lunes, 10 de mayo de 2021

Los pesos del Perú Libre: del Banco auxiliar de Papel Moneda a otras cecas de necesidad

 Publicado en Crónica Numismática, 10 de mayo de 2021

https://cronicanumismatica.com/los-pesos-del-peru-libre-del-banco-auxiliar-de-papel-moneda-a-otras-cecas-de-necesidad/

Tras la salida de Lima del ejército realista al mando de José Canterac el 25 de junio de 1821 y su ocupación por las tropas republicanas de la Expedición Libertadora del Perú, el general José de San Martín proclamó en fecha 28 de julio la independencia del Estado Peruano. A pesar de ello, las fuerzas realistas dominaban completamente las zonas estratégicas del virreinato, y muy especialmente los distritos mineros, con capital en la ciudad de Cuzco.  La quiebra del comercio y de los ingresos de la aduana de El Callao, los efectos de la guerra sobre la agricultura y la supresión de los impuestos extraordinarios y de los tributos de indios colocó a la naciente república en una terrible crisis económica y monetaria. Por ello, a pesar de tener el control de la Casa de Moneda de la capital virreinal y toda su maquinaria, no había plata que acuñar en ella.

 Entre las soluciones que se tomaron para la financiación del Estado y de la guerra se encontraron las tradicionales contribuciones ordinarias y extraordinarias, así como los donativos. Dado que no era suficiente, se recurrió a la pura extorsión y expoliación de los bienes de los españoles peninsulares de Lima, una minoría relativamente importante de la población de la ciudad, estimada en unos 10.000 individuos sobre una población total de entre 58.000 y 70.000 habitantes. El Juzgado de Secuestros, constituido el 16 de octubre de 1821, llevó a cabo una intensa política de confiscación de propiedades a los comerciantes peninsulares,  que se prolongó hasta su extinción por orden del Soberano Congreso el 27 de diciembre de 1823.  

 Las finanzas del Perú independiente tuvieron en estas confiscaciones un soporte básico, y la política de secuestros permitió un rápido y fácil acceso a bienes de muy diversa índole y naturaleza, si bien esta política de pura expoliación tuvo un alcance mucho menor del deseado. La posterior expulsión de los peninsulares sin indemnización supuso además el ahorro al Estado a buena parte de sus deudas con sus antiguos acreedores. Con todo ello solo se consiguió desplazar a un grupo económico y social de primer orden, reduciendo drásticamente el desarrollo de futuros empréstitos y contribuciones nacionales, lo que hizo que se tuviesen que negociar empréstitos extranjeros, que derivaron, como en la mayor parte de los nuevos países del continente, en agudas y recurrentes crisis económicas y de deuda.

 En estas circunstancias, y ante la falta de circulante, el gobierno de San Martín creó el 1 de febrero de 1822 el Banco Auxiliar de Papel Moneda, y unos días después, el 18 del mismo mes, se dispuso la emisión de moneda de cobre de valor de un cuartillo o cuarto de real, con un sol radiante en su anverso y el valor ¼, la leyenda Provisional y el año de emisión en su reverso. Este Banco emitió hasta agosto de este año papel moneda por valor de 350.000 pesos, cantidad que se incrementó el año siguiente. Aunque proveyó de fondos a corto plazo al gobierno republicano, a medio y largo plazo esta medida de emisión de papel moneda sin respaldo supuso la falta de confianza en la circulación de los billetes en el Perú durante el siglo XIX, con graves consecuencias para su desarrollo económico.

 Asimismo, el 15 de julio, se estableció la nueva moneda nacional, con el mismo peso y ley de la de cuño español, pero con nuevos motivos que aluden a la nueva república, conocidos como pesos de Perú Libre o de San Martín. Según el Decreto Supremo que la creó:

 He acordado y decreto:

 1º. La nueva moneda del Perú se pondrá en circulación desde el día de mañana, y será recibida por el mismo valor que la antigua, por ser de la misma ley y peso que hasta aquí ha tenido.

2º. La nueva moneda del Perú, se distinguirá por las armas provisionales del estado, que lleva en el anverso con esta inscripción, Perú libre, y en el reverso, la justicia y la paz, con una columna en el centro, y la inscripción que dice, Por la virtud y la justicia.

3º. Los que rehusaren recibir esta moneda, incurrirán en las penas establecidas por la ley.

4º. El ministro de relaciones exteriores avisará oficialmente a los gobiernos amigos y aliados, lo prevenido en el artículo 1º de este decreto, remitiéndoles las monedas del nuevo cuño para su conocimiento.

 Comuníquese al director de la Casa de Moneda, publíquese por bando, e insértese en la gaceta oficial. Dado en el palacio del supremo gobierno, en Lima a 15 de julio de 1822.-3º - Firmado.- Trujillo.- Por orden de S.E.- B. Monteagudo

 El escudo provisional citado con las armas del nuevo Estado fue diseñado por el propio San Martín, y llevaba como motivos según consta en un Decreto de 21 de octubre de 1820 “un Sol, saliendo por detrás de sierras escarpadas que se elevan sobre un mar tranquilo”. Sobre dicho escudo se puso una platanera, y está sostenido por un cóndor a la izquierda y una vicuña a la derecha. En el lado izquierdo aparecen las banderas de las Provincias Unidas del Río de la Plata y de Chile, y en el derecho las de Guayaquil y la del propio Perú. 

 Dicho escudo se encuentra sobre una plataforma adornada con flecos y con una banda, que en el escudo original porta la leyenda RENACIO EL SOL DEL PERU. La leyenda circular que rodea el anverso es PERU LIBRE, la marca de ceca con el monograma de Lima, el facial 8R y las siglas de ensayador J y P, así como el año de emisión en su parte baja. La inicial J se corresponde con Juan Martínez de Roxas, ensayador mayor del Reino según recoge Pellicer entre 1773 y 1830, y la P con Pablo Cano Melgarejo, ambos ensayadores activos en la ceca de Lima durante los reinados de Carlos IV y Fernando VII, en moneda de cuño español y posteriormente republicano, entre los años 1803 y 1825.

En el reverso se reproducen dos figuras femeninas, alegorías de la Justicia, con espada y balanza, y la Paz, con una rama de olivo en su mano izquierda, a ambos lados de una columna dórica rodeada con una banda, semejante a las representadas en las Columnas de Hércules de la moneda española, todo ello sobre un pedestal. La leyenda circular, como recogía el Decreto, es POR LA VIRTUD Y LA JUSTICIA.

 Acuñadas con ley de 0,903 milésimos, peso de 25 gramos, diámetro de 39 mm y canto liso incrustado, se batieron entre los años 1822 y 1823 solamente 75.000 pesos de esta especie, y por tanto su circulación fue muy reducida y no pudo cubrir las necesidades de numerario circulante en el territorio controlado por los republicanos. Por ello, se recurrió a introducir moneda chilena de oro y plata y al uso de fichas de pulperos. Si bien se ensayó el sistema de batir moneda por una empresa particular, la escasez de estas acuñaciones hacían muy limitados los provechos para los posibles empresarios.

 El traslado de la ceca a Cuzco

 El desarrollo de la guerra y la disposición de fuerzas permitieron al bando realista considerar a Lima como objetivo militar en las campañas anuales que se planificaban una vez terminada la estación de lluvias, lo que llevó a la toma militar temporal de la capital virreinal en junio de 1823. Mientras que en campo republicano se daba la paradoja de máquinas sin plata para acuñarla, en el bando realista, a pesar de contar con la Casa de Moneda de Potosí, se daba la contraria. Por ello el gobierno virreinal acometió una de las acciones más audaces de todo el conflicto, el traslado de la maquinaria de Lima a Cuzco en julio de 1823.

 Con ello se pretendía tanto privar a los republicanos de ella como utilizarla para acuñar la plata obtenida en las minas bajo su control. El 17 de julio de este año el Teniente Coronel Manuel Vigil fue comisionado para llevar a este nuevo destino toda la maquinaria y a los operarios y dependientes. La misma fue instalada en el Convento y Hospital de San Juan de Dios. Los gastos de la obra entre el 26 de enero y el 26 de junio de 1824 ascendieron a 15.800 pesos. Para su amonedación, se decretó que la plata de las minas de Tarma, Huamanga, Tacna, Huancavelica, Puno y Arequipa se remitiera a la misma.

 Durante su estancia en Lima, entre el 18 de junio y el 18 de julio de 1823, se procedió igualmente a acuñar moneda de plata en todos los faciales, unos 200.000 reales en total, utilizando para ello, al menos en parte y en módulo de 8 reales o peso, la moneda estudiada. En unas ocasiones, la misma se utilizó como cospel de la nueva acuñación, mientras que otras piezas fueron reselladas con una corona real y el año.

 La nueva ocupación de Lima en 1824


La misma se produjo por la defección de la guarnición de El Callao el día 4 de febrero de 1824, que hizo que la ciudad pasase a control realista el 27 de febrero de 1824, tras abandonar las fuerzas republicanas la ciudad, con parte de los útiles de la Casa de Moneda y todo el oro y la plata de las iglesias que no era necesario para el culto. En este año se acuñó moneda de plata de cuño español en Lima, ensayada por Juan Martínez de Roxas y Manuel Rodríguez de Carassa y Rivas, con siglas de ensayadores JM.

 El gobernador de la plaza de El Callao, José Ramón Rodil, recibió en sus Instrucciones de 17 de febrero la recomendación, si así lo estimaba oportuno, de trasladar la Casa de Moneda y una imprenta al Castillo. Según su testimonio, las labores de la moneda, tras construir los nuevos útiles, comenzaron el 12 de mayo. Hay autores que afirman que estas nuevas labores consistieron en un nuevo resello de la moneda del Perú Libre, manteniendo la corona usada anteriormente y con el año 1824. En este sentido, Dargent reproduce un extracto de un Bando del día 30 de abril, en el que se prohibía la circulación de estos pesos, que debían resellarse en el plazo de ocho días, bajo pena de decomiso, relativo a este resello, que se realizó indistintamente en el anverso o reverso de la moneda.  

 A pesar de la escasez relativa de las piezas acuñadas y de los resellos anteriormente vistos, podemos encontrar otros resellos realistas realizados sobre esta moneda, los llevados a cabo en el archipiélago de las Islas Filipinas unos años después, tanto a nombre de Fernando VII como de su hija Isabel II, e incluso alguno realizado por otras repúblicas hispanoamericanas.

 Bibliografía:

 ALVAREZ CARRASCO, R.I. “Superintendentes Administradores, Ensayadores y Grabadores en las cecas del Perú Virreinal”,  Revista Numismática Hécate Nº 6, 2019, pp. 204-224.

DANCUART, E., Anales de la Hacienda Pública del Perú. Historia y legislación fiscal de la República, T.I, 2º ed., Lima, 1905.

DARGENT CHAMOT, E., Monedas, medallas y condecoraciones de la Independencia del Perú, Universidad Ricardo Palma, Escuela de Turismo, Hotelería y Gastronomía, Perú, 2019.

HARO ROMERO, D. de, “La política monetaria de San Martín en el Perú: papel por una plata ausente”, Revista de Indias, vol. LXXI, núm. 253, 2011, pp. 793-824.

HARO ROMERO, D. de, “Las Casas de Moneda españolas y peruanas durante la Independencia del Perú (1820-1824): Reforma liberal y guerra”, II Congreso Latinoamericano de Historia Económica, México, 2010.

MARTINEZ, J.M., Monedas Americanas. La libertad acuñada, Santiago de Chile, 2013.

MARTÍNEZ RIAZA, A., “El peso de la ley: la política hacia los españoles en la independencia del Perú (1820-1826”, Procesos, Revista Ecuatoriana de Historia,  42, 2015, 65-97.

PELLICER I BRU, J., Glosario de maestros de ceca y ensayadores, Madrid, 1997. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario