miércoles, 4 de mayo de 2011

Los riffans de Abd el-Krim

Publicado en Crónica Numismática, Abril 2003, pp. 52-54

No hay duda de que la Guerra de Marruecos y los personajes que en ella participaron, como es el caso de Abd el-Krim, están últimamente de moda. Novelas, estudios, artículos y simposios nos han trasladado una imagen revisada de la última aventura colonial española y de la sublevación de las cabilas rifeñas bajo el mando de este emir, así como de su importancia futura en los acontecimientos que se sucedieron en nuestra Guerra Civil y en el proceso de descolonización del norte de África. La efímera República del Rif es uno de los capítulos más importantes de una sangrienta guerra, avara en vidas humanas, que se dilatará en el tiempo desde 1.909 hasta 1.927. En la misma se produjeron, por ambas partes, actos de gran salvajismo y ferocidad. A las ejecuciones sumarias de soldados españoles rendidos bajo  palabra de respetarles la vida y masacres sin ningún tipo de pudor llevadas a cabo por parte de los rebeldes rifeños, ampliamente documentados en episodios de tan triste recuerdo como Annual o Monte Arruit, se puede oponer la actuación del ejército español, con bombardeos masivos, quema de cosechas y viviendas y numerosas muertes de civiles. Una guerra a cuchillo, con demasiados muertos de ambos bandos, que tiene su representación gráfica en la bayoneta que, desde la batalla de Laucien, fue el emblema de las tropas musulmanas del ejército español, los Regulares.

El principal mentor e ideólogo de la República del Rif será Mohamed Adb el-Krim,  hijo de el-Jatabi, nacido hacia el año 1.882 en la cabila de Ben Urriaguel, una de las más poderosas del Rif central. Según el periodista Fabián Vidal, los Ben Urriaguel se consideran a sí mismos descendientes de un renegado vasco evadido del presidio de Melilla, y el origen andalusí, morisco o renegado es muy común entre los habitantes del actual norte de Marruecos. El padre de Abd el-Krim había colaborado con el régimen del protectorado español ya desde la primera década del siglo XX, como bastantes otros de sus paisanos, que ven en él una manera de modernizar su país y garantizar la autonomía de las cabilas. Abd el-Krim, tras haber realizado estudios en Aydir, Tetuán y Fez, se trasladará a Melilla, donde será sucesivamente redactor del periódico Telegrama del Rif, secretario de la oficina de Asuntos Indígenas,  Cadí-el-Koda o juez de apelación y profesor de la Academia arábiga.  La Primera Guerra Mundial marca el punto de inflexión de las buenas relaciones entre Abd el-Krim y el sistema del protectorado español. Al parecer, su padre entrará en contacto con agentes alemanes, y el alto comisario Jordana ordenará su detención y la de su hijo, que será confinado en el fuerte de Rostrogordo once meses. Aunque será liberado meses más tarde y repuesto en todos sus cargos, Abd el-Krim dejará en 1.918 la administración española, retirándose a Alhucemas con su familia.   

A partir de este momento,  Abd el-Krim comenzará a urdir su idea de unificar las distintas cabilas rifeñas. Los motivos que hicieron que este antiguo funcionario del gobierno español se convirtiese en la peor de sus pesadillas han tratado de ser explicados por diversos motivos: algunos aducen razones de índole personal, como es el rencor por los agravios que algún oficial español pudiera haberle realizado. Lo cierto es que su primera acción de envergadura será la que conduzca al desastre de Annual en julio del año 1.921, en una acción no prevista por los mandos españoles, que llevó a la toma por los rifeños de las posiciones de Igueriben y Annual y a una desbandada en el bando español que produjo una carnicería de unos diez mil soldados, y supuso la pérdida de todas las posiciones del área de Melilla. Se dice que Abd el-Krim frenó el avance sobre la ciudad por temor a las previsibles víctimas civiles que las exaltadas harkas rifeñas causarían. Esta victoria, además de darle fama internacional, le proporcionará armamento moderno, cogido a los españoles, y la suma de ocho millones de pesetas en concepto de rescate de los oficiales hechos prisioneros.

En estas circunstancias, Abd el-Krim proclamará la República del Rif, e iniciará una campaña internacional para captar las simpatías de los gobiernos occidentales para su causa, consiguiendo ganarse las de los partidos comunistas de algunos países, significativamente del francés. Su pretensión de crear una república chocó desde el principio frontalmente con el sistema de gobierno tradicional marroquí, el majzen o consejo de gobierno, así como con los intereses franceses en su propio protectorado. Mientras tanto, las tropas españolas pudieron reorganizarse y reconquistar algunos territorios. Sin embargo, la oposición republicana, canalizando el descontento de las masas populares, descontentas desde el principio con la política africanista y con la sangría económica y humana de las campañas, pidió responsabilidades políticas a los militares y políticos implicados, lo que acelerará la descomposición del régimen monárquico, y  desembocará en la instauración de la dictadura de Primo de Rivera. El general intentará, contra el parecer del partido africanista, una evacuación pacífica del territorio, pero se verá forzado a su mantenimiento, lo que le llevará a instaurar una férrea censura para ocultar las derrotas y retiradas de las tropas españolas, especialmente durante la evacuación de Xauen.

Abd el-Krim instaurará durante este tiempo el germen de una república democrática en los territorios que dominaba, auxiliado por su hermano, que había estudiado la carrera de ingeniero de minas en Madrid becado por el gobierno español. Poco a poco fue ampliando su radio de acción, lo que obligó al ejército español a retirarse hacia la costa, y tomó prisionero a su principal rival, el-Raisuni, caudillo de la Yebala.  Un exceso de confianza en sus propias fuerzas de llevará a ampliar sus campañas al área del protectorado francés, avanzando sobre Fez, lo que a corto plazo significará su derrota. España y Francia llegarán a un acuerdo para operar conjuntamente, que se materializó en el desembarco de Alhucemas y en las campañas llevadas a cabo por el general francés Petain, que aplastaron la resistencia rifeña y llevaron a Abd el-Krim a rendirse a los franceses el 27 de mayo de 1.926.

El gobierno francés deportará a Abd el-Krim a la isla de la Reunión, donde permanecerá confinado hasta el año 1.947, cuando, en una escala del barco que le llevaba a Francia, escapará y pedirá asilo político en Egipto. En El Cairo, donde fijó su residencia, será nombrado Presidente del Comité de Liberación del Maghreb, cargo que desempeñará hasta su muerte, acaecida en febrero de 1.963, a la edad de 84 años. Tras la independencia de Marruecos, el monarca marroquí Mohamed V le invitará a volver a su tierra, lo que declinó. Sus compatriotas rifeños llevaron a cabo una sublevación contra el nuevo régimen, que dio pie a una represión a sangre y fuego llevada a cabo por el heredero de la corona alauí, el futuro Hassan II, que dejó durante todo su reinado abandonado en su pobreza al norte de su estado, el País Oscuro, y a sus habitantes amasigh, bereberes, conocidos paradójicamente en el resto de Marruecos todavía hoy en día como “españoles”.

Los billetes de Abd el-Krim

Uno de los símbolos más importantes de la soberanía de un estado es, lógicamente, la emisión monetaria. Abd el-Krim, al crear la República del Rif, no podía ser ajeno a esta realidad. La moneda de curso legal tradicional norteafricana ha sido, y sigue siendo hoy en día, el dirham, y la que circulaba en el territorio que gobernaba era, al haber sido parte del Protectorado Español, la peseta. Abd el-Krim, hábil político y administrador, conocía la gran importancia propagandística que tiene la moneda. Y, aunque el territorio que controlaba era básicamente ganadero y agrícola, y por tanto no excesivamente necesitado de gran cantidad de numerario, optó por la emisión de una nueva unidad monetaria, el riffan.

Para ello, se procederá a la emisión de una serie de billetes de uno y cinco riffans de valor nominal. El estudio de los mismos nos revela el uso en los mismos de dos grafías distintas, la latina y la arábiga. El idioma utilizado en la grafía latina es el inglés, lo que en principio puede resultar extraño, al ser una lengua poco o nada usada en su territorio, en la que el idioma occidental utilizado era el español, y que estaba rodeado de áreas francófonas. Por tanto, parece claro que su elección debe inscribirse en la campaña internacionalista que el emir realizó para ganar apoyos exteriores. Los billetes, emitidos por el State Bank of the Riff, o Banco Estatal del Rif, están fechados el día diez de octubre de 1.923, y llevan una numeración estampada. El valor facial de los billetes está asimismo expresado en inglés, y con el numeral en caracteres occidentales. Se incluye también en los mismos el contravalor del riffan en dos divisas fuertes de la época, diez peniques ingleses y un franco oro francés, expresado este último en lengua gala. El color elegido para la emisión de un riffan fue el  rojo, mientras que el de cinco riffan era el amarillo.

En ellos aparece un escudo que tampoco tiene mucho que ver con las tradiciones cabileñas o marroquíes, sino más bien con las otomanas, con una luna creciente y la estrella de seis puntas, y dos jinetes que enmarcan un rectángulo central con caracteres arábigos. En relación a la simbología de origen otomano utilizada, no deja de ser curioso que la proclamación de la República del Rif coincida cronológicamente con la de la República Turca por Mustafá Kemal, Atatürk, que introducirá una serie de reformas radicales, como la institucionalización del laicismo del Estado, la secularización de la justicia, el derecho de voto de las mujeres o la supresión del fez y el velo. Es cuanto menos probable que la invasión de las naciones aliadas y la desmembración del inmenso Imperio Otomano, y la posterior eficaz labor política y militar de Kemal en la consecución de un Estado democrático, soberano y occidentalizado, contra todo pronóstico y enemigos muy poderosos, fuera de alguna manera una referencia donde Abd el-Krim pudiera observar el posible devenir futuro de su nueva República.

Bibliografía

Ÿ  Tuñón de Lara, M., Bahamonde, A.,Toro, J., Arostegui, J. La España de los Caciques. Del sexenio revolucionario a la crisis de 1917. Historia de España, 10. Historia 16 extra XXII. 1982.
Ÿ  Barrio, A. y Sánchez Cortina, M. El reinado de Alfonso XIII. Historia de España 11. Espasa Calpe. 1999.
Ÿ  Prieto, I. Con el Rey o contra el Rey. Guerra de Marruecos (2ª parte). Editorial Planeta. 1990.
Ÿ  Martín Corrales, E. El protectorado español en Marruecos (1912-1956). Una perspectiva histórica. www.sumadrid.es/ariza/maghreb/protesp.htm
Ÿ  Abd el-Krim el Khatabi. members.fortunecity.es/ifrikiyia/personajes.htm
Ÿ  Soldados españoles durante la guerra de Marruecos. 1921.

2 comentarios:

  1. Muy interesante. No hay muchas publicaciones como esta sobre la República del Rif. Gracias y mucho ánimo.

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