del sello incluido y, tras darse cuenta de que la parte trasera de los discos podía utilizarse como espacio publicitario, comenzó a incluir anuncios de al menos treinta compañías, algunos tan curiosos como “Zarzaparilla Aye para purificar la sangre”.  

 Sus sellos moneda circularon durante un año, hasta que en 1863 las emisiones de moneda fraccionaria del gobierno fueron suficientes para cubrir las necesidades de numerario menudo. Como efecto secundario no deseado, el uso de los sellos como moneda produjo su escasez para su uso primigenio, el postal. El propio gobierno estadounidense tomó ejemplo de los mismos, emitiendo sellos moneda con valores de 5, 10, 15 y 50 céntimos, e incluso algunas de ellas estaban troqueladas en sus bordes a modo de las emisiones postales, con la leyenda “Receivable for all U.S. stamps”.

 Un caso similar del uso de las emisiones filatélicas como moneda corriente se produjo cuando la Compañía Británica de Sudáfrica, establecida en 1899,  emitió sellos adheridos a tarjetas, en las que constaba la leyenda “Pague por favor en efectivo al portador de esta tarjeta el valor facial del sello adherido a la misma, si se presenta en fecha 1 de agosto de 1900 o con posterioridad”.

 Sin duda, fue durante la I Guerra Mundial y en el periodo inmediatamente posterior  cuando se recurrió más asiduamente al uso monetario de las emisiones postales, en países como Alemania, Austria, Francia, Rusia, Italia, Noruega, Dinamarca, Bélgica, Grecia y Argentina, entre otros. En muchos de estos casos se utilizó el mismo método antes visto e ideado por Gault, encapsulando los sellos postales en un cospel circular con la cara donde el mismo venía adherido transparente, y un anuncio en su parte trasera.

 Tanto durante la Gran Guerra como en la II Guerra Mundial el gobierno británico dio curso legal como moneda a sus emisiones postales, sin encapsularlas ni adherir los sellos a ninguna superficie. En el caso de Francia, se incluyó en uno de sus lados un número que indicaba el valor del sello utilizado. En cuanto a Rusia, emitió sellos impresos en cartulina delgada destinados no solamente a su circulación como moneda, sino que asimismo podían utilizarse como sellos postales, aunque carecían de engomado para ser fijados.

 Se llevaron a cabo tres emisiones diferentes. La primera de ellas se realizó en octubre-noviembre de 1915, con valores de 10,15 y 20 kopecks, en cuyo reverso se representaban las armas imperiales con la inscripción “a la par-mismo valor- que la moneda de plata”. La segunda, a finales de 1916, con valores de 1,2 y 3 kopecks, se llevó a cabo para hacer circular estas emisiones a la par de las monedas de cobre de los mismos faciales, con una inscripción igual que la anteriormente vista pero referida obviamente a la moneda de cobre.

 Dado que se descubrió la práctica de la alteración del valor de los valores de 1 y 2 kopecks para hacerlos pasar por los emitidos el año anterior, en el sello del anverso se imprimió la cifra de su valor en grande. Una última emisión está fechada en marzo de 1917, dado que tras la abdicación del Zar el Gobierno Provisional de Kerensky autorizó una nueva emisión de los mismos faciales que la anterior, con la única diferencia de que las armas imperiales del reveso fueron sustituidas por la cifra del valor.   

 Uno de los casos mejor estudiados de estas emisiones, gracias sobre todo al estudio monográfico de Juan Bautista Miró, es el de los sellos moneda emitidos por el bando republicano durante nuestra última Guerra Civil. Los mismos, también conocidos como cartón moneda, consistían en un disco de cartón marrón rojizo con el escudo republicano, de unos 35 milímetros y con un peso aproximado de 0,5 gramos, y cuyo anverso de color pardo estaba libre para adherir un timbre móvil o un sello postal para determinar su valor.

 La razón para esta emisión, que fue aprobada con carácter transitorio por el Gobierno por Orden Ministerial promulgada en Barcelona el 24 de febrero de 1938, fue la escasez en los medios de pago disponibles de la moneda de plata y cobre en las últimas fases del conflicto. Aunque se previó que esta medida tuviese carácter transitorio, no se pudieron retirar de la circulación hasta el final de la contienda, lo que se produjo por el bando nacional, junto al resto del circulante republicano, por Decreto de 9 de junio de 1939.

 Las bases era facilitadas gratuitamente por la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, y fueron impresas en las instalaciones que la misma tenía en Aspe, Alicante. En la primera de las series catalogada por Miró se utilizaron para fijar el valor de esta moneda de necesidad los sellos de la serie Personajes de 1932 a 1938, y en otras la series de cifras emitidas entre los mismos años, los sellos dedicados a la Alegoría de la República de 1938 y los anteriormente emitidos durante la época monárquica y habilitados por la República mediante resello. Igualmente, se utilizaron timbres móviles con el sello de la República o los anteriores monárquicos habilitados mediante resello.

 Se estima que ya en el mismo año de su aprobación las piezas en circulación superaban los tres millones, con faciales que oscilaban entre un céntimo y una peseta y media. Junto a estas emisiones oficiales se encuentran los cartones emitidos por el Ayuntamiento de Barcelona con los escudos de las cuatro provincias catalanas, no respaldados por la Orden Ministerial anteriormente vista, así como algunos otros cartones moneda lanzados por algunas entidades privadas.

 Durante la II Guerra Mundial, la República Social italiana recurrió nuevamente al uso de los sellos moneda. Las necesidades económicas y la escasez de circulante hicieron que esta práctica fuese utilizada también en otras latitudes. Así, tanto en la isla de Ceilán como en el estado indio de Bundi se habilitaron tarjetas para pequeños pagos con los sellos postales en circulación. Igualmente, en 1942 los guerrilleros filipinos que combatían la invasión japonesa emitieron billetes de 5 pesos mediante la adición a los mismos de un sello de igual valor facial.

 Para saber más

Beresiner, Yasha, A Collector’s Guide to Paper Money, Nueva York, 1977.

Hodder, M.J. & Bowers, Q.D., The Standard Catalogue of Encased Postage Stamps, Bowers & Merena Galleries, 1989.

Luengo, S., “La moneda de ocupación y la moneda de emergencia”, OMNI, nº 1, 2009, pp. 93-100.

Miró Agulló, J.B, El sello moneda de la República, Alicante, 2008.

De la Nueva España a China. El Ciclo de la Plata en la obra de Francesco Gemelli

 Publicado en Boletín Numismático Sonumex nº 275, abril-junio 2022

https://www.academia.edu/82345029/De_la_Nueva_Espa%C3%B1a_a_China_El_Ciclo_de_la_Plata_en_la_obra_de_Francesco_Gemelli

Gianfrancesco Gemelli Carreri nació en la villa de Radicena, en la región de Calabria, en 1651. Por tanto, era natural del Virreinato de Nápoles y súbdito del rey de España, en su calidad de Rey de Aragón, al que este reino estaba adscrito. Se tienen pocos datos sobre su infancia y juventud. Se doctoró en Derecho en la Universidad de los Jesuitas de Nápoles y entró en la carrera judicial en diversas poblaciones del reino, aunque ya a partir de 1685 se dedicó a viajar por varios países europeos, como Italia, Francia, Inglaterra, los Países Bajos, Alemania y Hungría, país este último donde se incorporó al ejército imperial y fue herido durante el asedio otomano a la ciudad de Buda.

Tras viajar a la Corte de Madrid, obtuvo la merced del título de auditor en su reino por dos bienios y el título de Juez de Vicaría ad honorem. Tras cumplirlo, comenzó su vuelta al mundo el 13 de junio de 1693, que le llevarían a cruzar desiertos, bosques y estepas y a visitar las principales urbes del Mediterráneo, Asia y las Indias españolas, en un periplo que duró cinco años, cinco meses y nueve días, hasta su vuelta a Nápoles el 3 de diciembre de 1698. Como otros ilustres viajeros, en vida y posteriormente recibió tanto halagos como acusaciones de ser un plagiario de algunos de los pasajes.

 El relato de este viaje, su Giro del Mondo, se publicó por primera vez en seis volúmenes entre el 24 de septiembre de 1699 y el 24 de febrero de 1700. Gemelli fue uno de los primeros europeos que completó la vuelta al mundo sin la utilización de medios propios o públicos, pagando sus pasajes y por diferentes medios. Gozó de notoriedad y fama por ello, y sus obras fueron reeditadas y traducidas a diversos idiomas. De hecho, el relato de sus viajes fue la inspiración para que, casi dos siglos después, Julio Verne publicase su famosa novela La vuelta al mundo en ochenta días en 1872.

miércoles, 22 de junio de 2022

Medallas, monedas y billetes de Mariano Benlliure, en el 75 aniversario de su fallecimiento

 Publicado en Crónica Numismática, 22 de junio de 2022

https://cronicanumismatica.com/medallas-monedas-y-billetes-de-mariano-benlliure-en-el-75-aniversario-de-su-fallecimiento/

El célebre escultor Mariano Benlliure Gil, nacido en Valencia el 8 de septiembre de 1862 y fallecido en Madrid el 9 de noviembre de 1947, es considerado el último gran exponente del realismo en la escultura del siglo XIX. Autor de destacados conjuntos escultóricos que adornan numerosas ciudades españolas e hispanoamericanas, tuvo una especial inclinación por la Medallística y una prolija producción de más de cincuenta ejemplares de personalísima factura. Algunas de sus monumentales esculturas fueron reproducidas en billetes y medallas, siendo el personaje elegido para el billete de 500 pesetas de 1951. Fue asimismo quien diseñó el retrato con la efigie de Francisco Franco que estuvo vigente en las emisiones monetarias españolas hasta 1967, y algunas de sus obras han sido asimismo elegidas para la acuñación de monedas y medallas conmemorativas, como ha sucedido este mismo año con las emitidas con motivo del 275 aniversario de Francisco de Goya. 

Nacido en una familia de extracción humilde pero de amplia tradición artística, Mariano Benlliure fue un artista precoz y autodidacta, dado que a la temprana edad de nueve años se inició como tallista, y antes de cumplir los diez se presentó a sus primeros concursos y exposiciones. Radicado con su familia en Madrid, en 1874 fue aprendiz de cincelador en la platería Meneses. En estos primeros años realizó sus primeras esculturas en dos temáticas que no abandonó en su dilatada carrera, la taurina y la imaginería religiosa. 

En 1881 se trasladó a Roma y abrió un estudio en Via Margurra, que estaría activo durante casi veinte años, dedicándose en un primer momento a la pintura de acuarela para posteriormente centrarse en la escultura. Su estancia en tierras italianas fue fundamental en su posterior devenir artístico, con el estudio de la escultura desde la antigüedad clásica hasta las nuevas tendencias en boga en aquellos años, el aprendizaje de las técnicas de fundición y frecuentes visitas a las canteras de mármol de Carrara. 

A partir de su primer reconocimiento, la Segunda Medalla de la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid de 1884, habiendo quedado la Primera desierta, se sucedieron los premios y reconocimientos en numerosas Exposiciones Internacionales de toda Europa. Estos logros llevaron a que recibiese numerosos encargos de la aristocracia madrileña, así como de instituciones públicas, destacando en su producción la cincuentena de monumentos públicos repartidos por la geografía española, muy especialmente en las plazas y lugares públicos de Madrid, Hispanoamérica y diversas ciudades europeas. 

Su fecunda y notable producción artística, que rebosa los márgenes de este pequeño estudio, le encumbró a los más trascendentales cargos del ámbito cultural español, siendo nombrado Director del Museo de Arte Moderno, Director General de Bellas Artes y Patrono del Museo del Prado. En su haber  se encuentran numerosos reconocimientos y condecoraciones, como la Gran Cruz de Alfonso X y la del Mérito Militar de España, la Legión de Honor de Francia o la de Comendador de la Orden de la Corona de Italia,  y su membresía en diversas Academias de Bellas Artes y en la Hispanic Society de Nueva York. 

Las medallas de Mariano Benlliure 

Como afirma Marina Cano, Benlliure fue uno de los pocos escultores de su tiempo que se sintió verdaderamente atraído por la medalla, siendo las causas principales de ello su excepcional interés por el retrato y su continuada relación con el arte francés y su admiración por el realismo presente en la Medallística francesa contemporánea. Exponentes de la sociedad de su época y con un marcado sentido popular, su producción destaca por el realismo de sus soberbios retratos, que destacan sobre un fondo generalmente abocetado. 

Su primera medalla conocida fue la realizada en 1888 dedicada por los artistas valencianos a José Ribera. En su etapa romana, y en contacto con la fecunda realidad Medallística de la urbe italiana, realizó varias monedas, probablemente por iniciativa propia. En 1899 dedicó una medalla al centenario de Velázquez, en la que como recoge Javier Gimeno se aúnan los conceptos de medalla y retrato. En su producción medallística, como la dedicada en 1891 a Alfonso XIII niño, se observa su tendencia a la naturalidad y la simplicidad, en convergencia con la nueva medallística europea. 

En  1902 realizó una medalla por encargo del Ayuntamiento de Bilbao y dedicada a la proclamación de Alfonso XIII. Será a partir de 1907 cuando se sucederán los encargos, y en 1910 concurrió junto con Bartolomé Maura a la exposición internacional de medalla contemporánea de la American Numismatic Society en Nueva York, en la que constaba como sculptor medallis, y en la que presentó un conjunto de nueve medallas y plaquetas, de diversos materiales y técnicas. 

Su originalidad, según Gimeno, y su aceptación social y a la vez oficial le permitió mantener una actividad escultórica y medallística extraordinariamente prolífica, la más fecunda en el Madrid de la primera mitad del siglo XX, conjugando acertadamente las esferas de lo personal y lo oficial, como afirma este autor, con la realización simultánea de los mayores monumentos urbanos y los más pequeños, las medallas, adquiriendo un sentido de doble dimensión que vuelve a recordar los tiempos primitivos de la medalla, y que constituye una nueva aportación singular. 

Benlliure y la notafilia 

Como escultor de éxito, algunos de sus magníficos grupos escultóricos han sido utilizados para ilustrar las emisiones de billetes del Banco de España. El primero de ellos fue el uso del busto de Francisco de Goya de la escultura emplazada enfrente del Museo del Prado en el billete de 100 pesetas de la emisión de 19 de febrero de 1946, una emisión que se previó fuese de 75 millones de ejemplares, pero de los que solo se fabricaron 29.850.000 billetes. 

Los proyectos y grabados del anverso y reverso de este billete de 130 x 78 mm. fueron realizados por José L. Sánchez, tomando como motivo del anverso el busto de Goya antes citado, y en su reverso una reproducción de uno de los cartones del genio de Fuendetodos realizado para la Real Fábrica de Tapices, conocido como El quitasol. Este billete, impreso en papel importado de Francia de la casa Des Rives, entró en circulación el 30 de diciembre de 1949, siendo oficialmente retirado de la circulación el 17 de diciembre de 1971. 

En fecha 15 de junio de 1945 se grabó en la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre un billete divisionario por valor de 5 pesetas, según el diseño proyectado por Alfonso L. Sánchez Toda. En su anverso se reproduce el conjunto escultórico realizado por Mariano Benlliure para conmemorar en 1892 el IV Centenario del Descubrimiento de América, que muestra a la reina Isabel I de Castilla y a Cristóbal Colón firmando las Capitulaciones de Santa Fe, mientras que en su reverso aparece recogida una escena de la Guerra de Granada. 

A Benlliure le cabe el honor de ser el único escultor que cuenta con una emisión notafílica propia en España. Se trata del único billete de la emisión de 15 de noviembre de 1951, con un facial de 500 pesetas, unas medidas de 136 x 86 mm. y los diseños del antes citado Sánchez Toda. Del mismo se llegaron a fabricar 32.934.000 billetes en la FNMT, con papel de la casa gala Des Rives con una marca de agua con una cabeza romana de perfil. 

En su anverso se representa a nuestro protagonista en un busto grabado por Camilo Delhom, con una orla a torno geométrico con motivos a buril intercalados y como fondo el escudo nacional de composición fotomecánica. En su reverso se representa en una viñeta una de sus obras, el mausoleo del tenor Julián Gayarre en el Valle del Roncal. La viñeta, orla y textos son calcográficos, mientras que los fondos son litográficos. Este billete estuvo en circulación desde el 16 de septiembre de 1952 hasta su retirada oficial el 17 de diciembre de 1971. 

El busto de Francisco Franco en las nuevas pesetas 

Una vez terminada la II Guerra Mundial, el 18 de diciembre de 1946 una nueva ley monetaria esbozaba un sistema de circulante sustentado nuevamente en la plata y completado con el níquel y el cobre, estipulándose la incorporación en el mismo del retrato del general Franco en el anverso de todas las piezas a acuñar. Si bien se realizaron numerosos bocetos y modelos, que se conservan en el Museo Casa de la Moneda de Madrid, no fue hasta la Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado de un año después cuando se previó la necesaria adaptación de los tipos monetarios a esta nueva realidad. 

En previsión de estas nuevas emisiones, se encargó a Mariano Benlliure que modelase un retrato con la efigie de Francisco Franco, que presentó una escayola con un buen retrato de su perfil derecho, que posteriormente creó problemas para su incorporación a las monedas efectivas a la hora de reducirlo al tamaño necesario por su excesivo y facetado relieve. El modelo original fue retocado y finalmente grabado por Manuel Marín, y con el mismo se acuñaron en 1848 y principios de 1949, aunque con leyenda de 1946, piezas de una peseta y algunas pruebas de 2,50 pesetas. 

Benlliure no pudo ver en circulación estas primeras monedas, al haber fallecido antes, emisión que es considerada actualmente la pieza más cotizada del Estado español, con fecha 1946 y *19-48 en las estrellas. Si bien la ley de emisión publicada el 27 de diciembre de 1947 autorizaba la acuñación de 150 millones de ejemplares, solamente se llegaron a producir unas mil monedas, de las que como recoge Martín Fombruena una parte llegaron por error a la oficina principal del Banco de Sabadell. Por ello, la mayor parte de las mismas presentan el desgaste propio de haber circulado, no conociéndose más que un ejemplar que merezca la calificación de sin circular. 

Tras la sustitución de la fecha de la leyenda por 1947, *19-48, comenzó la masiva emisión de este nuevo numerario, con la leyenda FRANCISCO FRANCO CAUDILLO DE ESPAÑA POR LA G(RACIA) DE DIOS, un tipo monetario que se mantuvo sin cambios hasta que en 1967 se sustituyó el retrato de Mariano Benlliure por el realizado por Juan de Ávalos. El busto de Benlliure, conocido popularmente como Cabezón,  fue igualmente utilizado desde que en 1957 se mandaron acuñar nuevas monedas de 5 pesetas, que se pusieron en circulación en 1958 junto con las novedosas monedas de 25 y 50 pesetas. En el reverso de estas emisiones se incluyó un escudo diseñado por Teodoro Miciano sobre un águila de San Juan. 

Para saber más: 

Cano Cuesta, Marina, “Mariano Benlliure y la Medalla”, NVMISMA 229, julio-diciembre 1991, pp. 129-150.

Feria y Pérez, Rafael, “1937-2002. Principio y final de la peseta fiduciaria”,  VII Jornadas Científicas sobre Documentación Contemporánea (1868-2008), 2008, pp. 73-120.

Fombruena Marchi, Martín, “La peseta de 1946. La pieza más cotizada de las acuñaciones del Estado Español”, OMNI, nº 1, agosto 2009, pp. 91-92.

Gimeno, Javier, “Bartolomé Maura, Mariano Benlliure, Miguel Blay: aspectos de una renovación”,  Actas del XIII Congreso Internacional de Numismática, Vol. 2, Madrid, 2005, pp. 1725-1736.:

Suárez de Figueroa y Prieto, Ramiro, Los billetes del Banco de España, 1782-1979, Madrid, 1979. 

1 Peseta 1946*19*48. (leyendomonedasnumismatica.blog)

Benlliure Gil, Mariano - Museo Nacional del Prado (museodelprado.es)