Un curioso tema de estudio del medievo peninsular es, por las circunstancias y las características en la que se sucedieron los hechos, las mutuas acuñaciones de moneda falsa que encontramos tanto en la Corona de Aragón como en el territorio del emirato nazarí de Granada. Las necesidades comerciales, la utilización de moneda de gran prestigio para las transacciones o una cierta forma de “hacer la guerra” en el campo económico, podrían haber sido las causas de estas emisiones fraudulentas.
Es bien conocido por los amantes de la numismática la grandísima influencia que tuvieron las emisiones musulmanas de oro en todo el orbe cristiano occidental. La misma se manifiesta especialmente en los territorios que estuvieron en contacto con estas culturas, como sucede en los Santos Lugares o Sicilia, y obviamente en los distintos reinos cristianos del norte de la Península Ibérica, pero también alcanza lugares tan alejados como las Islas Británicas, el Sacro Imperio, el Mediodía francés o en la italiana Pisa. Las monedas que servirán de modelo para las imitaciones y falsificaciones cristiano medievales serán tanto los dinares orientales como las emisiones andalusíes y almohades. Su difusión en los reinos peninsulares parece estar relacionada con las relaciones comerciales y militares, y, siendo las emisiones más apreciadas las islámicas, se explica la adopción de la grafía y tipología de estas últimas.
Las relaciones mercantiles y el asentamiento de comerciantes cristianos en el emirato nazarí están atestiguadas desde fechas muy tempranas, y Al- Saqundi hace referencia a ellas a comienzos del siglo XIII. Hay bastantes fuentes escritas que nos muestran un floreciente comercio, principalmente catalán, en ciudades costeras como Almería y Málaga durante el siglo XIV, y se conocen asimismo algunos nombres de cónsules delegados por el Consejo de Barcelona. Se da incluso la circunstancia de que, habiendo sido los mercaderes genoveses favorecidos en el comercio con el emirato, se firmarán tratados para conceder a los catalanes los mismos privilegios de que gozaban los naturales de esta república italiana, como el ratificado por Jaime II y Mohamed II en 1300.
También encontramos, entre las cláusulas de diferentes tratados de paz firmados entre ambos Estados, referencias a la libertad de comercio, el acceso a las costas, el abastecimiento de agua potable a los barcos y la venta de las mercaderías. De entre ellos podemos citar dos firmados por Pedro IV con Mohamed V, en 1367 y 1375, el primero de los cuales hacía también extensiva esta libertad de comercio al norte magrebí, al ser ratificado por el soberano sultán mariní Abu Faris.
Las copias y falsificaciones aragonesas
Ya en la época de Jaime I el Conquistador, que llevó la Reconquista cristiana hasta el Reino de Valencia y a las Islas Baleares, encontramos acuñaciones de imitación a las islámicas. Durante su reinado, que abarca desde el año 1213 al 1276, se permitirá a particulares batir moneda de apariencia islámica en todos sus reinos, normalmente de tipo almohade y de formato cuadrado, conocidas como millareses. Asimismo, también se batirán medias doblas o mazmudinas de oro. También en este punto hemos de tener en cuenta que en todo el Reino de Valencia, conquistado en 1238, las emisiones musulmanas estuvieron en circulación y curso hasta la reforma que el mismo soberano realizó en 1247, por la que se creaba el menut, obligándose también a no introducir otro numerario de plata o cobre en el Reino.
En algunas de las emisiones de imitación realizadas durante su reinado, son visibles los nombres de las cecas en perfecta caligrafía árabe, como Túnez o Ceuta, aunque lo común es que no se haga referencia en estas acuñaciones al lugar de emisión. No parece haber duda de que el destino de estas monedas sería el de utilizarse en el comercio con el mundo islámico, y particularmente con el último representante del mismo en nuestra península, el emirato de Granada. Pero esta práctica no es exclusiva de este soberano ni de su época. En tiempos del anteriormente citado Pedro IV, y ante la generalizada escasez de numerario musulmán, se llegará también a emitir moneda falsa. Uno de los casos más flagrantes lo encontramos durante el reinado de Alfonso V, ya que será el mismo rey el que ordene la acuñación de dirhemes granadinos de Mohamed IX en el año 1428.
El caso de Bernard de Pals
Bernard de Pals era un valenciano que ha entrado en la historia de la numismática y de la estafa por introducir en el Reino de Valencia moneda cristiana falsa procedente de Granada. Su caso es bien conocido, debido a que se conservan documentación sobre el juicio que se siguió contra el, y la recomendación del monarca aragonés Alfonso IV que tal actuación se condenase con una pena severa. Realmente, no podemos saber si esta actividad fue reiterada, ni conocemos su frecuencia ni las cantidades de moneda fraudulenta que se pudo introducir, pero podemos suponer que su cuantía no debió de ser pequeña, y la importancia que se le dio al caso, por atentar contra la prerrogativa real de la acuñación. Tampoco puede deducirse del texto del documento si Pals era un agente del emir nazarí o simplemente un falsificador que obraba en su propio beneficio. No obstante, se indica que las monedas provenían de las cecas nazaríes de Almería y Granada, por lo que parece harto improbable que Mohamed IV no estuviese al menos al tanto de dicha emisión fraudulenta.
Bibliografía
§ Medina Gómez, Antonio. Monedas Hispano-Musulmanas. Instituto Provincial de Investigaciones y Estudios Toledanos. 1992.
§ España, León. Sistemas monetarios peninsulares. La acuñación de moneda cristiana tras la invasión de los musulmanes hasta el siglo XV. Fundación León de España. 2002.
§ Arié, Rachel. Historia de España II. La España Musulmana. Ed. Labor 1987.
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